jueves, 15 de diciembre de 2016

No nos dejan ser niños de Pere Cervantes

Morir escuchando a Raphael
La muerte de una persona anciana por accidente doméstico o incluso suicidio es algo que en las apuestas se pagaría muy poco por su alta probabilidad.

Por tanto descubrir el cadáver de una anciana no tendría que despertar sospechas en la policía, pero un segundo cadáver ya suscita cierta alarma y hay que investigar por si hay patrón. Y si así fuera, determinar cuál y si puede ser causa de más víctimas.

No nos dejan ser niños es un título curioso para una novela negra pero tiene su razón en las infancias rotas prematuramente y que dejan sin satisfacer necesidades emotivas que permitan facilitar el paso a la madurez sin asignaturas pendientes ya que si no, se repite curso y se entra en un bucle desasosegante que se manifiesta llegando tarde a las citas y se acaba asesinando.

María Médem, una buena profiler en la época que trabajaba en homicidios, sale de su puesto rutinario asignado en su vuelta a la comisaria después de su baja por maternidad, para ponerse a las órdenes del inspector jefe Roberto Rial, llegado de la península ex profeso para esta investigación. Todo lo que sabe del oficio se lo debe a Roberto, todo lo mejor de su feminidad también.

Con Roberto Rial no hay horarios ni espacio en la mente para temas prosaicos: la investigación exige exclusividad hasta que se termina. Y eso significa que María habrá de multiplicarse en tiempo y capacidades para ser buena madre, tiene un hijo de meses; ser buena nuera, tiene una suegra que parece un ejercito de demonios; ser buena esposa, tiene un marido que solo comprende y satisface sus propias necesidades; ser buena amiga, tiene una vecina con problemas económicos… y encontrar también un poquito de tiempo para ella misma.

Y Menorca, la isla donde transcurre la acción, parece encogerse y hacerse aún más pequeña para dar cabida a la expansión que precisan sus sentimientos ante tal cúmulo de contrariedades. Ella tiene que ser buena y comprensiva con todo y todos pero ¿quién va a ser bueno con ella? ¿Quién tiene en cuenta sus necesidades?

Pere Cervantes escritor
Y así, mediante capítulos cortos y buen ritmo, la trama va desarrollándose por la isla al tiempo que va sembrando a su paso notas de humor retorcido como son los elementos encontrados junto a los cadáveres y sobre todo, y ante todo, y por si solo motivo de salida de este mundo, una canción de Raphael. Hechos que generan unas curiosas sospechas que son una nueva muestra de ese humor excéntrico.

Pere Cervantes tiene oficio como policía y oficio como escritor y esa doble vertiente se le nota al crear una ficción con visos de realidad de una forma fácil, rigurosa y amena. Al costumbrismo de la isla, gentes, comidas y paisajes, le añade unas muertes poco corrientes y unos asuntos domésticos y familiares peculiares y con mucho juego y consigue un resultado muy satisfactorio que se traduce en una lectura ávida.

La novela carga, además, con la evidente falta de gestos para que la traída y llevada conciliación laboral no sea solo una intención y denuncia la poca consideración que tiene nuestra sociedad hacia el esfuerzo que supone para la mujer sacudirse siglos de condescendencia casposa para ser tratada justamente.

Como primera novela presenta aspectos mejorables (y cual no, y quien no) pero que no descompensan al conjunto y seguro que ya se habrán detectado y aplicado en la segunda novela de la serie: La mirada de Chapman, ya en el punto de mira de este blog.


Raphael ‘No nos dejan ser niños’



domingo, 11 de diciembre de 2016

Res a perdre / Nada que perder de Joan López Rovira

La reseña en castellano al final de la de catalán

Mafia rusa
Res a perdre, publicada en català i castellà, es una novel·la negra de les de tota la vida, d’aquelles amb dones fatals, no només per la seva aparença sinó per la seva capacitat per a ser letals, amb gent anònima que tenen un passat d’allò més emocionant i alhora intrigant, amb clans de màfia rusa disputant-se el tall ja que ningú vol els ossos i enmig un perdedor que ja no te res més a perdre i que es converteix en el gatell que dispara una vertiginosa historia plena de trets i retrets, de venjances llargament desitjades i de passar comptes per ambicions mai completament satisfetes.

Novel·la curta però suficient per deixar un llarg i gustós regust d’aquelles lectures pulp de fa uns anys. La historia s’explica per si sola i per dir-ho ras i curt els paràgrafs son una bufetada rere l’altre de les que ni tan sols sentim el dolor, només l’espetec a la galta, doncs el nivell d’adrenalina no permet perdre el temps en bajanades i cal anar per feina. Cal enllestir abans no t’enllesteixin.

Com a l’Oest el que dispara primer te més números de sortir-ne viu.

Joan López Rovira
En Joan López Rovira ha retratat un instant d’una Barcelona que si no existeix poc li deu faltar; totes les ciutats tenen la seva part fosca quan no negra del tot on hi viuen els que viuen de fer malviure a la resta. S’organitzen de forma clandestina i per afinitat etnogràfica i es reparteixen els barris doncs hi ha negoci per tots si cap no cerca trepitjar l’ull de poll de l’altre.

L’autor fa que els protagonistes diguin sense embuts allò que han de dir, sense diàlegs florits, vet aquí un tòpic de pel·lícula, i que facin el que han de fer, sense romanços, que no val a badar. Quan et jugues la vida no hi ha temps per citar poetes, i l’autor vol que experimentem en primera persona aquesta sensació d’anar contrarellotge i contra tots.

