miércoles, 24 de noviembre de 2021

La comunidad de Helene Flood

Rikke vive con su marido Asmund y sus hijos Emma y Lukas en un bloque de cuatro viviendas dúplex, en una zona acomodada donde la mayoría son casas unifamiliares.

El resto de vecinos del bloque donde vive Rikke son buena gente con los que tomar café y charlar de vez en cuando. Una pequeña comunidad en armonía en la que todos creen conocerse.

La armonía se tambalea cuando de repente uno de los inquilinos aparece asesinado en su casa y las sospechas recaen en el resto de vecinos. Surgen las suspicacias y se retrotraen los caracteres.

Ingvild Fredly, antigua conocida de una época lejana de Rikke, se encarga de la investigación y aunque un caso anterior la aparta temporalmente, en beneficio de su compañero Gunnar Gundersen, mantiene el contacto con Rikke a quien ayuda a superar la situación y le aconseja en sus decisiones.

Helene Flood enfrenta a la protagonista al dilema de identificar si su estado emocional deriva de sentimientos de culpa o de vergüenza y le da un par de centenares de páginas para que se aclare, justo poco antes de resolver el caso policial que parece haber sido la excusa para poner a Rikke en tan dramática tesitura como verdadera razón de ser de la novela.

Una interiorización psicológica de largo recorrido y poca trascendencia. Un estudio de laboratorio, de la dinámica de comportamiento de grupo, cuando una tragedia sacude a una pequeña muestra de especímenes sometidos a presión. Un experimento, extraído de Wilhem Reich i que tuvo su auge a principios de los ’70, transportado a nuestros días.

La comunidad es un domestic noir nórdico y responde al patrón: relato en primera persona, protagonista femenina con protagonismo absoluto, diálogos interiores y pensamientos verbalizados, preocupaciones por temas cotidianos, ritmo narrativo lento, pausado. Sin sorpresas, sin giros, prácticamente sin emoción ni suspense.

Se promociona como thriller y ni por asomo, y también como novela negra y ni las tapas aunque predomine ese color. Si es, en cambio, un domestic noir que bucea en las intimidades ocultas para satisfacción de las amantes de este subgénero que está en alza.

domingo, 21 de noviembre de 2021

Alma de Juan Yanni

Toda obra artística debe contener una parte de quien la crea. A veces son intangibles como sentimientos, suspiros, gritos o sonrisas. Otras, más corpóreas como lágrimas u otros fluidos corporales; incluso sangre.

Es la parte viva que se adhiere a la obra y le da alma. Si no hay alma no hay comunicación y la obra, muda, ciega y sorda no alcanza a proyectar emoción alguna.

En el Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid tiene lugar una exposición única, con fines benéficos, que alberga obras firmadas por genios de nombres reconocidos.

Una magnífica ocasión, previo pago considerable, solo el coste del seguro ya es estratósferico, de admirar obras raramente accesibles, de autores ya fallecidos o aún en activo, ya que muchas pertenecen a celosas colecciones privadas.

Mia Golding, una galerista estimada por museos y coleccionistas, solicitada por artistas y envidiada por colegas, se mueve por las salas de la exposición, antes de la invasión de público. Aprovecha para admirar cuadros y piezas en silencio y a solas cuando una, que estaba buscando, atrapa su atención y noquea su razonamiento.

La obra es un cuerpo humano que representa un ser humano asesinado y seccionado y aunque toda obra, para ser única y excepcional, debe contener una pizca de locura, en este caso parece que al autor se le ha ido la olla y la inspectora de policía Idoia Iturri va a ser la encargada de averiguarlo introduciéndose en un mundo donde las envidias y rivalidades se cotizan al alza, y la venganza, como el champán de las inauguraciones, se sirve fría.

Alma es un thriller que se desenvuelve en el mundo del arte. Un mundo que para el espectador se reduce a la visión, si acaso comprensión, de cuadros y esculturas, pero que en su interior mueve millones en transacciones no siempre dentro de los límites legales. No solo por evasión de impuestos al efectuarse con dinero de caja B sino por el trasiego de falsificaciones que precisa de un entramado complejo de distintos protagonistas implicados: mafiosos sin escrúpulos, galeristas con contactos, artistas que trabajen en negro, ambiciosos compradores, certificadores corruptos, críticos vendidos…

Y la novela, como buen thriller, los mueve a todos como títeres en un guiñol sin dar descanso a la función y haciendo que las muertes, el suspense y los giros argumentales se sucedan para sorprender a cada instante y evitar que nadie abandone la sala hasta el final.

