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viernes, 8 de septiembre de 2017

Crimen en el paraíso temporada 6


Agatha Christie en el Caribe.
Fiel a su cita veraniega, la serie que alterna paisaje tropical con asesinatos al estilo inglés más clásico, Agatha Christie en el Caribe, vuelve en su sexta temporada.

Crimen en el paraíso ofrece ocho nuevos episodios de corte policiaco clásico: asesinato de ejecución aparentemente imposible; pocos y escogidos sospechosos, interrogatorios, composición de lugar y una frase que dispara el clic mental del inspector Humphrey Goodman que le permite conocer el cómo y a partir de él descubrir el quién.

La detención sin aspavientos, sigue el paso previo de la explicación concedida en una escenificación juntando a su equipo policial con los sospechosos.

Muy Hércules Poirot aunque Humphrey sea inglés. Muy inglés y mucho inglés.

La serie se sustenta en el misterio que envuelve al crimen, en la intriga que conlleva descubrir el cómo, en el suspense de saber quién asesino y en el disfrute que supone el desenlace, de ahí que los cambios de  protagonistas, que han hundido otras series, no hagan mella en su permanencia.

Han consolidado el escenario, la estructura de la trama y ha mecanizado tan bien el modo de hacer hasta el punto que casi, solo casi, no importa quien lo haga, quien actúe. Aunque haya actores y actrices que estén mejor que otros en su papel y que caigan mejor o peor a la audiencia.

Hacia el final de esta 6ª temporada y debido a la investigación de un asesinato el equipo policial de Honoré se traslada a Londres para trabajar con Scotland Yard (primera vez en la serie que salen de la Isla de Saint Marie).

Florence Cassel y el nuevo inspector Jack Mooney
A esta novedad le sucede otra y es la substitución del inspector Humphrey Goodman por el nuevo inspector, inglés por supuestísimo, Jack Mooney (interpretado por Ardal O’Hanlon). Este papel cambia de manos por tercera vez, por lo que llamarlo novedad resulta inadecuado.

El nuevo inspector sigue fiel al estilo que los guionistas han definido para la serie, es buena persona, educado y tiene sus particularidades a la hora de enfocar la investigación. Este, además, ama el Caribe, lo ve como una oportunidad de salir de un estado depresivo en el que se veía envuelto, algo que sus predecesores no llevaban en el equipaje y siendo viudo como es lleva también en el equipaje a su hija Siobahn (interpretada por Grace Stone) que se preocupa por su estado de ánimo.

Serie placentera que da más de lo que parece y que entretiene más de lo que se pudiera imaginar. Sigue siendo un refrescante helado de colores y sabores para combatir el calor del estío.

Confirmada la 7ª temporada para el verano 2018

Lean aquí las reseñas de las anteriores temporadas:

1ª Temporada (con Richard Poole y Camille Bordey)
2ª Temporada (con Richard Poole y Camille Bordey)
3ª Temporada (con Humphrey Goodman y Camille Bordey)
4ª Temporada (con Humphrey Goodman, Camille Bordey y Florence Cassel)
5ª Temporada (con Humphrey Goodman y Florence Cassel)





jueves, 24 de agosto de 2017

La casa de papel

La casa de papel, donde se fabrica
el papel. El papel moneda.
La casa de papel es una maqueta. La maqueta de la casa donde se fabrica el papel. El papel moneda.

La esperanza es que nada salga mal aunque todos, El Profesor, Berlín, Tokio, Nairobi, Moscú, Denver, Río, Oslo y Helsinki saben que, en cualquier momento, todo puede ir mal. Hay que ceñirse al plan. Y si lo hacen conseguirán salir de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre con un botín de 2.400 millones de euros.

El plan es un magnífico ejercicio de análisis de comportamientos, de variables y de posibilidades; de estrategia, de ataques y defensas, de contraataques… donde todo lo previsible se ha previsto; no en vano es el fruto de varios años.

Pero siempre hay que considerar el factor humano. Y el ser humano tiende a ser condescendiente a la emoción de los sentimientos con los que condiciona a la conducta y el comportamiento puede comprometer el plan.

La primera parte, la que lleva a entrar en la Fábrica y a someter a los rehenes se lleva a cabo con precisión de relojero pero a medida que avanza el tiempo de encierro, tanto por parte de los atracadores como por parte de los rehenes como de la policía se van sucediendo situaciones, algunas de esas emocionales que decíamos, que suponen un nuevo giro de tuerca que parece cerrar cualquier atisbo de solución.

Los atracadores
Los perfiles están admirablemente definidos, no sobra ni falta ninguno; no hay extralimitación en las actuaciones que resultan absolutamente convincentes hasta el punto de consiguen que toda la serie, aunque se sepa que es ficción, tenga un nivel de verosimilitud excepcional.

La serie muestra un casi perfecto equilibrio entre las secuencias de acción y las de situación, buscando la relajación después de disparar las pulsaciones, en un ritmo constante que consigue mantener la atención cautiva a lo largo de todo el episodio y de toda la serie si la ven por inmersión.