Llegeixin-la i veuran com coincidim i si han de fer un regal a algú que llegeix novel·la negra aquesta es una bona opció perquè es probable que sorprenguin amb quelcom desconegut.


Versión en castellano


Mafia rusa
Nada que perder, publicada en catalán y castellano, es una novela negra de las de antes, de esas por donde transitan mujeres fatales, y no solo porque lo aparentan sino por su capacidad letal, donde gente anónima esconde un pasado tan emocionante como intrigante, con diversos clanes de la mafia rusa disputándose el solomillo ya que nadie quiere roer los huesos y en medio de todo un perdedor al que ya no le queda Nada que perder y que se ha convertido en el gatillo que dispara una trepidante historia llena de disparos y reproches, de venganzas largamente deseadas y de ajustes de cuentas por ambiciones nunca por completo satisfechas.

Novela corta pero suficiente como para dejar un largo y sabroso regusto a aquellas lecturas pulp de hace unos años. La historia se explica por si misma y para decirlo lisa y llanamente los párrafos son una bofetada detrás de otra de las que no somos conscientes de su dolor, solo del chasquido en la mejilla, ya que el nivel de adrenalina no permite perder el tiempo en tonterías y hay que centrarse en el trabajo. Hay que terminarlo antes no acaben contigo.

Como en el Oeste el que dispara primero tiene más números de salir con vida.

Joan López Rovira
Joan López Rovira ha plasmado un instante de una Barcelona que si no existe poco le debe faltar; todas las ciudades tienen su lado oscuro cuando no negro del todo donde viven los que hacen malvivir. Se organizan de forma clandestina y por afinidad etnográfica y se reparten por barrios ya que hay negocio para todos si la ambición no se desborda.

El autor hace que los protagonistas hablen yendo al grano, obviando lenguajes floridos, uno de tantos tópicos que han lanzado las películas, y que ejecuten las órdenes sin dilación, nadie puede distraerse. Cuando la vida está en juego no hay tiempo para citar poetas y el autor quiere que experimentemos en primera persona esta sensación de ir contrarreloj y contra todos.

Léanla y verán como coincidimos y si tiene pendiente regalar a alguien que lea novela negra esta es una buena opción porqué es probable que le sorprendan con algo que no conoce.

domingo, 4 de diciembre de 2016

Indómito de Vladimir Hernández

En la venganza, la victoria tiene
siempre sabor agridulce.
Entre los distintos motivos que llevan a una persona a matar a otra, hay uno que si apela con carantoñas humanistas a nuestra particular escala moral de valores, atrapa nuestra simpatía. Y ese motivo es la venganza.

De inmediato nos ponemos en la piel de la persona agraviada y hacemos nuestras las razones que impelen sus actos; sale nuestra parte más cristiana, esa sustentada por la Biblia, la del ojo por ojo, y cegados ya no vemos, solo actuamos.

Si vuelves en ti consciente de que han intentado matarte, como sucede con Mario Durán, y no lo han conseguido lo lógico es que primero te pongas a salvo, no sea que vuelvan, y lo segundo es que les demuestres como se hace eso de matar, asegurándote de que aprendan quedando bien muertos. Y de eso va la novela.

La acción de Indómito transcurre en La Habana; pero no en esa capital que saluda al mundo desde su malecón de postal; tampoco la que atrae nostálgicos de cuando las revoluciones eran revolucionarias y se fotografían la lado de imágenes de los compañeros Camilo, Fidel y del icónico Che; ni esa que atrae singles de todo el mundo dispuestos a empapar sus oídos de, maravillosa mezcla criolla que conforma la, música cubana, el paladar a base de mojitos y con el secreto inconfesable de terminar la noche siendo húmeda montura de una joven jinetera.

La Habana de la novela es la de la otra cara del espejo. La que solo ven, conocen, viven y sufren los que en ella habitan, la que cada día barre para dentro ya que si se saca hacia fuera puede haber pena de sedición, la de los que forman cola por la puerta de atrás de la cocina de los hoteles para recoger lo que otros dejan y la conocemos por los pequeños detalles, que va desgranando el autor, más ilustrativos que si empleara abigarradas descripciones.

Decir que Indómito es una historia de venganza no es faltar a la verdad pero es quedarse corto. Indómito es además una historia de amistad y sobretodo de lealtad; de sacrificio generoso, como el que significa cuidar, por agradecimiento, a un desconocido al que ni su hijo visita y es también una crítica social que desvela que no todo lo que brilló bajo el sol de la revolución aún luce y que lo que encandiló a abuelos y padres ya no genera igual entusiasmo en los hijos y es que con solo pintura no se cubren los desconchones que ya no puede esconder por más tiempo el régimen.

Y lo hace desde una trama estructurada al modo de novela negra americana clásica ambientada en el Caribe. Hardboiled servido con ron. Con unos personajes que se definen por sus diálogos y sus comportamientos. Con una trama ágil que gana en complejidad y en crítica social; con un avance sostenido que alterna calma con velocidad y que esta se multiplica a la par que se avanza a lomos de una Harley y con unas acciones rotundas que marcan un punto y seguido, lo que indica que aún hay más.

Vladimir Hernández, escritor
Pero todas las venganzas se construyen a partir de una historia de sacrificios y dolor, de ahí que la victoria, para los vencedores, tenga siempre un sabor agridulce. Mario jamás podrá olvidar a Rubén.

Vladimir Hernández arranca esta novela negra con un golpe de efecto cliffhanger mostrando una gran capacidad para contar una historia muy bien explicada, pormenorizando incluso en el robo, para presentar personajes con tanta facilidad que casi no necesita describirlos e ilustrar que el crimen que se cuenta es solo el que se ve pero no por eso el único que existe.

