miércoles, 15 de junio de 2011

Sherlock Holmes y los zombis de Camford

Sherlock Holmes y los zombis de Camford es una nueva aventura del tandem Holmes y Watson narrada en primera persona por Otis Mercer, un delincuente redimido al servicio del afamado detective.

Pero resulta que no solo es eso, resulta que esta novela es un guiño permanente a los amantes del cómic, de la literatura de terror y del cine de aventuras, ya que por su escenario circulan con total comodidad personajes extraídos de esas fuentes sin desentonar para nada, lo que tiene un mérito enorme del escritor.

Leyéndolo he ido de sorpresa en sorpresa y al ir identificando los distintos secundarios y ver con que hábil justificación iban apareciendo en escena me ha quedado una sonrisa permanente de complicidad en la cara que ni los despropósitos gore de esos seres caníbales casi muertos han podido borrar. Alberto López Aroca es un crossover andante.

He de reconocer que me encantan estas asociaciones de personajes, este cruce en sus andaduras en donde coinciden en un instante para continuar con sus propias aventuras y eso es lo único que se le podría reprochar a la novela: el nivel de erudición requerido para reconocerlos. Pero ni eso, porque el autor muy hábilmente se anticipa a esta posible frustración y ofrece al final de la novela un apéndice de ¡30 páginas! donde ejerce de biógrafo de todo ser que se haya cruzado en algún plano de la trama.

No es una novela: ¡es un divertimento!, en el que el autor debe haber gozado un montón en su maquinación, recreación y escritura y que arrastra consigo al lector en un torbellino disparatado de ¡vamos a disfrutar de pura serie B, y de propina los no vivos de la serie Z!.

Como pelicula sería para palomitas viéndola desde el gallinero. Abucheando a grito pelado cada acción de los zombis y aplaudiendo y silbando las apariciones de los buenos como si fuera la llegada del 7º de caballlería.

A los Holmesianos les va a gustar ya que respeta el lenguaje, la ambientación y el savoir faire de cualquiera de las aventuras originales y no desentona en la secuencia bibliográfica de sus casos, aunque el detective quede a veces eclipsado por la magnitud de la tragedia.

A los amantes de los zombis les va a encantar porque la presencia de estas criaturas es estelar y sus actos están descritos desde una perspectiva diferente a la habitual y a pesar de su pestilencia y peligrosidad hasta nos caen simpáticos aunque perdonarán que no nos acerquemos a acariciarles, ni al perro, sobretodo a ese.

Y los lectores Interrobang en general tienen ante si un curioso y atrevido ejercicio de narrativa reverente con el detective más famoso de la historia e irreverente con el género policíaco convencional.

A su autor, Alberto López Aroca hay que reconocerle que si bien no es Doyle y por tanto no es el padre biológico de la criatura, si podría ser perfectamente su padrino; y hay que agradecerle que su gran capacidad para inventar y explicar historias la dedique para deleitarnos.

Y lo bueno es que además de esta tiene más.

La trama está tan bien urdida que todo resulta creíble y consigue que nos sintamos dentro de la acción como si estuvieramos allí mismo.

Y lo mejor es el ritmo tan in crescendo que llega un momento en que nos podemos esperar que pase cualquier cosa y aguantamos la respiración para justamente alcanzar el clímax en un final digno de traca, fuegos artificiales, aplausos y vítores, es un final, dicho con todo el respeto y con toda la pasión del ferviente animador de los que toman riesgos en el arte, absolutamente d-e-l-i-r-a-n-t-e.

Y si no se lo creen, leánlo y, si sobreviven a los no vivos, ya nos contarán que les ha parecido.



miércoles, 8 de junio de 2011

Sombras

Cuando El Cubri se inicia en el cómic no se recrea solo en un fin lúdico. El cómic es para ellos su pancarta de reivindicación social, su grito crítico en las manifestaciones, su bandera en la defensa de principios, su compromiso con los ideales. Su cómic es de contenido altamente político. Para adultos inteligentes.

Sus historias no son para álbumes convencionales ni exclusivamente vistas en publicaciones de género. Sus historias se encuentran en revistas aperturistas del momento y en otros sitios dispares pero valientes como para incluirlos en sus páginas: Fotogramas, Bang!, Triunfo, Cuadernos para el Diálogo, Cambio16, La Codorniz, Por Favor, La Calle, Madriz...

De ahí que cuando aparecen las primeras Sombras, còmic de pura serie negra americana, algunos lo vieran como una traición a su postulado político, una concesión consumista, y otros como una creación mayúscula en la innovación artística del medio y de su obra. De repente la historieta española se hacía adulta.

