Novela negra espectacular, distinta, rabiosa, transgresora, divertida y apasionante; desde la trama amoroso-erótica hasta la policial. |
Todo en la
vida ofrece una cara ortodoxa y otra heterodoxa, simplificando: lo habitual y
lo extraordinario. Bien hallados los heterodoxos por ser descubridores de
nuevos caminos e iluminadores en la incierta oscuridad.
En la novela
negra hay mucha, demasiada, excesiva, ortodoxia y no por falta de imaginación o
empuje sino por aquello de asegurar. Que todo tiene un coste y las editoriales
favorecen los experimentos si son de autoedición y con agua carbonatada.
Los pistoleros o el caso Hamster es una novela policiaca heterodoxa que transcurre en abril de 1892.
Atrae la atención por su cubierta diferente, atrevida y sugerente a partes
iguales. Ya en el inicio de la lectura y a la que el cerebro empieza a
interpretar las palabras que conforman párrafos, que igual necesitan relectura,
descubre que está ante algo inhabitual. La sorpresa expande la sonrisa y el
deseo por querer más azuza el intelecto para que se esfuerce en interpretar
correctamente tanta información y osados juegos de palabras.
Los pistoleros o el caso Hamster es una novela policiaca, negra,
transgresora, divertida y estimulantemente erótica que transcurre en 1892 en Rabishpool,
esa población portuaria cercana a Cardiff donde el galés barre el inglés (y se
nota ya que la traducción ha
requerido sordo trabajo para hacerse entender).
El johnnie Harold Maesnow, ex-inspector de
policía y ahora solo agente, se encarga de investigar un asesinato, uno más, en
el Distrito Rojo donde parece que las negociaciones entre patronal y sindicatos
han entrado en un nuevo nivel y en el que los acuerdos ya no se redactan en
papel sino que se escriben baleando cuerpos.
Polítiqueo,
posible topo en el cuerpo, comunidad gay fuertemente representada, nada ni
nadie exento de sospecha y por si fuera poco, la visita de su tío William
Maesnow va a complicar aún más, si cabe, la vida del ex-inspector al
presentarle un aspecto desconcertante de las relaciones humanas que incide en
la que el mismo mantiene con una pelirroja actriz de teatro.
Una trama
policial, negra por momentos y oscura siempre, muy bien presentada y
magníficamente resuelta con un final que enlaza con el principio y transforma
el interrogante en círculo. Una exhibición de realismo farandulero y de modus vivendi de las clases menos
favorecidas y un retrato del cuerpo de policía en una situación de ambiente
tensionado por los asesinatos y la incertidumbre del mañana. Sin olvidar situaciones
caóticas, irónicas y delirantes que remiten a Henry Wilt.
Fernando Figueroa Saavedra |
Dentro de su
florido lenguaje de época, de esos que hay que leer y saber escuchar, destaca
el atrevimiento y el esfuerzo por conseguir algo sorprendente y efervescente.
La edición
viene trufada de dibujos del propio autor Fernando
Figueroa Saavedra, incluido el de la cubierta, y el diseño de las páginas (con su hilo de Ariadna que te acompaña de principio a fin) ofrece
un conjunto muy bien cuidado (es mi primera lectura de esta editorial, Alma
Negra, y no sé si es costumbre o excepción) que merece reconocimiento y
agradecimiento por su consideración hacia el público, que al comprarlo no
obtiene un producto sino que recibe un regalo.
Una lectura
que no van a olvidar ni se van a cansar de recomendar.