En nuestro andar diario
por las calles nos cruzamos con gente, algunos con caras risueñas y otros con
caras largas, que van pensando en sus cosas. Tan ensimismados que sus rostros revelan sus pensamientos como si los vocearan.
Los guionistas y
dibujante de este cómic han escuchado esos pensamientos y han seleccionado
algunas de esas personas para contarnos sus historias. Historias en las que
alguien siempre pierde, historias tristes; historias de blues.
New York Blues son relatos de novela negra en viñetas, cómic de
género negro, para contar historias de personas que piensan, que sueñan, que
hacen planes, que aman, que andan y respiran y a las que se les arrebata la
vida por hacer lo que no tocaba o por no hacerlo o hacerlo a destiempo.
Seis historias cortas
llenas de micro situaciones que abocan hacia esa moraleja final de que en lo
cotidiano está lo extraordinario. Sólo hay que saber encontrarlo entre el despliegue de drama, comedia y erotismo que tan bien capturan
de una realidad oculta tanto los guionistas como el dibujante.
- El hilo
En un hilo la parte más prescindible es la del extremo por lo que conviene
formar parte del ovillo.
- El niño
Una decisión infantil puede tener consecuencias tan devastadoras como una
bomba atómica.
- Un profesional
La profesionalidad se demuestra cumpliendo la palabra dada, no en vano está
en juego la propia reputación.
- Peggy
Hay ambientes en los que se es libre de tomar la decisión de entrar pero no
se decide libremente cuando salir.
- Menphis ‘33
Los deseos pueden llegar a cumplirse aunque no sea exactamente igual a como
se habían imaginado.
- Honey
El amor más allá de la traición y el engaño; más allá incluso de morir por
amor.
Carlos Trillo, quien firma las cuatro primeras historias,
demuestra que se maneja bien en esa distancia corta. Sintetiza a la perfección
el mensaje para darle al dibujo mayor expansión y economiza los diálogos para
decir lo justo y preciso y busca el giro irónico a la situación.
De Guillermo Saccomano
son los guiones de las dos últimas historias, más literarios y trágicos
dándoles a los perdedores su momento de gloria, aunque sea el último que les
depare la vida.
Horacio Altuna, al dibujo, plantea para los dinámicos relatos de
Carlos Trillo, composiciones de página que cambian de perspectiva a cada
momento para cubrir todos los ángulos de visión asegurando un ritmo de
transición alto y propiciar la sensación de que el lector está dentro.
Para los relatos de
Guillermo Saccomano, donde hay que ir más pausado para ir masticando lentamente
el trágico final que se ve venir, Horacio Altuna alarga el trazo para darle más
sinuosidad, para enlentecer el paso del tiempo y permitir que las descripciones
y los diálogos, más reflexivos, calen antes de seguir avanzando.
Vean en las dos imágenes de la izquierda como el dibujante se adapta claramente al guionista.
El resultado es un cómic
entretenido que sabe a poco; la brevedad de las historias tiene la culpa.