miércoles, 5 de enero de 2011

Death Note

Solemos empezar el año con una lista de, buenos, propósitos. Muchos tenemos anotado crimen perfecto, pero no se cumple porque estamos utilizando la libreta equivocada.

Death Note: Cuaderno Mortal, Anotación Mortal, Cuaderno de Muerte, Nota Asesina; es igual como intenten traducirla porque lo importante es que es una película para verla sin levantarse. Con su punto de ficción pero reconocida y admirada muestra de género interrobang oriental.

Se dió a conocer en formato manga (cómic japonés), se versionó en anime (serie de dibujos animados japonesa) y al final una, dos y hasta tres live action movie (peliculas japonesas con personas reales): en 2006 (Death Note), 2006 (Death Note: The last name) y 2008 (L: Change the World). De estas hablamos. De la primera en concreto, que no precisa de continuación explicita.
El sueño de todo asesino. El deseo de cualquiera que sin ser asesino ha tenido alguna vez la idea, ¿buena?, ¿mala? de poder matar con el pensamiento, solo con escribir el deseo en un cuaderno auspiciado por un dios de la muerte.

La pluma más fuerte que la espada. Escribir un nombre y obtener un cadáver. Así de simple, sin huellas, sin pistas, sin sospechas, sin testigos, sin manchas, sin ADN, sin motivos rastreables, sin necesidad de coartada, a distancia. Policia, fiscal, jurado, juez y verdugo desde el sofá. Fácil. Simple.

Y esto ¿como sigue?, este don, este poder ¿aburre?, ¿cansa?; la tentación de comunicar su dominio es irresistible pero cualquier confidencia podría poner en falso la inmunidad que confiere el procedimiento. Y mientras tanto, el germen de un temor: ¿nadie será capaz de encontrar explicación?, ¿nadie atará cabos?, o ¿tal vez si?.

Light Yagami es un estudiante de recta moral que entra en posesión de un cuaderno de poder sobrenatural. Cuando comprueba la realidad de sus posibilidades ejecuta la aplicación de sus principios morales llevándolos hasta el extremo y saltándose la ética por el camino.

Borracho de soberbia no se da cuenta que precisamente en la infalibilidad del método radica el principal motivo de sospecha, sobre todo si quien se la plantea es "L" un joven y brillante detective con un altísimo coeficiente intelectual.

Negro y Blanco. El duelo está servido.

Es una buena película que resuelve habilidosamente los posibles escollos de un argumento a priori lineal. Sublime la resolución de la escena del metro. Tremendo el final.

Si les hablo de esta película, aparte de para conseguir que la vean, disfruten y opinen, es además porque Hollywood lleva amenazando con hacer su refrito desde hace un par de años y los más agoreros apuntan 2011 como fecha de estreno y si esto es así, otro anime se quedará sin alma.

En Hollywood son buenos haciendo películas, pero malos adaptando las de otros países cuya cultura, sensibilidad y razonamiento no entienden y que excluyen al traducir todo el asunto a una mera cuestión de rentabilidad. Les roban el alma y las convierten en productos inertes.

¡Que inventen ellos!

Vean Death Note, la original: desconfíen de imitaciones. Y después cuando salgan a la calle barran el suelo con la mirada. El cuaderno puede estar en cualquier parte. Y si no lo encuentran, levanten la cabeza y busquen en el cielo, quizá se dibuje algún Shinigami.

sábado, 1 de enero de 2011

Burlando a la parca

Javi nos lo recomendaba el año pasado. Y a los comentaristas de blog, especies que deberían considerarse súper protegidas, hay que darles una oportunidad. De ella dependerá su credibilidad.

Javi de momento mantiene su inmunidad. Su recomendación, Burlando a la parca, es difícilmente descriptible pero netamente negra, y por tanto Interrobang. E inevitablemente recomendable.

Peter Brown es un experto en artes marciales y cínico pastillero que además es medico residente de un hospital, o viceversa. Pero antes fue miembro activo de la mafia y acogerse al programa de protección de testigos le permitió salir y estudiar medicina para ser hoy un cínico pastillero que además es médico...

