domingo, 11 de agosto de 2019

El violín del virtuoso de Nuria García Font

Niccolo Paganini protagoniza
esta novela policiaca.

El violín del virtuoso es la segunda novela de la saga Crónica de los barrios sin luna cuya primera entrega es El secreto del puzle.

En El violín del virtuoso el caso criminal es un robo y a medida que avanza la investigación iremos descubriendo derivadas más complejas y conoceremos la obra musical de un gran maestro, al tiempo que los jóvenes protagonistas, aún universitarios, irán descubriendo sentimientos y experimentando emociones que ayudarán en su crecimiento hacia la madurez.

En la inauguración de unas jornadas dedicadas a las artes se exponen instrumentos musicales provenientes de diversos países. Sin duda uno de los más relevantes es Il Cannone, el cañón, el violín amaestrado por el gran Niccolo Paganini.

Paganini, sus caprichos, esas cortas piezas musicales pensadas para provocar sensaciones y reacciones, Il Cannone y Génova, ciudad de origen del maestro, son los elementos que se conjuran para que Oona, Javier y Fabio tengan que volver a colaborar con la policía para el esclarecimiento de un caso que en su vertiente argumental está más que bien construido.

Núria García Font
Núria García Font es una autora novel que está dando los primeros pasos en la novela negra juvenil y sabe que le queda camino por recorrer y que no será fácil pero voluntad no le falta.

A sus novelas hay que acercarse desde una perspectiva juvenil, así se entiende y explica su bisoñez literaria en consonancia con el comportamiento amateur de sus jóvenes investigadores.

Unas obras donde prima la narración de los hechos condicionando el relato que a menudo entra en modo cronología. Los tópicos acechan y es difícil no sucumbir a la tentación pero ante el vicio de querer asomar hay que recordar ejercer sin temor la virtud de podar.

jueves, 8 de agosto de 2019

El Cazador de Estilemas de Álex Grijelmo

¿Qué es un estilema? un estilema es
el estilo personal que emplea cada cual
a la hora de expresarse.

La escritura manual ya no se lleva y la grafología, esa disciplina que pretende explicar la personalidad de un individuo a partir del estudio de sus trazos caligráficos, está desapareciendo por inanición, sin haber llegado a un acuerdo sobre su establecer su condición de ciencia o de pseudociencia.

Eugenio Pulido, un filólogo en horas bajas y mente hiperactiva, pretende que el análisis de estilemas puede  ayudar a solucionar delitos y ayudarse en su magra economía.

El Comisario Contreras, inicialmente escéptico, acaba convencido de la bondad del procedimiento y establece con el filólogo un tándem que no solo reporta éxitos policiales sino también pingües beneficios económicos.

Un punto de partida original para establecer un apasionante método deductivo. No solo las pupilas, la forma de las orejas o las huellas digitales son elementos diferenciales e identificativos de cada ser humano: el empleo de estilemas se demuestra igual de eficaz y más eficiente al no necesitar aparatos calibrados.

¿Qué es un estilema? Según el propio Eugenio Pulido, y después de ubicar el vocablo entre semantema, grafema, fonema y morfema lo describe como donde reside el estilo personal de cada cual a la hora de expresarse y que resulta relevante  para identificar a su autor prácticamente sin margen de duda ni error.

Eugenio se convierte así en una suerte de forense lingüista que, por falta de consistencia en el argumento, se queda en mero aficionado.

Álex  Grijelmo
Álex Grijelmo ha escrito una novela policiaca novedosa y ha puesto tanto empeño en sostener su tesis, o la de Eugenio Pulido, que no ha dudado en profundizar, de forma muy amena e interesante, en los resortes del lenguaje oral y escrito para darle argumentos, su oficio lo descubre, pero en su desarrollo descuida la trama criminal, que queda como un mero elemento indispensable pero no fundamental para el experimento.

Hasta tal punto el árbol no deja ver el bosque que el ritmo narrativo se ve a menudo interrumpido y hay momentos en que la novela queda varada sin solución de continuidad.

El hecho de emplear tres voces narrativas tampoco ayuda ya que no siempre una sigue a la otra avanzando en la trama sino que a menudo se repite el mismo hecho contado de forma redundante.

