lunes, 5 de octubre de 2015

Pero hermoso: una historia de jazz de Geoff Dyer

La música es la parte externa que
el instrumento arranca del
interior del interprete
Un descatalogado que ha vuelto a la vida y que no hay que dejar de leer.

Para la mayoría el jazz es esa música que se toca con trompeta y saxofón y que a veces es placida y otras enervante, sin saber muy bien porqué. Para algunos es ruido. Para otros es la música que acompaña las películas de cine negro. Para los menos el jazz es una forma de entender la vida. Para unos pocos es simplemente el camino del que no puedes alejarte. Para los elegidos lo es Todo.

Pertenezcan al grupo que pertenezcan después de leer Pero hermoso: una historia de jazz, cuando oigan una pieza nunca más les va a sonar solo música. No solo por referencia al pasado, ahora que han leído y saben, sino en las sucesivas sesiones que le dediquen porqué después de leer habrán entendido.

El jazz, de normal, nunca comunica igual ya que se mimetiza con el sentimiento y da más presencia a determinadas notas o instrumentos según sea el estado de ánimo con el que lo escuchemos a cada momento. Y no digamos ya si fuésemos intérpretes. Vocales o instrumentistas que ponen mucho de si en el conjunto y todo en el solo.

Después de leer esta novela el universo del jazz, en todo su significado, se muestra desnudo en toda su amarga miseria, despiadado desconcierto y terrible soledad.

Y en toda su grandeza y conmovedora trascendencia. Autodestrucción no deseada para alcanzar la inmortalidad no pretendida.

A través de una road novel protagonizada por Duke Ellington y Harry Carney como hilo conductor, el autor recrea de forma fabulada siete episodios biográficos de los grandes: Lester Young, Bud Powell, Charlie Mingus, Chet Baker, Ben Webster, Thelonius Monk y Art Pepper, y lo hace de forma descarnada pero cariñosa, si es que ambas cualidades pueden ser compatibles.

Todos momentos idóneos para desarrollar tramas de novela negra, todos de enorme dureza vivencial. El jazz puede ser a la vez hermoso como un ragg que canta a la vida y triste como un blues que la despide. Cada cual lo entiende a su modo y los que solo lo oímos o a lo sumo somos capaces de incluso llegar escucharlo a ratos no estamos capacitados para hablar de él sino es para decir banalidades cuando no tonterías.

Geoff Dyer, el autor
El autor Geoff Dyer ha estructurado la novela en tres partes. Dedica la primera, e imprescindible, a la parte narrativa mencionada; la segunda, que a mi modo de ver empaña la anterior, a un ensayo que ayudará a neófitos a contextualizar  y la tercera es, entre biografías y referencias, indispensable a toda obra que se precie que hable sobre música: discografía recomendada.

Empiecen por esta tercera parte, hagan acopio de la música y téngala a mano para ir acompañando la lectura de la primera parte y dejen la segunda parte, aparte (me ha salido muy Marx Bros. pero no tiene nada de contratante).

Hay que lamentar la innecesaria traducción del título que sin referencia a su origen pierde encanto: el título original But Beautiful lo coge del estándar de James Van Heusen (música) y Johnny Burke (letra) de 1947, balada sentida y emotiva, ampliamente versionada y en cuya letra se constata el paralelismo entre el sentido del amor, de la vida y del jazz:

Partitura de But Beatiful
Love is funny or it's sad
Or it's quiet or it's mad
It's a good thing or it's bad
But beautiful

En cualquier caso lo importante es escuchar la música y leer la novela. Y leer la novela escuchando la música.

Y al acabar su lectura no podemos por menos que saber que las cicatrices que nos ha producido nos han de acompañar ya para siempre. Y que nada de lo que ya oímos antes volverá a sonar igual y que todo lo que oigamos por primera vez lo haremos poniendo el oído en modo escucha.

La faceta musical del jazz, la que creemos conocer, solo es la parte externa que el instrumento arranca del interior del interprete.

Enorme respeto por el jazz por favor. Y desde mi ignorancia pido humildemente perdón por intentar postear al respecto.

viernes, 2 de octubre de 2015

Ladrón de ladrones 4

Cuando el guante blanco se tiñe de rojo
Robert Kirkman, el creador de la serie global, ha mantenido en esta nueva entrega al guionista del tomo 3, Andy Diggle, para que revolucionara la historia y cerrara al arco argumental iniciado (recuerden que una de las premisas de Robert Kirkman es ir relevando al guionista en función del tratamiento narrativo que pretende conseguir).