Su argumento es un ciclo perfecto que empieza donde acaba que es el principio. ¿Suena raro?, lean la novela y sabrán lo que es raro.

En el hospital se da de bruces con un mafioso que le reconoce y empieza el lío.
La novela se alterna en capítulos actuales y flash back y son como dos coches corriendo a toda velocidad por carreteras convergentes donde más pronto que tarde van a coincidir en un punto donde no haya marcha atrás.

El momento actual es en tiempo real y en las pocas horas que transcurren se suceden de forma trepidante situaciones de todo tipo y con todo lujo de detalles: violentas, rudas, groseras, sexuales, escatológicas, morbosas, humorísticas, sarcásticas, drogadicción, corrupción, y así más. Y no piensen que el final suavizará el tono, todo lo contrario.

Todo en ella es acelerado, adrenalítico, pasado de vueltas y contagia hasta en la lectura que se vuelve frenética y devoradora. Al terminarla se produce una sensación de vacío que precede a la calma. ¡Bufff! Que descanso. Y que lástima que se haya acabado.

No se pierdan la genialidad del tratamiento de los pies de página. Este autor novel, Josh Bazell, tiene golpes escondidos.

Si después de lo avisado algún aprensivo se atreve con la lectura lo hará bajo su más estricta responsabilidad.

martes, 28 de diciembre de 2010

Ahora está claro

Esta mañana el día ha despertado mostrando la escarcha sobre los brotes verdes y los retazos de niebla como bufandas enredadas en las puntas de las ramas. No he sabido interpretar las señales.

Suerte de internet, y de WikiLeaks, me he enterado de todo. Seguro que al mismo tiempo que ustedes, y seguro que, como yo, no salen de su asombro.

Lo sospechabamos; teníamos algunas piezas que encajar pero el dibujo ya se adivinaba claramente y con él la amenaza ha quedado al descubierto. La trama mejor urdida de invasión ha estado a punto de culminar en victoria pero afortunadamente no ha sido así y todavía somos libres; la esclavitud a la que hubieramos sucumbido no ha podido encadenarnos y con ello se han venido abajo los esfuerzos de varias generaciones que como un solo ser se han venido volcando en un solo objetivo: conquistar el mundo.

Efectivamente WikiLeaks los ha desenmascarado, no nos extraña que no sean gratos, y ha puesto sobre papel los escalofríantes planes con sus fases y sus hitos ya cumplidos y prometen continuar la publicación con el libro de ruta de lo que todavía está por materializarse y que por suerte ya no se podrá llevar a cabo.

Al parecer todo empezó con la irrupción en nuestras televisiones de Pipi Langstrum, niña rebelde huérfana de madre y con un padre pirata siempre ausente, que jugaba en su villa Kunterbunt con Tommy, Anika, el caballo Pequeño Tío y el mono Señor Nilssonn.

Fue la cabeza de playa, camuflada perfectamente en la inocencia infantil. Toda una generación abducida por la red nórdica de forma y manera que parecía que veían la serie a voluntad cuando en realidad esta ya no les pertenecía. 

Y para adolescentes y mayores estaban Bjorn Borg primero, y Stefan Edberg después para atrapar en su vaivén hipnótico a golpes de raqueta la atención de los escepticos ante series demasiado imaginativas.

Borg con su melena rubia y su cinta al pelo provocaba suspiros entre hijas y madres, acallados por el shhhhiiii! de los hijos y padres que querían seguir los desenlaces de los partidos de Copa Davis. Era la viva encarnación del díos del trueno, aunque esto tuviera distinto significado según el sexo de quien lo contemplara.

La operación ABBA había de ser la culminación para procurar mantener a los ya iniciados y captar nuevos adeptos de distintas edades y condiciones sociales, y hay que reconocer que fue un éxito de estrategia  que logró plenamente su objetivo sin bajas ni daños colaterales.

Los nombres de Anni-Frid Lyngstad, Benny Andersson, Bjorn Ulvaeus y Agnetha Faltskog, eran para ir educando nuestro oído a la nueva fonética que iba a venir.

¡Mamma Mía! que ingenuos fuímos.