Juan Yanni, pseudónimo del autor, crea personajes que encajan en la idea que se tiene de este mundo, tan visto en películas, y tan poco leído especialmente en este país. Gracias a este autor, la novela está escrita desde el conocimiento en la materia, ahora se puede saber un poco más de un mundillo cerrado al que solo se puede acceder con saldos de muchos ceros.

La trama evoluciona por distintos espacios tanto cerrados como abiertos, para disfrute de exquisitas decoraciones o de vistas privilegiadas, y por distintos lugares, incluso países, de marcados contrastes. Lo que le imprime distintos ritmos a la narración y mejora el conjunto.

Alma entretiene, tensiona y apasiona con sus referencias artísticas y las relaciones personales de los protagonistas y, con perversa intención, deja la obra en l'atelier del artista para su toque final.

jueves, 18 de noviembre de 2021

Terror de Estado de Hillary Clinton & Louise Penny

El Presidente saliente de los Estados Unidos, un bobo corto de miras narcisista, tomó decisiones controvertidas antes de su destitución cuyos resultados, ahora a la vista, afectan no solo a su país sino a todo el mundo. Y aún hay más por descubrir y las sospechas apuntan a consecuencias catastróficas.

El nuevo equipo gobernante tiene un estreno de lo más excitante y peligroso y tanto el Presidente como su Secretaria de Estado van a tener que superar no solo animosidad personal e ideológica sino también suspicacias para poder enfrentarse, con la mente despejada, a un peligro sin precedentes.

Y la novela, un thriller político con mayúsculas absolutamente canónico, recorre en tiempo real la sucesión de los hechos, unos atentados terroristas de origen y finalidad desconocidos, durante los pocos días en los que trascurre el argumento.

La Secretaria de Estado, su familia y su equipo son los protagonistas absolutos de esta novela. Leerla es como seguir a un reportero cámara en mano que no pierde detalle de nada de lo que se piensa, se dice y se hace a su alrededor.

Se nos pega la ropa al cuerpo por el sudor, se nos cierran los ojos por la falta de sueño, se nos atraganta la comida ante lo que vamos descubriendo, se nos encoge el corazón ante los asesinatos, sufrimos, lloramos, caemos y nos levantamos de nuevo para seguir y seguir.

El argumento, uno más en la línea de thrillers políticos, destaca de otros por su pase VIP para entrar en cualquier despacho de la Casa Blanca, recorrer sus pasillos y acceder a sus ascensores más restringidos. La cocina a la vista y todo lo que se cuece también.

El thriller lo firman Hillary Clinton y Louise Penny y está claro que la primera por su condición de ex-Primera Dama y ex-Secretaria de Estado, aporta su conocimiento del funcionamiento de la Casa Blanca y de la política exterior norteamericana para que Louise Penny redacte, como hace en sus exitosas novelas negras, de modo y forma que todo quede estructurado y capte la atención lectora.

Moverse entre bambalinas en la Casa Blanca, en reuniones de Estado Mayor y en reuniones con dirigentes extranjeros es el privilegio de quien lee este thriller.

Lo bueno de los thrillers es que se viaja y se toman decisiones trascendentales sin moverse de casa y, principalmente, que su relato es ficción.

Lo malo es lo terriblemente cerca que están de la realidad. Y lo terrorífico es que nunca se sabe dónde acaba la imaginación y donde empieza la verdad.

Si les va el ritmo trepidante, aguantando la respiración, en un argumento asequible, Terror de Estado es eso y mucho más. Conspiraciones y terrorismo en un pasa-páginas que consigue que las más de 500 parezcan menos de la mitad. Ya tienen solucionado uno de los regalos de navidad y el éxito asegurado.

domingo, 14 de noviembre de 2021

L’origen del pecat de Marta Alòs

La religió ens il·lustra sobre el pecat. La religió ens atemoreix amb el pecat. La religió ens amenaça amb el pecat com a passaport a l’infern. Però ens obre la porta a la salvació, si hi ha penediment, passant per la taquilla de confessió on es despatxen bitllets per anar al cel.

