domingo, 14 de julio de 2019

El Caso del Castillo de Comper de Jean-Luc Bannalec

Una novela policiaca con la estructura
ortodoxa de un whodonit clásico.

El rey Arturo, los caballeros de la mesa redonda, Ginebra, Morgana, Merlín... leyendas o verdades, historia o historias, sueños o realidades, en cualquier caso han sido, son y serán vitaminas para la imaginación de pequeños y mayores.

De todo cuanto acontece en ese particular universo se encarga un grupo de investigadores que se reúne de vez en cuando para poner en común nuevos hallazgos y debatir sobre su veracidad. Su objeto de estudio es a su vez el trampolín que les permita alcanzar la fama y la gloria en el mundo académico y, a nivel más prosaico, alcanzar una catedra que simboliza el advenimiento de Arturo.

Su lugar de encuentro, el bosque bretón de Broncéliande, resulta ser también el lugar elegido para una sesión de team-building por el equipo de comisario Dupin aprovechando que tiene que entrevistarse con uno de los académicos por un caso a petición de la policía de París.

Todo se trastoca nada más llegar y descubrir que su anfitrión ha sido asesinado. Georges Dupin va a tener que hacerse cargo de la investigación y sin la ayuda ni de brillante armadura ni de afilada Excalibur resolver a contrareloj un caso que tiene mucho de trascendente para el sentimiento bretón.

Jean-Luc Bannalec ha escrito, en esta ocasión, tal vez el whodonit más ortodoxo para lucimiento de su comisario. Una novela policiaca tradicional con un misterio en campo abierto pero en círculo cerrado; un elenco de sospechosos recelosos y desconfiados; un equipo, el suyo, formado por la impecable Nolwenn, el entusiasta Le Ber y el decidido Labat que se lucen como en ninguna otra entrega; y un caso que no solo descubre un asesino sino también algo tan significativo para un bretón, y para cualquier estudioso de humanidades, como que el ensueño, por muy improbable que parezca no es imposible.

Bosque de Broceliande, donde se forjó la leyenda
del Rey Arturo y el mago Merlín.
Séptima entrega de una serie que mantiene su interés a nivel policiaco combinado con su habitual tono jocoso y su evidente intención dinamizadora del turismo de la zona.

Leer a Bannalec y acompañar a Dupin en sus pesquisas y sus comidas, siempre suscita un irrefrenable deseo de ir a la Bretaña y conocer y disfrutar de sus cualidades.

Otros casos anteriores reseñados en este blog:








domingo, 7 de julio de 2019

Asiento 7A de Sebastian Fitzek

Nunca, bajo ningún concepto,
elijan el asiento 7A de un avión.
Asiento 7A es un thriller que transcurre simultáneamente en dos escenarios separados por kilómetros de distancia y kilómetros de altura. El uno transcurre en Berlín a ras de suelo, el otro en un avión que, habiendo despegado de Buenos Aires, sobrevuela el Atlántico con destino al mismo Berlín.

En el suelo Nele, la hija del psicoterapeuta Matt Krüger, ha sido secuestrada cuando iba a dar a luz. En el aire el propio Matt Krüger vuela para ver nacer a su nieta cuando recibe una llamada advirtiéndole del suceso y dándole una sola orden para terminar con el secuestro y hacer que su hija y nieta sobrevivan: debe estrellar el avión.

600 vidas a cambio de dos ¿salen las cuentas?

Matt es un psicoterapeuta de los que deberían tratarse a sí mismos, tantas son sus fobias y complejos. Resulta muy entretenido, incluso divertido pese a lo trágico del momento, ir conociéndole y es admirable lo que una persona, con tanto por superar, es capaz de llegar a hacer por amor.

Un thriller psicológico de manual. Un pasa páginas sin tregua. Tan insustancial que no pasará a la historia de la literatura (¿acaso a alguien le importa?) pero tan adictivo que dura dos telediarios.

