lunes, 5 de septiembre de 2016

Si no, lo matamos de Rosa Ribas

Comunicación y falta de ella y
actos y sus consecuencias.
En Si no, lo matamos se muestra como la globalización también sirve para exportar, además de café en vaso alto de pasta de papel y hamburguesas, métodos delictivos desde su lugar de origen a cualquier otro país y continente.

Es lo que tiene la condición humana: en todas partes hay codiciosos y clientes de oferta criminal.

Cornelia Weber-Tejedor, no nos olvidemos el Tejedor o su madre nos reñirá, se enfrenta a un caso de secuestro que hace aflorar reacciones inesperadas. En un secuestro, si se resuelve bien, no solo se pierde dinero sino también dignidad y la libertad futura. Si se resuelve mal se pierde la vida del secuestrado y se destroza una familia.

Toda decisión que se tome durante la investigación y el proceso de negociación se valorará al final según el resultado. Y la presión es máxima por saber si se está haciendo lo correcto o si se podría hacer más o mejor, lo que tensiona al grupo investigador y dispara desacuerdos y más si lo forman personas de intereses dispares.

Suspicacias, recelos y envidias que cuanta más debilidad encuentran en el destinatario más se ceban. Y Cornelia, que es quien toma las decisiones, parece presa fácil en estos momentos en que en su vida privada, tanto la familiar directa como con su pareja y la familia de este, se descubren aspectos desestabilizantes.

Es esta una novela que explora las relaciones humanas, ya sea en la intimidad, en el ámbito doméstico y en el entorno profesional. Toda interpelación obtiene una respuesta o un silencio, que es otra forma de comunicarse.

La sinceridad es como un arma de doble filo y de resultado incierto y el código de honor del corporativismo policial puede llegar a ser enemigo de la verdad y de la justicia y de comportamiento imprevisiblemente violento.

Todos los seres humanos son personas y aunque unos lo sean más que otros cada cual siempre tiene argumentos para justificar sus actos. Aunque sean punitivos.

Y de eso va la novela, de comunicación o falta de ella y de actos y de sus consecuencias. Acciones y reacciones.

Rosa Ribas, escritora
Rosa Ribas, siempre es un placer leer a esta autora, destila esa literatura de calidad que en ella es marca de agua y que tan poco habitual resulta en el panorama editorial actual de novela negra. Es ante todo escritora y eso se nota en el dominio de la técnica y si resulta que la trama es de novela negra es por necesidades del guión.

De ahí que la lectura de su obra tenga un plus difícil de encontrar en otros autores que por centrarse solo en narrar hitos exclusivos del género olvidan la importancia de dominar la técnica narrativa.  

Cuarta entrega de los casos de esta comisaria y si bien, en esta ocasión el frío esqueleto de la parte policial podría tener más corpulencia hay que reconocerle a Rosa que los calidos músculos que le ha añadido han conformado un cuerpo de novela muy sólido a la que la etiqueta novela negra le sienta mejor que a muchas otras que la reclaman como propia.

Toda la serie de Cornelia Weber-Tejedor está reseñada en este blog:



jueves, 1 de septiembre de 2016

El dios asesinado en el servicio de caballeros de Sergio Sánchez Morán

El tutti-frutti es para el verano.
Parabellum es una joven de 33 años investigadora de lo paranormal; en su día a día trata con especies que para el resto de la humanidad solo existen en la imaginación gracias a los cuentos y las fábulas y está obligada a guardar silencio ya que sus casos e investigaciones no pueden ser de dominio público: nadie la creería o aún peor, tal vez sí.

El presente caso empieza con El dios asesinado en el servicio de caballeros de un pub de Barcelona. Lugar de encuentro de todo tipo de seres que comparten bebidas en perfecta armonía sin molestarse entre si. O al menos era así ya que el cadáver parece desmentirlo y Parabellum es requerida para deshacerse del cuerpo lo que le impulsa a investigar de quien pueda ser y aún más, quien lo ha liquidado.

No parece que haya sido una reyerta puntual sino la parte del iceberg que ha quedado visible de una soterrada conspiración de proporciones épicas cual lucha de titanes. Como en esos peplums donde Zeus podía enfrentarse a Odin y los dioses del Olimpo a los de Asgard para dirimir quien ostentaba la hegemonía sobre los humanos.