Saturio Alonso (Soria, 1953), dibujante y Felipe Hernández Cava (Madrid, 1953), guionista, se conocen y en 1973 se rebautizan como El Cubri en homenaje a su director de cine preferido Stanley Kubrick. A partir de aquí lo que ya se ha dicho y más, ilustración, carteles, diseño, hay que sobrevivir y al tandem se une otra rueda para dibujar, la de Pedro Arjona (Madrid, 1949), para volver finalmente al tandem a finales de los '70 cuando Saturio se aleja siguiendo sus propias inquietudes que le acercan a la escultura.

Cuando en 1979 El Cubri empieza a trabajar en Sombras, se ha dicho por ahí que el cambio de registro lo provoca el desencanto electoral de 1977, donde las izquierdas no obtienen victoria, sea como fuere, y de casta le viene al galgo, sus Sombras también ofrecen esta doble lectura de frustración, de tristeza y de desencanto político y social del momento, que por ir pareja a su temática hermana de cine negro y de jazz puede pasar desapercibida.

La emisora de radio Ondas 2, emite su programa musical Flor de Pasión centrado en los ’50 y junto con vinilos gastados de tanto uso, dentro de esa burbuja de jazz, blues y swing, que crean John Coltrane, Miles  Davis, Charlie Parker, Sonny Rollins, Erroll Gardner..., trabaja febrilmente El Cubri en historias cargadas de nostalgia, llenas de relaciones humanas de perdedores, donde los silencios dicen más que las palabras, donde las traiciones están ahí para ejercerlas, donde todos los protagonistas son alguien aunque no sean nada ni nadie.

Pero también hay principios, hay dignidad, hay honor, soterrados eso si, pero como luz de esperanza al final del túnel. De nuevo la doble lectura.

Sombras son doce historias, doce balas de un cargador, de muy buen cine negro. En esas únicas 4 páginas que componen cada una de ellas, hay todo el trabajo inherente a un film de 96 minutos en blanco y negro. Hay guionista, realizador, director, actor y actriz principal, secundarios, vestuario, maquillaje, focos, sobre todo focos y luces, y montaje para mostrar un instante en la vida de sus protagonistas.

El guión y el dibujo van parejos en sobriedad, y el trazo expresionista, sin concesiones a la galería, refuerza la percepción de los sentimientos de los protagonistas y de los momentos dramáticos.

La contención mostrada en esa manera de dibujar tan esquemática refuerza la sensación de que las emociones están reprimidas y pueden estallar en cualquier momento. La tensión se palpa de una forma como nunca un dibujo de tan pequeño encuadre pudo transmitir. Y en todas las historias se oye la música que siempre está presente envolviendo la trama.

Pero las historias no están hechas desde la crítica ni el enfrentamiento, sino desde el cariño y el reconocimiento a los grandes músicos, novelistas y gente del cine que hicieron posible que hoy tengamos esas joyas que forman la tiara conocida como serie negra americana.

Sus títulos son de por si un sentido homenaje:
A contraluz (mi segunda preferida), Sigue así, “My ideal” de Sonny Rollins (mi preferida), Vale la pena vivir, El último deseo, Estaré esperando, In a sentimental mood, Martin Que, Trío mortal, Tiempo muerto, Motel discreto y Lluvia.

Como ven, están absolutamente locos por el cine.

Sombras hoy se puede encontrar en un único volumen de Edicions de Ponent y es facilmente obtenible. Oigánlo, leyendo jazz, es la indiscutible mejor forma de disfrutarlo. Y apaguen su móvil, como en el cine.

El Cubri tiene su propio blog dedicado a Sombras, donde podrán deleitarse con la adaptación en un corto de una de las sombras:
http://elcubri-sombras.blogspot.com/

Y su blog genérico es: http://elcubri.blogspot.com/

Aquí les dejo esta pequeña obra de arte que es "My ideal - Sonny Rollins" en un versionado de Andreu Martín. Espero que lo disfruten y lo comenten. Gracias.

jueves, 2 de junio de 2011

Collita Roja

No solo yo, sino que seguramente muchos de ustedes se atreverían a maridar un vino.

Y no hablo solo de comida, de armonía de olores y sabores y niveles de acidez. Hablo también de maridar un vino con música, de notas musicales y notas organolépticas. Y también de maridar un vino con cine, gama cromática y ritmo narrativo y cambios en la degustación a medida que la oxidación va haciendo su efecto. Y por supuestísimo maridar un vino teniendo en cuenta la persona con la que vamos a compartirlo.