Y si bien Andy Diggle cerró con maestría en la entrega 3 el guión que empezaran James Asmus y Nick Spencer en el tomo 2, no ha salido tan bien parado al cerrar el suyo.

Sin obligación de corresponsabilidad con planteamientos ajenos, solo con ser fiel a si mismo y a su propio guión, Diggle se ha dejado llevar y le ha salido el tomo más violento y salvaje de la serie. Lo cual no es malo en sí pero si lo es el caer en lo fácil y en lo previsible. Algo de lo que esta serie huía como de la peste y lo estaba consiguiendo.

Y también le ha salido el tomo más peliculero y esta subordinación al género grande confiere al cómic el papel de instrumento y no el de un fin en si mismo.

Quienes intuían que esta serie de cómics podía no ser más que un story board encubierto (su estructura de capítulos por arco argumental sería el equivalente a los episodios por temporada), que sirviera de presentación para ser serie de televisión deben estar diciendo aquello de” malo está que diga que ya lo dije, pero que conste que os lo advertí porque parece que la AMC ya está trabajando en el piloto y esto pinta que pronto tendrá más tele adictos que comic adictos.

Claro que todos sabíamos la vinculación de  Robert Kirkman con este mundo, por lo que no es raro que se de ese paso, más bien era el siguiente paso lógico.

Color de Adriano Lucas
Volviendo al cómic, en Ladrón de ladrones 4, lamentamos que la historia desarrollada en este tomo nada, o muy poco, de lo que sucede consiga sorprender y mucho menos despistar. La serie ha entrado en el trillado camino de supeditar el argumento a los efectos especiales y no al revés por lo que ofrece un cómic emocionante y trepidante de absorbente lectura pero poco estimulante por su previsibilidad.

Shawn Martinbrough repite al lápiz (el único que está desde el inicio) y aún manteniendo su estilo sobrio en cuanto a expresiones logra sacarle a Redmond su yo más agresivo y tenso necesario para la ocasión.

La salida de Félix Serrano como colorista substituido por Adriano Lucas ofrece a la serie tonos más oscuros contrastados y una amplia gama de rojos para realzar mejor la rabia, sangre y violencia que desbordan estas nuevas páginas.

A ambos, dibujante y colorista, Shawn y Adriano, hay que felicitarlos por las máscaras de los sicarios de Lola que representan perfectamente ese terror que se encuentra en lo cotidiano. Como los payasos de Stephen King. Son soberbias y fáciles compañeras inspiradoras de pesadillas de terror nocturno.

Venganza y traición son los ejes vertebradores de este tomo de ahí que la violencia sea indispensable. Nadie entendería que no fuera así.

Pero la violencia se ha apropiado de la serie y su empleo para resolverlo todo, en lugar de hacerlo con planes elaboradísimos, ha simplificado el argumento que es ahora más lineal que nunca y avanza a velocidad de torpedo.

Como payasos de Stephen King
Este cuarto tomo enlaza directamente con el final del tercero y manteniendo el tronco le corta las diferentes ramas que como frentes abiertos movían las subtramas existentes y deja la sorpresa de no saber hacia donde irá ahora. Tanto la trama como los personajes.

Estos han de recuperar su lugar predominante que en este tomo se han visto superados por las circunstancias y casi reducidos a ser meros desencadenantes de situaciones sin que lleguemos a conocer cuales son sus verdaderas emociones al respecto.

Se ha desaprovechado a Celia con una aparición tan determinante como decidida como fugaz; a Lola, con un potencial psicológico más que evidente y del que se explica su origen y sus intenciones de forma tan apresurada, como para cumplir un puro trámite, e incluso se ha marginado al hijo de Redmon al que no se le permite exorcizar su conflicto interior.

Ladrón de ladrones es una de las series de la década. Un cómic de lectura absorbente y hay que seguir confiando en Kirkman para que insufle nuevos aires que le permitan mantenerse por encima de la media.

Lean las reseñas de cada uno de los tomos anteriores publicadas en este mismo blog y no se pierdan una de las mejores series del mundo del guante blanco aunque a veces se manche de rojo:

  1. Ladrón de ladrones
  2. Ladrón de ladrones
  3. Ladrón de ladrones





lunes, 28 de septiembre de 2015

Como comprar un eBook y sobrevivir al sentimiento de culpa

Hola Jordi:

Aún no me has dejado y ya te echo de menos. Aún estamos cerca y en cambio la sensación de lejanía y abandono es total.