Parabellum es el nombre de guerra de Verónica Guerra. Y aunque procura mantener sus dos identidades separadas la tenacidad periodística de su novio puede echarlo todo al traste. Así, con esta dualidad, el autor consigue que la vida íntima de Verónica tenga su propio espacio donde lamerse las heridas de sus combates al margen de la gran ciudad que es donde Parabellum se mueve dando y recibiendo puñetazos, topetazos, disparos y cualquier otro tipo de ataque que pueda provocar dolor y que emplee cualesquiera de las criaturas a las que debe hacer frente (no siempre se puede salir corriendo).

Sergio S. Morán es el autor de
El dios asesinado en el servicio
de caballeros
Sergio S. Morán nos ofrece una novela ligera, fresca y original con vis de cómic. De esos cómics encuadernados con grapa, de periodicidad semanal y viñeta final cliffhanger.

En la novela aparece un amplio surtido de seres mitológicos y de espíritus perfectamente compensados y justificados por un argumento bien estructurado que combina un poco de chic-lit, un bastante de novela policiaca, un mucho de comedia y un despliegue de inteligente fantasía y todo servido a ritmo de thriller de suspense.

Con esta novela aunadora de géneros se cubre satisfactoriamente un vacío en el panorama narrativo actual y prepara los puertos para nuevos desembarcos. Es inevitable la evocación, aunque lejana, con los casos de Harry Dresden o las vicisitudes de Jessica Jones, e incluso es fácil identificar una más que memorable escena de Ghost.

La novela es un helado de tutti-frutti, como las balas que emplea Parabellum. Y ya se sabe que los helados, igual que las bicicletas, son para el verano.




lunes, 1 de agosto de 2016

Quantico 1 temporada


Una entretenida serie si no se
le exige demasiado.
Quantico es una serie de tv que combina una situación en tiempo presente como son las consecuencias de un atentado terrorista en Central Station de New York, atentado que resulta el más importante desde el 11-S, con un largo flash back intercalado cada pocos minutos cuando no toma el protagonismo, que narra el ingreso, formación y graduación de un nuevo grupo de reclutas aspirantes a agentes del FBI en su centro formativo de Quantico y que se verán envueltos en la onda expansiva del atentado.

El atentado ha sido demoledor y entre las runas se encuentra con vida a la agente Álex Parrish que vigilaba el perímetro. En unos minutos pasa de valerosa agente herida cumpliendo una misión a ser la principal sospechosa del atentado sin que nadie avale su declaración de inocencia y tenga que investigar para salvar su vida.

Todo se remonta a meses atrás cuando Alex Parrish formando parte de un nuevo grupo de reclutas se persona en Quantico dispuesta a superar todas las pruebas necesarias para obtener el mérito de agente y de paso aclarar el pasado de su padre.

Y ya desde ese primer día una conspiración contra ella le ha escrito un negro futuro que solo podrá alterar a costa de mucho sufrimiento y perdiendo amistades. Y no solo figuradamente.

Acertijos, conspiraciones, mentiras, fraudes, persecuciones, tiroteos y daños colaterales, se dan cita en una serie de relevante acción y ritmo generalmente bien llevado, aunque haya que lamentar que esto coexista con comportamientos pueriles, diálogos de adolescentes rebotados, historias románticas desapegadas y fallos de atención tanto de reclutas como de superiores absolutamente impropios de agentes federales dignos de ese nombre.

En la parte relativa a la escuela, tanto en el nivel de las clases como en las relaciones entre alumnos se nota tanto la mano de Disney que a veces se tiene la sensación de estar viendo High School Musical por lo light que resultan los entrenamientos físicos y las pruebas intelectuales.

Y en la parte relativa a la investigación del atentado la pretenden tan intrigante y rebuscada y juegan tanto a despistar haciendo sospechar ahora de uno ahora de otro que la génesis de la trama resulta poco menos que increíble.

Y no hablemos de la falta de rigurosidad en las investigaciones oficiales. Si las llevasen como sugiere la serie haría años que el Bureau habría desparecido.

La protagonista Alex Parrish consigue dar una imagen de metomentodo impertinente que maximiza todo lo que le sucede y que se cree con suficiente autoridad moral para decidir lo que conviene a cada cual por lo que atrae más odio que cariño.

Reclutas aspirantes a agentes del FBI
El resto del elenco tiene sus momentos y hay caracteres que son mucho más logrados y más interesantes y que acaban, lamentablemente, eclipsados por Alex a quien los guionistas y la cámara miman en demasía. Algo tendrá que ver que fuera elegida Miss Mundo 2000.