Mucho diálogo, mucho monólogo en voz baja, mucha acción y todo escrito en un estilo directo, conciso y sencillo: directo a la vena. Una trama que aparenta una cosa y va adquiriendo complejidad, e interés, y por ello va mejorando la impresión inicial que suscita de producto pensado por y para agradar.

Sorpresas, coincidencias, giros e incluso sugerencias tramposas: todo vale para no soltar al lector una vez pillado.

Sebastian Fitzek
No en vano Sebastian Fitzek es un gran autor best-seller de este subgénero, con varias novelas top ventas muy bien valoradas por el público, conoce perfectamente los resortes que hay que tocar para secuestrar la atención del lector; sabe que teclas hay que tocar para motivar; sabe que ritmo establecer para no fatigar pero tampoco aburrir.

Asiento 7A es un producto artesano realizado con métodos industriales. Un producto de consumo rápido de pastelería pero ¿a quién le amarga un dulce? Juega con la reacción de cada cual ante el miedo y la inseguridad y con los caminos que siguen los procesos mentales, incluso los más retorcidos.

Novela adecuada para leer en vuelo transoceánico: nunca olvidará el vuelo ni el argumento. También funciona si se lee en piscina o en la playa, pero ¡ojo! no olviden ponerse crema solar: el suspense en la lectura les va a absorber de tal manera que no recordaran ni dónde están.

Y si son de las personas que se muerden las uñas, protéjanselas antes de abrir la novela. Ah y recuerden que nunca, bajo ningún concepto deben elegir el asiento 7A de un avión.

jueves, 4 de julio de 2019

Cenizas para un blues de Fernando de Cea


Y si en la vida nada transcurre de
forma secuencial, en esta novela
tampoco.
Sam ha dejado de ser policía de manera formal, ha renunciado oficialmente con entrega de arma y placa, pero en su interior, la policía que fue lo sigue siendo. Y es que si se lleva dentro...

Y es que cuando el oficio es como la propia la vida ya no es oficio ni tiene beneficio, solo dedicación, entrega y servilismo. Y renuncia. Por un ideal, por un sentimiento, se entrega todo, incluso lo que no se tiene.

Sam, Casandra en realidad, es ahora una detective privado y desde fuera del cuerpo quiere investigar, con total independencia y libertad de movimientos, que pasó con su padre, también policía y que murió con deshonor, veinte años atrás, cuando nadie mejor que él lo había defendido.

Cenizas para un blues es la continuación lógica de Puentes y sombras y aunque se puede leer perfectamente sin conocer la anterior, la experiencia mejora con los antecedentes. La trama subyacente en la primera entrega se desarrolla de forma plena en la segunda.

En su nuevo papel, sin someterse a reglamentos, Sam actúa sin líneas rojas que la coarten y emplea el método más adecuado en cada momento para obtener información que le permita cerrar el caso que la lleva de cabeza desde hace tiempo; pero como detective privado también tiene un caso: el secuestro de un chiquillo, y sabe que estas situaciones son de difícil resolución y más si se dejan pasar demasiadas horas desde la desaparición.

Y si en la vida nada transcurre de forma secuencial en esta novela tampoco, así mientras las dos investigaciones prosiguen su avance atropellándose en el tiempo hay otros protagonistas y otras situaciones que atrapan la atención, simultaneando, y que muestran, como un poliedro, las distintas caras que enseña la vida a quien la mira, viéndola.

Fernando de Cea muestra una evidente capacidad para entrelazar historias que evolucionan con ritmo y tempo propios y una destacable habilidad para crear suspense. Y con esos recursos narrativos construye thrillers noir muy convincentes y de gran fuerza visual.

Fernando de Cea.
Su conocimiento de Sevilla, siempre se escribe sobre lo que se conoce, ciudad donde transcurre la trama, le permite describir cada escenario de forma totalmente identificable no solo a nivel descriptivo sino a nivel ambiental, aunque no se haya estado nunca como es mi caso, y faculta para desarrollar ese noir urbano que no precisa de la oscuridad ni la niebla para generar la misma incertidumbre, duda y sospecha.

