Hola
Jordi:
Aún
no me has dejado y ya te echo de menos. Aún estamos cerca y en cambio la sensación
de lejanía y abandono es total.
Todavía
noto en mi cuerpo la tibieza de tus manos, tus dedos resiguiendo el hueco de mi
lomo, la firmeza de tu frente en mi cabeza, el roce de tus labios sobre mi
corte delantero.
Tengo
muy vivo el recuerdo de las yemas de tus dedos recorriéndome de arriba a abajo,
bajando para volver a subir, siempre acariciando. Acogiéndome con cariño y con delicadeza. Abriéndome despacio,
despojándome de mi solapa para ver mis partes ocultas y siempre ansioso por
entrar en mí, siempre dispuesto a descubrir, compartir, aprender y disfrutar.
He estado
atenta a los detalles y me he vestido, por fuera y por dentro, para poder satisfacer
tus deseos y también todas tus fantasías y mi cuerpo siempre se ha ofrecido a
tus necesidades sin recato alguno.
Nunca
he tenido un no para ti. Te he ofrecido intriga, amor, sexo, emoción, suspense,
complicidad, información, opinión, consejo; te he posibilitado viajar por
cualquier lugar y época sin distinguir si pretérita o futura; te he presentado
un sinfín de gente con quienes alimentar tus deseos de evasión y tu curiosidad y
nunca me han podido los celos.
He
estado contigo a cada momento en el que me has requerido. A tu disposición. Hemos
paseado, hemos ido de excursión, hemos contemplado el mar, hemos volado y
navegado y hemos comido y dormido juntos. Muchas veces. Felices. Incontables.
Sin
ti no soy más que un montón de páginas impresas. Contigo cobro vida y tú para mí,
eres la razón de mi existencia. Ahora con el abandono me siento más objeto que
nunca.
Sé
que no es un adiós para siempre, se que volveremos a compartir jornadas
maravillosas, sé que los reencuentros, por esporádicos, serán más deseados y
tan ansiados como los de los amantes infrecuentes. Pero aún y así el pasar a
ser segunda opción es algo que me deprime, algo con lo que tendré que aprender
a convivir pero que nunca podré asumir.
Lo
hemos hablado y me lo has explicado como si yo no tuviera ya todas las
respuestas, pareces haber olvidado que en mi están contenidas todas las grandes
enciclopedias. Se que los tiempos cambian y hay que adaptarse y coger de la tecnología
lo que de bueno tiene.
Pero
me cuesta entender que prefieras a un robot antes que a mí.
Que
elijas un cuerpo metálico, monocolor, frío y rígido antes que la ductilidad, el
colorido y la blandura del mío que tanto placer te ha proporcionado sin
escatimar. Es difícil aceptar el relevo. Que prefieras una carcasa anoréxica y despersonalizada
a un lomo que silueta mi cuerpo o que te conformes con notar unos cantos rígidos
a los volúmenes de mis formas moldeables.
Te
has comprado un eBook y aduces razones que solo desde la lógica más materialista
pueden ser contempladas: hablas de ahorro económico, de ligereza liviana, de
facilidad de transporte, de muchos títulos en un solo volumen, de acceso a
títulos retirados, de falta de espacio en las estanterías, incluso te escudas
en el cierre de librerías especializadas de género.
Te
has comprado un eBook y has arrinconado la liturgia de la lectura traduciéndola
a un acto rutinario, apresurado e impersonal, a un acto sin alma.
Te
has comprado un eBook y te has vuelto práctico y racional relegando la magia de
la lectura a un aséptico experimento de laboratorio.
Te
has comprado un eBook pero te sigo queriendo.
Tu, siempre fiel, novela
de papel