Los policías
Una única temporada de 18 episodios repartida en dos partes de 9. La primera parte aprueba con sobresaliente y en la segunda se lo juega todo. Este otoño el desenlace.
La serie que no pueden dejar de ver. A nivel de las mejores películas de este subgénero de robos de grandes proporciones. Una gozada.


Aquí una escena de gran emoción, casi comparable con el canto espontáneo de La Marsellesa en el Rick's Cafe Americain en la mítica Casablanca. Es aquella en la que Berlín quiere obligar a El Profesor a cumplir una promesa de vida.



Post Scriptum: Pincha aquí para leer la reseña de la conclusión de la serie (sin spoilers)

domingo, 20 de agosto de 2017

Forever serie tv

Forever... young
Forever presenta a un brillante forense con grandes conocimientos culturales de toda índole y agudas dotes de observación que ostenta más por viejo que por forense. Como aquello de la sabiduría del diablo.

Viejo de edad que no de aspecto. Más que viejo antiguo o ¿no lo es alguien que tiene cerca de 300 años?  De aspecto lozano y estancado, forever young, en una incipiente madurez más que envidiable aunque resulte que no se corresponda con la lógica matemática contando desde la fecha de su nacimiento.

Y es que su longevidad se debe a su peculiar condición de inmortal.

Puede morir, de hecho muere casi en cada episodio, pero resucita, de forma espectacular, como Venus saliendo del agua, y cada vez en el mismo sitio, tantas veces como sea preciso.

Es una serie policial en la que Henry Morgan (interpretado por Ioan Gruffudd) nacido el 19 de septiembre de 1777 es el protagonista que ejerce como médico forense de la policía de New York, con dosis de fantasía ¿acaso la inmortalidad no lo es? y notable sentido del humor que lamentablemente no pasó de la primera temporada y veintidós episodios, que dejan con la miel en los labios.

Como es fácil deducir, Henry Morgan, habiendo vivido una porción de siglo XVIII y enteros los siglos XIX y XX ha estado en múltiples lugares, en variopintas situaciones, ha luchado en guerras, sabe de ciencias y de letras, de artes y de oficios y ha conocido un sinfín de personajes, algunos de notable relevancia histórica y también ¿y quién no? se ha enamorado; todo bajo la maldición que supone ver envejecer y morir a quienes quieres y a los que te rodean en el quehacer diario.

Con este bagaje, enormes dosis de mundología que caben en un maletín de doctor, afronta los problemas desde la perspectiva del que sabe que todo es relativo y enfrenta los casos criminales sin concesión alguna a la piedad. La vida es el bien más preciado y quienes disponen arbitrariamente de la de los demás no merecen ni respeto ni misericordia alguna.

Su trabajo como forense lo complementa con la gestión de una tienda de antiguedades, alguna de las cuales le ha pertenecido, lo que da pie a recuerdos y pensamientos nostálgicos que retroatraen a otras épocas.

Jo Martínez y Henry Morgan en la tienda de antiguedades
Los crímenes de los episodios de la serie siempre tienen un punto de imposibilidad que requiere de las habilidades de Henry para desvelarlo. Jo Martínez (interpretada por Alana de la Garza) es la detective del departamento de policía del estado New York que colabora en las pesquisas y a la que no deja de sorprenderle la sapiencia de Henry y por quien, a medida que avanzan los episodios, siente algo más que veneración.

Las cosas se complican cuando aparece alguien que parece tener la misma capacidad que Henry y que supone una subtrama lineal con mucho suspense.

Otras series peores han tenido segundas oportunidades, algo que se ha negado a Forever, cuando se merecía mejor suerte y a pesar de tener legión de fans que la solicitaron vía redes sociales.

Entretiene y divierte. Y eso de la inmortalidad siempre da que pensar: forever young.


martes, 1 de agosto de 2017

Elementary temporadas 4 y 5

Elementary temporada 4
Sería imposible escribir esta reseña sin repetir explicaciones y calificaciones ya empleadas en las reseñas correspondientes a las tres anteriores temporadas, baste decir que Elementary sigue siendo una serie de planteamiento inteligente, de argumentos trabajados y algunos de gran complejidad y con diálogos ricos en dobleces con mucha y brillante ironía y juegos de palabras tan rubikianos que seguro que nos perdemos la comprensión de más de uno.

Una serie muy digna y de las mejores en calidad argumental e interpretativa en temática policial nunca antes emitidas en TV y con tanto recorrido.

Una recreación de Sherlock Holmes y John (Joan) Watson que ahonda en el aspecto más humano de ambos personajes, siendo el caso de Sherlock el más asequible, sin menospreciar para nada sus capacidades y aptitudes de investigación y deducción.

Estas dos temporadas, la 4ª y la 5ª dejan a los protagonistas solos ante casos delictivos sin interferencias al estar huérfanas de familiares que puedan absorber minutos del episodio.

