Strike 3. Fuera. |
En California
existe la ley de los tres delitos que supone que al cometer un tercer delito
por acumulación, por muy menores que sean, conlleva una condena de delito
grave; lo que se traduce por una condena que puede ir de 20 años a ¡cadena
perpetua!
Por tres hurtos
de libros, por poner un ejemplo, se puede cumplir una condena igual a la de un
asesinato múltiple efectuado con saña.
Y quien lleve
dos delitos en su cuenta particular, mejor haría en no cometer un tercero. A la tercera va la vencida.
Ciertamente no
parece muy lógica ni muy justa establecer esa regla de proporcionalidad pero ya
se sabe que la justicia no tiene porqué ser justa mientras aplique correctamente
la letra de las leyes. Y los jueces, amparados en ellas y en la potestad de
interpretación suprema vislumbran a la sociedad desde un pedestal casi intocable ¿Ejemplos? tan cerca y tan reciente que estremece.
¿El libre
albedrío es de verdad libre o solo es albedrío?
¿Y si todo estuviera escrito y la elección no fuera más que un
auto-engaño por no querer someterse a una entidad desconocida que rige el
destino?
Rey Quintana es
un buen hijo que quiere ser mejor novio y por eso el sentimiento amoroso le
nubla la razón y buscando un regalo para su chica el impulso le lleva a cometer
un hurto. La rueda del
destino se ha puesto en marcha y pronto adquiere una velocidad de giro difícil
de parar. Las decisiones siempre tienen consecuencias.
Noah Conway es
un ex-policía ahora cazarrecompensas que trabaja para una oficina de fianzas y
que no se entiende con su hija. A él le toca custodiar a Rey y cuando todo se
tuerce deberá afrontar el enfrentamiento de sus sentimientos con su sentido de la moral y su deber al orden establecido.
A la tercera va la vencida: página interior |
El guión de Nunzio DeFilippis y Christina Weir es una clara denuncia de
que las leyes deben adaptarse a los tiempos. De que la evolución social debe
suponer una evolución del concepto de delito y de la pena a imponer, pero lo
hace de forma en exceso discreta sin llegar a comprometerse y sin aportar
originalidad a una obra que va confirmando la previsibilidad a medida que
avanza.
El dibujo de Brian Hurtt es austero y correcto como
demanda el guion pero sin arriesgar, se nota que es una obra primeriza de un
autor que ha sabido evolucionar y del que agradecemos su magnífica labor en El maldito, tres días muerto,
reseñado anteriormente en este blog.
Ed Brubaker escribe un prólogo entusiasta; tal vez
demasiado ya que genera una expectación que no se acaba de corresponder. Aún y
así resulta un cómic mucho mejor que otros con más renombre.