Después de ABBA, IKEA y pronto los hogares se llenaron de madera nórdica quien sabe si al hacerlo no se dió entrada a microprocesadores o micromicrófonos que han estado enviando información del quehacer doméstico para ajustar el plan milimetricamente.


Y luego el desembarco perfectamente programado de los primeros escritores para convertirse ahora ya en una marea interrobang incontrolable que en estos momentos nos estaría anulando y convirtiendo en Nexus III o en cualquier otro androide de consumo programado.

Hoy 28 de diciembre se ha puesto todo en boca popular. Hoy hemos aprendido que la inocencia tiene sus riesgos.

Y el hecho que junto con el periódico me haya comprado un libro de Camilla Lackberg, no tiene ningún significado oculto ni visos de traición. Pero no olviden que toda precaución es poca.








jueves, 23 de diciembre de 2010

Kyle Hyde

Las aventuras gráficas siempre han tenido más mercado en los usuarios de PC generalmente más adulto que en los usuarios de consolas, tradicionalmente un sector más infantil y más dado a juegos de acción-reacción instantánea.

Por eso la aparición totalmente en castellano de Hotel Dusk: Room 215 para Nintendo DS, en 2007 de puro género interrobang sigue siendo una agradable sorpresa.

Estamos ante una aventura gráfica con toques de cómic y de novela negra que atrapa desde el primer momento en que cargamos el juego, ya que su argumento presenta una historia inquietante que se desenvuelve dentro de una atmósfera de misterio, punteada por unos personajes bien definidos psicológicamente y con una evolución que va ganando en emoción para cautivar al jugador.

En el juego somos Kyle Hyde, un ex-policía que deviene en vendedor a domicilio en su búsqueda de Bradley, otro ex, que traicionó a sus compañeros. A partir de aquí imagínense el desarrollo propio de una aventura gráfica. Y solo una advertencia: elijan bien los diálogos ya que tanto el personal del hotel como los otros huéspedes son muy susceptibles y a la mínima nos vemos rechazados.

No es país para niños frenéticos, si para viejos, adultos y adolescentes pausados. Da para bastantes horas de juego lento, detectivesco, de análisis de minúsculos detalles y de coordinación de movimientos con o sin objetos previa deducción lógica. Es como un libro interactivo que además tiene movimiento y música.

La historia de serie negra está bien dibujada y el juego está cuidado casi al detalle: el nivel gráfico es aceptable, las conversaciones responden a un buen guión, los ruidos de ambiente resultan creíbles y la banda sonora es para escucharla placenteramente, nada que ver con la seudo musiquilla repetitiva de los arcade.

Y tiene la ventaja de portabilidad que ofrece la consola. Ideal para esperas involuntarias en aeropuertos. Además les saldrá muy barato: los juegos antiguos tienden a estar en estanterías de saldos.

Y si hablamos de Hotel Dusk es porque acaba de salir su esperada secuela: Last Window: el secreto de Cape West que no sorprenderá a los que ya fueron Kyle Hyde pues el juego presenta similar factura, mejorando, eso si, todo lo mejorable, primero porque técnicamente los tres años transcurridos equivalen, en este tema, a tres lustros y segundo porque la jugabilidad ha mejorado en la interacción con los objetos y en los diálogos, aparte de incorporar gadgets de ayuda.

La trama está más tramada y los personajes, ¡más de 20! son complejos con una personalidad que los vuelve creíbles, lo que facilita que sustenten una historia construida a partir de relaciones entrelazadas en donde no faltan tópicos ni tampoco apuestas arriesgadas con giros novedosos.

Seguimos estando ante una buena historia de serie negra: ha transcurrido un año desde la aventura del Hotel Dusk y ahora Kyle se debe enfrentar al desasosegante caso de aclarar el antiguo asesinato de su padre y desvelar aspectos oscuros de su pasado familiar, ya que todo esto parece tener relación con un caso del presente, de turbia venta de inmuebles. Sin olvidar que habrá que localizar “La estrella roja”. ¿Es o no es un buen arranque?.

La atmósfera que se respira en los apartamentos es más inquietante y opresiva si cabe que la que transmitían los pasillos y habitaciones del Dusk; Kyle se muestra más perdido y frágil que nunca porque el caso le toca más de cerca y su carácter, solitario de por sí, se vuelve más meditabundo y escéptico.