La rutina, y no es peyorativo sino todo lo contrario, detectivesca se ha instalado y tampoco hay sub-tramas de peso que distraigan aunque las haya más ligeras.

En la 4ª temporada tenemos la reaparición de alguien que tuvo mucho protagonismo y que circunstancias que hubieran tenido repercusión penal aconsejaron su huida del entorno Holmes y Watson y la consecuente desaparición de la serie.

My dear Watson & Holmes sweet Holmes
En efecto,  Kitty Winter (interpretada por Ophelia Lovibond) repite presencia y supone la revisión de un antiguo caso y dosis excesivas de violencia y peligro, excesivas para lo que los reflexivos casos de Holmes y Watson nos tienen acostumbrados, pero que sin embargo son indispensables en el tono argumental.

En la 5ªt emporada aparecen dos sub-tramas, una que tiene que ver con una relación amorosa y complicada del detective Marcus Bell con Chantal Minier empleada en la fiscalía.

Y otra, más trascendente, tiene que ver con Shinwell Johnson (interpretado por Nelsan Ellis) un antiguo conocido de cuando Watson ejercía de cirujana y ex-miembro de una banda callejera que busca su reinserción social. Esta aparición supone un guiño al canon holmesiano y se refiere al relato El cliente ilustre, eso sí, convenientemente distorsionado como lo es toda la serie televisiva.

El final de temporada presenta una lúgubre y tenebrosa perspectiva por lo que visionar la 6ª ya no será una opción sino una obligación.

Los fans se temen lo peor ante el anuncio por parte de CBS de una 6ª temporada con solo 13 episodios en lugar de los 24 habituales. Wait and see.

Disfrútenla; merece la pena.





domingo, 11 de junio de 2017

Rosewood

Rosewood: vegano y metrosexual.
Terminada ya la segunda temporada y con ella el final precipitado de la serie (ya saben que la audiencia y las ganancias en EEUU son implacables y determinantes) es hora de pasar reseña a una serie concebida para pasar el rato y buscar la sonrisa tontorrona.

Rosewood viene a ser como si a CSI se le extrajera todo el envaramiento de sus personajes y su tecnología de ciencia ficción y se le distendiera un poco el ambiente dándole más color populachero.

El Dr. Beaumont Rosewood Jr., Rose (pronúnciese Rosi; interpretado por Morris Chestnut) para los amigos, es un forense adinerado de Miami a quien la policía contrata cuando quiere una autopsia express minuciosa y tecnificada. Rose no es barato pero sabiendo que los fondos de la policía no son ilimitados a veces colabora gratis para no perderse ningún fregado. Aunque nunca sale caro ya que prácticamente siempre es él el que resuelve el caso.

Y es que Rosewood no solo es forense habilidoso, con un equipo de profesionales, prácticamente familia, envidiado hasta por los extraterrestres, si es que tienen forenses, sino que además está dotado, y cómo ¡vaya músculos!, para la investigación y pegado como una lapa a AnnaliseVilla (Jaina Lee Ortiz), la inspectora con la que trabaja, resuelven los casos con más del 100% de efectividad, si ese porcentaje es posible.

La primera temporada de tanteo para lucimiento de cuerpos, el de Rose torso al desnudo y el de Villa con camiseta ajustada de tirantes y pantalones segunda piel, y de sonrisas: a ver quien la tiene más grande, sirve para presentar unos casos de poco calado criminalístico y poca complejidad investigativa.

Tanto es así que todo parece girar en torno a la química entre todos los protagonistas ya sean pareja o estén a punto de serlo. La subtrama líneal recae sobre la muerte del marido de la inspectora Villa que podría haber sido asesinado contrariamente a como se presumió en su defunción.

Rosi y Villa
En la segunda temporada, la posible inocencia de un convicto por quien la madre de Rose, Donna Rosewood (interpretadada por Lorena Toussaint) siente cierta estima mantiene la tensión como trama lineal hasta el episodio 9 y a partir de ahí se inicia otra que tiene la salud del simpático forense en vilo. Y es que Rose sufre una enfermedad congénita que le obliga a llevar estricta dieta y hacer ejercicio ya que su cuerpo, resulta una máquina con obsolescencia programada.

Los trastornos amorosos de Rose y una tremenda decepción con repercusión económica han tambaleado sus convicciones y relajado su ritmo de vida por lo que podría haber acelerado su fin.

Una nueva subtrama se desarrolla en la familia de Villa, su madre tiene sus minutos de fama y también su hermano, un hermano que va a copar la atención hasta el final.
Y por si fuera poco hasta el capitán, el actual, tiene su pasado; como el anterior también lo tuvo y ambos tienen su presente.

Una serie noir para veganos y metrosexuales; una serie donde todos los protagonistas tienen sus minutos de gloria merced a giros argumentales adaptados para tal fin y que representa una clara exaltación a la unidad familiar y al poder curativo y aglutinador que tiene conversar sobre todo lo que le pase a quien sea. La familia unida jamás será vencida.


domingo, 2 de abril de 2017

Castle 8 temporada y última

Una de las más destacadas series familiares
de entretenimiento policial.
La 8 temporada y última de la serie televisiva Castle empieza con una trama principal que se asoma como compleja, interesante y a buen ritmo y que obliga a Kate a ser expeditiva con su vida familiar para minimizar riesgos. Una trama de fuerte componente, que no contenido, político que supera la línea policial clásica habitual para relanzarla como thriller.

