El Club de las Viudas tiene en común para la mayoría de sus componentes que no han elegido voluntariamente formar parte. Es lo que tienen las guerras, un día se es una mujer casada y al día siguiente ya se forma parte del Club.
Pero hay algo peor que una viuda de guerra y es la esposa
de un desaparecido en combate. Y aunque la ley establezca que al quinto año sin
dar fe de vida se considerará difunto al desaparecido, su cumplimiento no exime
de la angustia que genera la incertidumbre.
Si perteneces a ese grupo de mujeres y un mensaje te dice
que tu marido, un desaparecido en combate considerado legalmente muerto aunque
sin cuerpo presente, puede estar vivo acudes sin dudar a buscar alguien que
indague y corrobore o desmienta la información. Todo sea por saber.
Así Carlos Lombardi, recién (re)incorporado al Cuerpo
General de Policía se ve envuelto en una investigación sobre unos desaparecidos
en batalla que le lleva a un entretejido de mentiras que pueden acabar
maniatándolo o, peor, terminar con su vida.
Una investigación que le lleva a realizar viajes por puntos
dispares de la geografía nacional. Radiales desde la capital del imperio que
tienen en común muertes de distinta edad, género y por distinto motivo.
Esta nueva entrega de Carlos Lombardi, la cuarta, mantiene
sus inequívocas señas de identidad: muy bien documentada, mejor ambientada,
personajes bien construidos, sólidos y humanos (que no necesariamente buenas
personas), violencia la justa y necesaria, meticulosidad y buen hacer.
Guillermo Galván solo sorprende aportando otro magnifico argumento, pues de su valía como escritor no teníamos ninguna duda. Su redacción pausada y de tempo bien medido resulta tan buena compañía que leerlo es un placer.
Y eso que lo que describe es hiriente, doloroso y sangrante
como un corte profundo. Pero la calidad de su redactado y el respeto por lo que
cuenta, consiguen mitigar esa terrible desazón que supone vivir en una época y
un lugar donde cualquier mindundi con placa puede disponer de una vida casi sin
tener que dar explicaciones. Los regímenes totalitarios se sustentan por los
aduladores de un ego y acaban siendo más papistas que el propio dictador.
He ahí el gran peligro de una dictadura y la razón de que
no desaparezca con la defunción del totalitario.
Nunca se le dedicará suficiente luz para exponer todas las
sombras y vergüenzas del franquismo, pero obras como esta tetralogía ayudan a
conocer y entender episodios que muchos han preferido enterrar antes que a los
muertos que si les hubiera correspondido humana sepultura.
El Club de las Viudas es un
magnífico colofón a la tetralogía de noir totalitario protagonizada por Carlos
Lombardi. Así lo hace saber el propio autor al final del libro aunque los
motivos sean inquietantes, inesperados e indeseados.
Guillermo Galván gracias
por dejarnos esta esplendida serie de novelas y por situar en el laico altar de
los personajes trascendentes del género negro a Carlos Lombardi.
Su humanidad, convicción en sus ideas y actos, sentido de
la justicia y defensa de sus ideales le sitúa a las antípodas de los clichés
con los que comparte estantes en las librerías y bibliotecas y por eso nos es
tan querido.
Que hayas decidido compartirlo con las personas lectoras
demuestra tu generosidad. ¡Hasta la próxima!
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