Léanla y la recomendarán. Fué, sin duda merecido, Premio L'H Confidencial 2016.


jueves, 1 de diciembre de 2016

Las violetas del Círculo Sherlock de Mariano Fernández Urresti

Una policiaca burbuja victoriana
ubicada en el siglo XXI.
Leer Las violetas del Círculo Sherlock es como montarse en el DeLorean y hacer dos paradas en el pasado. La primera a uno reciente, unos veinte años atrás y la segunda para alejarse unos cuantos más hasta finales del siglo XIX, exactamente al 1888.

Y es que el presente es un plato que se ha cocinado lentamente en el pasado aunque su degustación no sea del agrado de todos los comensales.

Sergio Olmos, escritor que puede vivir de serlo (vaya lujo), está preparando su nueva novela en la que pretende rellenar los años de absentismo social de Sherlock Holmes, esa parte secreta de su vida, desde que cayera en las cataratas de Reichembach hasta su reaparición, y para ambientarse se ha instalado en una casita de Sussex que incluso podría haber sido la misma donde viviera sus últimos días el afamado detective consultor.

Sus planes se ven trastocados después de que, al recibir una sospechosa e ininteligible nota, se cometa un asesinato, emulando el método empleado en 1888 por Jack el Destripador, en su ciudad natal de la costa norte española. Con el crimen el contenido de la nota cobra sentido y Sergio regresa para informar a la policía y colaborar en lo posible de lo que se antoja como una suerte de macabro juego de rol en el que se le ha retado a participar sin opción a descarte.

Sus amigos, miembros del Círculo Sherlock, de veinte años antes cuando eran estudiantes, también van a verse involucrados en mayor o menor medida por cuanto el asesino parece tener algún tipo de resentimiento hacia el desmedido conocimiento holmesiano del grupo.

Un grupo formado exclusivamente por varones, siete exactamente, que dedican las tardes de los viernes a lucir sus conocimientos sobre los 60 casos que conforman el Canon de las obras de Holmes, dejando de lado toda obra no acreditada o reconocido pastiche. El purismo los lleva incluso a vestirse de época y dirigirse entre ellos empleando el léxico pertinente.

El reencuentro despierta todo tipo de recuerdos, no todos gratos, y la investigación policial, también enturbiada por asuntos internos de la brigada, así como la presencia de otros habitantes de la ciudad, funcionarios, políticos, sacerdotes, testigos y víctimas también implicados por una u otra razón confieren suficientes voces y variados registros como para completar un rico a mosaico de relaciones humanas, sensibilidades e intereses de origen étnico y social tan dispar como interesante.

Jack el Destripador en un periódico de la época
Un tema y unos personajes perfectos para alimentar un casebook de juegos de rol.

Las violetas del Círculo Holmes es una policiaca burbuja victoriana ubicada en el siglo XXI, un rendido homenaje a las obras de Arthur Conan Doyle protagonizadas por Sherlock Holmes y John Watson (hasta 123 notas a pie de página dan la medida de cuanto beben de ellas) y un elaborado estudio de investigación sobre la macabra obra de Jack The Ripper.

Una intricada, absorbente e inquietante puesta al día de las atrocidades cometidas por quien aterrorizó desde finales del verano y parte del otoño de 1888 al barrio de Whitechapel londinense. Un análisis pormenorizado de sus bárbaros actos y un recorrido por los casos investigados por Holmes y Watson haciendo especial hincapié en porqué en ninguno de ellos hubo referencia alguna al Destripador.

Mariano Fernández Urresti
Mariano Fernández Urresti ha escrito una novela para goce de todo amante del género policíaco clásico pero especialmente dedicada a los fans del universo holmesiano. Sus continuas referencias y sus guiños, fruto de una laboriosa investigación y su gran habilidad para entretejer aquellos mimbres confeccionando los actuales cestos, harán las delicias de quienes ven en Sherlock Holmes algo más que una figura de ficción.

Las principales obras de referencia implicadas son: El Ritual de los Musgrave, El Gloria Scott, La aventura del Círculo Rojo y Escándalo en Bohemia.

Para ello se vale de distintas capas de información en una suerte de metalectura: los informes y autopsias elaborados en los casos del Destripador, los artículos de prensa del caso actual, las referencias a los casos de Holmes y Watson, los recuerdos de la época del Círculo Holmes, las acciones del presente… y consigue mantener el interés hasta la mismísima última línea de texto.

Tanta es la devoción que no ha podido sustraerse al deseo de superponer acciones criminales con paralelismos geográficos entre la localidad donde transcurre la acción y el barrio de Whitechapel donde acaecieron los hechos originales y tampoco a hacer partícipes a sus protagonistas del mismo universo otorgándoles un perfil psicológico ajustado a su nombre, jugando de forma cómplice con el lector (como hiciera Alberto López Aroca a su vez en Estudio en esmeralda y seguro hacen todos lo que viven en ese particular mundo). 

Son fácilmente identificables:

Sergio Olmos (Sherlock Holmes)
Marcos Olmos (Mycroft Holmes)
José Guazo (John Watson)
Tomás Bullón (T. J. Bulling)
Jaime Morante (James Moriarty)
Diego Bedía (Frederick Abberline)
Estrada (Lestrade)

El resto lo dejo a su sagacidad. Al finalizar la lectura, casi 700 paginas, todos sabremos un poco más sobre esos seres, ficción o realidad, que se llaman Sherlock Holmes, John Watson y Jack the Ripper.

domingo, 27 de noviembre de 2016

La Brigada de Anne de Capestan de Sophie Hénaff

Un cruce entre Caso abierto
y Modern family.
La Brigada de Anne Capestan es de esas novelas que vienen a renovar el aire enrarecido en la actual habitación donde habita la novela negra. Una novela negra cada vez más autocomplaciente seducida por las alabanzas de editoriales y que cada vez denostan más lectores, de los de verdad. Si Fred Vargas abrió la puerta para dar entrada a nuevos paradigmas, ahora Sophie Hénaff abre una ventana para que salgan rancios tópicos.