Fascina la capacidad que tienen los guionistas de esta serie para reinventarse después de tantos episodios dotándola de nuevas líneas argumentales que le dan vigor.

Pero como si la muerte anunciada de la serie rebajara la tensión o redujera la imaginación a lo mínimo (guardándose ideas para mejor ocasión) la expectante trama pronto queda en un segundo plano y se van encadenando capítulos donde este hilo principal ni tan solo se menciona y se ve, una vez decidida la no continuidad de la serie, como, forzada, se retoma hacia el final para resolverse de forma precipitada y poco convincente por falta de episodios donde poder desarrollarla con holgura e incrementar la tensión.

En estos últimos episodios abunda la ñoñería y el relleno para aparentar algo que se tenía y que se ha perdido: esa magia, esa ironía, esa complicidad…que surgía con facilidad ahora se viste de artificio carente de espontaneidad. Será cierto lo que se apuntaba como motivo para echar el cierre y es que entre Stana Katic (Kate) y Nathan Fillion (Castle) hay más odio que amor.

Hate? or Love?
Volviendo a la serie, Kate no sabe actuar como Capitán, el traje le viene grande, por lo que nadie entiende como sigue funcionando la comisaría ya que la anteriormente inspectora se dedica más a patear la calle que al trabajo de gestión y organización, como hicieran todos los que la precedieron en el cargo. Cargo que es lo que tiene: despachos, diplomacia y relaciones públicas sin ensuciarse las manos salvo si rebosa el bolígrafo o la pluma o se atasca un papel en la impresora.

Claro que la acción y el lucimiento del actor están en la calle, en persecuciones, dando o recibiendo tiros, interrogando sospechosos y habiendo de cambiar de vestuario según la ocasión y poco o nada atractivo resulta la vida de despacho sin otras curvas que las del mobiliario.

En cambio, es como si el despacho equipado de gadgets de detective privado de Rick Castle, con más minutos en pantalla que su domicilio y que casi la comisaría, preparase una salida tangencial, un spin-off que siga contando con la familia, Alexis y Martha Rodgers, y la colaboración de Hayley Vargas (interpretada por Toks Olagundoye) una exagente que trabaja en Seguridad, para seguir resolviendo casos delictivos.

Pero también es cierto que el final emitido da carpetazo total a una serie que ha tenido de todo a lo largo de su emisión pero que pesa más el haber que el debe, siempre valorándola como serie familiar de entretenimiento noir: guiones inteligentes y con múltiples referencias a clásicos policiales, mucha referencia también a literatura y a mitos de fantasía, muchos guiños a películas y a personajes famosos del mundo Friki, chistes y bromas de humor, eso si, blanco y escenas de sexo de tono aún más blanco que no dejan resquicio ni a la imaginación.

Personajes de papel
Desde junio de 2009 hasta junio 2016 han sido 173 los episodios emitidos en 8 temporadas manteniendo ratios de audiencia exitosos , consiguiendo legión de fans, elogios de crítica y espectadores y suculentos beneficios económicos. El sueño de todo productor, realizador, guionista y actor.

Después de Jessica Fletcher, vino Richard Castle para mantener el cupo de escritores de novela negra con aptitudes de detective ¿quién tomará el relevo?

Recuerden la evolución a través de los diversos post publicados en este blog de una serie que probablemente no será recordada como una de las grandes pero si entre las más destacadas de las series familiares de entretenimiento policial de televisión: 

Para temporadas de 1ª a 4ª pinchen aquí.
Para la 5ª y ver las fotos del loft de Castle pinchen aquí.
Para la reseña de la 6ª temporada aquí.
Para la 7ª aquí.

Y si quieren leer sobre sus primeras novelas y cómics es aquí.

domingo, 19 de marzo de 2017

The night of, serie de tv

The night of es una serie adusta pero
convincente y un deleite como pocas.
Nasir Khan, un joven universitario americano de raíces pakistaníes, ve como una sucesión de acontecimientos acaecidos en unas pocas horas en la noche de su vida, voltean su convivencia organizada y racional y la de su honrada y humilde familia.

Es lo que tiene el sueño americano que nunca sabes cuándo se va a convertir en pesadilla. Desde lo sucedido el 11-M los musulmanes en New York andan con pies de plomo ya que ostentan el número 1 en el ranquing de rechazo. Son denostados a la más mínima ocasión, son culpables a la más mínima sospecha.

Así pues cuando Nasir Khan se ve envuelto en un asesinato ya tiene todo y a todos en su contra y solo un abogado de tres al cuarto, John Stone, pero gran conocedor y hábil empleador del razonamiento casuístico, le permitirá albergar alguna esperanza de librarse de la condena a cadena perpetua.