Una serie que puede llegar a entretener si no se le exige más que pasar un rato. Otra vez más un grupo de jóvenes son los protagonistas pero a años luz de los argumentos interesantes de otras series. Muy pronto la segunda temporada.

domingo, 24 de julio de 2016

Los misterios de la gata Holmes de Jirō Akagawa

La gata calicó es de pelaje blanco
con manchas negras y marrón anaranjado.
Los misterios de la gata Holmes es el título de la primera novela de una larga serie, 35 publicadas y lamentablemente aún no traducidas, protagonizada por Yoshitaro Katayama, un joven detective, cercano a los 30, de la policía metropolitana de Tokio y una gata calicó llamada Holmes.

Holmes pertenece al rector Morisaki de la Universidad Femenina Hagoromo y es gata por condición y calicó por ser blanca y tener en el pelaje manchas negras y marrón anaranjado; una rareza que solo se da en hembras ya que precisa de doble cromosoma X. Presenta además una indiscutible capacidad investigadora y una peculiar forma de comunicar los resultados de sus pesquisas.

Y a pesar de que la novela lleve su nombre, y toda la serie, solo aparece en contadas ocasiones y siempre las justas donde su aporte sea valioso por lo que no acapara el protagonismo; honor que cede a Yoshitaro Katayama.

Por su parte Yoshitaro Katayama debe su profesión más a ser el hijo de un famoso detective ya fallecido y estar ahora bajo el amparo del comisario MItamura, compañero y gran amigo de su padre, que no por sus aptitudes que parecen inexistentes.

Princesita es el apodo por el que Katayama es conocido por sus compañeros al considerarlo un pusilánime ante el horror manifiesto a la visión de la sangre y a su bloqueo a tratar con chicas. Por si fuera poco vive al cuidado de su hermana de veintiún años y lo pasa fatal cada vez que su tía le organiza un omiai, encuentro con jóvenes casaderas.

Sin embargo Katayama va a tener que ir superando sus fobias y tendrá oportunidad de desplegar sus dotes detectivescas, gracias a la inestimable ayuda de la gata Holmes, en la investigación que está llevando a cabo en la Universidad Femenina Hagoromo a raíz de que se haya descubierto asesinada a una de sus alumnas.

El caso podría estar relacionado con una posible red de prostitución de alumnas de ahí que la investigación precise dedicar además una especial atención a las habitaciones de la residencia de las jóvenes estudiantes: Katayama no sabe comportarse con chicas y ahora va a estar rodeado de ellas.

Otros sucesos con otros intereses y motivos vienen a abrir nuevas líneas de investigación y Katayama debe gestionar diversos frentes a la vez entre los que se cuenta atender un nuevo omiai con intención de boda.

De toda la producción de novela negra y policíaca japonesa reseñada en este blog, esta novela es claramente la que tiene un tratamiento más occidental siendo sin embargo y en esencia absolutamente oriental.

Jirō Akagawa, el autor
Jirō Akagawa, un prolífico autor japonés, ofrece una novela pura desde el punto de vista policial y recurre al clásico crimen en habitación cerrada que resuelve de forma muy original y acertada.

El suspense está muy bien dosificado y el humor magníficamente representado y tan bien repartido que se sincronizan las situaciones de tensión y relajación; el autor demuestra gran habilidad al compaginar las macabras escenas (cuerpos despedazados) con las más hilarantes (las trabas imprevistas que dificultan consumar una relación sexual). El resultado es tan insólito como adictivo.

Describe las situaciones, comportamientos sociales y sobre todo las expresiones faciales de forma tan gráfica que parece que las dibuje y es facilísimo imaginarlas en viñeta de manga o en secuencia, esas postales inmóviles, de anime y resulta imposible no sucumbir a la risa.

Lean sino este párrafo y no me digan que no están visualizándolo como anime:

“Al imaginarse a Yukiko en ropa interior, Katayama notó cómo su cara iba palideciendo. Si iba a darse un baño, era imposible que lo hiciera con la ropa interior puesta. Cuando pensó en eso, se le pusieron los ojos como platos, se le subió la sangre a la cabeza y su cuerpo se calentó como una llama.”

El conjunto consigue mantener el interés gracias a un ritmo trepidante donde no paran de encadenarse sucesos de distinta índole y en donde los giros argumentales sorprenden, aquí si, hasta la misma página final.

No extraña nada saber que Holmes es idolatrada en Japón y que la serie televisiva y los films presentan audiencias millonarias. Una serie que empezara en 1978 y que aún sigue dando guerra. Esperemos que Quaterni siga con su apuesta personal y vaya editando los restantes títulos.