Anne Capestan es una comisaria de policía readmitida después de ser investigada por Asuntos Internos pero relegada a un edificio secundario y asignada como jefa de una brigada compuesta por todos aquellos elementos, indistintamente del rango: agentes, comandantes, capitanes, tenientes… que son una piedra en el zapato y que por ese motivo son agrupados como un pelotón de apestados y desterrados para que no molesten.

Forman una banda de la que Anne Capestan es la jefe. Si fuese de música bastaría con que no desafinasen.

Claro que nadie contó con su prurito profesional y que el hecho de que no encajen en un sitio o con algún jefe con ojeriza no quiere decir que no sirvan, ni tampoco se pensó que este ostracismo lejos de sumir sus actos en la indiferencia iba a ser acicate de sus ánimos y sus deseos de vindicación profesional en busca del prestigio perdido.

El elenco lo conforman la comisaria a la que le cuesta controlar su ira, un normativista de asuntos internos rechazado por gay, un gafe al que nadie quiere por compañero, una escritora con serie de televisión propia, una ludópata, un chivato, un alcohólico, un exboxeador con conocimientos informáticos y un adicto a la conducción temeraria de vehículos.

A pesar de sus etiquetas no hay desesperación ni lamentos ni amargura por su destierro, así la brigada consigue positivizar su situación y conjuntar esos distintos caracteres e investigar varios casos abiertos que acumulan polvo olvidados por todos. O tal vez por todos no.

La trama es ágil sobre todo teniendo en cuenta que hay que presentar a cada uno de los brigadistas, nada menos que nueve, y a los altos mandos y que las investigaciones simultanean tres casos y que hay que acondicionar el edificio y que hay que moverse por París e incluso desplazarse a las afueras.

Es una novela policíaca de tratamiento ligero y diálogos con visos de humor  capaz de mantener la intriga del argumento criminal de cada investigación con lo que conforma una estructura narrativa muy rica en matices y escenas costumbristas en la que no hay descanso alguno.

Sophie Hénaff
Por su tratamiento ligero, a las antípodas del trascendentalismo tremendista, de la exposición sociológicamente trágica de los psicópatas y connotaciones morales, Sophie Hénaff  ha escrito, seguramente influye que haya sido columnista en Cosmopolitan, una novela que se asemeja a esas novelas inglesas de la edad de oro policiaca donde prima la investigación en entorno pintoresco con dosis de humor inteligente.

La novela otorga voz a la colectividad frente la autosuficiencia del héroe solitario y demuestra que el éxito también puede ser cosa de fracasados. Y que dos más dos pueden llegar a sumar cinco.

Es una lectura fácil y estimulante de la que habrá que esperar nuevas entregas para ver su evolución. Parece que se está pensando en su adaptación televisiva, lo que perfectamente podría parecerse a un cruce entre Caso abierto y Modern Family, lo que no deja de resultar interesante.

jueves, 24 de noviembre de 2016

El suicida impertinente de Juan Luis Marín

Si tienes un J.M. en tu vida
puede ser tu perdición.
En El suicida impertinente J.M. orquestra su propia muerte planificando hasta el mínimo detalle las acciones previas al evento, las inherentes al propio acto de suicidio y, sobretodo, las posteriores que ya no serán realizadas por él pero si desencadenadas a través de la lectura de una simple carta; ya saben: lo de la pluma y la espada.

Y es que J.M. es ante todo un escritor y guionista y de ahí que sepa mucho de concebir escenas y de darles voz a los intérpretes. J. M. ha decidido suicidarse pero también vengarse ya que culpa de su anticipado e irreversible acto final a todos sus allegados.

Y sin en vida no supo o no pudo reivindicarse lo hará desde la muerte; va a suicidarse si, pero va a amargar a sus deudores siendo un suicida impertinente. Va a ser el titiritero que desde el más allá, liberado de toda responsabilidad moral, mueva los hilos para hacer bailar una macabra danza a los vivos.

Esposa, familia, amigos, compañeros de trabajo; donde abundan escritores, guionistas y periodistas conforman la comitiva del duelo lejos, muy lejos de imaginar que la muerte no es el final y que en el funeral empezará todo.

El suicida impertinente es una tragicomedia, truculenta historia narrada en clave de novela negra con mucho de comedia negra, que disecciona los comportamientos humanos desde la perspectiva de cuanto estamos dispuestos a apostar por nosotros mismos y cuan fácil es echar la culpa de nuestros sueños inalcanzados a la mala suerte o a los demás, culpabilizando de puertas afuera cuando igual habría que ventilar desde el interior.

Poco o nada podemos hacer desde la lectura más allá que asistir pasivamente a un espectáculo desde un rincón del back stage. No es un libro participativo es ilustrativo; entre atónitos y jocosos asistiremos al rodaje de la diabólica última obra de J.M. sin tener idea de cómo va a evolucionar la trama, aunque intuyamos que saltaremos de sorpresa en sorpresa hasta concluir en un retorcido final.

Y esto es El suicida impertinente una novela que consigue sorprender y entusiasmar, que toca teclas para conformar una melodía que resulte crítica con las personas, más que con la sociedad en genérico, y genere cierta incomodidad pero que no deje de ser agradable al lector.