El abogado John Stone es un personaje atormentado pero absolutamente pragmático; una interpretación muy documentada, otra más en su larga carrera, de Oscar para John Turturro que es el actor que lo encarna. Como lo es también brillante y llevada al límite la actuación de Riz Ahmed en el papel de Nasir Khan: vemos cómo cambia su físico y su personalidad; así su rostro, su mirada, su musculación, sus gestos, sus actitudes y su comportamiento se van endureciendo por las circunstancias carcelarias.

Sin olvidar los dos secundarios principales: Michael K. Williams en el papel del preso Freddy Knignt y Amara Karan en el de la abogada Chandra Kapoor.

Chandra Kapoor, Nasir Khan y John Stone en la sala del tribunal

Una serie que utiliza un asesinato para poner el énfasis en la interpretación de castigar al culpable y proteger a los vivos. Una actuación que, siendo humana, puede estar sujeta a errores y negligencias, pero no debería estar sujeta a intereses de raza, de sexo o de religión, pero por encima de todo nunca debería estar sujeta a los intereses particulares de cada uno y vinculados a sus aspiraciones profesionales y políticas.

Una vez más entendemos porque a la justicia se la representa con una venda en los ojos: no es para ser imparcial es por no ver lo que se hace en su nombre.

The nigth of es una serie por la nos movemos arrastrando los pies deteniéndonos cada pocos pasos, como buscando confirmación de que vamos en buena dirección.

La serie ofrece una riqueza interpretativa como pocas, con personajes memorables y casi tanto lenguaje corporal como oral; unos interiores y unos exteriores absolutamente reales y cuando no, absolutamente veraces y una técnica narrativa que puede parecer adusta pero que simplemente busca ser convincente mientras se aleja del tontismo comercial.

Largos planos estáticos encuadrados desde ángulos poco comunes buscando una composición plástica nada habitual en las series televisivas convierten a esta en una realización más fotográfica que de telefilme.

El guión muy bien resuelto por Steven Zaillian y Richard Price es en realidad el de una gran película, su estructura es propia de un film, solo que el exceso de metraje la ha encapsulado en episodios para hacerla digerible. Este planteamiento lineal y no secuencial es lo que le da fuerza al conjunto y lo distingue de las series convencionales con corte cliffhanger, propiciando una serie de visionado indispensable.


jueves, 9 de marzo de 2017

Grantchester

Grantchester serie policial clásica.
En la pequeña población de Granchester, cerca de Cambridge, durante la década de 1950, se suceden una serie de misterios criminales que tienen en la figura del joven vicario anglicano Sidney Chambers el eje central de la investigación y de su resolución (un registro del actor James Norton diametralmente opuesto al que ofrecía en la serie Happy Valley).

La parte policial la encabeza el detective inspector Geordie Keating (un personaje de apariencia impasible pero con un gran corazón interpretado por Robson Green) y el elenco femenino, que cuenta con variados e interesantes perfiles, lo encabeza Amanda Kendall (Morven Christie) amiga del alma, cuando quisiera ser algo más, de Sidney.

Sidney Chambers resuelve los casos a partir de asociaciones de ideas propiciadas por las conversaciones que mantiene; no hay tratamiento científico ni deductivo, ni inspiración divina: solo explicación racional.

La serie televisiva está basada en las novelas agrupadas bajo la denominación Los misterios de Grantchester de James Runcie, hijo de quien fuera pastor y más tarde arzobispo y de quien se inspiró para su ambientación.

A las dos temporadas hasta ahora emitidas de 6 episodios cada una se anuncia ya una tercera para este 2017.

La serie de carácter eminentemente policial clásico y británico, inclasificable como serie negra como se lee en algunos medios, tiene ese tratamiento británico perezoso cuando la acción transcurre en ambientes rurales donde el reloj es algo que casi solo vale para ostentar.

Unos casos criminales que lo son por su resultado pero donde la causa e intención pueden no tener la maldad que se les atribuye. A veces son las circunstancias las que ocasionan mayores destrozos.

St Mary and St Andrew, Grantchester
El lugar, una población pequeña donde casi todos conocen todo de sus casas y sus jardines, donde se coincide en el bar, en los caminos rurales, en los prados y el río. Un lugar bucólico donde las rosas también tienen espinas. Como decía miss Marple una simple charca es un reflejo de vida de un gran lago; para lo bueno y para lo malo.

Sidney tiene pasiones humanas que ejerce con igual devoción como recita el sermón de los domingos, algunas fraguadas durante su presencia activa en la Segunda Guerra Mundial.

Bebe hasta perder el conocimiento, fuma hasta quemarse los dedos y escucha jazz a toda hora, esa música satánica que incita a las personas a realizar actos deleznables, según la mentalidad de la época, y por si fuera poco tiene éxito con las mujeres pero sin triunfo.

