viernes, 10 de abril de 2015

Programa 33 Salón del Comic Barcelona 2015 y Spirit de Will Eisner

33ª edición del Saló Internacional del Còmic de Barcelona del 16 al 19 de abril. Un año más sin faltar a su cita. Un año más generando ilusión y expectativas a públicos de todas las edades, condición y sexo. Haciendo historia.

Por la temática de Blog Interrobang, este año destaca enormemente la exposición dedicada a uno de los personajes más relevantes del cómic policial, nada más y nada menos que The Spirit del mágico creador de historietas Will Eisner (1917-2005).

The Spirit cumple 75 años en el papel (nacía en las páginas cartoon de prensa el 2 de junio de 1940) y aprovechando la efemérides, este merecido homenaje.

Para hablar de la trascendencia en el mundo del cómic de The Spirit y de Will Eisner más que un post haría falta un libro. Y haberlos haylos. Como el sensacional ‘eSPIRITu de los cómics’ del gran referente en el estudio de este arte como es Javier Coma, prologado por el propio Will Eisner en 1981.

The Spirit es al cómic policial como Sherlock Holmes o Poirot lo son a la novela policíaca y Sam Spade o Philip Marlowe lo son a la novela negra.

Palabras mayores.

The Spirit es el nombre que toma Danny Colt después de resucitar de una aparente muerte provocada por el Dr. Cobra, su primer enemigo.


Estar muerto le permite vivir anonimamente y por tanto actuar contra los delincuentes con una libertad, por encima de mandamientos judiciales, como no tendría de otro modo. De ahí que con un sombrero y un antifaz se mueva por doquier sin miedo a ser reconocido.

Pasa a vivir en el cementerio de Central City con la aquiescencia silenciosa del Jefe de Policía local Dolan, padre de su amada Ellen, y vive de las recompensas que cobra por detener malhechores. Es el héroe enmascarado que ayuda a las fuerzas de la ley. Es socarrón, divertido y sumamente eficaz en la lucha contra el crimen.

Las páginas de The Spirit son un derroche de creatividad
literaria: género policial tratado con humor y grandes, enormes, dosis de humanidad; y de creatividad gráfica: novedosos y desafiadores encuadres, elásticos movimientos, perspectivas forzadas más allá de lo que parece posible y juegos de luces y sombras simplemente perfectos por su eficacia estética y su capacidad comunicacional.

Sin olvidar la forma de presentar los créditos en la cubierta o primera página de las historietas, todo un alarde de ingenio y originalidad.

Y por descontado, y merecidísimo capítulo aparte, sus femme fatale. Un jardín repleto de bellas, seductoras, sexis y hermosas aventureras.

De nombres tan sugerentes como Silk Satin, P`Gell, Sand Saref, Powder, Autumn Mews, MonicaVeto, Plaster of Paris, Flaxen Weaver, Nylon Rose, Silken Floss o Darling O'Shea. Y de óvalos faciales, ojazos, pestañas, labios carnosos y curvas y volúmenes que recuerdan a Marlene Dietrich, Joan Crawford, Lauren Bacall, Rita Hayworth, Veronika Lake o Gene Tierney.


Buf!

La presencia de este justiciero se sucede desde 1940 hasta 1952 (Will Eisner dejaría guiones y dibujos en manos de su equipo del 42 al 45 ya que su incorporación a filas durante la II Guerra Mundial le cambió el pincel por un fusil) y después de algún intento de reanimación es en 1998 cuando, comandados por el propio Eisner , un elenco de los mejores dibujantes y guionistas del momento (destacando Alan Moore, Dave Gibbons, Moebius, Daniel Torres, Neil Gaiman…)
propiciaron la aparición de nuevas historietas.

De hecho, una sucesión de cariñosos homenajes y curiosos crossovers, como el de Spirit con Batman, que en España editó Norma ocupando cinco mini albums titulados ‘The Spirit las nuevas aventuras’.

Lo que les decía al principio: hablar de The Spirit requiere horas por delante, que no falte bebida y una amplia mesa donde desplegar todos los cómics y comentar desde pequeños detalles de una viñeta hasta arcos argumentales enteros.

The Spirit es el cómic policial que todos los amantes del género tienen como cómic de cabecera. O deberían tener.



Si van al Saló del Còmic de Barcelona no se pierdan su exposición ’The Spirit: 75 años en Central City’.

Y vayan o no vayan al Salón del Cómic aprovechen el envite y no dejen de leer a The Spirit: sus neuronas se lo agradecerán y entenderán un poco mejor porqué no deben dejar de leer cómics.


Aquí el dossier de prensa en castellano del 33 Salón del Cómic
Aquí el programa diario de actividades del 33 Salón del Cómic

sábado, 4 de abril de 2015

Ladrón de guante blanco 6 temporada y última

Neal Cafrey
La serie de tv americana Ladrón de guante blanco (White collar) ha dicho adiós después de 6 temporadas de una sucesión de altibajos. Altibajos en la interpretación, en la calidad de los guiones y en su búsqueda de una identidad que la diferenciara del mainstrem de la oferta de series de corte policial.

Si en la primera temporada prometía emoción, astucia, trampas elegantes, glamour, sonrisas, y más o menos lo conseguía, con el tiempo ha ido perdiendo sus virtudes por el camino para acabar en una temporada, esta sexta, corta, solo de seis episodios, dedicada a una sola  trama lineal cuya finalidad era la de cerrar la serie recuperando sus orígenes al perpetrar unos robos con el cada vez más difícil todavía, entretejida de emotivas despedidas y empalagosos excesos melodramáticos, por demás poco convincentes.

