lunes, 1 de mayo de 2017

La mala hierba de Agustín Martínez

Una lectura que sigue doliendo
una vez finalizada.
La maldad habita en cualquiera pero suele escoger para anidar el huésped más adecuado a sus intereses. Aquel que le permita desplegar toda su gama de atrocidades y es que, una vez manifiesta, la maldad se viene arriba y su creatividad es ilimitada.

Cuando el mal echa raíces en alguien ya no se va. Es como La mala hierba, esa que surge salvaje haciéndose sitio de forma nociva entre el resto de plantas a pesar de su inocuo aspecto. La mala hierba es la que sobrevive cuando otras caen.

Jacobo, Irene y Miriam, hija adolescente del matrimonio, son víctimas de la crisis; deben abandonar su cómoda vida urbana y deshacerse de su casa y de su Mercedes y emprender, sin alternativa y sin dinero, una nueva etapa en un cortijo desvencijado que Irene heredó de sus padres, a medias con su hermano Antonio, en Portocarrero.

En Portocarrero: puerta del desierto de Almería; donde el calor y la calima no dejan refrescar las ideas y sus habitantes tienden a la cerrajón de mentes y a defender con uñas y dientes lo que tienen y lo que consiguen conservar pese los envites del clima mientras se llevan bien de puertas afuera; de puertas adentro es otro cantar.

Jacobo, Irene y Miriam viajan al pasado de Irene. De la ciudad al campo. De una vida con futuro y vistas a calles repletas de gente, vehículos, tiendas y edificios a una vida sin futuro y vistas a un paisaje resquebrajado, reseco, árido y vacío. Desierto de Almería.

Un tremendo choque vivencial que tiene sus repercusiones y del que nadie, ni lugareños ni forasteros sale indemne.

Una noche, en el cortijo, Irene es asesinada a tiros y Jacobo, malherido, sobrevive al ser dado por muerto. La violencia descarnada azuza la tranquilidad de la colmena y agrieta lo suficiente los caracteres como para que salgan al exterior sentimientos reprimidos y las abejas pican a quienes las molestan.

La lluvia en el desierto de Almería
crea surcos en la tierra
En Portocarrero llueve poco pero cuando lo hace se desea que pare. Las tormentas llegan de repente igual como se van pero mientras el cielo se vacía la lluvia golpea con la rabia de un boxeador golpeando el saco de entrenamiento.

El agua caída recorre el suelo y crea surcos en la tierra arenisca y yerma como la frustración, los celos y la humillación crean cicatrices en las personas. Surcos y cicatrices que nunca desaparecen, si acaso ahondan.

Agustín Martínez recoge una historia de sentimientos y la descarga como inclemente lluvia en Portocarrero porqué es el tipo de lugar donde la calma es solo apariencia.

La trama corre por esas cicatrices y las hace palpitar hasta que los sentimientos que las originaron toman las riendas del comportamiento desplazando la razón y la lógica. Cualquier cosa que guíe los actos suplantando el entendimiento conlleva al ser humano a cometer desbarajustes y algunos de daño irreparable.

Y Agustín Martínez sabe mostrar esas debilidades y darles voz propia. Ellas son las que hablan en la novela. Un inquietante thriller capaz de mantener el corazón en un puño durante toda la lectura.Lectura que sigue doliendo una vez terminada.

Ya en Monteperdido, su anterior novela (léan aquí la reseña) Agustín Martínez mostraba esa habilidad por crear climas humanos tóxicos que resulta abono inmejorable para desarrollar angustiosos thrillers de ambientación rural.

miércoles, 26 de abril de 2017

Alex Clément ha muerto de Lepage y Rieu

Inteligente, interesante e inquietante.
Marsella está que arde por una ola de atentados que tiene a todo el mundo atemorizado y casi sin ánimos para salir a la calle. En medio de esta tragedia colectiva se desarrolla otra individual que tiene el efecto dominó de afectar a terceros.

Alex Clément ha muerto y como sucede con tantas otras muertes, se ha interrumpido una secuencia de hechos planificada; citas agendadas ya no se realizarán y acuerdos pactados no se cumpliran. La muerte no atiende lo pendiente.

Mathieu Arthaud, un estudiante de derecho, junto al portero del edificio, ha encontrado el cadáver del señor Clément en su piso y cuando regresa después para recuperar unos documentos se encuentra con Alice, limpiadora a horas, y después llega Antoine, el pizzero y se desencadena la trama que antecede a la tragedia ya que nadie sabe lo que el señor Clément se traía entre manos.