Juan Luís Marín, escritor
Juan Luis Marín que nos deleitó con su novela negra Maldita nostalgia (reseñada aquí en este blog) nos ofrece ahora, en un giro a la ortodoxia del género, una novela breve que encierra un recorrido crítico por la memoria de cuando aprovechando el pelotazo de los medios todos los que podían sacar tajada no dudaban en hacerlo aunque las artes exhibidas para tal fin no fueran ejemplo de ética. Quien más quien menos tiene algo que esconder y que no quiere verlo exhibido.

El autor renunciando a personalizar sus protagonistas más allá de darles unas iniciales y emplear el genérico nombre de La Capital para designar la ciudad, nos está diciendo que pongamos nosotros mismos los identificadores. Porqué no tiene ninguna duda de que todos sabemos de alguien más cercano o lejano que podría haber interpretado alguno de los papeles de la serie, perdón de la novela.

Y ahí hay parte también de su crítica, regresa a La Capital, localización de exteriores para sus dos anteriores novelas, para demostrar que no hay que comportarse ni vestirse de malote para serlo; en La Capital se desarrollan todo tipo de historias y conviven todo tipo de personas y la maldad existe subyacente en cada una. Otra cosa es que se desarrolle y otra que tome las riendas; pero eso es otra historia.

domingo, 20 de noviembre de 2016

Happy Valley temporada 2

Happy Valley donde la felicidad consiste
simplemente en no ser infeliz
La serie de televisión Happy Valley mantiene, en su 2ª temporada, su tono oscuro de drama policial tragicómico acreditado en la 1ª temporada y por el que sorprendió y agradó por igual a un sector de la audiencia televisiva desencantada de series, autoproclamadas policiales, más cercanas a chirigota que a realidades punzantes.

Y eso que la serie Happy Valley tiene su punto doméstico, lo que no significa que el hogar sea un refugio para estar a salvo de nada ni de nadie sino solo que en él la maldad habita bajo techo.

Sarah Lancashire en su papel de la sargento Catherine Cawood vuelve a estar impresionante. Su fortaleza se sustenta por la debilidad de quienes le rodean y dependen de ella: su familia, sus vecinos e incluso sus subordinados.

Si ella cede, todo se viene abajo; no puede permitirse ser débil y aún así por momentos se ve desbordada, aparece frágil y su aspecto más humano aflora en lágrimas y gritos. Sus gestos cariñosos son mínimos pero intensos, no puede ir con sutilezas ni puede aceptarlas; la rueda de la vida sigue girando y si se ella se detiene morirá aplastada.

Para entender y disfrutar plenamente de esta temporada es preciso haber visto la primera ya que lo que en ella sucedió es el punto de partida de esta segunda, más tenso si cabe ya que ahora la violencia física mostrada entonces se vuelve psicológica: la fascinante capacidad del psicópata para mostrarse lo suficientemente amable, indefenso e incomprendido como para hipnotizar a los débiles y arrastrarlos al lado oscuro para convertirlos en cómplices o víctimas.

Secundarios de la segunda temporada, todos de primer nivel

Una segunda temporada que pone a la sargento Catherine Cawood, un alarde de matices y registros interpretativos, como sospechosa de una serie de asesinatos en serie; que altera la vida de una vecina ante el temor de una venganza mafiosa; que intenta provocar un cisma en la especial relación con su nieto; que le obliga a ser amablemente inflexible con su hermana Clare; indulgente y tolerante con su hijo; solidaria con prostitutas y desfavorecidos; protectora y comprensiva con la nueva agente y a mantenerse dura y demostrarlo, a pesar de quienes dudan o de lo que sugieran las apariencias sobre la calidad inhumana de Tommy Lee Royce.

Calder Valley en el West Yorkshire sufre una vez la dicotomía que supone enfrentar el significado de su nombre en la serie, Happy Valley y sus verdes prados y calles ordenadas con los terribles asesinatos, trata de blancas y rencillas menores habituales. Una magnifica realización de Sally Wairwright que trabaja ya en la tercera temporada.

Si la serie es de culto para los amantes de las series policiales es porqué no renuncia a ser negra aunque resulte incomoda y su credibilidad se debe a la sencillez con la que extrae del alma de los seres humanos lo bueno y lo malo para exponerlo sin pudor renunciando a dar lecciones morales.

Catherine Cawood y la oveja:
una secuencia para la historia
Olvida la grandilocuencia de los efectos especiales y de las acciones a ritmo de thriller apostando por la cotidianeidad con diálogos y situaciones delirantes que, por momentos, siguen evocando a los Coen y a Tarantino (la secuencia de la oveja: como Catherine la cuenta a su hermana y el desenlace final son de antología).

Los seis episodios de la serie dan la medida justa para poder desarrollar en su plenitud cualquier trama y facilitan el compromiso de la audiencia de serle fiel ya que no se le exige devoción a lo largo de veintitantas semanas más los parones. La calidad de la BBC, con sus producciones que cuidan los detalles al milímetro: guión, dirección, escenarios, protagonistas principales, secundarios recurrentes y los secundarios protagonistas de esta segunda temporada, absolutamente creíbles y perfectamente adaptados… resulta una vez más incontestable y el mejor ejemplo a seguir.

lunes, 14 de noviembre de 2016

El jardín de cartón de Santiago Álvarez

Cada uno tiene su particular
Jardín de Cartón donde
arden cuentas pendientes.
Las fallas son la ventana por donde el mundo mira a Valencia y para los valencianos son la noche de reyes de los niños: algo mágico, algo esperado, algo deseado y algo efímero.