Los delitos elegidos, los delincuentes escogidos, quedan en mero ejemplo didáctico sin garra, cuando podrían y deberían haber tenido más calado tanto lingüista como policial y entonces la novela hubiera trascendido la anécdota para convertirse en digna de recomendación dentro de ese género negro tan faltado de apuestas arriesgadas que barran tanto cliché.

domingo, 4 de agosto de 2019

La bestia de Chabouté

Todos llevamos una bestia en nuestro interior.

Un cuerpo destrozado ha sido hallado en un bosque cubierto de nieve. Los pocos habitantes de un pueblo pequeño viven atemorizados y los hombres van armados a todas partes, incluso al bar.

La llegada de un inspector de policía encargado de esclarecer el caso no inspira confianza: los métodos policiales son demasiado neutros y parsimoniosos; ellos prefieren actuar de forma contundente y terminar con la bestia, lo que sea que sea, que ha atacado de manera tan feroz.

Se proponen batidas: se han visto lobos merodear por las lindes; incluso podría haber un oso. Hay que terminar con todo lo que suponga peligro. Hay que exterminar toda alimaña. Hay que preservar la vida de las gentes.

Cuando un nuevo cuerpo aparece descuartizado con heridas similares, nada va ya a detenerles y, estando aislados por culpa de la nieve, ni la policía va a poder llegar por lo que se encuentran solos ante esta encarnación del mal a quien pretenden encontrar y escarmentar hasta su muerte.

Nadie puede predecir lo que el comportamiento humano bajo fuerte presión es capaz de hacer. Ya casi hay más miedo al hombre que a la bestia.

Chabouté materializa una historia que extrae de las gentes sus temores ancestrales llegando a creer incluso en lo que se sabe imposible: el mal no existe como ente, si acaso como concepto ético y siempre como opuesto al bien. Y aún y así están convencidos de su materialización en esos cuerpos destrozados que les recuerdan que todos pueden morir en cualquier momento.

Chabouté "La Bestia"
Y esa incomoda e indeseada sensación, Chabouté la transmite en diálogos pesarosos y reflexiones trágicas sobre lo tremebundo de los hechos pero sobre todo con unas precisas líneas de negro sobre blanco. Sin grises ni tramas. Negro y blanco, oscuridad y luz, muerte y vida.

Los efectos lumínicos y la perspectiva se consiguen con los contrastes del contraluz y de la dirección del foco. Todo se combina para ofrecer una lectura reposada a pesar de lo escabroso del tema, su origen y su destino.

Lectura obligada de un ejemplar que no debe faltar en su biblioteca de comics noir.

martes, 30 de julio de 2019

El trío de la Dama Negra de Irene Adler

Sherlock, Lupin, Adler...
¡vaya pandilla!

Todas las persones, los personajes de ficción también, tienen un nacimiento, un desarrollo y a veces una muerte, aunque no se relate.

Esta novela es la primera de una saga de libros que con el título paraguas de Sherlock, Lupin y yo recoge el origen de una tierna e indisoluble amistad entre Sherlock Holmes, Arsène Lupin e Irene Adler, desde que traban conocimiento veraneando en Saint Maló en 1870 en esa confusa etapa entre la pubertad y la adolescencia, y que explica la procedencia y evolución de sus aptitudes.

El relato, perfectamente ajustado a la época tanto a nivel costumbrista como por el léxico empleado, es de corte infantil/juvenil, por lo que es perfectamente recomendable para quienes ronden los 10 años y más.

Es una magnífica oportunidad de introducirse en el mundo de Holmes y Lupin por lo que continuar luego con los libros para adultos con estos protagonistas es el paso natural. Y todo contado por Irene Adler, punto de vista femenino, esa gran desconocida y a la que vamos a poder conocer con el mismo nivel de detalle, o más, que sus compañeros.

El trío de la Dama Negra se inicia con el descubrimiento de un cadáver en la playa y a partir de ese momento y a ritmo de thriller se va a desarrollar una historia que si no fuera por la edad de los personajes y las concesiones inevitables al público a quien va dirigido, bien podría pertenecer a uno de los relatos intrigantes, esotéricos y misteriosos a los que nos tiene acostumbrados el Sherlock Holmes adulto.

Un gran mérito de sus creadores, ya que bajo el seudónimo de Irene Adler se encuentra un equipo formado por Pierdomenico Baccalario, director del proyecto, Alessandro Gatti, escritor y Iacopo Bruno ilustrador.

Lectura absolutamente recomendable. Léanla primero ustedes para adecuarla a sus naturales destinatarios y no se sientan mal por disfrutarla: es el niño que todos llevamos dentro y que se resiste a abandonarnos.