Y para ello el autor no duda en emplear hasta tres niveles de narración distintos con lo que consigue que una novela ya de por si coral amplifique esa percepción al añadirle más voces y diversos puntos de vista.

Sonido envolvente y pantalla panorámica para lucimiento de Sam, Merche, Roberto, Miss Nolan, Hidalgo, O’Malley, Cisco, el Ogro Bueno y sin olvidar a Wato, un gato cuyas rayas parecen señalar con una W el lugar de su tercer ojo. Pueden acabar siendo buenos compañeros en estos días perezosos.

Y, no se vayan que aún hay más: algún que otro cabo ha quedado suelto y pueden ser motivo para una nueva entrega, aunque transcurra allende.

domingo, 30 de junio de 2019

Queen & Country de Greg Rucka

Un thriller noir que atesora tanta acción
que sobresale de sus páginas.

Una serie sobre servicio secreto, sobre espionaje, sobre las relaciones entre sus miembros y de estos con el mundo. Una serie sólida, bien configurada, sobria y absorbente. Con un dibujo soportado por la línea clara, estilo claramente europeo a pesar de ser un cómic norteamericano, que da apoyo logístico a una historia habitada por seres imperfectos que resuelven como mejor saben o pueden situaciones para los que están adiestrados pero para las que no son infalibles.

El MI6 es el servicio de inteligencia del Reino Unido con jurisdicción en el exterior, para asuntos domésticos está el MI5. Tara Chace es una escolta de la Sección de Operaciones Especiales del SIS (Servicio de Inteligencia Secreto), adscrita al MI6; escolta es la clasificación que reciben los operativos ejecutivos con libertad por moverse por todo el mundo y a los que las delegaciones locales deben subordinar su apoyo en todo momento y bajo cualquier circunstancia.

Tara Chace es una subordinada dentro de un escalafón de poder que atesora los defectos de forma típicos cuando la toma de decisiones resulta controvertida y la irritante saturación burocrática de los estamentos que no solo tienen que conjuntar lo bello con lo barato, sino también la diplomacia con la eficacia. Para un operativo de campo las disquisiciones de despachos son tan esteriles como un mosquito dando cabezazos contra un cristal.

Realismo en cada una de sus viñetas.
Queen & Country es una serie más que espectacular que desborda realismo sin frivolidades de efectos especiales. No los necesita, las situaciones son ya de por si absolutamente efectistas sin necesidad de adornarlas; hacerlo hubiera sido llevar a parodia una realidad muy peligrosa y estresante.

Greg Rucka es uno de los guionistas de cómic más deseados por las majors, ha trabajado en numerosas series con renombrados personajes y aquí se destaca su trabajo más personal, más concienzudo y más determinante como es Queen & Country, donde no solo brilla en su calidad de guionista sino que evidencia ingente cantidad de horas de investigación y documentación.

Una serie de espías con un toque noir; pormenorizada hasta el mínimo detalle, con un argumento asentado que se desarrolla en diversos arcos con tramas repletas de inteligentes diálogos y expresivos silencios. Y que no esconde que la calidad humana del peculiar personal, sensato y equilibrado según su código de vida, que trabaja en estos campos se sustenta en los mismos pilares que la del resto de mortales; en la serie se ama, se muere, se llora, se sufre, hay errores, hay equivocaciones, hay rabia y, si, también remordimientos, debilidad y dudas.

La única variante es que cumplir con tu trabajo no te da un bonus en la nómina pero significa que sigues con vida. El mejor bonus que nadie te puede dar.