Cada barrio de Valencia tiene su particular jardín de cartón habitado por figuras construidas con material inflamable listas para arder en cuanto se dé la señal. Pero cuando se disipe el humo los problemas seguirán existiendo y los que más tienen seguirán acumulando y los que menos tienen pueden llegar a perderlo todo.

La corrupción y los intereses económicos no son cosa del presente, vienen del pasado pero es ahora cuando los medios airean su origen, se conoce su alcance y se vituperan. Y es que toda acción no es sino una consecuencia de un hecho como las hojas lo son de una raíz.

El Jardín de Cartón es una novela multigénero, negra, policiaca y thriller, donde una pasión del pasado que ardió con tanto o más ahínco que los ninots falleros dejó los rescoldos donde hoy se asan venganzas, envidias y odios.

Laphroaig Scotch whisky
Mejías, detective privado a imagen y semejanza de los del cine americano en blanco y negro, a imagen por su sempiterna gabardina y su trasiego de whisky, eso si Laphroaig que no bourbon, y semejanza por su desasosiego existencial y diálogos con su conciencia, regresa con un nuevo caso que rememora ecos de su primero en La ciudad de la memoria.

La situación económica de su agencia, a punto de ser embargada por Hacienda, le impele a aceptar un caso que su ética rechaza y a venderse, en cuerpo y alma, aunque no se le pueda comprar.

Y así con la colaboración de su ayudante Berta, emprende dos investigaciones tan dispares como son desbaratar un intento de sabotaje a una de las fallas de mayor presupuesto y localizar una botella de un excepcional, por bueno y por desubicado, whisky autóctono llamado Ullal Blau, elaborado hace tanto tiempo, la primera mitad del siglo XIX, que nadie parece recordar su existencia.

Santiago Álvarez se acoge a la licencia de autor para hacer de Valencia un gran escenario icónico donde plantar su propia falla que no es otra que esta novela.

La falla, la novela, la construye con alegorías, críticas, denuncias y caricaturescos personajes que representan esos intereses privados sin escrúpulos que apisonan más que andan y le sirve para pasar cuentas con ese poder corrupto henchido de soberbia que desde la altura de su condición de ninot más grande se burla de las miserias que el mismo fomenta y que pisotea con desdén.

Pero a toda falla, por importante que sea, le llega su San José.

Santiago Álvarez
Las páginas de la novela le sirven a Santiago Álvarez de combustible acelerante para quemar su falla. Una falla que en su exterior es el atractivo argumento de la propia novela sustentado por una deliciosa e intrincada trama que es la estructura que sustenta la falla. Todo un oximorón en una Valencia que luce las fallas como un escaparate donde no todos los valencianos se reflejan.

Una novela que, como la cocina que con los mismos ingredientes reinventa sus platos, partiendo de los clásicos rejuvenece el género con una enorme carga de simbolismo para disfrutar en primera y segunda lectura a partir de los créditos que subtitulan cada capítulo..

Despidámonos con la música del agrado de Mejías


Chick Webb & his Orchestra Ella Fitzgerald - When I GetLow I Get High 1936

Lean la reseña de la primera novela de esta serie La ciudad de la memoria

miércoles, 9 de noviembre de 2016

Las pequeñas mentiras de Laura Balagué

Las pequeñas mentiras:
una novela policíaca de corte
clásico rabiosamente moderna.
Las pequeñas mentiras son eso que saben los conocidos de una víctima y que omiten explicar en los interrogatorios policiales por considerar que no tienen relación con el caso o simplemente porque quieren ocultar para no dañar la imagen o la reputación de quien yace cadáver pero deja familia. Sean omisiones voluntarias o por descuido son pequeñas mentiras.

Son esos secretos que todos ocultamos y que en una situación extrema pueden evidenciarse, por sorpresa y sin avisar, como objetos traídos por el mar y que resultan visibles cuando se retira la marea.

En Donostia con clima lluvioso y episodios de nieve en vísperas de Navidad se descubre el cuerpo de Cristina Sasiain, la co-propietaria de la peletería Astrakan, que yace muerta de un disparo en el suelo de su establecimiento con caros abrigos pintarrajeados de tinta a su alrededor.

Las pistas iniciales abren diversos frentes, desde un atraco que saliera mal a un renacimiento del impuesto terrorista hasta un exceso por parte de los ecologistas y defensores de los animales materia prima de la industria peletera.

La inspectora de la Ertzaintza Carmen Arregui, felizmente casada y con dos hijos, tiene hasta el mismo día de Navidad, el 25, para solucionar el caso sino pasará a otras manos.

Así, conciliando relación conyugal con su marido Mikel, ejerciendo de madre de sus hijos Ander y Gorka y de hija de su anciana madre, sin olvidar hermana y cuñado, va avanzando en el caso con igual lentitud y desesperación, por culpa de las pequeñas mentiras que le van contando, que se circula en coche por las calles de una ciudad atestada de gente ultimando compras para regalos y para comidas y cenas.

Pequeñas mentiras que va descubriendo en los distintos interrogatorios que realiza y que le obligan a recorrer el mismo camino una y otra vez y avanzar muy poco a poco.

Laurá Balagué incorpora a la
inspectora Arregui al elenco
policial del género
Laura Balagué ha escrito una novela policiaca de corte clásico porque en la lectura se van descubriendo las pistas al mismo tiempo que lo hace la policía. Y de trama sencilla, que no hay que confundir con simple, por el modo tan cotidianamente normal en que se desarrollan los acontecimientos tanto familiares como policiales y muy natural por el modo tan racional como se lleva a cabo la investigación policíaca.