Llevar al personaje de Neal Cafrey (interpretado por Matt Bomer) a una situación extrema donde solo un superdotado ingenio puede salir bien parado es el argumento lineal de esta temporada de despedida.

Como un mago que ya no se contenta con sacar conejos de la chistera y opta por sacar una arca de Noé entera.

¿Imposible? O tal vez no.

El balance global de la serie da para un visionado sin pretensiones, si bien parece haberse desaprovechado gran parte de su potencial. No solo en su línea argumental sino también en el aspecto psicológico de los personajes cada vez más planos y previsibles y que solo resulta interesante en el de los malos, tanto hombres como, y sobretodo, mujeres, donde se disfruta de un amplio abanico de capacidades que sobrepasan las expectativas, como suele ser habitual.

El rostro aniñado de Neal Cafrey, disimulado a lo largo de algunas temporadas con una incipiente barba, lo convierte en un niño rebelde al que cuesta tomarse en serio sus acciones que se presentan más como travesuras que como los brillantes actos delictivos que son (en la vida real postuló para el papel protagonista de 50 sombras de Grey)

Peter Burke
La perenne sonrisa en el rostro de Peter Burke (interpretado por Tim DeKay) aún en momentos difíciles cuando no debería, le resta credibilidad a las situaciones serias; su exceso de celo profesional y su eterna desconfianza con quien le ha salvado la vida y la de su esposa, terminan aburriendo.

Solo Mozzie, el gran Mozzie (interpretado por Willie Garson), mantiene el tipo a lo largo de todos los capítulos. Sin él Neal no hubiera sido lo que es. Es el Sam de Frodo. El gran fallo es ir de entendido en vinos y siempre sujetar la copa de vino por el cáliz, algo que habría que haber corregido pero que es inherente a las series americanas.


Rebecca Lowe
¿Y algo para recordar? Por supuesto: a Rebecca Lowe o casi mejor a Rachel Turner como la conoceremos después (interpretada por Bridget Regan). Una mala que merecería ser buena. Una fría asesina calculadora humana. Una interpretación convincente, digna y atractiva llena de matices sentimentales y con cambios físicos muy conseguidos que sin duda han sido de lo mejor de Ladrón de guante blanco. Se come a Neal Caffrey y eso que solo aparece en nueve episodios.


Pocos van a llorar por la desaparición de la serie y toca seguir a otra. A serie muerta serie puesta.

Aquí la reseña de las primeras temporadas 

miércoles, 1 de abril de 2015

El rompecabezas del cabo Holmes de Carlos Laredo

Un rompecabezas de fácil montaje
Con el encuentro del cadáver de una hermosa joven flotando en el agua en la gallega Costa da Morte da inicio una novela negra que atesora engaños, falsedades, patrañas y mentiras.

El cabo de la Guardia Civil José Souto, conocido como Holmes por sus compañeros por su minuciosa forma de investigar, es quien se hace cargo del caso: hay que dilucidar si estamos ante un accidente o hay algo más.

Una sección de fibra del casco de la embarcación donde viajaba la chica y un salvavidas hallados en una playa cercana a la escollera donde apareció el cadáver, parecen confirmar la teoría del naufragio pero que no aparezca el cuerpo del propietario del yate, el magnate empresarial Julio De Val, impide cerrar el caso hasta haber transcurrido algunos días.

Se va configurando El rompecabezas del cabo Holmes.

Metículoso, tenaz, paciente y añadiría escéptico ante las evidencias, el cabo Souto, tiene sus sospechas e inicia una investigación que avanza con el encuentro en Galicia de Julieta, la hija del desaparecido, y Lina, su directora financiera, a quienes consigue contagiar su desconfianza hasta el punto que a su regreso a Madrid contratan a Julio César Santos, un detective, para que les ayude a aclarar algunos de los planteamientos que el cabo les ha inculcado.

Santos es lo opuesto a Souto, trabaja casi por placer ya que no le falta el dinero como lo demuestran sus gustos en comida, bebida, vestimenta y en su Porsche. Aparte de ser alto, apuesto y guapo. Aquí el autor tira de tópicos sin reparar en gastos.

A la pareja Souto y Santos les corresponde ir recogiendo todos los hilos, que al final resulta que no son tantos, para deshacer una madeja que se acaba enredando sin necesidad.

El planteamiento inicial de la novela El rompecabezas del cabo Holmes no se ve para nada correspondido con su desarrollo. Todas las páginas, que son muchas, demasiadas, para resolver lo que se muestra al inicio denotan que algo no se ha hecho bien.

El autor, Carlos Laredo
En la redacción de la novela está la explicación: le falta legibilidad. El autor Carlos Laredo pormenoriza en explicaciones con detalles absolutamente superfluos con los que llena páginas y más páginas sin aportar valor o información a la trama y con su digresión consigue fatigar el interés por la lectura.

En el papel protagonista Santos se come literalmente al cabo Souto (cuyo apodo de Holmes queda totalmente en entredicho) cuando debería ser al revés, y eso también confunde según el reclamo inicial de la novela.

