domingo, 2 de septiembre de 2012

El safareig dels morts de Marta Banús

Aún sin inventar la lavadora, los municipios solían disponer de unos lavaderos (safareig en catalán) públicos donde las mujeres acudían para lavar la ropa. Los lavaderos eran así mismo, por su lugar de encuentro, centro de cánticos, conversaciones y chismorreos y fuera de las horas habituales se convertían en lugares solitarios y silenciosos.

El safareig dels morts o lavadero de los muertos, adyacente al de los vivos pero convenientemente separado, estaba dedicado al lavado de enseres, ropas de cama y de uso personal de los fallecidos en un claro intento de imponer higiene y evitar el contagio y transmisión de enfermedades.

Agatha Christie sentó las bases de esta novela cuando puso en boca de Jane Marple y de Raymond West el diálogo en el que este renegaba de Saint Mary Mead por considerarlo como una pequeña charca en donde nunca ocurre nada y su tía, miss Marple, le reconvenía aduciendo que una charca tiene en su microcosmos las mismas vivencias y los mismos sentimientos buenos y malos que en una gran ciudad y sus habitantes idéntico comportamiento.

Marta Banús (Barcelona, 1949) ha escogido su charca: la colonia Bartet. Can Bartet es una colonia ficticia claramente inspirada en la existente de Can Vidal, entre un total de diecisiete asentadas a lo largo de 30 kilómetros del río Llobregat, de la comarca del Berguedá y que permite ser visitada por lo que Marta ha podido documentarse perfectamente para vestir esta novela de un realismo absoluto.

Marta Banús es la escritora que con El Safareig dels morts, una novela negra muy costumbrista, nos permite durante el rato que dura la lectura y con precisión histórica, conocer en propia carne como se vive y que se siente cuando el mundo se reduce a las construcciones de una Colonia textil.

Consigue que viajemos en el tiempo para sumergimos en plena época industrial dentro de ese entorno cerrado y rural en donde lo más excitante es la visita anual del cinematógrafo y la celebración de las fiestas patronales.

Colonia Can Vidal. Pinchen en este enlace para acceder a un mapa interactivo

A través de su lectura escuchamos el ruido del viento y oímos el clop-clop de los cascos de los caballos del cabriolé, el tañido de las campanas de la iglesia y el ulular de la sirena del cambio de turno de la fábrica. Sentimos el ambiente caluroso en la piel y detectamos la mezcla confusa de muchos olores, tanto del polvo que se levanta al pisar los caminos, como el aroma que exhalan las flores y las plantas y el de humedad que transmiten las paredes que dan a norte. Es tal el grado de realismo descrito que verdaderamente nos sentimos dentro de la Colonia. Es una lectura muy especial.

Para los patronos Bartet, la Colonia, su Colonia, Can Bartet, es una entelequia en su sentido más clásico y filosófico. Su prepotencia casi divina no permite rebajar el nivel de perfección de su obra y por eso, ante la aparición de un lobo entre tanta oveja deciden que hay que extirpar el mal antes no enraíce o peor, contagie. Por eso cuando el cadáver de la Anselma, mayordoma del capellán es descubierto asesinado solicitan del juez la máxima dedicación y esfuerzo para descubrir al culpable.

El inspector judicial Esteve Ruscalleda, un grandísimo acierto de personaje, es el encargado de trasladarse a la Colonia para llevar a cabo las diligencias oportunas de una investigación que no resulta fácil ni agradecida. El inspector es un joven culto, con un pasado incierto y viajado y con algún oscuro secreto por desvelar como el que le ha supuesto que en su juventud presente el cabello completamente blanco. Es meticuloso y perseverante, elegante, educado y con un carácter difícilmente doblegable.

La Colonia tiene el ambiente viciado, la convivencia forzada y claustrofóbica fomenta rencores y destapa las miserias que surgen de la diferencia de clases; la bondad no es más que hipocresía disfrazada. Quien más quien menos está quejoso. Este microcosmos tiene su catálogo de envidias, de deseos silenciados, de servilismo extremo y por ello Ruscalleda tiene ante si todo un universo de caracteres, magníficos personajes hábilmente personalizados por la autora, donde escarbar para sacar algo en claro se antoja titánico.

Es una muy buena novela negra de payés con una historia muy redonda en toda su narración, donde brilla especialmente su costumbrismo y sus personajes y de la que una vez empezada es imposible sustraerse. Si leen en catalán no pueden perdérsela y si no, estén atentos a su edición en castellano para coger ese tren de vapor que encabeza La Gironella y que les trasladará a Can Bartet.