La trama se desarrolla en tres capítulos, o mejor en tres actos y mientras que los dos primeros presentan distintas acciones realizadas por distintos protagonistas, en realidad estas se suceden en el mismo tiempo solo que en lugares distintos, preparando así un crescendo en la tensión y en el interés quedando todo preparado para resolverse en un tercer acto final más que sorprendente.

La trama, en todo momento en clave de humor negro, transita encallando situaciones para luego desencallarlas de la forma menos deseada para quien las sufre con lo que origina un nuevo giro y una nueva complicación y así hasta un retorcido final.

Resulta un guión, de la prolífica Delphine Rieu, muy bien planificado y la trama elegida para su desarrollo es la más adecuada para este género noir al que tan bien representa con un dinámico ritmo narrativo cuajado de suspense, intriga e ironía, del destino, pero feroz ironía en todo caso y presente de principio a fin.

Mathieu, Alice y Antoine
El dibujo, a cargo de Emmanuel Lepage, es dinámico a juego con la trama, cada viñeta muestra movimiento, no hay planos estáticos ni tan solo en los compases de espera.

El ritmo está presente en cada trazo y sirve para encadenar una viñeta con la otra para que la narración sea sumamente fluida y mantenga la expectación.

El cómic no tiene color pero de tan amplia como es la gama de grises, que la acuarela se encarga de aplicar capa sobre capa, se podría decir que está coloreado en luminoso blanco y negro.

Inteligente, interesante e inquietante. No se lo pierdan.


domingo, 23 de abril de 2017

Clavos en el corazón de Danielle Thiéry

Clavos por cuya herida se desangra
la vida.
Los clavos en el corazón del comandante Maxime Revel son temas no resueltos; temas que permanecen clavados como espinas y con su dolor recuerdan su inquietante estado.

Por causa de su oficio son casos criminales abiertos a los que no ha podido dar carpetazo por falta de pistas o por falta de pruebas; y por su situación familiar, uno de esos clavos corresponde a la desaparición nunca aclarada de su mujer. Una noche de diciembre, hace ya diez años.

Por eso vive como vive, muriendo, literalmente, en vida, ya que no cuida lo muchísimo que fuma, lo bastante que bebe, lo poco y mal que come y lo menos que duerme; sin contar la desastrosa relación que mantiene con su hija Léa, adolescente que sufriendo también la ausencia de su madre lo somatiza siendo anoréxica en un intento desesperado de no seguir creciendo esperando que ella vuelva y poder reanudar la relación desde la infancia truncada.

Sea lo que fuere que llevara a su esposa Marieke a desaparecer tuvo como resultado que se rompiera el puente, en realidad Marieke era el puente, que unía a padre e hija. Y ahora mantener un dialogo a gritos desde una a otra orilla no es forma de comunicarse.

El dramático hecho de su desaparición coincidió en tiempo y lugar con el asesinato a cuchilladas de un matrimonio anciano, los Porte, que regentaba un bar, Les Furieux; caso que tampoco se resolvió. Y este crimen es el segundo clavo que conforma el plural: Clavos en el corazón.

El comandante Maxime Revel vuelve recurrentemente a esos dos sucesos con la esperanza de encontrar algo que, pasado por alto, le de luz en su oscuridad. Mientras tanto la vida sigue y ahora tiene entre manos el asesinato de un famoso, una vieja estrella del rock, que ha de resolver antes que los periodistas los desborden y los medios revuelvan en la basura.

Por suerte en la comisaría cuenta con un buen equipo, como profesionales comprometidos, como compañeros solidarios y como personas empáticas que están a su lado para lo que haga falta. Y en ese lo que haga falta, se incluye todo. Es una lástima que siendo la novela tan corta y habiendo tantos personajes no de tiempo a desarrollarlos con mayor detalle, tal vez en entregas ulteriores tengamos esa suerte.

Danielle Thiéry
Danielle Thiéry sabe de lo que escribe ya que es a lo que ha dedicado su vida profesional: alcanzando el cargo de Comisario de División, y lo narra con toda rigurosidad sin dejar resquicio para la duda o el debate pero en ese estilo que caracterizara Simenon donde se excluye la pasión y se ralentiza el ritmo, lo que se traduce en una lectura interesada por conocer el desenlace pero poco interesante en su concepción.