Es un detective de serie negra al uso, con el que simpatizamos inmediatamente y dejamos de lado nuestra personalidad para meternos en su piel y empezar a jugar conscientes de que solo descubriendo la trama aportaremos un poco de sosiego a su existencia. Y es que esta es la
ventaja de la interactividad del juego frente la pasividad de la lectura, que jugando, jugando, tomamos decisiones y emprendemos acciones que nos hacen sentir, por un momento, que somos verdaderos detectives.

No necesitan el primer juego, si quieren pueden optar directamente por éste. Cualquiera de los dos tienen asegurada la misma atracción fatal que una buena novela de género interrobang, ¡incluso la consola hay que ponerla en vertical como si fuera un libro!.

Es un buen regalo para estas fiestas. No hay posibilidad de pinchar en hueso. Creánme.



sábado, 18 de diciembre de 2010

Un cadáver a los postres: Navidad en familia

Quien más quien menos se prepara mentalmente para afrontar las festivas comidas y cenas de estas fechas navideñas; esos festines que inseminan la mente con pensamientos obscenos como que alguno de los comensales se podría morir un poquito, eso si, con todo el cariño y sin mala intención.

Está feo alimentar estos bajos instintos, más que nada porque la frustración de su incumplimiento no compensa el buen rato soñado, y combinados con turrón pueden llegar a indigestar.

Por eso más vale tomárselo por el lado bueno. Y les recomiendo que se sienten a la mesa con la familia de género interrobang, no con la propia no con la política, y disfruten de cada uno de sus gags, de cada palabra del guión, de cada elemento de decoración y mobiliario del comedor, de la cocina y de cada una de las habitaciones, del preciso vestuario, de los efectos sonoros y de la caprichosa climatología que regala la particular película:
Un cadáver a los postres” (Murder by death).

No siempre se tiene la suerte de compartir una mesa bien dispuesta con la flor y nata de los/las cinco detectives más chic, más brillantes y caricaturizantes del universo interrobang del momento, a saber: Sam Spade, Nick Charles (ambos de Dashiell Hammet), Hércules Poirot, Jane Marple, (ambos de Agatha Christie) y Charlie Chan (Earl Derr Biggers); claro que en la película son, respectivamente,: Sam Diamond*, Dick Charleston, Milo Perrier, Jessica Marbles y Sidney Wang.

Un cadáver a los postres nace, del dramaturgo Neil Simon, con la idea de ridiculizar los infalibles métodos de los inefables detectives de ficción más conocidos, parodiándolos en una mélange de sus propios argumentos, sus manías y sus tópicos. Finalmente acaba resultando una ingeniosa y brillante reflexión sobre el género y deviene un rendido homenaje que la ha convertido en película de culto.

El inicio, una invitación a resolver un asesinato en un lóbrego y aislado caserón ya da una idea de que se van a suceder situaciones tópicas de género pero cuando entra en acción el mayordomo ciego las situaciones giran a hilarantes, surrealistas, del más puro absurdo y lanzan la película por una serie de pistas llenas de despropósitos que no tienen lógica ni sentido alguno.

Los diálogos son rápidos y brillantes, los juegos de palabras inteligentes, los constantes guiños y las referencias cinematográficas son tan sutiles que si no se lee al respecto o se ve la película varias veces solo pillamos una parte. Como ejemplo, el grito que sirve de timbre de la puerta es el proferido por Fay Wray en el King Kong en blanco y negro. ¿Es o no es sutil el guiño?.

Los actores y actrices están impagables y aunque Alec Guinnes sobresale y de que manera, hay que agradecer a Peter Falk, David Niven, Elsa Lanchester, Truman Capote, Maggie Smith, Peter Sellers y el resto, que se avinieran a una interpretación colectiva sin dívinos protagonistas y se prestaran a ser ridiculizados al desnudar los puntos más débiles y tics de sus personajes y de sus alter ego de otros films.

Una inmejorable cena en familia. Den la receta a su entorno, se lo agradecerán.
*Spade y Diamond son, respectivamente picas y diamantes en la baraja francesa, de ahí la analogía al buscar apellido.