Todavía noto en mi cuerpo la tibieza de tus manos, tus dedos resiguiendo el hueco de mi lomo, la firmeza de tu frente en mi cabeza, el roce de tus labios sobre mi corte delantero.

Tengo muy vivo el recuerdo de las yemas de tus dedos recorriéndome de arriba a abajo, bajando para volver a subir, siempre acariciando. Acogiéndome con cariño y con delicadeza. Abriéndome despacio, despojándome de mi solapa para ver mis partes ocultas y siempre ansioso por entrar en mí, siempre dispuesto a descubrir, compartir, aprender y disfrutar.

He estado atenta a los detalles y me he vestido, por fuera y por dentro, para poder satisfacer tus deseos y también todas tus fantasías y mi cuerpo siempre se ha ofrecido a tus necesidades sin recato alguno.

Nunca he tenido un no para ti. Te he ofrecido intriga, amor, sexo, emoción, suspense, complicidad, información, opinión, consejo; te he posibilitado viajar por cualquier lugar y época sin distinguir si pretérita o futura; te he presentado un sinfín de gente con quienes alimentar tus deseos de evasión y tu curiosidad y nunca me han podido los celos.

He estado contigo a cada momento en el que me has requerido. A tu disposición. Hemos paseado, hemos ido de excursión, hemos contemplado el mar, hemos volado y navegado y hemos comido y dormido juntos. Muchas veces. Felices. Incontables.

Sin ti no soy más que un montón de páginas impresas. Contigo cobro vida y tú para mí, eres la razón de mi existencia. Ahora con el abandono me siento más objeto que nunca.

Sé que no es un adiós para siempre, se que volveremos a compartir jornadas maravillosas, sé que los reencuentros, por esporádicos, serán más deseados y tan ansiados como los de los amantes infrecuentes. Pero aún y así el pasar a ser segunda opción es algo que me deprime, algo con lo que tendré que aprender a convivir pero que nunca podré asumir.

Lo hemos hablado y me lo has explicado como si yo no tuviera ya todas las respuestas, pareces haber olvidado que en mi están contenidas todas las grandes enciclopedias. Se que los tiempos cambian y hay que adaptarse y coger de la tecnología lo que de bueno tiene.

Pero me cuesta entender que prefieras a un robot antes que a mí.

Que elijas un cuerpo metálico, monocolor, frío y rígido antes que la ductilidad, el colorido y la blandura del mío que tanto placer te ha proporcionado sin escatimar. Es difícil aceptar el relevo. Que prefieras una carcasa anoréxica y despersonalizada a un lomo que silueta mi cuerpo o que te conformes con notar unos cantos rígidos a los volúmenes de mis formas moldeables.

Te has comprado un eBook y aduces razones que solo desde la lógica más materialista pueden ser contempladas: hablas de ahorro económico, de ligereza liviana, de facilidad de transporte, de muchos títulos en un solo volumen, de acceso a títulos retirados, de falta de espacio en las estanterías, incluso te escudas en el cierre de librerías especializadas de género.

Te has comprado un eBook y has arrinconado la liturgia de la lectura traduciéndola a un acto rutinario, apresurado e impersonal, a un acto sin alma.

Te has comprado un eBook y te has vuelto práctico y racional relegando la magia de la lectura a un aséptico experimento de laboratorio.

Te has comprado un eBook pero te sigo queriendo.

Tu, siempre fiel, novela de papel

miércoles, 23 de septiembre de 2015

El poeta de Gaza de Yishai Sarid

El conflicto de Gaza: todos hablan,
dicen poco y nadie escucha
En la novela El poeta de Gaza confluyen el sentido del deber, el compromiso político, la terrible convivencia permanente con el terrorismo, el fanatismo religioso y el respeto a la amistad y al amor.

Tal cúmulo de sensaciones juntas no puede evitar que lo que debería solo ser una misión más para cualquier militar entrenado agente del servicio secreto, se convierta en un volcán de emociones a punto de estallar y de incierto desenlace.

La misión consiste en localizar y capturar a Yotam, un joven líder terrorista palestino considerado peligroso enemigo del estado de Israel e hijo de un poeta. El poeta de Gaza. Un humanista aquejado de una grave enfermedad.

La novela va desgranando todo el plan estratégicamente elaborado desde el establecimiento de la cobertura que ha de proteger al agente que lo ha de atrapar hasta distintas alternativas o plan B si hay que improvisar sobre la marcha, pero también muestra como las frías estrategias diseñadas en un despacho chocan ante la cambiante realidad que supone tratar con la parte humana.