Seguimiento de los operativos.
La serie ha ido empleando distintos dibujantes, siempre en formato blanco y negro, en función de los arcos argumentales, con estructura autoconclusiva pero manteniendo una evolutiva continuidad, y del tono perseguido, pero todos ellos, cada uno según su propio estilo, se han mantenido fieles a los aspectos determinantes y relevantes para mantener una unidad de conjunto. Aunque es más que evidente que la calidad sufre altibajos, a las pocas páginas la historia absorbe a tal punto que el nuevo estilo se integra inmediatamente y ya no se tiene en cuenta el cambio de dibujante.

Una serie nominada en 6 ocasiones, en distintas secciones, al premio Eisner y que lo consiguió en 2002 por “Mejor serie novel”. Una obra seriada en 32 entregas desde 2000 a 2007 y que se encuentra recopilada en 4 volúmenes que totalizan más de 1.000 páginas.

Hoy en día la televisión los ofrece indiscriminadamente por lo que es fácil que conozcan la serie Homeland, si es así sepan que Queen & Country fue antes y que Carrie Mathison tiene un más que parecido razonable con Tara Chace.

Una obra que se lee con apasionamiento y se vive con desazón y en la que las retorcidas decisiones y las terribles consecuencias no son sino un pálido reflejo de la realidad. Indispensable. Uno de los mejores cómics que hay para leer y releer.

martes, 25 de junio de 2019

Yeruldelgger, Tiempos Salvajes de Ian Manook

El tiempo es salvaje. La estepa es
salvaje y las personas son salvajes.

Cuatro puntos de partida distintos, sin saber si van a cruzarse o converger o si van a ir cada uno por su lado. Cuatro situaciones anómalas, sospechosas de delito, si no evidente, y complicadas en forma y en fondo: nada sencillo se presenta envuelto en tantas capas.

Cuatro puntos cardinales. Difícil orientarse.

Un jinete muerto con su montura y una hembra de yak yacen congelados en medio de la desierta estepa. Un probable escalador yace muerto congelado en medio de una pared, a considerable altura, del  macizo del Otgontenger. Una joven prostituta, Colette, aparece asesinada en una habitación de hotel donde se había citado con Yeruldelgger. Unos adolescentes han desaparecido desde hace días y nadie parece tener noticia al respecto.

Cuatro mechas encendidas. Difícil conformarse.

Yeruldelgger, Tiempos Salvajes, es la segunda entrega de una trilogía que se inició con Yeruldelgger, Muertos en la Estepa.

Es un thriller que trasciende el noir local de la primera entrega para abarcar un abanico de delitos que no se circunscriben a Mongolia, también afecta a sus países vecinos y llega hasta la mismísima Francia, hasta su puerto de El Havre.

Hay asesinatos, corrupción y contrabando, siempre van de la mano, trata de personas, mafiosos locales y ajenos, investigaciones policiales y militares, autorizadas y clandestinas. Hay de todo menos piedad. Ningún atisbo de ella; cada cual mira por lo suyo y por ello se hace lo que haya que hacer.

Ian Manook trabaja, en esta obra, a ritmo de thriller viajero y viajado y va hilvanando las diferentes historias para luego volverlas a separar y dando pie a intrigas y un nivel de suspense más que sobresaliente sin ninguna concesión a las sutilezas y sí dando mucho juego a las asperezas.

No solo en las relaciones personales sino también intercalando momentos de meditada espiritualidad del séptimo monasterio con comida de casquería en tabernas sucias y malolientes. Sándalo y vómito.

Yeruldelgger, Solongo, Oyun, Saraa y Gantulga y la sombra alargada de Erdenbat, repiten protagonismo y se alternan en sus salidas a escena de modo que al autor no le resulta difícil ir desgranando las distintas historias. Para el resto está la incorporación de Zarzavadjian, un policía francés de origen armenio, que tiene un papel más que determinante y conveniente.

Ian Manook cierra esta segunda entrega con un clifhanger tremendo y que obliga a la lectura de la tercera si o sí. Y aunque la venganza se sirva fría no hay que esperar ya que, con el inclemente clima de Mongolia en invierno, si esperamos más estará helada.