Presenta una redacción limpia, bien construida gramaticalmente, con suficientes ironías que demuestran inteligencia y cultura, tanto de la autora como de la protagonista. Párrafos cortos y mucho diálogo hacen que la lectura sea muy fácil y agradable a la que ayuda un ritmo sostenido que no decae en ningún momento.

Ha huido de los estereotipos que están tan de moda para ofrecer una obra con gran encanto localista; con un personaje central muy humano con sus dudas, berrinches, frustraciones, ilusiones y satisfacciones sin recurrir a complejidades psicológicas de manual; con unos secundarios convincentes y con un crimen perfectamente pausible.

La inspectora Carmen Arregui es una madre de familia cariñosa, sensible e inteligente que trabaja en la policía y que tiene la suerte de tener un marido tan comprensivo, capaz y solidario como lo era Joe, el marido de Allison Dubois de la serie de tv Médium. Arregui encarna la normalidad frente a los estereotipos torturados que suelen identificar a los protagonistas de género.

Tal vez el contrasentido más relevante que confiere identidad a la protagonista esté en que se relaja leyendo a Irving ¿quién puede relajarse con esas lecturas? Se me ocurren muchísimas mejores alternativas para relajarse. Incluso leyendo.

Como tiene aspecto de ser el inicio de una serie nos alegra saber que nos esperan horas placenteras siguiendo sus cuitas familiares y sus casos policiales deseando que el personaje se vaya soltando y tome más cuerpo y la trama más compromiso. Arregui se ha ganado a pulso formar parte del elenco policial del género.

Pueden leer aquí el primer capítulo. Pero no se sorprendan si luego tienen que ir corriendo a comprarla. Aunque si les da pereza salir siempre pueden encargarla por internet. Y leánlo escuchando la banda sonora de la novela. Ya sabrán porqué.

Mendian gora interpretada por  Imanol Larzabal


domingo, 6 de noviembre de 2016

Houdini & Doyle

Houdini & Doyle una serie que combina
lo sobrenatural con la lógica de la física
y la observación detectivesca.
Harry Houdini (interpretado por Michael Weston), americano de origen húngaro, es un soltero enfant terrible que vive de números de ilusionismo y escapismo que encandilan al público mientras les pone el corazón en un puño. Sus estudios y conocimientos de la magia de escenario le convierten en un escéptico sobre todo lo que desafíe la física y persigue con saña a los médiums y charlatanes que se aprovechan de la buena fe de las gentes para robarles o llevarlos a tomar decisiones contraproducentes.

Arthur Conan Doyle (Stephen Mangan), escocés residente en Londres, es un médico casado y padre de una pareja preadolescente, que está cosechando cierta fama por unas novelas en las que narra las investigaciones de un peculiar investigador privado llamado Sherlock Holmes. Cree en el espiritismo, las hadas y en el más allá y por ello ve en los fenómenos paranormales la manifestación de una realidad paralela a la que además, se aferra por razones personales.

Constable Adelaide Stratton (Rebecca Liddiard) es la primera mujer policía de Scotland Yard y a pesar de sus indudables aptitudes para la investigación, sus dotes de observación y su autonomía en la defensa personal, vive su profesión relegada en el sótano de las dependencias policiales encargándose del archivo y sufriendo la ignorancia, cuando no desprecio, de los mandos que la toleran pero no la soportan. Es feminista y no cree más que en las pruebas sin prejuicio alguno.

Constable Adelaide Stratton la primera mujer policía de Scotland Yard
Espíritismo, reencarnaciones, milagros, fantasmas, premoniciones, extraterrestres, posesiones infernales, vampirismo (con la agradable presencia de Bram Stoker), poltergeist y el poder mortal del maligno son los argumentos, por este orden, de los 10 capítulos que componen la serie que el atípico trío de protagonistas mencionado se encargará de investigar formando equipo en el Londres de 1901, con escapada a Estados Unidos y Canadá.

La serie está muy bien ambientada y resulta correcta en la interpretación, los argumentos bien elegidos y trufados de sucesos, aparentemente, inexplicables por, aparentemente, paranormales, están diseñados a juego de las filias y fobias de cada miembro del equipo para que a lo largo de la trama cada uno pueda desarrollar sus aptitudes a pesar de los encontrados y manifiestos puntos de vista. Como subtrama líneal cada uno sufre, en su vida personal, un trágico suceso que confiere el contrapunto dramático al tono de comedia ligera que, lamentablemente, impregna la serie.

Doyle & Houdini amigos en la ficción y en la realidad
Y a pesar de que cada pieza aislada podría hacer presumir un mejor conjunto, algo no se ha hecho bien ya que en lugar de aprovechar el rico potencial que suponen las jugosas ideas argumentales y las tres personalidades reales (aunque la agente femenina no lo fuera hasta 1915 y tuviera otro nombre) con una vida rica en vivencias y anécdotas se cae en una suerte de rivalidad casi infantil que no solo no consigue generar química sino que tiende a la ñoñería al limitarse a extraer de los protagonistas solo su parte más superficial con lo que resultan unos perfiles tremendamente unidimensionales.

Y la culpa hay que repartirla entre todos: poco acierto en las tramas, ligeras respecto de la potencia de los argumentos; en los actores elegidos, buenos en su papel, aunque sin opción al lucimiento ni a hacerse mejores sinérgicamente; en el exceso de directores: hasta 5 distintos para 10 episodios y el exceso de guionistas: 7 acreditados. 

El punto de partida de la serie resulta goloso, unos protagonistas, Houdini, Holmes y Stratton, enormemente atractivos y con solo unos pequeños retoques y unas pequeñas correcciones resultaría brillante pero sea por el motivo que sea la productora ha decidido no hacer el esfuerzo de mejorarla y ha preferido proceder a su cancelación por lo que no habrá segunda temporada. Una lástima.

