sábado, 26 de julio de 2014

Se lee poco y se compra menos

Estos días las noticias sobre el descenso del 30% en la venta de libros (acumulado 2009 a 2013), sobre todo los de literatura (17%), copan los medios porqué la tendencia parece irreversible.

Hay temor en el sector, hay dudas, no asoman los brotes verdes y se carga contra la piratería como principal culpable. Que seguro que tiene su cuota de culpa en la disminución de ventas es indudable pero hay una causa subyacente que no hay que despreciar y es el ratio de lectura por individuo.

Cuando se lee poco...
Que se lee poco no es novedad ni noticia, es tradición. Y las tradiciones en España se mantienen y se perpetúan dentro de lo posible.

En dicho país, excepto en épocas de República, no se ha oficializado el fomento de la cultura, al contrario durante muchos años ha interesado una ciudadanía inculta, por tanto los lectores lo han sido por inquietud propia, desafiante, por hábito familiar y también por inexistencia de alternativas.

Se lee poco es cierto pero lo es porque cada vez hay menos lectores. Suena duro pero creo que es incontestable.

O sea, el grueso predominante de lectores lo determina un segmento de nacidos el siglo pasado entre las décadas 40, 50 y 60 (claro que hay lectores más jóvenes, y los seguirá habiendo).

Lo son porqué en aquellos años no había alternativa a la gris realidad: solo la lectura garantizaba la evasión, los viajes de ficción, las aventuras de ensueño, los amores imaginados. Y quien cogió el hábito ya no lo ha abandonado.

Poca oferta cinematográfica y encima españoladas, pocos televisores y menos canales: primero uno y después dos, y pocas horas de emisión. Casi no había teléfonos, si muchas cabinas (hasta que José Luís López Vázquez nos hizo temerlas).

Caja de Juegos Reunidos Geyper
Y los juguetes a pilas o ‘Juegos Reunidos Geyper’ y a jugar. Internet y todo lo que ha supuesto en la creación de un nuevo habitat relacional no eran ni ciencia ni ficción, simplemente no eran.

Actualmente solo leen los lectores enganchados, lectores recalcitrantes y generalmente son humanos analógicos, los nacidos antes del boom digital, y aunque en su vida hayan introducido elementos digitales (smartphone y pc mayormente) los consideran añadidos a su ecosistema nativo y por tanto su uso no es determinante, solo utilitario o consultivo. Y aunque en algunos coexista el e-book siguen prefiriendo los libros de papel.

Y estos lectores son los que leen asiduamente y son los que compran libros de forma habitual. Y estos lectores tienen ya una edad y no hay relevo. Los lectores por afición lo serán mientras vivan, y aunque siempre habrá lectores, serán cada vez menos y se leerá de otro modo.

La lectura en si, las bibliotecas, las librerías, las editoriales, como las hemos conocido han de cambiar para sobrevivir, han de adaptarse al medio evolucionando su función primaria y entendiendo que en veinte años (siendo optimista) el escenario puede ser irreconocible. Hay que poner en marcha iniciativas de fomento de lectura desde la infancia. Hay que aprovechar la sabiduría de los mayores. Hay que asegurar la supervivencia lectora.

Quien sabe, tal vez una evolución del las Google glass proyectarán los textos sobre las superficies próximas y facilitarán una lectura instantánea en cualquier lugar y en cualquier momento.

Cinta de cassette
¿Acaso no hemos visto nacer y desaparecer el cassette? ¿y el video beta y luego el VHS? Con toda su parafernalia: estuches, carátulas, videoclubs, socios…cuando parecían que habían venido para quedarse. Y ahora resulta que el DVD ya es viejo con relación al Blu-Ray… Y los USB almacenan gigas cuando al nacer solo permitían Kb

Desengañémonos el mundo actual vuela, y no es un avión, ni un pájaro, ni Supermán, es la tecnología que pone alas a los medios para conocer, saber, evadirse, incluso viajar físicamente, a bajo coste y con inmediatez.