Eso sí, recomendarles que si bien el trabajo de la cubierta es interesante y atractivo y la luz y los colores están bien conjuntados no costaba tanto, puestos a darle protagonismo a la gata Holmes, adecuarla a su descripción: “… la pata delantera derecha de color negro y la pata delantera izquierda de color blanco”

martes, 19 de julio de 2016

Velvet Antes del gran final de Ed Brubaker y Steve Epting

¿Y si Moneypenny fuese más letal
que James Bond?
El cómic Velvet: Antes del gran final es un interesante, complejo y largo thriller de espionaje ubicado en la Europa de la década de 1970, cuando la guerra fría favorecía aún más este tipo de actividades y toma el nombre de su protagonista Velvet Templeton.

Velvet Templeton, una mujer de esa edad madura que se supone que alcanzas cerca de los cincuenta y que se mantiene en forma tanto intelectual como físicamente. Actualmente es la secretaria del director Manning de la Agencia de Espionaje ARC-7 que enrola a operativos X súper secretos, uno de cuales, sino el mejor, acaba de ser asesinado.

Mal negocio que maten a un agente y si las circunstancias inducen a creer que quien lo hiciera tuvo acceso a información privilegiada y las sospechas se orientan a la propia organización aún peor.

Velvet participa de la investigación resaltando con rotulador párrafos del dossier del asesinado Jefferson Keller agente de campo X-14, cuando descubre algo que podría ser relevante y que lo relacionaría con el agente X-02 con quien decide hablar para contrastar la información.

Lo que no sospecha es que pueda ser una trampa y menos aún que alguien ha decidido colgarle el muerto, o más de uno y hacerla pasar por culpable.

Pero quien sea que esté detrás no sabe que ella tiene también un secreto y es que bajo la apariencia de una eficiente Moneypenny, existe quien fuera uno de los mejores operativos que tuvo la agencia y está dispuesta a plantar cara a sus perseguidores descifrando un asesinato que, ya no tiene duda, ha sido orquestado desde dentro.

Velvet Templeton en su papel de eficiente secretaria
Velvet: Antes del gran final es un cómic trepidante que le da a una agente femenina el papel estelar que la tradición ha reservado para hombres. Ian Fleming, que sin duda hubiera firmado el título, no firmaría que su Bond, James Bond fuera una mujer, ni con esa edad, cercana a los cincuenta, en la que incluso a las actrices les cuesta conseguir dignos papeles, ni que fuera tan letal como su creación masculina, ni que emplee su propio criterio en materia de seducción y se rija por su propia moral.

Velvet Templeton en su papel de agente X
Ed Brubaker ha volteado los cánones y se siente a sus anchas escribiendo un guión lleno de dobleces, acciones arriesgadas y peligrosas y muchos disparos y muertos: la vida del espía es así; sea del sexo que sea. Brubaker disfruta moviendo la acción por distintos países europeos y a lo largo del periplo aprovecha para irnos contando retazos de la vida de Velvet Templeton; una personalidad muy interesante y para nada infalible.

Steve Epting aporta ese dibujo realista tan común en los cómics americanos y en el que él destaca especialmente. La ubicación temporal de la década de 1970 le obliga a ser muy cuidadoso con los fondos, tanto de interiores como de ciudades y primar la figura humana y las expresiones faciales. Como cuando en el cine los protagonistas, los extras y los escenarios eran de carne y hueso y no proyecciones en croma. También y para ajustarse a esa década de nulo componente tecnológico, emplea recursos gráficos en sus páginas para contextualizar pensamientos e información en off propios del diseño de la época. El resultado es tener en las manos un cómic ambientado en los 70 y dibujado como en los 70.

Elizabeth Breitweiser sobresale coloreando sin cubrir el dibujo, algo que se dice rápido y que se tarda más en conseguir, y con una paleta muy variada, aunque predominen los tonos oscuros como toda trama con secretismo que se precie, recrea la atmosfera adecuada a cada escena.

En conjunto Velvet: Antes del gran final es un cómic de espionaje muy estimulante que invita al lector a ir entendiendo las situaciones que se describen a partir de informaciones que pueden pasar desapercibidas en lectura apresurada y que en una segunda revisión se revelan en toda su plenitud.

Recordemos que la lectura de un cómic requiere mayor tiempo y atención que con una novela; aunque por el hecho de tener dibujos parezca lo contrario.

Estamos ante una serie que promete emociones.