Clavos en el corazón ha sido Premio Quai des Orfèvres 2013.

miércoles, 19 de abril de 2017

El santo al cielo de Carlos Ortega Vilas

El santo al cielo presenta una
cubierta más que elocuente.
- A propósito Jordi, ¿qué día es hoy? –me pregunta Aldo acercándose por encima del hombro.
- Eh…, diecinueve de abril, señor – contesto sin dejar de escribir la reseña de El santo al cielo y señalando con el dedo el ángulo inferior derecho del monitor.
- Diecinueve de abril. Día de san Expedito
- ¿Señor?
- Expedito. Un Comandante de una legión romana de principios del siglo IV que fue tocado por la gracia de Dios y aceptó su conversión de forma expedita por eso se le asocia con los temas urgentes y el no dejar para mañana lo que puedas hacer hoy; es, a su vez, junto con Santa Rita y San Judas Tadeo, abogado de las causas imposibles.

Aldo Monteiro es así, Inspector Jefe de la Brigada de Homicidios y Desaparecidos de la Policía Nacional y también un martirologio andante.

Y tiene tan buen olfato e igual aptitud para un desempeño como para el otro; cuando sigue una pista, cuando su intuición se afina, no deja que nada lo despiste, no deja que se le vaya el santo al cielo ni que nadie le pise el fregao.

El caso que le ocupa no es de santos, o si pero de santos caídos. Tiene más de infierno que de cielo. Y además esconde secretos de un pasado para nada cerrado. Tan abierto estaba que de él han salido sus sombras a teñir el santoral y a velar el presente. Y a velar al difunto.

El cadáver de un hombre ha sido encontrado en su domicilio; el hedor es insoportable pero no inhabitual. El joven teniente Julio Mataró de la Guardia Civil va a ser su compañero en la investigación; dos cuerpos policiales heterogéneos para un único cuerpo descompuesto y para mayor misterio hallado en un piso cerrado por dentro.

Empieza el relato y una investigación que va a recorrer distintas localizaciones y va a tener suficientes ramificaciones como para deslizarse por las 557 páginas a ritmo de imparable thriller.

Carlos Ortega Vilas
Carlos Ortega Vilas sorprende con una novela que tiene tanto de negra como de policial y todo de buena; relata con una prosa relajada, acompasada y elegante una historia de gran contenido humano. Pero no de su contenido sacro sino más bien del sacrílego.

El autor compone una historia muy meticulosa, por lo que se refiere tanto al pasado como al presente y elige unos personajes para su representación muy sólidos y de marcadas identidad y carisma con los que no cuesta nada empatizar hasta sentir en carne propia sus preocupaciones, dolores y desvelos.

Presenta los hechos de forma clara y aun sabiendo casi desde el principio quien es el muerto y quien el asesino revela que el misterio sigue intacto y demuestra con gran maestría como es capaz de mantener la tensión en todo momento e incrementarla con subtramas y giros que tan pronto avanzan por libre como se entrecruzan como convergen para volver a separarse pero siempre encajando sin fisura alguna en el todo argumental.

La alternancia de capítulos con distinto protagonista permite al autor desarrollar dichas subtramas y al lector disfrutar de una posición privilegiada a vista de pájaro y aun así la novela no pierde ni un ápice de interés y eso se debe a un dominio del lenguaje y del tempo narrativo muy elogiable y a una rara habilidad para elaborar unos diálogos medidos y muy convincentes.

La investigación discurre desde el martes 5 de diciembre, día de San Sabas hasta el jueves 28 de diciembre día de los Santos Inocentes. La historia empezó mucho antes y aún no ha acabado.

Léanla sin dudarlo y cuanto antes, no sea que por una cosa u otra les suceda como a aquel cura que en plena misa hablando de las virtudes de un santo se olvidó lo que iba a decir. Se le había ido el santo al cielo.



viernes, 14 de abril de 2017

A dúo de Concha Román

Un thriller que empieza en Sevilla, en
Semana Santa y cuya investigación
avanza a ritmo de costalero.
Los casos de corrupción existen y han existido en España desde hace mucho pero ahora, cuando más se conocen, se divulgan y se persiguen, son perfecta carne de cañón para los escritores de thrillers y de novela negra.

La corrupción conlleva asociados muchos más delitos y es lícito que los escritores fabulen sobre esos hechos imaginando escenarios y tramas y quedándose cortos ante lo que ofrece la realidad.

Cada país adecua los argumentos de su novela negra y sus thrillers a su entorno social, a su nivel de criminalidad y a la tipología de esta para ser creíbles y favorecer así la complicidad de la comunidad lectora que a pesar de saber que lee ficción necesita que esta se sustente en aspectos comprobables.