Y todo, todo y todo más efímero que un suspiro.

Hogar digital
Si en un hogar de clase media formado por una familia de 4, hoy en día se pueden encontrar cónsolas portátiles y de sobremesa, televisores con decenas de canales, PC de torre, Portátil, Tablet,  algún lector de dvd o de cd, y se tiene que atender a los programas de debate, las series de televisión, los e-mails, los twitters, los whatsapp, el Facebook, seguir tres o cuatro blogs, comentar rara vez en alguno de ellos…. Coexistimos con máquinas, hablamos con máquinas, vivimos con máquinas ¿Quién tiene tiempo para leer?

Sólo los adaptados, los homo sapiens evolucionados del análogico al digital son capaces de simultanear funciones primarias con terciarias.

¿El homo digitalis nace o se hace?
Las generaciones posteriores, homo digitalis, en las que muchos ni tan solo conocen las teclas y emplean el desplazamiento de pantalla, disponen de múltiples vías alternativas de evasión. Por tanto ¿si he visto las películas de Harry Potter para que tengo que leer los libros si ya se de que va? ¿Si veo la serie de Montalbano por televisión para que tengo que leer los libros y gastarme dinero? La imagen desplaza al texto.

Leer requiere concentración y dedicación exclusiva y en cambio se ve la tele mientras se contesta un whatsapp por el móvil, se consulta el saldo, ridículo, de la cuenta bancaria por la tablet y se come.

Lectura vs televisión
Si alguien ha traducido a imágenes lo que sugiere una novela y lo pasa por la tele, ¿para que pensar, si ya lo dan hecho? Más fácil, más cómodo y no requiere imaginar, solo ver. Es ir al mercado, comprar comida y cocinarla o pedir una pizza a domicilio. No se parecen en nada pero si no tienes paladar no te enteras.

Los datos demográficos del INI evidencian que a primero de enero de 2014, y en línea con lo que está pasando desde 2012, ha habido una disminución en el censo de 404.619 habitantes, y en sus proyecciones barajan que esta tendencia a la baja se mantenga año tras año hasta 2052, pasando de los  46.725.164 de habitantes actuales a unos 41.558.096.

El relevo demográfico entre los lectores que se van y los lectores que se hacen presenta déficit y entre los que se van para no volver están mayoritariamente los de más edad. Y los que leen suelen ser los de más edad.

En 2013 las defunciones totalizan 389.699. Solo hay que sumar 2 más 2.

Se lee poco y se compra menos. Y esto no ha hecho más que empezar.

He visto cosas que vosotros no creeríais: he visto desaparecer las librerías.

lunes, 21 de julio de 2014

La chica de los ojos del color de mi piscina de Jorge Salinas


Coaching y thriller
La chica de los ojos del color de mi piscina es un título más propio para el público masculino, que evocará veranos, piscinas y bikinis, que para el femenino por su evidente tendenciosidad.

Bajo ese título evocativo se encuentra una novedosa mixtura compuesta de coaching y thriller. Un terreno aún no explorado y que por ese motivo aún no tiene casuística para saber como hay que aderezar ambos géneros para conseguir un plato homogéneo que resulte atractivo a la vista y gustoso al paladar.

El coaching está de moda y no porqué sea nuevo sino porque todo tiene su momento y ahora, cuando la crisis ataca valores y no solo posesiones, cuando la rutina se tambalea golpeada por diversos frentes, cualquier ayuda para aprender a entender y positivar lo que sucede alrededor es bienvenida.

El coaching, si lo he entendido bien, es una disciplina que facilita herramientas al cerebro para que pueda afrontar situaciones y actuaciones cotidianas de forma distinta a la habitual reformando esquemas establecidos en aras de una mejor predisposición vivencial.

Y el coach es el entrenador, la persona que acompaña al coachee, o sea al interesado, en este viaje de reeducación cognitiva.

