lunes, 18 de diciembre de 2017

O Porto de José Manuel Mata Argüelles

El Queen Mary cerca de o Porto de Espasante
En uno de los entrantes marinos a la costa gallega se encuentra el Porto de Espasante habitado por buena gente: pescadores, criadores de ganado y algún que otro amable contrabandista además de la pareja de la Guardia Civil.

Pizzano y Pataquiña, mueven pequeños alijos, trapichean con su barca para ir tirando; no aspiran a enriquecerse solo a vivir con humildad y decencia, pues no hay nadie más decente en ese mundo de delito que ellos.

Pero hay un encargo que les puede proveer de dinero suficiente como para alejarse, sino definitivamente si al menos por un año, de los riesgos de faenar delictivamente. Y ahora que andan necesitados de una nueva barca no hacen ascos a esa oportunidad y aunque con recelo se adentran en ese mar, nunca mejor dicho, al que no hay que tenerle miedo pero si respeto.

O Porto es de esos cómics que mientras va desarrollando la trama central va contando brevísimas historietas en pocas viñetas que van componiendo pequeños solos dentro de la melodía principal. Un festival narrativo.

Así queremos saber si Pedrero va a perder un diente y pronto lo descubrimos; también queremos saber si Burato conseguirá conquistar a Regina; de que diario saca tan surrealistas noticias el mismo Burato; que va a pasar con el nombre de Sanson, aún con el acento por poner, pintado a la barca; nos sorprende ver como en la reclamación de un daño a un abogado hubiese sido mejor no cobrar la deuda y lamentamos la suerte de Antón aunque otro vendrá como otro hubo antes

Hércules Poirot utiliza sus celulas grises
Y en O Porto aún hay más, está también el transatlántico Queen Mary que sorprende que esté navegando tan cerca de la costa gallega y que entre su pasaje se encuentre a un Maharajá presumiendo de El Ojo de Shiva, una joya de lumínosos perfiles, ante una Bianca Castafiore extasiada, que recuerda a Montserrat Caballé, al lado de Hércules Poirot “el mejor detective de todos los tiempos” y que va a tener ocasión de ejercer.

Guiños más que notorios a Hergé y a Agatha Christie en una historia tierna y humana, en la que el contrabando solo es un trabajo alternativo a la pesca, siempre fluctuante y siempre incierta, sin ánimo criminal ni lucrativo más allá de que dé para vivir.

José Manuel Mata Argüelles, es un pintor al que se le da muy bien el cómic. En este es el guionista y dibujante de una aventura que emociona por la humanidad que desbordan cada uno de sus protagonistas y por la bien trenzada historia de robo y gánsteres que mantiene en vilo durante toda la obra; una obra dibujada por él mismo echando mano de ese trazo tan agradecido como resulta la línea clara y que ofrece una cubierta tan espectacular como las vistas, aunque haya niebla, de la costa gallega.

martes, 12 de diciembre de 2017

A cada uno su propia muerte de Veit Heinichen

La violencia también se da
en lugares apacibles.
Trieste es la última gran ciudad oriental italiana, fuera de la bota y ya en el muslo de Europa, que mira al mar Adriático y queda recogidita por las fronteras con Eslovenia y Croacia.

Puerto tranquilo y atractivo para actividades lúdicas y pecuniarias, ya sean legales o ilegales que para decidirlo ya están los jueces. Pero cuando surge un problema y el implicado es un yate de lujo propiedad de Bruno de Kopfersberg, alguien de quien hace tiempo que se sospecha, se exige una participación policial rápida y eficiente que no es cuestión de generar alarma y ver reducido el nivel de ingresos por lo que se refiere a turismo principalmente.

El comisario Proteo Laurenti, un hombre recto y justo, agradable y educado, que sufre menos enfrentándose a un capo criminal que habiendo de prohibir a su hija que se presente a la elección de Miss Trieste, teniendo además a su esposa en contra, se encarga de la investigación.

Es un verano caluroso y la actividad policial, de hecho cualquier actividad, parece contra natura. Cualquier movimiento altera el ritmo cardíaco y genera transpiración, por suerte un chapuzón y unas cuantas brazadas propician el descenso de la temperatura corporal y permiten que la cabeza pueda pensar sin llegar a punto de ebullición.

En A cada uno su propia muerte los delitos se acumulan a medida que se profundiza en la naturaleza del caso que los ha iniciado; al asesinato le sigue posible blanqueo de dinero, negro por supuesto, corrupción e incluso trata de mujeres y tráfico de drogas. Distintas caras del poliédrico mundo criminal que por el entorno privilegiado en donde se desarrolla parece fuera de lugar.