Y esa bicefalia en la investigación es la causante de que todo descubrimiento sea comunicado entre ellos y compartido con Julieta De Val, Lina y  otros colaboradores por lo que acabamos leyendo generalmente por triplicado o más cada acontecimiento.

De ahí el excesivo número de páginas, de ahí el lento avance de la novela, de ahí el dar vueltas en una investigación poco sustanciosa y de ahí unos diálogos para nada convincentes y que como remate tiende a resolverse como melodrama en lugar de como novela negra.

Esperemos que en su segunda novela, tanto el autor como, sobre todo, la editorial hayan revisado correctivamente, y el aporte de un nuevo carisma detectivesco a la novela policial actual sea un hecho.

martes, 24 de marzo de 2015

Sidra sangrienta de Peter Lovesey

¿A que sabe la sidra sangrienta?
Sidra sangrienta. Sangrienta como el color de algunas de las manzanas que se emplean para hacerla. Sin sangre su color es amarillo pajizo. Su sabor, ácido sin llegar a amargo. ¿A que sabe la sangre? ¿A que sabe la sidra sangrienta?

En 1964 el profesor, de la Universidad de Reading,Theo Sinclair recibe la visita de Alice Ashenfelter. Y su vida da un vuelco espectacular.

Theo Sinclair, un medievalista con todos los tics que se le supondrían a alguien tan interesado por la antigüedad que se diría que vive en ella, no sabe cómo reaccionar ante la modernidad y el desparpajo de Alice y opta por dejarse llevar a pesar de su reticencia inicial.

Su memoria debe retrotraerse a 1945, cuando teniendo 11 años testimonió en un juicio por el asesinato Donovan. Por un asesinato al que la prensa dio en llamar el Caso de El Cráneo del Barril de Sidra acaecido cuando él solo tenía 9 años. Una edad en la que sacar conclusiones no es fácil y cualquier visión impactante puede tener efectos inesperados en la capacidad de razonar.

Fue en Somerset. Donde vivía temporalmente acogido en casa de los Lockwood como refugiado mientras duraban los bombardeos alemanes en Londres.

Sidrería
Duke y Harry dos soldados americanos confinados en esa remota zona a la espera de desembarcar en Europa y librar las batallas necesarias para liberar al continente confraternizan con los Lockwood y colaboran en la recogida de manzanas y en la elaboración de sidra.

Poco se imagina nadie que está a punto de suceder una tragedia.

Una tragedia hoy ya olvidada, con el paso de los veintiún años transcurridos. Menos para Alice quien retoma el hilo de la historia y elabora una teoría alternativa a la oficial y cuya constatación no está exenta de peligros.

Esta novela policial discurre por los caminos de la memoria y pone en cuestión cuánto hay de verdad en lo que recordamos y cuanto de añadido. Cuanto de vivido y cuanto de imaginado.

La novela le sirve también a su autor Peter Lovesey para dar muestras de su sutil humor británico al enfrentar a un profesor británico de vida convencional con una joven guapa y atractiva americana del estado de Connecticut.

La novela, en su cariz policiaco, juega al despiste, necesario e imprescindible, pero sin engañar al lector, resultando un digno trabajo detectivesco.

Pueden completar la lectura con el filme 'Que noche la de aquel día' protagonizada por Los Beatles y estrenada ese mismo año 1964, que aunque de nula incidencia en la novela y el caso policial tratado y de poca trascendencia cinematográfica cuenta con la música, la ropa y el comportamiento de ese 1964. Y además acaba de cumplir 50 años.

Otras novelas de Peter Lovesey reseñadas en este blog:




domingo, 15 de marzo de 2015

Última sesión de Marisha Pessl

La última sesión en un cine
siempre acoge las auras de los
espectadores
de las sesiones anteriores
Última sesión es una novela negra en la que investigar lo sucedido y descubrir al culpable no tiene fines justicieros ni vengativos. Tiene como único fin saber. Conocer porqué Ashley ha tenido el final que ha tenido. Y si podría haber tenido alternativa.

Ashley Cordova aparece muerta en el hueco de un ascensor en un edificio en obras. Parece un suicidio pero también puede ser un asesinato incluso un accidente.

El conocimiento de los movimientos y pensamientos de los días anteriores a su muerte pueden dar la clave para interpretar correctamente el hecho y entenderlo.

Y de ahí que Scott McGrath, un escritor de éxito y periodista de investigación reconocido hasta que un asunto se torció y lo mandó de la liga de las estrellas al ostracismo, resuelva intervenir en esclarecer los hechos. Tiene una cuenta pendiente con el padre de la víctima: Stanislas Cordova y esa puede ser una buena manera de devolverle la pelota.

Ashley Cordova
Ashley Cordova, una joven guapa, inteligente y especialmente dotada para la música, virtuosa del piano desde tierna edad ha desaparecido del mundo de los vivos y su ausencia preocupa a más de uno.

Stanislas Cordova es el director de cine de terror psicológico por excelencia, el director de culto que ganara un oscar con Empulgueras, una de sus películas más alabadas. Y todo pese a su truncada carrera y a su absolutamente nula presencia en los medios.

De sus películas se ha llegado a decir que mezclaban escenas interpretadas con escenas reales de dolor, de sangre y de muerte. Por eso están fuera de circuito comercial. Por eso Cordova ha desaparecido como un eremita. Por eso sus películas son visionadas de forma clandestina mediante convocatorias aún más secretas.