Marta Banús nos ha mostrado que no solo se tejen hilos para piezas de ropa en una Colonia textil, sino que también se tejen secretos con rencillas que acaban en muerte.

Lean aquí el primer capítulo.
Aquí una interesante entrevista con la autora  
Y aquí para saber más de la Colonia Vidal, con datos e imágenes.

martes, 28 de agosto de 2012

Desaparecida de Harlan Coben

Myron Bolitar iba para estrella del baloncesto en la NBA, en los Boston Celtics, y tuvo que resignarse a ver los partidos como espectador por culpa de una lesión que le dejó la rodilla cuadrada.

Licenciado en derecho en Harvard, se gana la vida como representante de deportistas profesionales y artistas de diversas especialidades, y sucede que en estas relaciones con sus clientes acaba envuelto en situaciones que requieren no pararse en barras para su resolución, lo que le acaba convirtiendo en un representante multiuso que tanto negocia un contrato de imagen como descubre a un asesino. Myron es una termomix.

Su imponente aspecto físico da miedo cuando está enfadado, mientras que en su día a día es un hombre tierno, divertido, cariñoso, amigo incondicional y que además nunca prueba una gota de alcohol. Se lo prohíbe su metabolismo.

Y por si fuera poco cuenta con la más que inestimable ayuda de Win, Windsor Horne Lockwood III, su mejor AMIGO. Así con mayúsculas. Inteligente, atractivo, millonario y capaz de asesinar sin mover un músculo (no es raro que muchos de los lectores estén más enganchados a este descarado que al verdadero prota).

Myron Bolitar es el protagonista fetiche de Harlan Coben, que cuenta con novelas con otros protagonistas entre su mucha producción.

Desaparecida nos presenta una trama intercontinental, entre América y Europa, enredada por temas de altos vuelos políticos y de seguridad nacional que a Myron le viene grande y por tanto padece mucho y más de lo necesario, tanto física como psíquicamente. En este sentido es una novela que ha de marcar un antes y un después en su manera de enfrentarse al mundo.

Myron viaja a París en respuesta a la llamada de un antiguo amor, tal vez el verdadero, ‘si tu me dices ven lo dejo todo’, y las complicaciones no hacen más que empezar. Win, como casi siempre en la sombra, está, como casi siempre, impecable.

Es una novela de lectura veraniega, fácil, de acción trepidante llena de tiroteos, persecuciones, secuestros, asesinatos, en una intriga que más parece cinematográfica que literaria y por ende más thriller que novela negra, no en balde Coben está considerado un autor de suspense.

Todo esto, lejos de desmerecer la obra, hace hincapié en los puntos fuertes que caracterizan a este autor y que son, para quienes no lo conozcan, los giros a contra pie y los cambios de ritmo sin anestesia que lo convierten en adictivo para los que gustan de dame más, dame más.

Seguramente no será esta la mejor novela de Harlan Coben (sus premios y sus publicaciones avalan sobradamente su capacidad) ya que permite que se vaya anticipando lo que debería de ser sorpresa, cuando este es precisamente su leit motiv más característico, pero entre tanta creación cualquier centímetro por debajo de la expectativa parece insuficiente.

Si no conocen a Myron empiecen por el principio y sean compañeros de su humor y compañeros de sus aventuras. Alice Silver tiene en su eficiente y trabajado blog una buena biografía y su bibliografía en secuencia cronológica , consultenla aquí.

jueves, 23 de agosto de 2012

Sue Grafton, Kinsey Millhome y V de venganza

Hoy en día se suceden las mujeres detective o policías, incluso ocupando altos cargos en jefatura, en las series de TV y en las novelas y no sorprende en absoluto. El machismo detectivesco de antaño en la serie negra, que no enigma, ha sido sustituido por una suerte de feminismo femenino, pero cuando Kinsey Millhome entró en el panorama negro y criminal se podían contar con los dedos de una mano las mujeres protagonistas, que no autoras, con algo bueno que decir en el género. Kinsey fue una precursora sin duda alguna, copiada e imitada aunque cueste reconocerlo.

Sus casos y su modo informal de afrontarlos, para lo que era el género en ese momento, aportó una frescura en el tratamiento policial y detectivesco del que estaba siendo necesitado.

Hace exactamente 30 años, en 1982, nacía en ‘A de adulterio’ literariamente hablando Kinsey Millhome, la protagonista de las novelas de Sue Grafton (Tusquets nos la traería en 1990). Nacía con 32 años de edad, con dos divorcios a cuestas, viviendo en lo que fuera un garaje y con la licencia de detective privada emitida en la, ficticia, ciudad de Santa Teresa, en baja California.