Y no es que en las localidades agradecidas y apacibles no pueda haber delitos, pero su naturaleza oscura y violenta choca con la del lugar, tan luminosa y calma.

Veit Heinichen
Veit Heinichen escribe una de esas novelas casi más costumbrista que negra y desarrolla los personajes solo hasta lo imprescindible para justificar sus acciones.

Las vicisitudes familiares tienen tanto o más peso que las pesquisas policiales, lo que propicia que a la trama criminal le falte un poco de guindilla.

Primera de siete novelas protagonizadas por el Comisario Proteo Laurenti y que por el éxito internacional obtenido es de suponer que la serie mejora con las siguientes.

El conjunto resulta confortable, entretenido y divierte con sus exagerados comportamientos y aspavientos: tópicos a la italiana.

jueves, 7 de diciembre de 2017

Madrid:frontera de David Llorente

Es un grito. Un espeluznante y
sobrecogedor grito silencioso
que solo oye el cerebro.
En los campos sembrados de tréboles de novela negra encontrar uno de cuatro hojas es infrecuente pero no improbable. Son especímenes similares a los de tres hojas pero su peculiaridad los convierte en tan preciados como si fueran únicos.

Madrid:frontera es un trébol de cuatro hojas.

Se diría que es una novela rara pero solo es desconocida. De lectura difícil pero sólo es exigente. De trama complicada pero sólo es distinta. De personajes estrafalarios pero solo hay que saber dónde buscar para encontrarlos parecidos.

Que anda por caminos no trillados; lejos de carreteras asfaltadas y bien señalizadas busca senderos rocosos, adarves sin salida aparente y barrancos por los que es más fácil caer que bajar.

Inclasificable pero solo porqué aún no se han establecido las pautas frente a la novela distópica, donde cabe lo que sobresale en el terreno convencional y todo lo que pinta un mundo deshecho.

La novela es casi un largo diálogo de alguien que informa, imparte instrucciones, dicta órdenes a alguien que escucha, hace preguntas y esboza dudas. El argumento se va desbrozando lentamente no sin dificultad y el avance es igual de dificultoso. La vida no es fácil. Nada que recuerde a ninguna otra novela de género.

La trama es el personaje, alguien que deambula por un Madrid que, si existe lo hace en otra dimensión; un Madrid donde los mendigos son los ciudadanos y ya no hay clase social más baja; un Madrid donde las cajas de cartón son viviendas y donde la mayoría de pisos están vacíos por desahucio; un Madrid con más muertos que vivos; un Madrid donde unos pocos viven y todos, todos los demás a duras penas sobreviven.

David Llorente
En la novela de David Llorente, Madrid tiene mar, negro como la tinta y poblado de sirenas de letales cantos, tiene policías ávidos de violencia como los buitres lo están de vísceras, tiene el horror pintado en las calles. Madrid tiene miedo y también da miedo y quienes lo habitan o inhabitan lo sufren.

Es esa novela que no sabían que estaban esperando. No es fácil, más bien es difícil; no es amable, les morderá a poco que se descuiden y es tan negra como solo puede serlo un manchón de tinta.

Madrid:frontera es un grito. Un espeluznante y sobrecogedor grito silencioso que solo oye el cerebro. Léanla y entenderán.

sábado, 2 de diciembre de 2017

La casa de papel, segunda parte

En la mejor línea de las mejores
películas de grandes robos.
La casa de papel estaba estructurada como una temporada dividida en dos partes y lo que se contó aquí hace referencia a la primera parte y deberían leerlo antes de continuar.

Hoy toca hablar de la segunda. Y del final.

Las personas somos animales asustadizos pero con la diferencia que nos dominan los sentimientos. Y estos pueden burlar al raciocinio y este caer sumisamente y de cuatro patas ante sus argumentos. Cuatro patas. De ahí lo de animales.

En toda lucha hay bajas y La casa de papel es una lucha.

De inteligencias, aunque la militar parece que no pasó el psicotécnico, de voluntades y de caracteres; pero también es una lucha armada y si las otras solo afectan el ego ésta última también afecta al cuerpo. Y un cuerpo herido con arma de fuego poco puede resistir. De ahí que haya bajas.

No las que desearíamos, ¿nos hemos vuelto malos?, pero haberlas haylas y si para el Profesor no estaban previstas para los telespectadores ya estaban descontadas.