Este post se podrá leer también en el blog de magia Magicatessen con la intención de aunar géneros y favorecer la difusión del arte y la cultura.

miércoles, 2 de noviembre de 2016

La sang es més dolça que la mel de Josep Torrent


El texto en castellano a continuación del catalán


Un recorrido histórico,
artístico y criminal
La sang es més dolça que la mel es una novel·la negra empordanesa i no només perquè es en la comarca on passa l’acció sinó també perquè la novel·la te el blau del seu cel, la lluentor de la seva llum i la temperatura que marca el seu vent i que tothom que hi ha estat sap que son diferents als d’altres indrets.

L’Empordà com a filosofia de vida, transcendint la demarcació geogràfica, pren cos en els personatges, molt ben aconseguits, que es mouen per la novel·la desenvolupant una trama que es va lligant de mica en mica i que va conformant un quadre molt complert com d’en Salvador Dalí, d’aquelles obres embromades on de prop intueixes un sentit però es quan t’allunyes que tens la visió que el pintor et reservava per donar-te una sorpresa.

I això es la novel·la La sang es més dolça que la mel, un recorregut per una investigació criminal que sorprèn a cada nou descobriment, un recorregut geogràfic pels indrets on hi ha l’empremta del pintor i un recorregut històric i artístic de la seva admirada obra.

La novel·la te paisatge i sobre tot te nivell cultural (es culte que no pedant) i dona realisme a l’argument ja que fa palès que la novel·la, com la vida. està composta de diversos aspectes i que la novel·la negra no ha de ser només sòrdida i urbana.

I ja que hi som, més que una novel·la negra es policíaca, de les que se’n diuen de procediment ja que tota la trama està dinamitzada per les reunions, investigacions i resultats de l’equip policial que te al seu càrrec el cas del guàrdia jurat mort a les portes del Museu Dalí de Figueres mentre feia el seu torn de vigilància.

El autor Josep Torrent
L’autor JosepTorrent fa una concessió cap al lector i es atorgar-li un pic més d’informació què el que coneix en Damià Surrell, caporal al cap de la investigació, i el seu equip i aquest privilegi determina que la lectura permeti comprovar que fàcil es caure en el parany d’embolicar fets i teories i com a tot se li pot donar sentit i explicació que encaixi tot i que es vagi ben errat.

Es una novel·la fàcil i amable pel que fa a l’argument àdhuc força interessant en la trama i en com descriu el dia a dia d’una investigació; fins i tot el final te poc de ficció i resulta una mica deslluït en aquest aspecte però probablement sigui el peatge que cal assumir per ser més proper a la realitat que no pas ens pensem.

Novel·la encertada guanyadora del primer Premi Memorial Agustí Vehí (encara hi ha temps per presentar-se a la 4a edició) i que aquest a ben segur hagués aplaudit.

De l’Agustí Vehí aquest blog ha ressenyat Quan la nit mata el dia



Post en  castellano


La sang es més dolça que la mel (La sangre es más dulce que la miel) es una novela negra empordanesa y no solo porque sea en la comarca donde se desarrolla la acción sino además porqué tiene el azul de su cielo, el brillo de su luz y la temperatura que marca su viento y que quien la conoce sabe que son distintos a las de otros lugares.

L’Empordà como filosofía de vida, más allá de una demarcación geográfica, se encarna en unos personajes, muy bien escogidos, que se mueven por la novela al compás de una trama que va entretejiéndose poco a poco y que acaba tomando forma en un cuadro muy completo como de Salvador Dalí, una de esas obras trampantojo en las que de cerca se identifica una intención pero es al alejarse que se tiene la visión que el pintor se reservaba para dar la sorpresa.

Y esto es la novela La sang es més dolça que la mel, un recorrido por una investigación criminal que sorprende a cada nuevo descubrimiento, un recorrido geográfico por los lugares donde dejara huella el pintor y un recorrido histórico y artístico de su admirada obra.

La novela tiene paisaje y sobre todo tiene nivel cultural (es culta que no pedante) lo que proporciona realismo al argumento ya que evidencia que la novela, como la vida, está compuesta de múltiples aspectos y que en la novela negra no ha de predominar la sordidez urbana.

Y ya que estamos en eso, concretar que más que una novela negra estamos ante una novela policíaca de esas que se catalogan como procedurales o procedimentales ya que toda la trama está dinamizada a partir de las reuniones, investigaciones y resultados del equipo policial que tiene a su cargo el caso del guardia jurado muerto a las puertas del Museo Dalí de Figueres en su turno de vigilancia.

La mel es més dolça que la sang obra de Salvador Dalí

El autor Josep Torrent otorga una pequeña ventaja al lector al facilitarle más información que la que dispone Damià Surrell, cabo al frente de la investigación, y su equipo y este privilegio determina que la lectura permita comprobar lo fácil que es caer en las trampas mentales que se apresuran en dar sentido y explicación a hechos y teorías aunque sean totalmente erróneas.

Es una novela fácil y amable en lo que a argumento se refiere y muy interesante en la trama y en como induce a participar en el día a día de una investigación; tanto realismo alcanza hasta el mismo final que tiene poco de ficción y parecería como deslucido por ese motivo.

Novela digna ganadora del primer Premio Memorial Agustí Vehí (aún están a tiempo de presentarse a su 4ª edición) y que seguro que él hubiera aplaudido.

De Agustí Vehí en este blog se ha reseñado Quan la nit mata el dia