Ahora, en 2012, Kinsey tiene 38 años recién cumplidos el 5 de mayo, lo que supone haber hecho un pacto con el diablo para mantener tal lozanía, y su último caso publicado ‘V de venganza’ transcurre entre abril y mayo de 1988.

V de Venganza es una novela más de la serie y como tal cuenta con los elementos que la han caracterizado durante tanto tiempo. En esta, la trama se presenta a modo de puzzle sin foto guía por lo que no resulta fácil el ir encajando las piezas que se suceden en vaivén temporal y en situaciones distintas según sea la voz que narra. Todo principia con Kinsey comprando bragas en unos grandes almacenes y no vean como se llega a complicar el asunto.

Al parecer Sue Grafton cometió su primer crimen movida por las ganas de asesinar a su marido a raíz de un despiadado divorcio que tuvo a bien somatizar finalmente en una muerte literaria. Le dio satisfacción sin visitar la cárcel y a la postre un medio económico de salir adelante. Visto el percal prometió publicar una novela al año. No lo ha cumplido, por poco, pero nadie se lo ha reprochado. La cadencia ha permitido madurar al personaje y demostrar que las prisas nunca son buenas.

La septuagenaria Sue Grafton (1940), y que cumpla muchos más, ha ido recopilando en estos 30 años, los informes correspondientes a los 22 casos en que Kinsey ha participado y agrupados a modo de novela los ha ido publicando en lo que conforman una de las series más longevas de la novela negra contemporánea bajo el nombre genérico del Alfabeto del Crimen, todas editadas en castellano por la visionaria Tusquets y cada novela con una cubierta diseñada ex-profeso a cargo de Loredano:

A de adulterio, B de bestias, C de cadáver, D de deuda, E de evidencia, F de fugitivo, G de guardaespaldas, H de homicidio, I de Inocente, J de juicio, K de Kinsey, L de ley (o fuera de ella), M de maldad, N de nudo, O de odio, P de peligro, Q de quien, R de rebelde, S de silencio, T de trampa, U de ultimátum, V de venganza.

Algunos títulos traducciones literales del original, otros inevitablemente adaptados al idioma según permita la inicial y ahora vendrá lo difícil al tener que adaptar títulos con las letras que queda: W, X, Y, y Z.

Hacia el principio de cada novela Sue Grafton dedica unas líneas a presentar a Kinsey Millhome y a sus adlateres; a saber: Henry Pitts, 88 años de edad, casero, amigo, vecino, panadero jubilado, ideador de crucigramas y hermano pequeño de 5 en total, cuya antigüedad la encabeza la única chica Nell con 99, siguen Charlie, Lewis y William. Solo Henry y William, casado desde hace poco con Rosie, una húngara que regenta un bar de comidas estrafalarias del que Kinsey es habitual, viven en Santa Teresa, el resto vive en Detroit.

En el transcurso de estos años hemos tenido ocasión de tratar a Kinsey en múltiples ocasiones y situaciones de toda índole.

Sabemos de sus gustos por determinado tipo de hombres, aunque acumule divorcios y desengaños; de su falta de familia aunque la haya; de su manía de cortarse el pelo ella misma con unas tijeritas para las uñas lo que le confiere un look muy sui generis; del disfrute ante un buen chablis o un chardonnay de calidad aunque se lo suelan servir peleón, en copa inapropiada y a temperatura ambiente; de su poca feminidad a la hora de vestirse o arreglarse, básicamente tejanos y jersey de cuello alto o vestido negro, que denomina multiuso por su camaleónica adaptabilidad a cualquier acto social, aunque ahora apueste por un plus sexy luciendo también medias negras; de su pasión por la comida basura aunque esté siempre dispuesta a aceptar una buena comida servida en una mesa especialmente preparada para la ocasión; de su meticulosidad profesional llevando la contabilidad, los informes de clientes y las investigaciones; de su fuerza de voluntad en tener claramente delimitado el tiempo de placer y el de trabajo, aunque cueste lo suyo cuando no se tiene jefe; de su tozudez para no ceder ante nada ni nadie y su constancia en mantener su forma física corriendo casi cada día cinco kilómetros al amanecer, bordeando la playa...

También hemos compartido peligros veniales y peligros mortales, disparos, golpes, palizas, lesiones, desprecios, persecuciones y claros intentos de asesinato. Y también hemos estado a su lado cuando ha tenido que apretar el gatillo y llevarse a alguien por delante. Matar o morir: la ley de la jungla entre buenos y malos.

