Hubo otra mucha gente que escribió y lo hizo
bien, pero quedó eclipsada por la sombra de esos monstruos y pasó desapercibida
por editoriales, y si bien alguna obra consiguió editarse prácticamente ninguna
se reeditó.
Misterio en Londres, es un
título demasiado ambiguo y poco agraciado, su título original resulta mucho más
elocuente e intrigante: The Christmas Egg, y además tiene su razón de ser en la
trama, es una de esas novelas que es mejor revisar en época navideña para favorecer
mimetismo de ambiente.
Efectivamente un 22 de diciembre una princesa
rusa exiliada, Olga Karukhina, aparece muerta en su cama en el misero cuartucho,
de un barrio humilde, donde vivía con su nieto Ivan. Estamos en el Londres de
postguerra donde se sobrevive como se puede y donde los estragos de los
bombardeos aun forman parte del decorado.
La policía, advertida por una vecina de la
difunta, se persona en el lugar para determinar la causa de la muerte y
determinar si procede abrir investigación.
Serán el inspector jefe Brett Nightingale y su
compañero Beddoes los encargados de las pesquisas que al descubrir un baúl
vacío pronto entienden que esa muerte esconde sus secretos.
La novela no responde al tradicional policial británico de la época, ya que al misterio criminal le añade información histórica y ambientación social, le suma acción hasta la aventura y remata como un verdadero thriller.
Por todo ello, el estilo de Mary Kelly,
esta escritora escocesa, es reconocido como de factura propia con tramas más
ambiciosas que las de sus congéneres. Un estilo que ahonda en argumentos complejos
y oscuros de suspense lúgubre que además de favorecer una lectura absorbente incita
al lector a reflexionar sobre los comportamientos humanos
Misterio en Londres, de
1958, es la última de la serie de tres novelas protagonizadas por el inspector
Brett Nightingale, un personaje carismático y tan humano como falible, que
provoca que la investigación de bandazos, ni más ni menos como en la vida real.
La Rusia del zar y de los bolcheviques, el
Londres de la postguerra con asesinatos y robos y valiosas joyas, sin olvidar a
Fabergé, están presentes en un argumento ambicioso y por eso arriesgado.

































