En esta ocasión la escandalizable Rabishpool, ciudad inglesa aún por evolucionar y lo que le queda, cede el
protagonismo a Paris. La capital de la luz y la libertad.
Molly cree que es un viaje de placer y espera descubrir
todo y más sobre dicho sustantivo abriendo la mente y las piernas. Harry se ha
dado maña en disimular que se trata de una misión encubierta y espera poder
combinar lo útil con lo bello, o sea la profesión con el placer.
Paris despliega sus encantos y sus luces y como sirenas en tierra firme
atrae a todo liberal que se precie y le muestra que aún se puede ir más allá. Y
Molly es una polilla que arrastra a un Harry renuente, hacia el faro de hedonismo.
Claro que donde hay luz hay sombras y los asesinatos van a
hacer su aparición y en momentos más que inadecuados para complicar las cosas hasta el punto de que su vida va a estar en verdadero peligro sino es que llega al final.
Fernando Figueroa Saavedra sigue manteniendo el tono de redacción que se le presupone a una obra decimonónica y consigue la hilaridad cuando sus personajes emplean argot o cuando intentan hablar un idioma ajeno.
Así la dificultad de los franceses en pronunciar la r y j, y en intentar traducir palabras literalmente, en especial del inspector Crusoe (ese guiño a Clouseau y su acento) es hilarante, gracias al cuidado de su autor en interpretarla correctamente.
La historia en esta ocasión tiene un argumento que incide en la gran lacra social que aún hoy lo sigue siendo: una esclavitud sin grilletes físicos pero el doble de fuertes que somete, veja y degrada de forma pseudolegal por el elevado número de autoridades, en todos los ámbitos y jerarquías, que lo consienten y favorecen.La Victoria de Samotracia, que da título a la obra, es esa
escultura alada cercana a los tres metros de altura descubierta recientemente,
en 1863, y exhibida con orgullo chauvinista, aunque sea helenista, en el
Louvre, que guía desde esa proa donde se proyecta sacando pecho el camino hacia
un concepto de libertad que el resto del mundo aún no concibe y menos entiende.
Y es que Paris, ya en este 1892, va a la cabeza del mundo
en hacer que el amor, el placer, el sexo, la comida, los vestidos y trajes y
los edificios sean arte. Y que la vida es un lujo del que hay de gozar.
Leyendo la novela se aproximarán a ese sentimiento. Como
también leyendo las anteriores de la serie:
Los pistoleros o El Caso Hamster
Las viudas o El Caso Gutenberg