En este plan no se contemplan sentimientos y cuando estos surgen lo cuadriculado se descompone en arabescos de caprichoso trazado y las lineales grecas en curvas sinuosas e imprevistas.

El poeta de Gaza es un thriller que contempla el conflicto entre Palestina e Israel desde la perspectiva humana de quienes lo viven activamente. Los dos pueblos lo sufren pasivamente, pero algunos de ambos bandos son parte activa tanto para su posible solución como para su recrudecimiento. Un conflicto en el que todos hablan, dicen poco y nadie escucha.

La novela es una metáfora que se vale de una situación y de unos personajes para denunciar que nada está perdido y todo es posible. Trata el conflicto generalizado entre pueblos e ideologías reduciéndolo al conflicto de una sola persona como símbolo de toda la humanidad.

Y si ésta persona es capaz de ver la parte positiva de sumar sus enfrentamientos internos en lugar de restar, también lo pueden hacer los pueblos.

Yishai Sarid
Alude a la honestidad y a la generosidad como armas capaces de solucionar el conflicto y las carga con balas de empatía i de ausencia de prejuicios para dar en el blanco de la paz.

Hani, el poeta de Gaza, simboliza la bondad. Dafna, la escritora, la esperanza. Ambos tienen hijos y ambos sufren su distanciamiento. Sobre estas premisas la novela simboliza el poder del dialogo aunque haya oídos sordos.

Yishai Sarid ganó el Gran Premio de Literatura Policíaca de Francia 2001 con esta novela.

viernes, 18 de septiembre de 2015

A la comisaria no le gustan los versos de Georges Flipo

Prmera novela de la serie de la
comisaria Viviane Lancier
En París se encuentra el cadáver de un indigente. Nada debería hacer sospechar más allá de un robo que ha acabado mal: el ladrón tiró de la bolsa con tanta insistencia y brusquedad como el fallecido la quiso retener y el resultado fue que éste acabó golpeándose la cabeza y falleciendo.

Pero resulta que si que hay algo más en todo eso, y mucho más que va a haber, y más muertes y el caso, por exceso de celo y entusiasmo de un subalterno, acaba cayendo en la mesa de la comisaria Viviane Lancier.

Hay un soneto, en propiedad del muerto, cuyos versos, que podrían pertenecer al mismísimo Charles Baudelaire, embelesan los oídos de la prensa y el caso alcanza proporciones mediáticas con lo que la comisaria Viviane que no siente pasión alguna por la literatura y menos aún por la poesía, deberá bregar con un caso doblemente complejo: criminal y cultural.

La comisaria lleva una vida de soledad y recogimiento en su domicilio de la Rue Simenon (un guiño a la alargada sombra del papá de Maigret). Oculta sus contradicciones y su inseguridad bajo un carácter de mil demonios. No tiene vida amorosa aunque la desearía y suspira con enamoramientos imaginarios mientras alivia sus apetitos sexuales en encuentros esporádicos con un amigo con derecho a roce. Mantiene una, de antemano perdida, lucha eterna contra su báscula y se recrea idealizando una vida que no tiene ni tendrá.

El personaje tiende a despertar instinto de protección sobre todo en sus episodios depresivos donde aúna música de Johan Sebastian Bach con barritas de chocolate Mars y aunque a veces resulta cargante y más un tropiezo que un acierto hay que reconocer que se mimetiza perfectamente con lo que se pretende de la novela que rebosa estereotipos.

La trama de inicio rápido y lineal va adquiriendo tonalidades de gris, como el París frío y lluvioso donde transcurre y va aumentando su complejidad a medida que evoluciona la investigación. Una evolución sucedida de altibajos con momentos lúcidos y divertidos y otros lastrados y aburridos que conforman un conjunto desigual.

Georges Flipo
A la comisaria no le gustan los versos es la primera de una serie de novelas protagonizadas por la comisaria de la 3ª División de la Policía Judicial de Paris Viviane Lancier del escritor francés Georges Flipo. Un autor que no puede sustraerse a su origen.

La redacción de la novela, su ambientación y su tempo narrativo son muy francesas si se me permite y entiende la expresión. Recuerdan los tiempos de la Nouvelle Vage, el esplendor del comisario Maigret. A ratos tiene ese regusto a Pastís y otras a croissant de mantequilla.

En todo momento está presente esa curiosa y particular sensación de pérdida que experimenta todo aquel que ha estado alguna vez en París y la recuerda desde la distancia. Es una serie que puede dar alegrías a los amantes de ese estilo continuista y tradicional del polar, cómodos en ese ritmo dubitativo y bamboleante de quien pasea sin ir a ningún sitio.