El Alfabeto del Crimen es, objetivamente, una colección de casos policiales; subjetivamente, para cada lector: una colección de recuerdos muy personales.

Esta estrecha relación que se va fraguando con Kinsey es la que se tiene con una amiga de barrio, con una condiscípula de instituto, alguien con quien te sientes tan a gusto que, aunque haga siglos que no ves, siempre parece que fue ayer. Y no se necesitan explicaciones para justificar nada. Es esa persona en quien confías y a quien le escuchas y le cuentas aquello que nadie más puede oír.

Si no lo han hecho aún, lean a Kinsey. Verán como se hacen amigos.

jueves, 16 de agosto de 2012

Castle, las novelas y el cómic


Este post es la continuación del titulado Castle, la serie de TV


¿Que fue primero el huevo o la gallina? ¿La serie de TV o la novela? Fácil respuesta pero compleja explicación.

Primero fue la novela.

Novela escrita por Richard Castle, un autor que no existe, solo imaginado en las cabezas pensantes de un equipo de guionistas de series de TV comandados por un iluminado Andrew Marlowe.

La cosa va así: se decide crear una serie policial para televisión que vaya de un novelista que forma equipo con detectives en la investigación de crímenes, con la intención de obtener datos y vivir situaciones que le permitan escribir novelas con personajes de ficción basados en hechos “reales”, esta intención fructifica con la publicación de Heat Wave (Ola de calor) primera de las novelas protagonizada por la detective Nikki Heat.

Con esta sinopsis argumental claramente dibujada se prepara la estrategia de Marketing para lanzarla y así se pone a la venta el libro Heat Wave (que es una novela ficticia dentro de una serie ficticia de televisión) y con su éxito de ventas se allana el camino para dar inicio a la serie de TV; todo un brillante ejercicio de merchandasing que hay que aplaudir: personajes de ficción de una serie televisiva escriben una novela de ficción que aterriza en el mundo real y se vende como churros entrando en las listas Top Ten y que se promociona con firmas de su autor que no es otro que el actor que lo encarna. Más rocambolesco imposible!

A Castle se le fabrica una biografía que contiene los best sellers de su anterior protagonista Storm Derrick (se espera tenerlos en las librerías y en e-book este año) y los éxitos ya cosechados con Nikki Heat:
  • Heat Wave, 2009 (Ola de calor)
  • Naked Heat, 2010 (Calor desnudo)
  • Heat Rises, 2011
  • Frozen Heat, 2012

El autor, el ficticio, Richard Castle, se inspira, como no podría ser de otra manera, en cada uno de los protagonistas de la serie de TV y cambia los nombres y algo de sus biografías pero a pesar de todo son perfectamente reconocibles, hecho a posta faltaría más.

Así Richard Rick Castle es en las novelas Jameson Jamie Rook, un periodista en lugar del novelista televisivo, Kate Beckett se convierte en Nikki Heat (nombre por el que Beckett siente especial aversión al considerarlo más propio de una stripper que de un cargo policial) una detective de alto voltaje sin parecido alguno con lo recatada que aparece en la serie, Javier Espósito es Ochoa y Riley es Raley. La forense Lanie Parrish es Lauren Parry.

Las novelas no formaran parte de la historia del género interrobang por su nivel ya que son prefabricados best sellers de estar por casa y su interés en la lectura viene dado por el hecho de ser más o menos fan de la serie.

Los argumentos, poco más que guiones de serie televisiva ampliados y puestos en molde de libro para que tomen forma literaria, no enriquecen a la serie original y son perfectamente compatibles. No obstante dan para una lectura rápida de aquí te pillo aquí te mato y aportan algo de intimismo y sexo que la serie rehuye, eso sí, cada vez con más dificultad. Para los que la espera hasta la nueva temporada resulte insoportable y no las hayan leído, tienen lectura fácil y visual pues asociando los rostros y las voces de los protagonistas de los episodios televisivos a los diálogos de la novela será como si estuviesen viendo la tele.

En los libros echamos en falta las impagables partidas de póquer de la serie televisiva que reúnen en la misma mesa a los monstruos consagrados James Patterson, Stephen J. Cannell, Michael Connelly y Dennis Lehane, cameos que es una lástima que se prodiguen tan poco por la novedad y frescura que aportan a la serie.

Es también memorable el guiño, por su exceso en vanidad, que se hace en la serie televisiva cuando a Castle le ofrecen un suculento contrato para continuar las novelas de James Bond y que declina por no apartarse de Beckett.