En aquesta novel·la negra, L’origen del pecat, hi ha de tot l’anterior. I és que el pecat no s’entén sense la persona pecadora i menys sense la religió. Ai! Adam quina maledicció vas desfermar, i tot per una poma!

I és que a Lleida hi entenen força de pomes encara que de l’edèn no se’n sàpiga l’indret.

El caporal Roure, a qui vàrem conèixer a Ulls maragda, la primera novel·la d’aquesta sèrie, ha d’encarregar-se d’investigar la mort d’una persona quins restes han aparegut en un cotxe incendiat a les afores de la capital.

Marta Alòs, la autora, ho ha tornat a fer. A partir d’un fet que a primer cop d’ull policial es podria creure fortuït o circumstancial va desplegant tot un mostrari de comportaments execrables, de venjances despietades i de somnis truncats que sacsegen els pilars de la societat i se’n porten pel davant més d’una vida.

Res que no es sàpiga per diaris i telenotícies però que descrits amb la seva prosa arriben més endins i fan més mal. La denuncia d’aquests comportaments per part de l’autora és plana, directa i entenedora. Es novel·la negra de debò, de la que no s’amaga i de la que treu les vergonyes al pecat a partir del seu origen.

La investigació dels mossos compta amb l’ajut, interessat, com no podia ser d’altra manera, del periodista local Joan Serradell que també intervingué en Ulls maragda, qui, amb les seves fonts d’informació, resulta determinant en la resolució del cas.

És una novel·la intensa on l’horror va agafant embranzida fins més enllà del final del llibre. I on es demostra que en la resolució de casos criminals el factor sort hi és present i ni s’ha de descartar ni menysprear.

Lleida, un cop més, escenari de crims salvatges i esfereïdors que porten a creure que hi ha ments més emboirades que no pas els carrers. Llegiu les novel·les de la Marta escrites sense embuts ni eufemismes. On la veritat i la ficció van vestides igual. Tal com raja.

viernes, 12 de noviembre de 2021

Los crímenes de Atapuerca de Nuria Verde

Los yacimientos de arqueología de restos humanos no dejan de ser enormes cementerios. Todos los huesos que en ellos se encuentran pertenecen a seres muertos. Algunos por enfermedad, otros por vejez, por accidente y también los hay que se corresponden con personas asesinadas.

Cometer un asesinato en un yacimiento es ser consecuente con el entorno y su predisposición.

En Atapuerca, se sigue excavando en un inmenso complejo de simas, galería y paredes. En Atapuerca se han encontrado restos humanos datados en hace más de 800 mil años, algo muy inaudito y tremendamente revelador ya que había la certeza de que el ser humano no se remontaba más allá del medio millón de años.

En Atapuerca entusiastas estudiantes voluntarios, becarios y equipos experimentados remueven cada día tierras que suman ya billones de metros cúbicos y los hallazgos entusiasman no solo a la comunidad científica sino incluso a profanos.

Y ahora entre tanto hueso se ha encontrado el cuerpo de una joven de 16 años. Todo apunta a un asesinato premeditado. Todo apunta a que el culpable es alguien con puesto relevante en la organización.

Una muerte que retrotae a otros sucesos y accidentes que ahora se pueden ver con otra luz.

Y es que entre paleontólogos hay las mismas envidias, recelos y disputas que en cualquier otra profesión.

Un whodunit cavernario que entre la investigación policial intercala información relevante sobre la investigación paleontológica y del mismo modo que la tierra se superpone por capas de sedimentación que permiten datar e identificar su procedencia, el caso criminal va revelando aspectos que hubieran permanecido ocultos si no se hubiera excavado en las vidas de las personas sospechosas.

La autora, Nuria Verde, hace discurrir la trama en un círculo cerrado de investigados e investigadores que evoluciona a vicioso por sus relaciones personales que, en algunos casos, vienen de la infancia. Mucha casualidad que vayan a confluir de ese modo, en ese lugar, después de años sin relación alguna.

Hay algo en la escritura de esta novela que vela el resultado, más translucido que transparente y también en su final excedido en dramatismo, pero que establece unas relaciones interpersonales bien trabajadas y muy conseguidas.

Apetece ir a Atapuerca y leer la novela Los crímenes de Atapuerca in situ recorriendo todos los lugares prolijamente descritos y ya instalados en la mente por siempre jamás.