La humanidad velada es lo que queda de las personas cuando se ven al trasluz. |
Es ésta una novela negra, más bien un thriller psicológico, de las que últimamente
vamos bien servidos y cuando hay tanto mezclado es difícil sobresalir. Karine Vivier lo
intenta con un argumento cuya trama se desarrolla en tres historias, cuyo relato
va alternando, y que muestra los sinsabores de unas vidas deshumanizadas según
los estereotipos a los que no tiene acostumbrados la sociedad.
Un matrimonio que ha perdido una hija y está a punto de
perder también su relación, una madre viuda y su hija que ahora son tres con la
incorporación de la nueva pareja de la madre que no busca, precisamente, formar una familia feliz y un
convicto por homicidio, siendo la víctima una niña, que está a punto de
reinsertarse y las dudas lo poseen.
La rotura de la infancia, en algunos casos de forma irreparable, en doblemente femenino al ser tres niñas el eje sobre el que pivota cada historia, y el modo de enfrentarlo para quienes quedan,
tiene ese regusto amargo que la novela busca, persigue y lo consigue, cuando en
el fondo de la garganta lo que regurgita es bilis y su sabor permanece pegado y no se va ni lijando.
Aún y así la autora no muestra lo sórdido, lo deja a la imaginación,
e incide más en cuanto de maquiavélico tiene el destino al enlazar las tres
historias sin llegar a mezclarlas. Dejando a su vez, a la imaginación, el que
pueda imaginarse como se hubiesen desarrollado las vidas de esas gentes de no
suceder lo que aconteció y que los ha llevado a estar dónde y cómo
están y a ser lo que son. Unos pocos minutos suponen la rotura de la normalidad.
La
humanidad velada es lo vemos de las personas cuando se ven al
trasluz. Cuando imaginamos que son personas por que intuimos su forma, a
través de un cristal translúcido, velado. Pero aunque sean personas, y obviamente humanas, no sabemos cuánto de humanidad hay
en cada una.
El sentimiento de culpa, hecho aparte de culpabilidad
probada y hecho aparte de ser culpable por voluntad o involuntariamente, y como
mina y destruye por dentro proyectando hacia fuera es de lo que trata esta novela.
Tres protagonistas principales y unos satélites cuyas vidas se rozan
circunstancialmente y cuyos destinos están condenados a unirse. ¿Se puede salir
indemne de una relación altamente tóxica? ¿Puede la persona deshumanizarse y
humanizarse a voluntad?
La escritora busca dar respuesta a esos interrogantes y lo
hace facilitando una lectura ágil que no ahonda en los detalles, solo los
justos para ir conociendo las personalidades de los distintos protagonistas y
consigue, con solo esbozarlos, unos retratos que dan idea suficiente de con
quien hemos topado.
Karine Vivier |
La redacción de Karine
Vivier es directa persiguiendo imitar ese jadeo
cuando el esfuerzo supera el linde de lo controlable. Cuando el ritmo del
corazón se acelera sabiendo que el final se acerca.
Una novela corta, concisa y directa; hoy que las novelas se venden a peso y se rellenan de páginas y no siempre de contenido se agradece esta honradez de ocupar lo justo para contar lo que hay que contar.
Una ópera prima
que conviene tener en cuenta. Estamos ante alguien con mucho futuro.