Sus fans, los cordovitas, se comunican en una Web, verdadera devoción mesiánica, que reside en servidores del Internet oculto, del Internet no indexado, del Internet Onion.

Empulgueras
Todo alrededor de los Cordova permanece confuso. Nadie sabe donde está Stanislas ni a que se dedica. Todo son hipótesis y suposiciones y cada uno de los protagonistas de esta novela que ha tenido que ver con ellos en algún momento de su vida, explica sus recuerdos y sus vividas impresiones.

Como imágenes reflejadas en fragmentos de un espejo roto, algunos se complementan, otros se solapan, otros ofrecen distintas perspectivas, pero todos ayudan a conformar una imagen de lo duro y a la vez adicto que resultaba vivir y trabajar con Stanislas Cordova.

El entorno de los Cordova puede tener respuestas a la muerte de Ashley. Pero el hermetismo que rodea a la familia del director, a su vivienda, a su obra y a su persona resulta tan impenetrable que se diría que conjuros y hechizos de magia negra actúan como guardaespaldas protegiendo como celosos cerberos.

Scott McGrath y una ayuda inesperada en forma de colaboradores reclutados por las circunstancias: un joven camello y una joven aspirante a actriz, tratan de penetrar en esa espesa negrura, en esa densa oscuridad, en esa atmósfera asfixiante y encontrar las respuestas que abran las cortinas y dejen pasar la luz.

Marisha Pessl
Marisha Pessl presenta una novela en un formato novedoso ya que integra falsas páginas sacadas de Internet, informes médicos e informes policiales de modo que compone una novela multimedia (solo le falta movimiento y sonido).

Una novela que ha supuesto un magnífico trabajo de recopilación de datos para crear un universo tan real que resulta imaginario. Tan verídico que es mentira. Y eso demuestra hasta que punto esta autora es capaz de absolver de la realidad la esencia vital, despreciando los tics, para recrearla en una ficción.

La novela adolece sin embargo de una prosa contagiada de la trama espesa y dubitativa a pesar de presentar una estructura argumental adictiva sin que los personajes, en contraposición a la complejidad de la trama, consigan estar a la altura.

La novela negra inicial acaba tornándose un thriller que, con algunos tropiezos, consigue infundir esa sensación de piel de gallina cuando se supone que lo sobrenatural predomina sobre lo científico. La agobiante sensación de estar protagonizando una película de Cordova puede agrietar hasta la mente más robusta. Estremece solo de pensarlo.

Marisha Pessl muestra como toda búsqueda puede no tener el final previsto al comenzarla. 

Como la obsesión puede obnubilar la ecuanimidad de los pensamientos y como de predispuesta está la mente humana a dejarse arrastrar por los vientos de la fantasía y cerrar los ojos a lo evidente, simplemente porque el deseo de que sea como queramos es más estimulante.

lunes, 9 de marzo de 2015

El maldito: tres días muerto de Cullen Bunn y Brian Hurtt

El maldito (The Damned) es una serie de cómics protagonizada por un tipo de aspecto taciturno y resignado que sobrelleva como puede una maldición demoníaca que le permite morir pero no permanecer muerto: tiene la involuntaria facultad de resucitar al contacto con un vivo.

En este primer tomo se agrupan los cómics que conforma el primer arco argumental de la serie bajo el título El maldito: tres días muerto.

Eddie Morgan, el protagonista, él es el maldito, sabe nadar y guardar la ropa por lo que sabe mucho de todos y sabe donde, cuando y como moverse, lo que lo faculta a tratar con todas las partes.

Por eso es elegido para intervenir como intermediario en un intento de tregua que ha de evitar una guerra de bandas de… demonios. La naturaleza de estos seres convierte lo que debería ser una gang band convencional en algo original que utiliza argumentos insospechados y estimulantes en el posicionamiento de las familias, la de Alphonse Aligheri y la Bruno Roarke, por controlar el tráfico de almas. Han leído bien, almas y no armas; para eso son demonios.

Eddie no parece tener oficio, aunque muestra maneras y comportamientos con dosis de ingenio e inteligencia y habilidades de detective privado que son las que le permiten ir sorteando las complicadas situaciones, reyertas, trampas y persecuciones, en las que se va a ver involucrado en su misión.

El cómic es de serie negra pura pero al encuadrarlo en un mundo sobrenatural convierte esa América, de la época de la ley seca y el gatillo fácil, en un escenario de fantasía donde un demonio de nutrida y sofisticada cornamenta, como los mamíferos astados cuantas más puntas más respetable, puede ser más aterrorizador por su posición que por su condición.

La historia es un compendio de personajes imprescindibles del género: mafiosos, guardaespaldas, soplones, femme fatale… que se mueven por los lugares que nunca deben faltar en una buena historia de serie negra: suntuosas viviendas, opulentos despachos, selectivos burdeles y hediondos callejones, claustrofóbicos rings de boxeo y mortecinos moteles.

Protagonistas y lugares adecuados para desarrollar una ingeniosa historia de suspense ambientada en lo fantástico y con toques esotéricos. No todo guionista es capaz de tejer algo coherente con estos mimbres y Bunn lo borda.

Cullen Bunn narra con ritmo vivo un argumento complejo, variado y dinámico que, sin salirse de la línea del genero negro, se permite humor y sorpresas al jugar con protagonistas del inframundo más aferrados a los placeres y deseos que cualquier humano, tal vez por su naturaleza más viciosa y pervertida.