Pero su entrega como siervo del señor no ofrece duda y ante la imposición de la ley que solo analiza hechos y ejecuta culpables choca siempre con su visión misericordiosa y bienintencionada, ya que una vez resuelto el caso siente igual compasión por la víctima que por el culpable; pero por encima de cuestiones religiosas o morales, Sidney Chambers trata siempre de obrar correctamente según sus propios principios.

Una serie que nos recuerda las andanzas de ese otro gran siervo de Dios y hábil investigador que fuera el padre Brown, aunque salvando las distancias entre católicos y calvinistas y en que en Grantchester se tratan temas como la eutanasia y la homosexualidad de forma totalmente abierta.



lunes, 13 de febrero de 2017

The player serie de TV

The player la serie de juego en donde la apuesta
es la propia vida. 
The player, El jugador, es una serie de televisión de género thriller noir que transcurre en Las Vegas y como no podía ser de otro modo, pasando en esta ciudad que nunca duerme y en donde el tiempo está suspendido (los casinos no tienen ni ventanas ni relojes) la trama va de apuestas.

Pero no las apuestas con máquinas tragaperras, ruleta o Black Jack, que serían recurrentes y aburridas para jugadores de altos vuelos sino de otro tipo de apuestas.

Apuestas donde está en juego algo más que acertar la casilla donde finalizará de dar vueltas la bola de la ruleta o en acertar con la carta al repartir una mano.

Los adinerados del planeta han promovido un aliciente a su monótona y ociosa vida que consiste en apostar sobre hechos delictivos a partir de un estudio de probabilidades.

Jugador de la casa contra jugador forastero. Bueno contra malo sin importar quien gane. Vida contra muerte en la mayoría de los casos.

Pero sin atisbo de moral alguno ya que solo les importa ganar en su apuesta. Hayan apostado por uno u otro. No hay preferencia: el dinero no entiende de simpatías.

En cada capítulo un nuevo juego mortal; una nueva apuesta. Johnson (interpretado por Wesley Snipes, hay que comer cada día) como jefe de sala, Cassandra (Charity Wakefield) es la croupier que cuenta con la ayuda de un inestimable sistema informático de múltiples conexiones y alto rendimiento y Alex (Philip Winchester) es el jugador que representa a la banca.

Alex es reclutado a partir de ser atacado en su domicilio a raíz de un complot de secuestro de la hija de un magnate y a partir de ahí el juego no ha hecho más que empezar y cada episodio una nueva apuesta encima la mesa.

Como subtramas lineales la identidad de Johnson y quienes apuestan desde el anonimato; la desconocida infancia de Cassandra y la evolución de su relación sentimental y por último ¿dónde está la mujer de Alex?

La opinión pública no fue del todo negativa, otras series de menos calado han permanecido en antena durante más tiempo, pero el bajo share y la demoledora crítica no dejaron que esta serie ni tan solo culminara la primera temporada.

Cierto es que empieza mal, todo muy circense con muchos fuegos de artificio y mucho ruido y no es que vaya mejorando capítulo a capítulo pero intención había.

Una pena o quizás no; lo cierto es que algunos apasionantes interrogantes se han quedado sin respuesta. Quizás otra cadena rescate sus restos, como ya ha sucedido antes en este mundillo, los recomponga y la lance de nuevo a las ondas.

domingo, 29 de enero de 2017

River serie de TV

Hay que ser muy fuerte para reconocer
que se es débil.
River es de esas series solo aptas para los que buscan productos alejados del circuito más comercial. Es una serie que puede inducir a la somnolencia y en el peor de los casos al coma para quienes no estén dispuestos escuchar la voz del silencio.

Así, si se supera esa criba y se traspasa la barrera en la que el medio le da al espectador todo mascado es fácil adentrarse en una historia que aúna varias visiones de la realidad criminal y que engrandece al género al permitir vibrar con cada secuencia y con la magnífica interpretación.

Es una serie con diversas capas, como las cebollas, y con profundidad argumental radiografiando, casi a nivel de docuficción, el trasfondo del drama social que supone ser inmigrantes aspirantes a ciudadanos de pleno derecho.

En esta serie no solo es bueno lo que se ve y lo que se dice sino también lo que se no se muestra y lo que no se oye: eso es lo que nos permite reconocer que estamos ante un muy buen guión (a cargo de Abi Morgan) y las series con un buen guión consiguen además de entretenimiento trascender el maniqueísmo asociado y no se cortan por mostrar la imperfección primando la ética sobre la estética.

El departamento de policía está de duelo, la inspectora Jackie Steve Stevenson (interpretada muy convincentemente por Nicola Walker) ha sido asesinada en plena calle de un disparo a la cabeza casi a bocajarro y no hay nada más urgente que solucionar este caso y encontrar a quien la mató.

John River (un actorazo: Stellan John Skarsgårdes el inspector punta de lanza de la investigación y, a pesar de su peculiar y antisocial carácter, no va a dejarla hasta resolver el caso ya que además le toca de cerca.

