domingo, 11 de junio de 2023

Yo no soy Agatha de Javier Cosnava y Teresa Ortiz-Tagle

Si la reseña de la primera entrega de la serie de novelas Los casos de Héracles y Agatha, titulada Yo no soy Hércules Poirot evidenció la alta calidad de esta obra, por su adecuación al lenguaje de la Dama del Crimen, a la ambientación, a los personajes secundarios, al comportamiento del detective, al planteamiento del caso criminal y a su resolución, esta segunda lo supera.

Por lo que no hay que hablar de novelas sino de una serie que está llamada a convertirse en un clásico del género policiaco. Aúna las cualidades del pastiche, del remedo y del homenaje para constituir algo inclasificable pero absolutamente apetecible y que ahora, incorporando al elenco a la misma Dama del Crimen, resulta ya una delicatessen.

En esta ocasión hay que situarse en 1926 justo en el momento en que Agatha Christie constata que su matrimonio está en definitiva caída libre por un precipicio. Su salud física y psíquica, agotada por dedicarse al cuidado de su madre, que acaba de fallecer, no tiene oportunidad de restablecerse ante problemas domésticos de un matrimonio naufragado y las presiones mercantiles de su editor. Y por si fuera poco recibe anónimos amenazantes y sufre un intento de asesinato del que sale ilesa con una herida de bala y un desconcierto que la lleva a recurrir a la única persona capaz de descubrir al culpable: Heracles Polrot.

El argumento es una virtuosa combinación de situaciones reales: la desaparición por unos días de la escritora de la que solo se encuentra el coche abandonado, su situación familiar, su viaje a las Islas Canarias, la redacción de su novela El Misterio del Tren Azul, la génesis de Miss Marple… con desenlaces ficticios.

El atrevimiento de la dupla Javier Cosnava y Teresa Ortiz-Tagle, que no solo parodian a Hércules Poirot sino que incluso se atreven con Agatha Christie, se ve enormemente recompensado por un conjunto de trabajada factura que firmaría la mismísima autora británica si pudiera.

Esta serie está resultando un alivio ante tanto cliché de novela policiaca vacía. Rebosa simpatía, humor, emoción e intriga y consigue entusiasmar a un nivel casi infantil.

Y poco más a añadir, quienes sean partidarios de la Gran Dama del Crimen no pueden tener la más mínima duda de que hacer al respecto: leerla sin dilación. Al resto solo decirles que, si les gusta el policiaco clásico y el cozy, tienen en esta novela, y toda la serie, un manjar ante sus ojos y, mejor, a su alcance.

El tercer volumen se titula Agatha en el Orient Express y estoy por subirme al tren en marcha.

martes, 30 de mayo de 2023

El Rey de los Espías de Mark Millar y Matteo Scalera

En la Tertulia 09 de El Mussol Maltès dedicada a los còmics protagonizados por agentes secretos o espías, Rafel Sabater, librero de Sabadell Cómics nos hacia varias recomendaciones, todas escuchables, y entre ellas estaba esta obra: El Rey de los Espías.

Las tareas que se suelen encomendar al personal de los Servicios secretos suelen ser secretas porque poco o nada tienen de limpio y airearlas sería como meterse en el ojo de un huracán de donde poco o nada bien se saldría.

Por eso cuando un gobierno decide jubilar o quemar a un agente este sabe que su vida pende de un hilo ya que a los gobiernos no interesa que alguien que no solo sabe, sino que ha participado en acciones que jamás han existido, pueda irse de la lengua.

Claro que si a este agente le quedan pocos meses de vida pero suficiente conciencia como para comprender que ha hecho más mal que bien y que los que se lo ordenaron estaban movidos por intereses más personales que colectivos puede que decida ajustar cuentas antes de que la muerte se lo lleve.

Hasta ahora ha hecho que el sistema siga funcionando de forma que el poder sea hereditario y la miseria también; para conseguir que la máquina gire siempre en la misma dirección y que arriba sea arriba y abajo siempre abajo.

Sir Roland King es uno de esos agentes con conciencia y está dispuesto a irse de este mundo habiéndola limpiado, aunque signifique dejar la jubilación y volver al servicio activo. Solo que esta vez él es su propio jefe y quien marca los objetivos.

El guion corre a cargo de un especialista en estos temas como es Mark Millar, a quien ya conocimos por ser el artífice del comic Red llevado al cine con la interpretación de Bruce Willis, John Malkovich, Helen Mirren, Morgan Freeman y Mary-Louise Parker.