Que placer acertar en el dueto. Que acierto integrar ambos componentes en un momento espacio tiempo y estar allí para vivirlo.

Pero he de reconocer que mis prácticas no me han llevado a profundizar en el maridaje de vino blanco o tinto y novela, y menos aún novela enigma, negra o interrobang.

Por eso, ante la presentación del tinto Collita Roja en la librería barcelonesa Negra y Criminal, no me he podido resistir a conocer la experiencia de conocer un vino interrobang.

De entrada el nombre del vino Collita Roja responde al claro homenaje de la, tal vez, primera gran novela negra americana identificadora del género hard boiled, Cosecha Roja, de Dashiel Hammet.

Si la novela es dura, áspera, violenta y sangrienta el vino Collita Roja tenía que simbolizar estas características para justificar el condominio del nombre pero suavizándolo con elegancia.

De cepas viejas, rústicas, de troncos retorcidos pero no doblegados, se han extraído las uvas de esta minoritaria variedad autóctona que es el sumoll y la menos aún conocida e híbrida marselan, para darle cuerpo a este vino, fruto de ocho largos años de trabajo.

Collita Roja presenta una etiqueta tan elegante como sangrienta y el vino es de color cereza picota, con brillos de rubí y con un borde granate oscuro. Color de sangre.

A este vino hay que darle tiempo, hay que abrir la botella con antelación e incluso decantarlo. Si no se tiene en cuenta esta premisa no le va a dar tiempo no ya de abrirse sino ni tan solo de desperezarse por lo que en nariz puede no dar de si todo lo que esconde y que son aromas de tierra boscosa, de musgo, de madera húmeda…

Y ya en boca lo primero que notamos es su elevada acidez, fresca, natural e intensa, que da paso a sutiles notas vegetales de montaña, de hierbas, de suelo mineral, de piedras, y un escondido toque especiado, no sabría decir si de tostado o de cuero.

Nada en este vino es exagerado ni exuberante por lo que el acercamiento ha de ser dejando de lado los sabores y olores conocidos y tantas veces disfrutados. Por eso no es un vino para todos los públicos ni para paladares poco acostumbrados. Solo los ya iniciados y los que traspasen el umbral de la primera impresión e insistan, es un vino para reincidentes, tendrán como premio el acceso a sus matices escondidos y el disfrutar de un gran placer.

Yo aún tengo camino que recorrer con el para que podamos considerarnos colegas. De momento mi acercamiento es desde la humildad y el deseo de aprender.

Hammet no podía tener mejor compañero de viaje.

Gracias a Bodegas Pardas por la degustación (vean aquí su web) y a Negra y Criminal por la presentación (vean aquí unas imágenes de la movida).

martes, 24 de mayo de 2011

Gil Brewer

Leía hace poco en un blog cómplice, no recuerdo en cual, a propósito de la compra de segunda mano, sobre lo interesante que resulta no ya por el precio, ¡tirado!, sino por encontrar descatalogados que nos pueden colmar de satisfacción.

Tiempo hacía que no me movía yo por lance que vino a coincidir la lectura de ese post con encontrarme la misma tarde frente a uno de estos establecimientos. De ahí a entrar y salir cargado de novelas compradas a 0,50 y a 1€ fue todo uno.

Y esto viene por que hoy les quiero comentar dos de estas novelas. Ambas de Gil Brewer uno de escritores americanos de la época dorada del género y que tenía yo en una antigua lista de objetivos.

Una es The Red Scarf traducida al catalán como Color de Sang y en castellano por La Bufanda Roja o El Echarpe Rojo.
La otra es The Vengeful Virgin traducida como La Verge Venjativa y en castellano por La Virgen Vengativa. Las fotos corresponden a la magnífica colección de la Cua de Palla, que son las que he leído.

Ambas son novelas globo: acercas los labios a un globo y empiezas a soplar y soplar, para ver como lentamente va cogiendo volumen, su textura se vuelve cada vez más fina y tersa, sabes que si continuas soplando explotará pero nada puede evitar que sigas.

Las novelas globo van hinchándose a medida que caen las páginas, la tensión va aumentando progresivamente, de forma lenta pero inexorable, te vienen ganas de gritar: ¡pero que no ves donde te metes!, pero nadie te escucha y sigues leyendo esperando lo inevitable que llega puntual a su cita y aunque no te sorprende, porque lo esperas, no puedes por menos que echar la cabeza hacia atrás igual que cuando explota el globo.