John River ve muertos, literalmente, con los que se ha relacionado en vida y habla con ellos en un plano de igual a igual en cualquier momento y lugar lo que le induce a actuar a ojos de los demás como si estuviera loco.

La serie es un drama policial de la BBC (calidad asegurada) que se vale de la investigación de asesinato para presentar la fragilidad emocional de su protagonista (una más que destacable interpretación de Stellan Skarsgard) y su lucha diaria por superar su carácter antisocial no elegido voluntariamente sino provocado por su incapacidad para gestionar sus cargas emocionales lo que le convierte en un ser atormentado que parece cargar sobre sus espaldas con toda la desolación de la humanidad.

Hay que ser muy fuerte para reconocer que se es débil.

Seis episodios que ahondan en la psicología de los personajes, que desnudan sus sentimientos y sus relaciones, que muestran el lado más humano de cada uno de ellos y por ende sus debilidades e insatisfacciones que se extienden y prolongan en el tiempo, desde antes de la serie y en cuanto esta acaba, siendo toda ella un breve paréntesis en sus vidas. Seis episodios para investigar un asesinato localizando al culpable y entendiendo los motivos. Seis episodios para descender un peldaño en la escala de ciudadanía y entender quienes deciden.

Una serie que impele a reflexionar sobre los conceptos de soledad e infelicidad de los que tanto se habla y tan poco se conoce y con un final absolutamente impagable, para ver una y otra vez, lleno de optimismo en un claro homenaje a la vida.




Tina Charles – I love to love (but my baby loves to dance)

domingo, 18 de diciembre de 2016

Olmos y Robles

Olmos y Robles similares pero distintos.
Agustín Gus Robles (Rubén Cortada) es un teniente de la Guardia Civil curtido en peligrosas misiones orientales que por un acto temperamental, que según el código del cuerpo se corresponde con una insubordinación, es abandonado en la casa cuartel de Ezcaray, donde tendrá que relanzar su carrera trabajando codo con codo con el cabo primero Sebastián Sebas Olmos (Pepe Viyuela).

Olmos y Robles, la serie.

Los vecinos de Ezcaray, pueblo de La Rioja cercano a Logroño, encarnados por los actores capitulares y secundarios de lujo, acogen cariñosamente la incorporación del teniente a la gran familia, al tiempo que siguen dirimiendo sus contiendas cotidianas que nunca tendrán fin.

La clave de comedia se sustenta precisamente en estos personajes y sus cuitas y aunque por momentos emplee ese humor simplón y chabacano que parece que es el único que entienda la audiencia, durante la primera temporada está lo suficientemente dosificado como para que la comezón no llegue a urticaria aunque en la segunda temporada, como agua sin dique, se desborda la verborrea y el populismo y hace aguas por todas partes incluida su parte policial.

Hay excesos interpretativos y sobreactuaciones y paradójicamente se descubre que sea precisamente Pepe Viyuela el más comedido y quien aporte el humor más inteligente con guiños al género negro y policíaco.

En ese sentido destacar el episodio 10 (el 2º de la 2ª temporada) ‘Los asesinatos del Murder Club’ en el que la muerte busca escritores durante la celebración de un festival de novela negra en el pueblo.

Olmos y su pizarra de investigación a la española
La parte policial bien resuelta en la primera temporada y mal tirando a peor en la segunda tiene a Olmos y sus aficiones a leer novelas de género y ver series de televisión en el único capaz de aunar imaginación y lógica a sus investigaciones y atinar en la mayoría de conclusiones. Resulta perfectamente veraz que hoy por hoy la formación de un agente, en un pueblo alejado, se sustente más en los in-puts mediáticos, a los que está más y continuamente expuesto, que en cursos formativos organizados por el propio cuerpo. Pasa hasta en las mejores empresas.

No se consigue, sin embargo, que la química entre Olmos, a pesar de los atinados esfuerzos de este, y Robles de sus frutos; si bien el antagonismo está bien planteado para buscar la complementariedad de los polos opuestos, la exigida actitud distante y por momentos despreciativa de Robles por los asuntos mundanos de un recóndito pueblo, añadido al problema de dicción del actor, hacen que sea el bicho raro de la serie y tan poco útil como dotar de audio a una linterna.

Es lo que tiene vivir al límite en operaciones donde está en juego la estabilidad mundial y de repente haberse de preocupar en un pueblo por si alguien ha matado un cuervo blanco (episodio ‘El negro augurio del cuervo blanco’; cuervo blanco, por cierto, emblema de Getafe Negro, aunque sea casualidad).

Y si bien Robles ofrece, a pesar de su hierático aspecto o precisamente por tenerlo, una imagen de Guardia Civil moderna, amiga de la tecnología y preparada para eventos de exigente nivel formativo muy contrario al que el imaginario popular asigna a los agentes rurales de este cuerpo, son precisamente sus compañeros de la casa cuartel quienes se encargan de rebajar expectativas y con su escaqueo, indolencia y aparente poca capacitación insisten en darle la razón al pensamiento negativo.

Si la serie pretende homenajear al cuerpo casi que pierde en el envite.