Y un coach es la persona que acompaña al lector en este viaje; es el personaje central de esta novela que entre píldoras de proselitismo coaching va desarrollando una trama de intriga que va adquiriendo complicación a medida que avanza como si de una bola de nieve se tratara.

No queda clara cual es la intención del argumento, ya que por momentos, sobre todo al inicio, la disciplina del coaching es omnipresente hasta parecer un manual de autoayuda y poco a poco va desapareciendo para dedicarse a contar unos acontecimientos que pretenden acercarse al thriller agolpando una sucesión constante de giros que pretenden ser inesperados y que resultan previsibles.

Y es que un thriller no necesita cambiar constantemente de marcha ni de carril para llegar a su destino. Hay que hacerlo cuando toque y de forma muy medida.

La novela cuenta una historia de corrupción empresarial que toma derivas muy peligrosas para los protagonistas. Narra las aventuras de un coach envuelto en una trama de conspiraciones resuelta con más ases que mangas y en donde cuando un personaje molesta se le elimina.

Un coach desbordado por unos acontecimientos que hacen que llegue a cuestionarse su propia medicina cuando se ve incapaz de practicar un comportamiento asertivo a lo que le está sucediendo.

Jorge Salinas
Si les gusta el coaching o quieren saber más sobre esta práctica, esta novela les brinda una oportunidad de conocer sin recurrir a tecnicismos.

El autor de La chica de los ojos del color de mi piscina, Jorge Salinas, es un coach de renombre, con experiencia contrastada y vocación dirigida a dignificar la profesión y evitar el intrusismo. Explica su incursión literaria como el medio para difundir sus conocimientos en un contexto relajado y mundano lejos del academicismo formal.

viernes, 18 de julio de 2014

R.P.G. Juego de rol de Miyuki Miyabe

R.P.G , Juego de rol
Todo empieza con el cadáver. Y concluye cuando se descubre quien ha asesinado y porqué lo ha hecho.

R.P.G (Rol Player Game o sea Juego de rol) es una novela whudunit auténtica (¿quièn ha sido ¿quién lo ha hecho?). Un whudunit a la japonesa ciñendose al esquema clásico del género pero dándole un giro novedoso al modo de desarrollar la investigación sin salir de una sala de interrogatorios policial y que se presenta articulada de tal modo que se intuye en ella una apasionante obra teatral en tres actos: introducción, nudo y desenlace.

Rápidamente en la comisaria se establece el plan policial de actuación y aunque existen dudas sobre su éxito se instruye a todos los implicados sobre su comportamiento y se les contagia el entusiasmo por el éxito. Y empieza el interrogatorio, piedra angular del argumento y un nuevo giro al clásico modo de investigar sin moverse, sin análisis clínicos sin huellas, utilizando solo las mismas celulas grises que ya emplearan los detectives en la edad de oro de la novela enigma.

En la introducción conocemos la víctima número 1, un empresario de mediana edad, que parece guardar relación con la víctima número 2, una joven universitaria que se gana su dinero ejerciendo de acompañante, y también conocemos a la familia de la víctima 1 y a los agentes encargados de la investigación.

El nudo se inicia con el interrogatorio lento y pausado, observado en todo momento desde detrás del espejo/cristal, que rompe además su normalidad al introducir un sospechoso tras otro en la misma sala y comprobar las reacciones de cada uno.

El desenlace, llegado al punto de tensión máximo en un interrogatorio exhaustivo, se corresponde con la confesión y por tanto conclusión de la causa criminal.

Toda una lección de academicismo literario; de clasicismo narrativo, para hilvanar una historia de acción y reacción que emplea las tres leyes del movimiento de Newton:

1. Un cuerpo se mantiene en reposo mientras no se actúe sobre él mediante una fuerza no opuesta. En este caso hasta que el interrogatorio no llega a su punto crítico no se obtiene más que pasividad.