Brian Hurtt compone la visión gráfica iluminada con multitud de gamas de grises y con un dibujo de trazo elegante y sinuoso que evoca en muchos momentos al del maestro Will Eisner, e incluso se permite viñetas cómicas, gracias al pie que le da el guionista, que se dirían extraídas de planchas de Spirit.

En la historia se cuenta incluso el porqué los demonios viven con los humanos y también se habla del limbo y de su importancia como transito de la vida a la muerte. El argumento es prolífico en detalles y no deja ningún cabo suelto por lo que, una vez superada la sorpresa inicial de tratar con demonios, nada es gratuito.

El trabajo combinado de ambos, Cullen Bunn y Brian Hurtt, ofrece una historia integral de serie negra que recuerda al cine negro de la época y en su aspecto más purista no olvida la parte sensible y romántica hábilmente trenzada con numerosas situaciones violentas y otras de ruidosa balacera.

El cómic se disfruta y se paladea con fruición, como ese caramelo que resistimos a tragar. Toda una sorpresa para los amantes de lo noir y un festín para los que disfrutan de los híbridos; ambos encontraran multitud de guiños a grandes obras de la literatura, del cine y del mundo del cómic, como el ya mencionado Spirit.


Esta es una de esas publicaciones que, lamentablemente, se escapan de vez en cuando al radar y que gracias a la recomendación de Roberto Corroto he podido recuperar y sobre todo disfrutar.

En EEUU la serie ha tenido continuación en Damned: Prodigal Son (El hijo pródigo) segundo arco argumental que si se ha publicado en Francia (Les fils prodigues), pero por aquí de momento no hay noticias de su publicación.

En EEUU también se han interesado tanto por adaptarla al cine como para televisión sin que hasta el momento haya cuajado. Pero al tiempo.

viernes, 6 de marzo de 2015

Víctor Ros serie de TV

La serie de televisión Víctor Ros es una libre adaptación de las novelas policíacas de Jerónimo Tristante. De novelas documentadas históricamente de forma rigurosa con un toque de amenidad y con mucha aventura, intriga y acción.

El primer episodio presenta a un Víctor Ros siendo un crío de barrio, del de La Latina, más listo que el hambre y que encuentra el sentido a su vida en una comisaría. Y es tal la asimilación que reescribe su destino y lo encumbra como el mejor inspector de policía de Madrid de aquel entonces.

La serie presenta una compleja recreación de paisajes, calles, coches de caballos e inmuebles para crear la ambientación adecuada a ese finales del siglo XIX que no disimula su artificial factura sino que la exhibe sin complejos a modo de juego de ordenador y que aceptada así tiene un pase pero que a ojos críticos y sobre todo de profesional no pasa el corte.

Una interpretación, en general, de personajes dignamente representados, algunos muy y muy creíbles, hace el resto. Los actores, muy metidos en su papel, se supeditan al personaje lo que equivale a decir que transmiten credibilidad por los cuatro costados. Claro que se ven ayudados por unos diálogos muy medidos, que algunos sueltan sin dicción, pero que la mayoría los declama desde dentro.

Los personajes elegidos representan distintos oficios y beneficios de una sociedad clasista, burguesa y machista, en la que el dinero y el poder lo son absolutamente todo, en oposición a la representación de la gente de barrio para los que la amistad, la generosidad y la solidaridad es lo más importante.

Esta denuncia social está presente en toda la serie lo que supone enmarcar las historias en una realidad histórica muy loable.

Toda la serie mantiene una subtrama lineal, de forma harto hábil como para despistar al espectador, mientras cierra casos capítulo a capítulo, con una evolución en la investigación lo suficientemente ingeniosa como para no anticipar el desarrollo, por lo que consigue atrapar la atención y sorprender al final retomando el principio. Todo un uróboros en su forma circular y en su eterna lucha, en este caso del bien contra el mal.

Solo un pero le es reprochable, y no a la serie Víctor Ros en particular sino a las series de factura española y es ese, suponemos que por exigencias comerciales y de rentabilidad, exceso de metraje que lleva a los 75 minutos de capítulo, que tiende a ralentizar lamentablemente el ritmo.

Aunque en este caso podría justificarlo el haber tenido que condensar novelas enteras en episodios y eso no es fácil, y menos aún consiguiendo que el argumento original quede perfectamente comprensible. No sé qué opinará Jerónimo Tristante al respecto.

Los textos de crédito se presentan en una entradilla dinámica, original, elocuente y suficientemente interesante como para que el gusanillo de la curiosidad en conocer el contenido se instale en el espectador.

Una recreación de factura mejorable

Una vez más, y es algo que siempre suele cumplirse, cuando los guiones están sustentados en novelas, la calidad del producto final, salvo manazas chapuceros, supera el listón.

Una serie digna y seria que de momento no tendrá segunda temporada. Y es una lástima porque se lo merece por ser una serie muy recomendable. Y si tienen ocasión no dejen de leer las novelas.





lunes, 2 de marzo de 2015

El ladrón que citaba a Kipling de Lawrence Block

El erudito Bernie Rhodenbarr es
El ladrón que citaba a Kipling
Bernie Rhodenbarr ha adquirido una librería de viejo en un intento de apartarse de la mala vida de ladrón, aunque para él sea una pasión más satisfactoria que mala, y de acercarse más a la literatura que resulta que es otra de sus pasiones.