Mark Millar sabe hacer avanzar la trama a partir del recurso de tres pasos hacia adelante y uno para atrás, con lo que las dudas que se suscitan con el avance rápido se van explicando de manera que cuando parece todo claro el siguiente salto presenta nuevos interrogantes. Toda una maestría del relato visual que consigue un ritmo endiablado y al desconcierto de los giros le sucede la gratificación del conocimiento extra.

El dibujante Matteo Scalera sigue el ritmo impuesto por el guion y va adaptando el tamaño de las viñetas y los encuadres para dar cumplida respuesta a los requerimientos. Tiene habilidad para las expresiones faciales y no se corta al plasmar las escenas sanguinolentas.

Convenientemente resaltadas por la colorista Giovanna Niro con una paleta de tonos preferentemente cálidos, y es que el infierno en la tierra tiene que mostrar su fuego y su calor.

A la obra, como a casi todos los cómics, hay que dedicarle una segunda y una tercera lectura.

La segunda, que parte de lo conocido, facilita la comprensión de la trama ya desde la misma cubierta y las guardas y la tercera es un regocijo absoluto al captar perfectamente todos los matices de humor negro que se han ido desperdigando a lo largo de las páginas.

El Rey de los Espías es una obra de la que solo hay que lamentar el que parece no vaya a tener continuidad. O tal vez si.

sábado, 20 de mayo de 2023

La Ronda de Francisco Bescós

Francisco Paco Bescós coge carretera y desde los viñedos de Calahorra, en la Rioja Baja, que nos dio a conocer en El baile de los penitentes y luego en El porqué del color rojo y que se han quedado al cuidado de la teniente La Grande, enfila hacia Madrid.

El Madrid de barrios periféricos; el Madrid de bloques de pisos y polígonos industriales; el Madrid que sirve de arcén a la M-30. Un Madrid tan real como que se pueden recorrer e identificar todos los escenarios que actúan junto a los personajes.

Y en ese Madrid que no sabe que pertenece a la capital del reino ubica una historia criminal que va creciendo, a medida que la trama avanza, en interés y en tensión, empezando con casos del día a día policial para acabar descaradamente como thriller conspiranoide de altos vuelos.

Una trama que el autor trenza hábilmente a partir de varios hilos de distintos colores para formar una gruesa maroma que tiende entre dos azoteas por la que hace andar, con riesgo mortal, a unos personajes que no saben dónde van, pero si saben que no pueden detenerse.

La Ronda es una novela negra con una trama formada por círculos concéntricos. Completado uno, aparece otro mayor. A cada avance le sucede un nuevo misterio. Cada descubrimiento lleva de la mano una nueva incógnita.


Francisco
Paco Bescós emplea diversos recursos narrativos según convienen al argumento; así pasa de momentos de recogimiento emotivo compartiendo la sonrisa de José, entrañable evocación a Las manos cerradas, a otros de violencia extrema donde las pulsaciones de protagonistas y lectores se disparan sincrónicamente.

La historia que narra La Ronda tiene ecos de antiguas obras de ciencia ficción que se presentaban en futuros lejanos vestidos de cierta distopía, pero se diferencia en que es capaz de ubicarlo en tiempo presente y ciudades reales.

De ahí que sea tremendamente inquietante pensar que se pueda ser víctima sin razón aparente. Que la ciudadanía de pie, ajena a todo lo que no sea subsistir en la periferia de una urbe, pueda ser objetivo de un profesional y morir sin haber molestado nunca a nadie.

Leer La Ronda, es lo más parecido a estar atrapado en el círculo más interior de en una rotonda de 8 carriles congestionados.

jueves, 18 de mayo de 2023

El Crimen de la Habitación 12 de Anthony Horowitz

Estamos ante una novela sin fisuras, que no deja ni el más mínimo cabo suelto, que despliega una trama con derroche de imaginación y que resuelve el misterio a tres niveles. Estamos ante la joya de la corona del género policiaco-detectivesco de este primer semestre y probablemente de todo el año.

Anthony Horowitz es el autor de esta entramada y entretenida novela en la que todo tiene su razón, su motivo y su utilidad en algún momento. Es una obra de artesano hecha a medida; nada de producto industrializado y seriado.

El Crimen de la Habitación 12 plantea un misterio a modo de los publicados en la Edad de Oro de la novela policiaca, no estamos pues ante una novela negra. Vaya esto por delante. Lo que el autor ofrece es una inteligente revisitación a los clásicos británicos.