Las novelas de Gil Brewer, como la mayoría de este género y de esta época, son para leer de un tirón, su brevedad de páginas así lo demanda y así lo propicia, para que no haya resquicio por donde la tensión se pueda escabullir y el globo se deshinche: volver a empezar ya no es lo mismo.

Las dos tienen ese mismo patrón. En ambas la inevitable presencia de una mujer que voluntaria o involuntariamente arrastra al protagonista a cambiar su destino, el sexo como placer, como vía de escape y como camino a la fatalidad, en ambas el dinero y la ambición, la depresión económica llamando a puertas y ventanas y el sueño inalcanzable de un futuro prometedor. Y en dos argumentos completamente distintos.

O sea, serie negra americana pura, esa que hoy llamamos clásica y que nunca nos cansaremos de leer.

Si quieren saber más de este autor pinchen aquí:

Novelas muy recomendables. Si las leen ya nos dirán que les han parecido.

viernes, 20 de mayo de 2011

Cómics: no muerden

Tal vez el cómic nunca se quite la etiqueta de género menor, de que es lectura para niños y adolescentes, de que, quienes siendo mayores aún los leen es que no han madurado.

Algunos lectores consideran la adultez como el momento en que se pasa por delante de una tienda de cómics pasando de ella o cuando se entra en una librería clasificada por secciones y se ignora la sección de cómics.

Es como si los lectores se dividieran en tres grandes grupos, el de los que siendo jóvenes leyeron cómics y siguen leyéndolos, el de que los leyó y ahora ya no, por diversos motivos, y del que no los leyó ni nunca los leerá.

El Lector de Libros tiende a menospreciar al cómic, y tal vez sea porque no lo entiende; porque nunca le han enseñado a leer un cómic, porque precisa de un esfuerzo mayor que el de la lectura de un libro.

Con un libro entre las manos todos nos sentimos cómodos porque con poca imaginación se pone el resto; con un cómic hay que leer y entender el texto, mirar e interpretar los dibujos y luego hay que fusionar las partes para obtener un todo, y eso supone ejercitar las neuronas más allá de la simple lectura.

En un cómic siempre hay lecturas subliminales y acciones fuera de plano.

La misma comodidad que se siente en casa propia frente casa ajena, es la que siente un lector purista en una librería convencional frente la que sentiría en una de cómics.

Es como andar por casa en pantuflas o con botas de esquí. No resulta igual de cómodo y menos si hay escaleras, ¿verdad?.


Cuando El Lector de Libros lee un cómic, tiende a leer solo texto y desliza la vista sobre los dibujos como la carretera inevitable hacia otro bocadillo de texto, sin advertir el paisaje que ofrece el dibujo.

Busca los bocadillos como si lo fueran de verdad y tuviera mucha hambre. Está programado para buscar la letra. Así el cómic se tiende a devorar en minutos: se deglute pero no se digiere ni se disfruta.

Cuando vamos a un buen restaurante disfrutamos de todo, de la distribución de la mesa,  de los colores y presentación de la comida, de su olor, textura, sabor; del color del vino, de sus distintos aromas y sabores directos y retronasales.

 Cuando comemos rápido un bocadillo, comemos por necesidad. ¿Entienden la diferencia?

Los Lectores de Libros, están actuando del mismo modo que los lectores de principios del XX actuaron contra el recién nacido género policial: lo menospreciaron por considerarlo menor, indigno, insustancial. Y a sus lectores los etiquetaron como raros, marginales, intelectuales dispuestos a dar la nota.

En una palabra: frikis.

La misma palabra que hoy utiliza cierto sector lector adulto para los lectores de cómics. Es un género para críos, adolescentes y frikis. Los etiquetan y los ponen todos en un mismo saco. Se creen que es una enfermedad y que se cura con no nombrarla.

Los cómics no son los libros de los peques. Hay para todas las edades y géneros según los gustos: histórico, aventuras, Western, policíaco, súper héroes, cómico, erótico, pornográfico, bélico, fantasía, ciencia ficción, terror, costumbrista...

En este blog solo tratamos cómics interrobang, y hasta ahora (recuérdenlos haciendo clic sobre cada nombre) ya hemos hablado de:

Kane, Detective, Blacksad, (los guiños en Blacksad: uno y dos) y Los cuatro ríos.

Todos recomendables. Todos indispensables. Si aún no los han  probado no saben lo que se están perdiendo.

La próxima vez que tengan a mano la posibilidad de ojear cómics, háganlo.

Verán como no muerden.