Ubicada en la calle Once entre Broadway y University Place en la isla de Manhattan de New York, conserva el nombre de Librería Barnegat de cuando el propietario del negocio era el viejo Litzauer.

Pero el pasado, como el cartero, siempre llama dos veces y si el encargo, él que nunca acepta(ba) encargos, resulta que es para robar un libro, al parecer un ejemplar único que para alguien tiene el mismo valor que un incunable, y resulta que está tan bien pagado como para no dar golpe en mucho tiempo y poder seguir con la librería, que no da casi ni para cubrir gastos, pues merece la pena aprovecharlo.

El encargo parece fácil: sólo debe sustraer un librito de Rudyard Kipling titulado La rendición del fuerte Bucklow, de un domicilio particular. Pan comido.

Y he aquí que Bernie, que ya nos tememos no va a escarmentar nunca, vuelve a lo que le resulta fácil: robar. Si eso también, pero quería decir lo que le resulta fácil de verdad: meterse en líos. Y lo consigue de nuevo.

Rudyard Kipling
Y otra vez va a encontrarse con un cadáver prácticamente en brazos. Y una pistola prácticamente humeante. Y de nuevo a salir huyendo y estrujarse las meninges para encontrar al verdadero culpable, antes de que la policía lo detenga y lo condene por homicidio en primer grado.

Contacto, encargo, robo, homicidio, huída, piso franco, ayuda externa, ayuda intra-policial, investigación y resolución del caso: todo el repertorio clásico en los argumentos que Lawrence Block prepara para su simpático y habilidoso protagonista. Todos los casos iguales y todos distintos.

Y que como no podía ser de otra manera, cuenta con la inestimable ayuda de una chica guapa e intrépida, Carolyn Kaiser, aunque en esta ocasión no haya sexo por medio por razones obvias (al leerla sabrán porqué), aunque si comparten vivienda y falafel.

Y cuenta también con la valiosísima colaboración, para nada desinteresada, todo hay que decirlo, del esforzado e integro policía Ray Kirschman.

En esta tercera novela de la serie, nos encontramos con un argumento más retorcido, en el buen sentido de la palabra, que en las dos anteriores que lo presentaban más ligero, incluso ingenuo. En esta ocasión la trama es más compleja y por tanto el caso más embrollado y la solución más interesante.

Aquí el whudunit se presenta en todo su esplendor. Los sospechosos son los que son y el caso se resuelve con reunión conjunta en típico final tomado prestado a Hércules Poirot en un épatant final.

Lawrence Block nos ofrece las novelas de Bernie para un uso desmedido de entretenimiento agradable. Lectura placentera y amable.

Recuerden las reseñas de las novelas anteriores de esta saga:

  1. Los ladrones no pueden elegir
  2. El ladrón en el armario







jueves, 26 de febrero de 2015

La verdadera historia de la nariz de Pinocho de Leif GW Persson

¿Seguro que conoce la
verdadera historia de la
nariz de Pinocho?
Pinocho es un frágil y delicado muñeco de madera que tiene la enojosa facultad de hacer crecer su nariz si pronuncia mentiras. Algo tan evidente a los ojos de los demás como para mantener la boca cerrada y reflexionar muy mucho cualquier cosa que se quiera decir.

El comisario Evert Bäckström no es frágil ni delicado y no es de madera, es un humano que tiene la hipócrita facultad de empatizar con los demás a base de sarcasmos no descubiertos por su audiencia y de embutirse en una armadura de indiferencia a todo lo que no le importa. Debe ser de los pocos que por omisión consigue soliviantar a subordinados e interlocutores.

La verdadera historia de la nariz de Pinocho sin Evert Bäckström sería como un código binario sin unos.

La verdadera historia de la nariz de Pinocho es una novela negra que alberga en su interior, entre violencias descarnadas pasadas y presentes que hoy forman parte de la Historia Universal, la emotiva y sensible explicación del porqué del crecimiento del apéndice nasal de Pinocho.

Y todo ello configurando un caso de asesinato cuya aparente simpleza esconde una gran complejidad.

Bäckströn debe enfrentarse al asesinato de un abogado, Thomas Eriksson; uno de esos que resultan más peligrosos que los propios delincuentes a los que defienden. Uno de esos cuya muerte alegra a la sociedad aunque no esté bien ni pensarlo ni decirlo.

Caja de música de Fabergé
Y su alegría por ello es doble: tiene ante sí un apasionante caso de asesinato, que a cada nuevo descubrimiento tiene la habilidad de enredarse más y más, y tiene ante sí a alguien odiado, muerto a sus pies. La vida a veces tiene regalos inesperados.

La investigación se sucede en diversos frentes abiertos con tiempos solapados y es notoria la habilidad narrativa de Leif GW Persson para establecer conexiones y generar nuevos niveles de intriga manteniendo siempre acontecimientos históricos como telón de fondo, narrados de forma tal vez demasiado lenta, que realzan la trama inicial que casi resulta pueril ante la magnitud trascendente de hechos que cambiaron el mundo y cuyas consecuencias aún hoy no se han superado del todo.