El modus operandi ha de concordar con el modus vivendi.

El título A dúo era suficiente, deja con ganas de saber más; añadirle la coletilla: un thriller sobre la delincuencia de cuello blanco encorseta y etiqueta la novela que ofrece más de lo que anuncia. El afán de posicionar el libro frente a competidores nos desvela de qué va el argumento: un intrincado thriller de corrupción empresarial y urbanística.

Por suerte la trama, de gran complejidad y embrollo, con muchos protagonistas tanto en el bando investigador, que combina policías, como el comisario Juan Noceda, con la agencia de detectives privados Sierpes & Cool (una asociación tolerada que no concertada) como en el bando investigado da juego, giros y sorpresas propias de un thriller que se precie.

El entorno familiar, de amigos cercanos y empresarial de la víctima alberga las primeras sospechas. Habrá que profundizar en sus relaciones personales y profesionales para confirmarlas o descartarlas, aunque la mano de alguien profesional parece estar al acecho.

La trama transcurre en 2011 cuando los estragos de la crisis son motivo de conversación constante y de desesperación permanente. Un thriller que empieza en Sevilla, durante las fiestas religiosas de Semana Santa, con el asesinato de un alto directivo de un importante grupo empresarial y cuya investigación va avanzando lenta y pesadamente a ritmo de paso de costalero con visión limitada.

Los costaleros no tienen una visión global de la realidad
Los entresijos económicos fruto de la contabilidad creativa de las empresas con ánimo de delinquir son madejas entremezcladas por gatos juguetones y recomponerlas no es tarea fácil: a cada tirón de hilo puede obtenerse un nudo.

Concha Román, la autora, ha trasladado a literatura apuntes de periodista de investigación; el estilo es detallado pero conciso sin contemplar el adorno. El ritmo narrativo tiene algo de urgente y a veces provoca la sensación de estar leyendo notas extraídas de un bloc o de una agenda y otras veces de leer un memorándum lo que permite que la lectura se desarrolle como participante activo de la investigación.

A dúo consigue soliviantar, lo que para una novela es un lujo; consigue que los ciudadanos de a pie, buenos cumplidores de sus deberes sociales se indignen todavía un poco más ante la clara evidencia de que siendo malo se vive mejor.

domingo, 9 de abril de 2017

Los diez de Martin Beck de Maj Sjöwall y Per Wahlöö

'La habitación cerrada' tal vez la
mejor novela negra de las 10
protagonizadas por
Martin Beck
Maj Sjöwall y Per Wahlöö son la pareja, de escritores y pareja en la vida real, que escribiendo la serie de novela negra protagonizada por Martin Beck no solo renuevan, en su momento, el concepto de novela negra nórdica allanando el camino para los siguientes Henning Mankell, Åsa Larsson, Camilla Läckberg… sino que haciendo buen uso de ella se dedican a diseccionar con frialdad y eficiencia quirúrgica los principios que rigen la sociedad sueca y a su más clara evidencia vital que es la ciudadanía de Estocolmo.

Ante todo recuerden que las novelas transcurren entre los años 1965 y 1975 lo que conviene tener presente para contextualizar adecuadamente sus opiniones y ácidas críticas.

La pareja de escritores presentan a los holmienses (gentilicio de Estocolmo que desconocía) como unos seres egoístas y maleducados, cínicos y antihumanitarios, de trato excesivamente formal rozando la grosería.

A la clase dominante la presenta corrupta e incompetente; con una policía, excesivamente jerarquizada y burocratizada,  violenta en sus represión a manifestaciones (época de Vietnam) y con una población anciana que se alimenta de comida para perros malviviendo en inmuebles casi insalubres y en habitaciones minúsculas sin recursos para la calefacción.

Definen al sistema existente como algo perverso ya que con los elevados impuestos recaptados generan una expectativa de devolución en cantidad y calidad de servicios que luego no cumplen dejando las necesidades desatendidas; por lo que no extraña que sea el país con alto número de suicidas aunque las estadísticas oficiales lo conviertan, creativamente, en muertes por origen desconocido para no figurar en el top del ranquing mundial, que queda feo.

El Estocolmo de la época es una capital que sufre las consecuencias de un desequilibrio social y económico que eleva la tasa de robos, crímenes, alteraciones del orden por borracheras y exceso en el consumo de drogas hasta límites insospechados lo que no deja de ser una sorpresa para la imagen que de una capital nórdica tiene la Europa del sur que sigue teniendo a los países septentrionales como referencia en materia cultural, educación, formación y estado de bienestar.