El ritmo de la serie es de lo más destacado ya que han sabido llenar el largo metraje con acciones que complementan, pero que inevitablemente distraen la investigación y acaba como tantas otras series que aburren por el relleno, acentuado en la segunda para hacer bueno aquello de que nunca dos segundas temporadas fueron buenas.

Olmos y Robles y el resto de secundarios de la primera temporada
Por último destacar que en las diversas tramas conclusivas las hay que resultan inteligentes, exclusivamente en la primera temporada y es todo un logro habida cuenta de la poca capacidad de maniobra que ofrece un pequeño pueblo y aprovechan la diversidad de voces de los habitantes con los que cuentan para despistar y no caer en resoluciones previsibles.

Renovar la serie Olmos y Robles y no El Caso, crónica de sucesos y si El Ministerio del Tiempo pero después de mucho run-run mediático indica el nivel que el Gobierno de España le supone o quiere tenga la ciudadanía, RTVE mediante. Esa misma corporación que pagamos entre todos y que solo contenta a unos pocos.

domingo, 20 de noviembre de 2016

Happy Valley temporada 2

Happy Valley donde la felicidad consiste
simplemente en no ser infeliz
La serie de televisión Happy Valley mantiene, en su 2ª temporada, su tono oscuro de drama policial tragicómico acreditado en la 1ª temporada y por el que sorprendió y agradó por igual a un sector de la audiencia televisiva desencantada de series, autoproclamadas policiales, más cercanas a chirigota que a realidades punzantes.

Y eso que la serie Happy Valley tiene su punto doméstico, lo que no significa que el hogar sea un refugio para estar a salvo de nada ni de nadie sino solo que en él la maldad habita bajo techo.

Sarah Lancashire en su papel de la sargento Catherine Cawood vuelve a estar impresionante. Su fortaleza se sustenta por la debilidad de quienes le rodean y dependen de ella: su familia, sus vecinos e incluso sus subordinados.

Si ella cede, todo se viene abajo; no puede permitirse ser débil y aún así por momentos se ve desbordada, aparece frágil y su aspecto más humano aflora en lágrimas y gritos. Sus gestos cariñosos son mínimos pero intensos, no puede ir con sutilezas ni puede aceptarlas; la rueda de la vida sigue girando y si se ella se detiene morirá aplastada.

Para entender y disfrutar plenamente de esta temporada es preciso haber visto la primera ya que lo que en ella sucedió es el punto de partida de esta segunda, más tenso si cabe ya que ahora la violencia física mostrada entonces se vuelve psicológica: la fascinante capacidad del psicópata para mostrarse lo suficientemente amable, indefenso e incomprendido como para hipnotizar a los débiles y arrastrarlos al lado oscuro para convertirlos en cómplices o víctimas.

Secundarios de la segunda temporada, todos de primer nivel

Una segunda temporada que pone a la sargento Catherine Cawood, un alarde de matices y registros interpretativos, como sospechosa de una serie de asesinatos en serie; que altera la vida de una vecina ante el temor de una venganza mafiosa; que intenta provocar un cisma en la especial relación con su nieto; que le obliga a ser amablemente inflexible con su hermana Clare; indulgente y tolerante con su hijo; solidaria con prostitutas y desfavorecidos; protectora y comprensiva con la nueva agente y a mantenerse dura y demostrarlo, a pesar de quienes dudan o de lo que sugieran las apariencias sobre la calidad inhumana de Tommy Lee Royce.

Calder Valley en el West Yorkshire sufre una vez la dicotomía que supone enfrentar el significado de su nombre en la serie, Happy Valley y sus verdes prados y calles ordenadas con los terribles asesinatos, trata de blancas y rencillas menores habituales. Una magnifica realización de Sally Wairwright que trabaja ya en la tercera temporada.

Si la serie es de culto para los amantes de las series policiales es porqué no renuncia a ser negra aunque resulte incomoda y su credibilidad se debe a la sencillez con la que extrae del alma de los seres humanos lo bueno y lo malo para exponerlo sin pudor renunciando a dar lecciones morales.

Catherine Cawood y la oveja:
una secuencia para la historia
Olvida la grandilocuencia de los efectos especiales y de las acciones a ritmo de thriller apostando por la cotidianeidad con diálogos y situaciones delirantes que, por momentos, siguen evocando a los Coen y a Tarantino (la secuencia de la oveja: como Catherine la cuenta a su hermana y el desenlace final son de antología).

Los seis episodios de la serie dan la medida justa para poder desarrollar en su plenitud cualquier trama y facilitan el compromiso de la audiencia de serle fiel ya que no se le exige devoción a lo largo de veintitantas semanas más los parones. La calidad de la BBC, con sus producciones que cuidan los detalles al milímetro: guión, dirección, escenarios, protagonistas principales, secundarios recurrentes y los secundarios protagonistas de esta segunda temporada, absolutamente creíbles y perfectamente adaptados… resulta una vez más incontestable y el mejor ejemplo a seguir.