El cómic, no se refiere al personaje de Nikki Heat sino a Derrick Storm, el protagonista ficticio de las primeras novelas ficticias del autor Richard Castle ficticio (ese protagonista que Castle elimina para que no haga sombra a su popularidad).

En un capítulo de la tercera temporada televisiva, Castle presume de la inminente adaptación de una de sus primeras novelas al cómic con el título ‘Tormenta mortal’ y una vez más metaficción a tope y el cómic salta de la tele a la realidad como si estuviésemos viendo La rosa púrpura del Cairo.

Castle, prologa y se explaya en las páginas interiores como si realmente existiese. Absolutamente delirante. Y ya a estas alturas nadie puede poner en duda que aunque los protagonistas se llamen Derrick Storm y Clara Strike estamos ante los alter ego de Richard Castle y Kate Beckett, o de Jameson Rook y Nikki Heat que para el caso viene a ser lo mismo y si no miren estas viñetas y jueguen a adivinar si tienen algún parecido con los actores de la serie televisiva o es pura coincidencia.


La omnipresente Marvel dirige el lanzamiento con guión amparado por dos firmas de renombre Brian Michael Bendis y Kelly Sue DeConnick y con dibujos de Lan Medina y Scott Hanna y sigue el juego de espejos empezado en Nikki Heat y consigue un thriller al uso y sin excesos en un álbum sin pretensiones y facilmente digerible, aunque con demasiadas viñetas, colores pantone muy acusados y un dibujo demasiado estático para mi gusto.

Post scriptum: pinchen aquí para leer la reseña de la 6ª temporada de la serie TV

domingo, 12 de agosto de 2012

Beyoncé y Dance for you

Las modas son efímeras y duran lo que duran. Y mientras están en el candelabro todos los que pueden intentan sacar tajada que no se sabe que traerá el mañana y mejor toma el dinero y corre.

Me quejaba en un post bastante anterior pero más vigente que cuando lo escribí, Cuando llueve diluvia, de que ahora, no solo todo hijo de vecino escribe, sino que además publica novela negra. Estamos empachados de tanta oferta, tanto donde elegir, las fajas promocionales siempre afirman que estamos ante lo mejor de lo mejor, puro márketing, y claro, no siempre se acierta y con los precios en que se nos pondrá la cultura ya mismo...

¿Rústica, 22 € de promedio o bolsillo, diez, doce euros menos? ¿Tapa dura o tapa blanda?

Hay quienes tiempo ha, optaron por ir de tapas y leer de prestado que por suerte las bibliotecas aún resisten, aunque que por como lo hacen, caída de subvenciones y sitiadas por el libro electrónico, cada vez más se parecen al poblado de Asterix pero sin poción mágica que garantice su perpetuidad. Incluso las hay, como La Bòbila, dedicadas al género negro y al género interrobang en su totalidad.

Lo comentábamos en este post Librería Negra y Criminal dedicado a unos supervivientes que a diario se enfrentan al maltrato que supone tener enfrente a los grandes siendo pequeño, y que esperan a septiembre para abrir de nuevo sus puertas con la agravante subida del IVA para todo lo que suene a cultura.

Estamos gobernados por unos dirigentes bajo el síndrome Goebbels, ya saben ‘cuando oigo la palabra cultura saco el revólver’. Mucho mejor nos iría si al escuchar la palabra revólver desenfundásemos la cultura.

Y si las editoriales, agentes y representantes persiguen a sus firmas consagradas para que escriban en negro, aunque solo sea por el color de la tinta, los demás agentes de otras artes no se quedan a la zaga y hasta una consagrada Beyoncé Knowles se presta al juego. Claro que también puede ser porque le gusta el género negro o lo negro, que aunque se parece no es lo mismo.

Lo cierto es que a Beyoncé mientras le dejen mover la cadera (con permiso de Shakira) y juguetear ante la cámara con su mohín de niña mala y ojos de bambi tiene más que suficiente. Armas de mujer. Su coreografía, por repetitiva, parece un piso de Nuñez, pero le saca partido y si no vean que cara se le queda al duro detective que hasta va con sombrero dentro de su despacho (seguro que cualquier otro hubiera dado mejor en el papel pero no se buscaba cine sino videoclip). Ahora, ese espacio, parcela particular del mundo de lo noir, ya nada volverá a ser lo mismo.

Relajemos el tono y movámonos al ritmo pegadizo de esta joven star, mientras nos preparamos para otras movidas, otras movilizaciones, para este otoño.

Beyoncé  –  Dance for you