Y lo hace con un libro que despliega el misterio de una desaparición y, con su personal estilo, muestra el avance de una investigación que va mostrando los hilos con los que se va tejiendo la resolución.

Hilos que se muestran en el libro y, además, en su interior, y por tener relación con dicho caso los que contiene una novela completa que se incluye con su crimen, su policía y su detective, y que a su vez contiene un relato corto completo.

Pero no estamos ante la técnica narrativa de las muñecas rusas o las cajas chinas, sino con piezas relevantes, directamente relacionadas y claves para la resolución del caso actual y principal: la desaparición de Cecily.

Al parecer Cecily habría podido descubrir, leyendo la novela Atticus Pünd acepta el caso, un error policial acaecido 8 años atrás y estaría dispuesta a destaparlo.

Como fuera que el escritor de esa novela, Alan Conway, falleció, los padres de Cecily acuden a quien fuera su editora, hoy viviendo en Creta retirada del negocio de los libros, como mejor conocedora de la obra para que participe en la investigación y descubra que pudo leer Cecily para acreditar su teoría y saber su paradero.

La capacidad de Horowitz para crear los personajes del libro y la novela que guardan similitud, pero no evidencia; para adaptar la escritura y la narrativa al tiempo presente y pasado del libro y de la novela según suceden los acontecimientos; para dar constantemente pistas, presentes, pero no evidentes; y para resolver el caso con tres niveles de profundidad, es sorprendente y demuestra un gran ingenio y un gran conocimiento de técnicas narrativas.

Algo que suele darse cada vez menos y que hace que encontrar una obra así sea un lujo para quienes amen la literatura policiaca-detectivesca y un placer para quienes gusten de una buena lectura en general.

domingo, 14 de mayo de 2023

Mentiras Piadosas de Jacqueline Winspear

Con el subtítulo de Una investigación de Maisie Dobbs llegamos a la tercera entrega protagonizada por esta joven detective.

En esta ocasión recibe el encargo poco usual de certificar la muerte del joven Ralph Lawton desaparecido durante la Gran Guerra (aún se desconocía que habría otra que obligaría a numerarlas).

Su padre, que nunca ha dudado de su muerte, contrata a Maisie Dobbs cumpliendo la última voluntad de su esposa quien nunca ha dudado de que sigue vivo.

La investigación obliga a Maisie a regresar física, emocional y mentalmente a Francia, lo que se traduce en un shock por su experiencia en la escalada bélica en la que participó y, como cualquiera que lo vivió, constata que nadie sale indemne.

La investigación se cruza con otra en la que hay una acusación de asesinato y con una tercera de búsqueda de un desaparecido, lo que conlleva mucha organización en la agencia y una mayor dedicación de su ayudante Billy Beale.

Mentiras Piadosas hace honor a su nombre suscribiendo aquello de que cuando la verdad tiende a hacer más daño que una mentira, cierta relajación ética actúa de bálsamo reparador.

Una novela de misterio policiaco, que por su cuidada ambientación histórica y comportamiento social parece como si hubiera sido escrita en la época en la que transcurre. Una novela que hoy etiquetaríamos como cozy, que envuelve la lectura de una aureola de color sepia digna de la edad de oro del policiaco británico.

Atmosféricamente es elegante y sofisticada, reflejo de una sociedad que busca resurgir, literalmente, de unas cenizas. Y es a la vez intelectual y emotiva, pues no en vano los sentimientos tienden a buscar vías de expansión después de que la guerra reprimiera cualquier muestra de debilidad.

La autora Jacqueline Winspear entrelaza hábilmente diversos casos de investigación dando cuerda suficiente para que cada uno tenga su propio recorrido, sin olvidar la dosis de tensión e intentos de asesinato que incorpora un segundo nivel de intriga al ya de por si inherente de resolver los casos encargados.

La forma de Maisie de afrontar cada investigación y su implicación son muestras de capacidad analítica y de sensibilidad para tratar a cada cliente de forma empática y coherente a cada circunstancia.

Maisie va creciendo novela a novela y va alejándose de su defensa recelosa para ir mostrando un lado más humano, lo que amplia la psicología del personaje y no solo la enriquece a ella sino también a quienes la rodean.

Si les va el cozy, ya están tardando en conocer esta serie. De momento tres traducidas, pero ya 17 publicadas.