Si disfrutaron con Los Cinco, Los Hollister o Los Tres Investigadores, por citar algunas, esta es su serie. Con un Sherlock que ya apunta su capacidad de análisis y deducción, un Lupin que muestra sus habilidades físicas y su osadía y una Irene capaz de conquistar el mundo.

Aventuras veraniegas muy adecuadas para esta época del año donde hay que dar vida a muchas horas muertas, además esta novela tiene ahora el precio de un helado pero más contenido y con ella pueden ayudar a engrosar las filas de fans de la novela policiaca y la novela negra.

Hijos, nietos, sobrinos y primos se lo agradecerán. Si acaso pongan también el helado.

jueves, 25 de julio de 2019

Las siete muertes de Evelyn Hardcastle de Stuart Turton

Una novela negra que es un ejercicio
de virtuosismo literario.

Un enloquecedor viaje temporal que tiene por objeto descubrir quién es el asesino. Pero no se alarmen, no se trata de montar en una máquina del tiempo y viajar atrás y adelante, nada de eso: se trata de rememorar el mismo día una y otra vez.

¿Recuerdan la película Atrapado en el tiempo, conocida popularmente por el día de la marmota? pues lo mismo pero cada vez en un cuerpo distinto. Para los más jóvenes hay que imaginar una situación en Westworld donde se vive lo mismo que el dia anterior pero encarnando un personaje distinto.

Pero vayamos por partes. Aiden Bishop, el protagonista, ni recuerda quien es ni por qué está donde está ni que ha venido a hacer. Amnesia. El principio puede resultar desasosegante e intricado, no se alarmen que va a ir a más.

Las siete muertes de Evelyn Hardcastle, siete porque ese es el número de veces que Evelyn muere, transcurre en unos espacios en los que la oscuridad ha barrido la claridad; un ambiente decadente, tenebroso y ruín que alberga criaturas a imagen y semejanza y que se relacionan entre ellos de igual censurable manera no despertando ni la más mínima simpatía ni obteniendo ninguna muestra de aceptación o comprensión a sus actos.

Todo empieza en medio de un bosque, el que rodea la casa de campo Blackheath, propiedad de los Hardcastle en una celebración por el compromiso de su hija Evelyn. Hay un asesinato, un asesino y alguien, por razones en principio desconocidas, que debe resolverlo. Todo muy policiaco, excelsamente whodonit.

Solo que hay circunstancias espacio tiempo que cambian las reglas de juego y convierten la vida de los personajes y la investigación en la más intrincada, sofisticada y enconadamente difícil composición de un puzzle formado por octaedros que giran de cara aleatoriamente.

Ocho caras puesto que son ocho las que tiene Aiden Bishop para solucionar el caso y para recuperar su propia identidad que, con tantos cambios, no acierta a saber ni cuál es ni a qué pasado está atada aunque si pueda, con el tiempo, imaginar parte de su futuro.

Adelante, atrás, adelante pero distinto, atrás pero distinto, adelante pero distinto distinto, atrás pero distinto distinto y así. Cada vez un hilo narrativo distinto pero semejante. Puntos de vista distintos para una misma visión. Una enloquecedora cordura, malabarismos neuronales, inmersión en aire.

¿Les parece exagerada esta reseña? Eso es porqué aún no han leído la novela. Una novela policiaca que tanto puede ser novela negra como thriller. Como también novela de ciencia ficción, como costumbrista y de época.

Todo calificativo es válido según que camino se elija andar de los que ofrece el laberinto. Porqué ahí es donde van a descubrirse nada más empezar a leer: en un laberinto que en lugar de plantas verdes y lozanas, muestra hojas muertas, podridas y nauseabundas.

Stuart Turton
Stuart Turton no solo ha sido capaz de pensarlo sino incluso de escribirlo y de forma que se entienda aunque, eso sí, no sea una lectura fácil ni evidente. Ayuda que su prosa es limpia, comprensible y de académica composición.

Descripciones muy medidas para favorecer la acertada descripción de ambientes y lugares y la enfocada visualización del contexto y diálogos precisos con voces ajustadas al perfil de cada personaje (oírla en versión original debe ser de una riqueza extrema).

Un ejercicio de virtuosismo literario que seguro va a gustar a rabiar o va a ser abandonado a las pocas páginas de su lectura. Cualquiera de las dos opciones no les librará de que les explote, virtualmente, el cerebro.