El argumento, ricamente trufado de numerosos secundarios (lo mejor de la novela), sobre todo en la misma policía (hay cuatro personajes femeninos absolutamente impagables), que con su amplia y variopinta participación engrandecen el conjunto, es un inteligente enmarañado de tramas y subtramas con irritantes momentos estelares del comisario Bäckströn y su pasional entrega por las necesidades básicas: comida, bebida, sexo y dinero. Y ahí juega un papel destacado el supersalami y no precisamente para satisfacer la primera de las necesidades reseñadas.

Pez rojo, loro, conejo, perro, se diría que entramos en una tienda de mascotas pero no es así; que acompañamos a Alicia en su onírico periplo, tampoco.

Simplemente acabamos de entrar en el universo del comisario Bäckströn y prepárense para topar con un elemento tirando a bajo y tirando a obeso, con buen gusto para vestir y cuidadoso con su higiene además de glotón, alcohólico que controla, machista, homófobo y animalofobo, que hará las delicias de primarios (si leyeran) y despertará las iras del resto. Un primate inteligente.

Leif GW Persson escribe una novela en la que el contrapunto a la dejadez del comisario lo ofrece la implicación femenina en todos los frentes donde se mueven y que en la novela son mayoría. La mujer trabajadora siempre peor pagada y peor considerada que los hombres. La mujer como víctima silenciosa de un machismo que, visto lo visto, tiene más cuerda que la que mueve a Bäckströn.


Esta es la tercera entrega, la primera fue Linda, como en el asesinato de Linda, la segunda Quien mate al dragón.

domingo, 22 de febrero de 2015

Muerte en el Sena de Dominique Sylvain

 Aunque la novela negra Muerte en El Sena empieza con la extracción del fondo del río del cadáver de una joven, por parte de un buzo de la policía fluvial, y sigue con dos muertos y un herido en coma, es la desaparición de Louis Manta el disparador de la trama, aunque como ya se verá, nada es gratuito y si la novela tiene ese inicio por algo será.

En el microcosmos que conforman las calles y tiendas del barrio parísino donde viven y por donde se mueven la ex comisaria, por jubilación, de la policía francesa Lola Jost y su amiga americana masajista, por necesidad económica, Ingrid Diesel, también hay espacio para los misterios.

Como el que representa la súbita e insospechada desaparición sin indicio alguno del joven Louis Manta, el lava cabezas de la peluquería senegalesa de Lady Mba. Y como que ésta es amiga de Maxime y en el restaurante de éste es donde comen y pasan las horas Lola e Ingrid, pues ya tenemos las razones de que las dos se vean metidas en el asunto por aquello de hacer favores y ayudar en temas a los que la policía no puede dedicar ni tiempo ni recursos.

Una investigación en la que pasan cosas aunque el ritmo no las acompañe. Una investigación en la que los desaparecidos cuentan más cosas con sus ausencias y sus silencios que los presentes con su parloteo.

Tras un inicio relámpago, la novela entra en el letargo de la presentación del argumento; suerte que pronto introduce a los secundarios que reviven el ritmo y mantienen mal que bien la novela a flote hasta el final, en que acaba sumergida bajo el agua. Literalmente.

Dominique Sylvain confecciona la novela como un guiso. Los primeros ingredientes aportan poco color, poco sabor y olor y no se imagina hacia donde irá el plato. Es la progresiva incorporación de nuevos ingredientes (personajes) y sus relaciones entre ellos (especias) lo que va conformando una imagen distinta de la inicial, más apetitosa y va redondeando el argumento (el plato servido) hacia un final más propio de una novela de aventuras que de una novela negra, pero precisamente por eso, resulta novedoso y con sabor a islas de las especies.

Y son precisamente esos personajes secundarios, el modo de caracterizarlos y la sabia dosificación al darles voz y ponerlos en escena gradualmente en el momento adecuado, ni antes ni después, el verdadero mérito de esta novela.

En Muerte en El Sena, tercera entrega de la serie protagonizada por Lola e Ingrid, se mantiene ese tono costumbrista multiracial y colorido que nos es familiar; como también lo son las puyas que se lanzan las dos protagonistas con un particular pero alegre sentido del humor en esos diálogos agudos y sarcásticos y como era de esperar las tirantes relaciones con el comisario actual en el puesto que ocupara Lola. Estamos en casa.

De nuevo una muestra de esa novela francesa que le está dando un baño, en el Sena, a los tópicos para mostrar una cara distinta.

Como una medusa letal: atractiva a la vista y silenciosa al oído.

Aún y así en esta tercera novela de la serie tiende a caer en los derroteros ambivalentes que ya mostrara en la segunda entrega, donde la cal y la arena no mantenían la proporción adecuada, por lo que la capacidad de sorprender y los recursos empleados en confeccionar un guión novedoso con que deleitara en la primera entrega y recogiera las mejores expectativas no se encuentran en ésta, aunque se aproxima más que lo hiciera la segunda.

Las reseñas de las otras novelas de la serie:





jueves, 12 de febrero de 2015

La sonrisa del diablo de Annelie Wendeberg

Del diablo es peor la sonrisa
que la carcajada
La sonrisa del diablo es la primera novela de la serie Los crímenes de Kronberg, que toma el nombre de su protagonista, el doctor Anton Kronberg.

El doctor Anton Kronberg es un joven eminente epidemiólogo formado en Alemania y actualmente ejerciendo en el Guy's Hospital de la capital británica.

Pero el doctor Kronberg esconde dos secretos: el primero el origen de una escalofriante y oculta cicatriz, el segundo es que el doctor es en realidad una doctora.

