Estamos ante un thriller geopolítico de gran calado, tanto como para que desborde los límites del género y se extienda hacia otros subgéneros que podrían, a priori, no entenderse, o aceptarse, dentro de la línea argumental seguida desde el inicio, lo que hace que roce la grandilocuencia.
Y es que Terry Hayes, su autor, que nos
maravillara con su anterior obra Soy Pilgrim, se ha embarcado,
nunca mejor dicho, en un relato en el que, siguiendo a Kane, agente especial de
la CIA, va desmenuzando realidades e involucrando ficción, y directamente
ciencia ficción distópica.
Ciencia ficción que incorpora vida
extraterrestre microscópica, humanos mutantes casi invencibles, y viajes en el
tiempo.
Dicho esto, ya están avisados de lo que les
espera. Y es que 800 páginas dan para todo eso y mucho más.
La novela va de Kane. De su vida privada,
personal, y de su vida profesional. De sus éxitos y sus fracasos. De su lucha
por salvar el mundo anteponiéndola a cualquier razonamiento sensato.
Kane no cae bien, no es el clásico héroe con
quien queramos identificarnos, pero es el elegido y eso basta para tomar
partido.
Es un agente cualificado y especialmente
entrenado para localizar objetivos en cualquier parte del mundo, especialmente
en zonas de acceso restringido, va a vivir misiones de gran realismo y
peligrosidad en zonas conflictivas como Pakistán, Irán o Rusia, durante tres
cuartas partes de la novela.
Y va a trascender en tiempo y espacio en una
cuarta, en un giro tan abrupto e inesperado que para muchos lectores no solo
resultará increíble sino también inaceptable y claramente invalidante.
El autor exige al lector un acto de fe. Un
dejarse llevar hacia lo desconocido, sin cuestionarse su verosimilitud. ¿Acaso
no es literatura de evasión? Así, pasa de lo creíble, plausible y deseable en
cualquier argumento de espionaje, a un escenario donde nada de lo que sucede
responde de forma verosímil.
Y es que, a los hechos históricos y
constatables, y otros muchos ocultos y negados, llevados a cabo por las fuerzas
militares de los Estados Unidos, mercenarios subcontratados y la CIA incorpora
elementos indemostrables, rindiendo homenaje al tan cuestionado Experimento
Filadelfia de 1943.
Diez años ha tardado Terry Hayes en publicar su
segunda novela y gustará más o menos, pero es innegable que lo que plantea
podría ser realidad. Una realidad no deseada pero no improbable. Mientras la
leen, piénsenlo.
No en vano el autor ha ejercido de periodista
de investigación y corresponsal político y ha tratado con servicios de
inteligencia de distintos gobiernos y soldados de fuerzas especiales, por lo
que conoce lo que se ve afuera y lo que se cuece dentro.