Esta segunda parte ha bajado un poco el desafío intelectual en beneficio de la manifestación sentimental. Nada que objetar en aras del realismo: cuando se llevan tantas horas encerrados y con tanta tensión es más fácil que a alguien se le escapen exabruptos, lagrimas, disparos y bofetadas que disertaciones sobre Kiekergard. Que estamos hablando de ladrones armados con rehenes y con las desordenadas fuerzas del orden a quien nadie pone límites.

Siempre es la soberbia de los dirigentes la que puede llevar al fracaso cualquier operación, ya sea desde un bando o desde el otro. Son esos momentos en los que hay que mantener la cabeza fría y dejar las gónadas, femeninas y sobre todo masculinas en su sitio. Y eso es algo que pocos saben hacer, visto lo visto.

Los payasos saben como hacer reir y como desviar la atención

La serie mantiene su ritmo, su tensión y sus expectativas a la par que sus protagonistas que siguen sin desentonar, si acaso acentúan sus perfiles y eso insistimos, atendiendo la trama que les obliga a permanecer encerrados, con las necesidades básicas cubiertas pero en precario, permanentemente alertas a los rehenes de dentro y a los grupos de asalto exteriores prestos a ello le da absoluta veracidad a la interpretación.

Los sentimientos son como las cargas explosivas, siempre a punto de estallar. El amor puede imponerse a las dificultades y crecer en ellas aún más rápido si cabe. El odio es camaleónico y como tal se camufla para pasar desapercibido.

La casa de papel está en la mejor línea de las mejores películas sobre grandes robos, en especial las americanas de elenco coral y más por lo que respecta al final.

La mejor serie nacional del año. Sin duda alguna. Si aún no se han decidido a verla no saben lo que se pierden.

O partigiano, portami via,
o bella, ciao! bella, ciao! bella, ciao, ciao, ciao!
O partigiano, portami via,
ché mi sento di morir.

Para leer la primera parte de la casa de papel pinchen aquí

domingo, 26 de noviembre de 2017

El hombre que mató a Sherlock Holmes de Graham Moore

Alternando trama histórica con
trama de ficción histórica.
Todos sabemos quien es El hombre que mató a Sherlock HolmesA Sherlock Holmes lo mató Arthur Conan Doyle despeñándolo por las cataratas de Reichembach en El problema final o eso se nos hizo creer, ya que al cabo de unos años el detective reapareció de forma misteriosa.

Y de lo que en la caída acaeció y de lo vivido durante su ausencia no se tiene mayor noticia que los intentos reconstructores de la historia a cargo de una serie de escritores participantes de lo que se ha venido llamando El Gran Juego y que ha procurado verdaderas joyas inscritas en el otro Canon Holmesiano, el de los pastiches y con grandes representantes en castellano.

El hecho es que Arthur Conan Doyle atentó deliberadamente contra la vida de Sherlock Holmes agobiado por los celos como muestra su confesión escrita en su diario, o eso dice Alex Cale que afirma haberlo encontrado.

Sin embargo, para desasosiego de los asistentes a la convención donde Alex va a exponerlo, es asesinado antes de poder demostrarlo y a partir de aquí la búsqueda del manuscrito siguiendo el modo deductivo que hubiera empleado el propio Holmes será la misión de Harold White, un neófito de la sociedad Los irreductibles de Baker Street pero fanático como el que más, acompañado de la joven periodista Sarah Lindsay.

La novela va alternando tiempo anterior, donde se narran los hechos vividos entre Arthur Conan Doyle y su amigo Bram Sotker, el autor de Drácula, que son los que ocupan las páginas del diario perdido y que supone descubrir las habilidades como detective del propio Conan Doyle estimuladas ante el hecho de que puede llegar a ser encausado criminalmente.

Y lo alterna con el tiempo actual, más de un siglo después, que ocupa la búsqueda del mismo diario empleando las mismas habilidades detectivescas. Dos líneas temporales que se acaban uniendo de una forma muy meritoria.

El hombre que mató a Sherlock Holmes es una novela que alterna trama histórica con trama de ficción histórica y que supone además de una tremenda labor de documentación una más que ingeniosa forma de viajar en el tiempo sin hacerlo.

Graham Moore
Graham Moore ha escrito una novela que, en su debut,  trasciende el entretenimiento.

Original, divertida, emocionante y entusiasta y que logra que Sherlock Holmes esté presente en toda la obra sin aparecer en ella, algo que consigue empapando las figuras de Arthur Conan Doyle y de Harold White de la personalidad del genial detective.

Una novela policiaca que mantiene la intriga a lo largo de la trama con dos interesantes casos a resolver y después de resueltos en aquello que se lee en la Nota del Autor.