2. Una fuerza no opuesta que actúa sobre un cuerpo, causa en este cuerpo una aceleración en la dirección de esa fuerza. En este caso la aportación de una valiosa información en medio del interrogatorio consigue el movimiento que se esperaba.

3. Cada cuerpo tiene una fuerza opuesta de igual magnitud que él mismo. En este caso el enfrentamiento a la evidencia genera una acusación que provoca la negación con igual intensidad y en consecuencia revela la verdad.

Takegami es el sargento encargado de escenificar todo un plan concebido por un compañero que no ha podido llevarlo a cabo. Poco sabemos de su vida o su forma de ser, la autora se limita a enfatizar su forma de pensar y de actuar mientras dura el análisis del comportamiento de una familia real vs una familia virtual.

¿Família real o familia virtual?
La familia real, en la que los roles son una consecuencia lógica a una situación que se puede tocar y la virtual donde los roles son consecuencia de una elección que se puede imaginar.

El peso de las relaciones virtuales es cada vez mayor en la sociedad en general y en la nipona en particular. El uso de nicks facilita el anonimato y dispara la imaginación para vender una imagen más idealizada y con mayor encanto: los internautas tienen la tentación de definirse como les gustaría ser y no como son.

Miyuki Miyabe escribe otra vez atacando directamente al hueso, saltándose capas superfluas de descripciones y centrándose en el desarrollo de la investigación basada en un largo e ininterrumpido interrogatorio, repleto de habilidosos diálogos y elocuentes silencios perfectamente cronometrados.

Otras dos obras de esta autora japonesa ya han pasado por este blog, pinchen sobre el título para leer la reseña:



domingo, 13 de julio de 2014

Abracadáver de Peter Lovesey

Los teatros de variedades y el circo; la corista, el forzudo, el trapecista, el equilibrista, la mujer barbuda, pasen señores pasen y vean y disfruten de todas estas maravillas, de esas rarezas y del espectáculo por unos pocos peniques.

Pero cuidado, que un anónimo y sádico bromista parece tener en el punto de mira a diferentes artistas sobre los que aplica su burdo sentido del humor en mitad de sus actuaciones y consigue humillantes situaciones en vivo y en directo, frente al público, con lo que consigue además mermar la fama del artista, su confianza y su autoestima.

Situación capaz de destruir y arruinar cualquier carrera artística o en el mejor de los casos, de enviar a los afectados al paro por una temporada refugiándose en Philbeach House una especie de invernadero, el banquillo de los suplentes, donde seguir practicando sin exponerse.

Trapecistas, tragasables, coristas, cómicos, magos, cualquiera está expuesto a este escarnio público y cuando las bromas pesadas dejan paso al asesinato entra en juego la investigación criminal.

Lo primero descubrir si la muerte es el resultado de una broma que salió mal, o si las bromas pretendían encubrir, llegado el momento, un asesinato premeditado.

La novela Abracadáver presenta el tercer caso del sargento Cribb y el agente Thackeray y como los anteriores no mantienen al lector tenso ni angustiado ni se nutren de situaciones sanguinolientas ni escabrosas; todo lo contrario, fieles al estilo de la novela policial de la edad de oro británica lo que pesa es el fair play y el razonamiento deductivo en busca de una resolución cartesiana.

Por lo que la novela y la investigación del caso fluyen sin detenerse pero tampoco sin coger velocidad.

Finales del siglo XIX en Londres, exteriores espléndidamente descritos, interiores de music hall al detalle y sobre todo vestuarios de chicas con chicas dentro, minuciosamente explicitados. Trama policial con todas sus peculiaridades y connotaciones.

Peter Lovesey hace uso, una vez más, de su peculiar sentido del humor, negro; una grietaa las normas de esa rígida moral victoriana, de puertas para fuera como todas las morales, que solo son aplicables a los que no conforman la clase virtuosa.