Anna Kronberg es el doctor Anton Kronberg; una luchadora incansable que no duda en disfrazarse de hombre, cuidando hasta el mínimo detalle, como lo demuestra su astucia en el mingitorio, para poder materializar su deseo que no es otro que el ejercicio de la medicina en una época en la que, como tantos otros temas, es terreno absolutamente vedado al género femenino.

Anna Kronberg adopta el nombre masculino de su padre, Anton, y consigue con su esfuerzo y tenacidad completar brillantemente unos estudios y, en el ejercicio de su profesión, un reconocimiento profesional inapelable y así es como se convierte siempre en la primera opción de consulta de Scotland Yard ante los casos sospechosos de infección o envenenamiento.

El inefable Sherlock Holmes
Es precisamente acudiendo a unos de esos requerimientos cuando además de con el cadáver se topa con un individuo cuya sola presencia inmediatamente le supone experimentar lo más parecido a una descarga eléctrica. Se trata de un detective asesor de la policía, peculiar y escrutador individuo, que responde al nombre de Sherlock Holmes.

La química entre ambos es instantánea y va a suponer desde ese mismo instante unos diálogos agudos y una efervescencia de sentimientos difícil de controlar. Y muy fascinantes de conocer. Una lucha de egos que tanto se repelen como se atraen con idéntica intensidad.

El cadáver, para cuyo análisis ha sido requerida, presenta síntomas de infección por cólera y lo primero es conocer al máximo el riesgo de propagación y asegurar el perímetro para evitar que la enfermedad se pueda expandir más allá de lo que ya viene siendo una de las causas más frecuentes de defunción de ese Londres de 1889.

Aunque pronto el cadáver va a representar solo una de las múltiples preocupaciones que van a sucederse a ritmo vertiginoso.

A partir de ese momento ambos, Kronberg y Holmes, se lanzan de cabeza al caso que los ha unido. Las decisiones se toman con rapidez, las consecuencias no tienen cabida en la reflexión previa; las acciones se ejecutan con inmediatez, las repercusiones son los daños colaterales propias de la reacción y sus riesgos son despreciados.

Práctica de la medicina en la época victoriana
De la mano de Anton Kronberg, hombre, entraremos en salas de hospital para conocer el precario estado de la sanidad pública y el abandono de pacientes y nos encerraremos en laboratorios para evolucionar vacunas contra los agentes bacteriológicos que están devastando la población.

De la mano de Anna Kronberg, mujer, andaremos por calles peligrosas siempre susceptibles de ser atacados, el género femenino resulta demasiado atractivo a ojos perversos, y conoceremos la desesperación de barrios hacinados de mendigos donde la supervivencia es la única ley.

Mujer victoriana
Y viviremos la dualidad que supone ser hombre de día y mujer de noche. Ser hombre entre colegas de oficio y ser hombre deseado por las enfermeras, y no poder ser mujer más que en la más estricta intimidad y solo a ratos y aún y así reprimiendo su verdadero yo.

Una dualidad esquizofrénica y enormemente rica en puntos de vista. Una dicotomía resuelta correctamente sin caer en banalidades, ni recursos fáciles y sin fatiga para el lector.

Sherlock Holmes no es el principal protagonista pero su implicación heroica y sin límites en el caso y sus habilidades y sus insuperables dotes para la observación y la extracción de deducciones conforman la parte detectivesca y policial de la novela en armonía con la parte de aventuras que protagoniza Anna Kronberg.

Esta interrelación del siempre cerrado universo holmesiano con el universo femenino que aporta la doctora Kronberg extrae de ambos lo mejor de si mismos. Anna Kronberg es, por su inteligencia, dotes de observación y sagacidad, el contrapunto femenino a Sherlock Holmes que sus aventuras necesitaban para mostrar otro cariz y para Anna sin la presencia del detective sus capacidades no hubieran lucido, y tal vez ni se hubieran manifestado, como lo han hecho.

El universo holmesiano se circunscribe a la figura del detective ya que aparte de unas breves apariciones de Watson, ni Mycroft ni la señora Hudson ni el inspector Lestrade juegan más que de oídas en esta partida.

Un Watson que en esta ocasión no ejerce de biógrafo, solo de amigo y doctor, ya que la narración nos llega escrita en primera persona por parte de Anna Kronberg.

Annelie Wendeberg
La lectura de la novela de Annelie Wendeberg transcurre en un suspiro y el suspense presenta el grado de dosificación preciso para no decaer ni un solo instante, como ya se intuye desde la ilustración elegida para la cubierta, a pesar de que la trama policial se nos descubre con bastante anticipación.

La sonrisa del diablo, el único título traducido de los tres publicados de la serie Los crímenes de Kronberg, ofrece una auto conclusión para este primer volumen que contenta pero cuya simpleza no está a la altura de los dos cerebros que la protagonizan, lo que nos hace suponer, y esperar, que en su continuidad va a encontrarse el verdadero meollo de la obscura trama que recién asoma.

Bien pensada, bien escrita, mejor ambientada. Un crimen no leerla.

La espera a las próximas entregas se va a hacer interminable.

Mientras tanto escuchen La tempesta di Mare, la pieza de Vivaldi que interpreta con su violín y elocuente fogosidad Sherlock Holmes y que le proporciona a la perspicaz Anna información de la vida interior del genial detective.