El conocimiento que demuestra del comportamiento social de la época, del restringido mundo de los clubs para caballeros, de los usos y costumbres en materia de vestir y de desvestirse, de comer y de relacionarse es inequívocamente el que tendría alguien que hubiera viajado en el tiempo.

La novela presenta en su final inesperado el sello inconfundible de su autor y está acorde con las expectativas generadas. Resulta en conclusión una lectura entretenida aunque el exceso de detalle costumbrista pueda suponer un escollo que sortear.

Nos gustó mucho, pero que mucho más El falso inspector Dew, pinchen aquí para recordar la reseña.



lunes, 7 de julio de 2014

Castle 6 temporada

Castle 6ª temporada
La sexta temporada de Castle tiene una vuelta a los origenes, a los elementos que hicieron de ella la populosa y popular serie que es.

Sus signos de distinción: la parte infantil, espontánea, divertida y glamourosa aportada por el escritor Rick Castle, potenciada por los extravagantes punteos filósoficos del carpe diem aportados por su madre y por la realidad mundana del enfoque adolescente de su hija, frente la parte racional, metódica, realista y por momentos excesivamente seria encarnada en la inspectora Kate Beckett.

Parece que los guionistas, una vez liberados de la trama lineal del asesinato de la madre de Beckett y de la necesidad de definir la relación amoroso sexual entre Castle y Beckett han retomado la capacidad de imaginar, improvisar y divertirse creando guiones que cumple perfectamente estas premisas y satisfacen plenamente a la audiencia, un poco mareada por los últimos bandazos.

Esta temporada mantiene el elenco de protagonistas ya conocidos que han conseguido ensamblar un entretejido de relaciones con buena química, como lo demuestran Rick Castle (Nathan Fillion) y Kate Beckett (Stana Katic).

La serie se inicia cambiando el habitual paisaje de New York por el de Whasington y por tanto la relación acusa la distancia. Solo hasta que Castle decide actuar por su cuenta y empezar a líarla.

Y vaya si la lía, solo hace falta ver el segundo episodio para sufrir como un cosaco. Y así hasta veintitrés.

Castle vuelve a ser Castle. Para lo bueno y para lo malo. Y esta sexta temporada vuelve a obsequiarnos con episodios de comedia familiar, con guiños y homenajes a temas recurrentes en films de culto como el viaje en el tiempo o la busqueda de un tesoro masón sin ir más lejos (recuerden el film La búsqueda) y en otro episodio aún tienen tiempo para evocar a Carrie.

Ford Gran Torino
También hay divertimentos como el del episodio con la recreación de los años 70, con decoración, mobiliario, vestuario y look de peluquería y la evocación a Starsky y Hutch y su inolvidable Ford Gran Torino.

Kate Beckett vestida para matar
o para casarse
Mientras se va desarrollando la subtrama líneal que en esta temporada es algo tan romanticoide como preparar una boda, con un episodio de reencuentro familiar, y saber si al final se llevará o no a cabo ya que algo surge del pasado para impedirlo.

Sin olvidar el último episodio que deja abierta la boca y un mundo de posibilidades.
La serie retoma el punto frívolo que seis años atrás sorprendía y encadilaba y para nada parece pasado de moda; al contrario parece aire fresco frente algunos de los experimentos fallidos con los que temporada trás temporada las cadenas, es su obligación, pretenden evolucionar.

Sin duda alguna esta capacidad de autoinventarse dentro de la serie autoinventando a la vez las series televisivas policiales es lo que marca la diferencia con otras que no consiguen mantenerse y, si lo hacen, la repetición de su esquema las vuelve aburridas.

Con Castle el aburrimiento no es una opción.

Si les gusta Castle están de enhorabuena por disponer nuevamente de su genio y figura y si no les gusta, olvídenla ya que el Castle actual es de dos tazas.

Para los que quieran recordar las cuatro primeras temporadas pinchen aquí.
Para la quinta y ver las fotos del loft de Castle pinchen aquí.
Y si quieren leer sobre sus novelas es aquí.