El desagradecido clima tampoco ayuda y las pocas horas de luz y aún menos de sol tienden a fomentar caracteres taciturnos que se alimentan de estados de ansiedad y depresiones servidos con bebidas alcohólicas de cualquier graduación.

Per Wahlöö y Maj Sjöwall, la pareja autora
de la serie de Martin Beck fotografiados
en la época en la que transcurren las novelas
Maj Sjöwall y Per Wahlöö no se muerden la lengua para denunciar la hipocresía de su país y de sus conciudadanos y a través de sus novelas, de carácter eminentemente policial por el tratamiento y el argumento pero por su trasfondo claramente identificadas como novela negra, van soltando perlas de crítica social que ilustran el entorno donde se producen los crímenes que Martin Beck y su equipo investigan.

La escritura es muy accesible y las descripciones precisas y acertadas, no hay contenido vacío, y las tramas todas interesantes y para nada repetidas.

El peso de la obra recae sobre Maj Sjöwall que a la muerte de su marido, Per Wahlöö, decidió que su familia merecía toda su dedicación y que en la serie, tal vez, ya se había dicho todo lo que originó la necesidad de escribir.

El resultado diez novelas de género negro y de contenido diverso e interés creciente. Las sucesivas reediciones de sus novelas y las adaptaciones a los nuevos tiempos y lenguajes han traído nuevos criterios y así los títulos han sufrido diversas alteraciones por lo que pueden no coincidir con los reseñados. Para evitar confusiones se informa del título original.

Fácil que no tengan tiempo o medios para leer toda la serie, si así fuera lean como mínimo La habitación cerrada, probablemente la mejor. Pero si pueden leerlas todas y, eso sí, por orden van a disfrutar de una lectura interesante, entretenida e ilustrativa de lo que es novela negra sueca de verdad.

Las diez novelas negras protagonizadas por Martin Beck

01 – Roseanna (Roseanna) 1965
El cuerpo desnudo de una joven es encontrado dragando un lago; a la dificultad por conocer su identidad se une la de saber que le pasó y cuando. Las prácticas forenses descubren que sufrió violencia sexual inusualmente agresiva. Primer caso de Martin Beck, acompañado por Kellbrock y Melander, compañeros asiduos en las siguientes entregas, que ya perfila su forma de investigar y la relación entre ellos y sus características, por cierto muy complementarias.

02 - El hombre que se esfumó (Mannen som gick upp i rök) 1966
Un periodista, bebedor, grosero y desmesurado desaparece en Budapest yendo a cubrir un reportaje. No se tienen ni más pistas ni más noticias y la policía húngara no ve motivos para investigar al disponer el desaparecido de un visado vigente. Martin Beck debe desplazarse para intentar dar con su paradero.

03 - El hombre del balcón (Mannen på balkongen) 1967
El asesinato de una pequeña preadolescente en un parque de Estocolmo dispara el miedo entre padres y ciudadanos en general que llegan incluso a organizarse en patrullas para prevenir nuevos casos, algo que no pueden evitar. Una investigación basada en trabajar los pequeños detalles se revela como un método eficaz.

04 - El policía que ríe (Den skrattande polisen) 1968
Una matanza en un autobús abre una investigación sobre la que se va a ciegas y en la que cualquier hipótesis puede ser válida. Una novela donde el procedimiento policial, característico de esta serie de novelas, resulta fundamental para resolver el caso.

05 - El coche de los bomberos que desapareció (Brandbilen som försvann) 1969
Un incendio en un inmueble causa varias muertes, todo apunta a un accidente doméstico como el causante del fuego pero el hecho de que entre las víctimas se encuentre alguien que estaba siendo vigilado por la policía hace sospechar que pueda ser intencionado.

06 - Asesinato en el Savoy (Polis, Polis, potatismos!) 1970
Un rico empresario es disparado a la cabeza mientras daba un discurso a miembros de su empresa y en presencia de su joven esposa durante una comida en un renombrado restaurante por un desconocido que consigue darse a la fuga sin que nadie haya podido identificarlo. La investigación transcurre en Malmö y Estocolmo simultáneamente.

07 - Un ser abominable (Den vedervärdige mannen från Säffle) 1971
Un comisario de policía de baja por enfermedad es asesinado en el hospital; habrá que remontarse a su pasado y a sus actuaciones para intentar encontrar alguna razón que explique su muerte y alguna pista que oriente hacia su posible asesino.

08 - La habitación cerrada (Det slutna rummet) 1972
Un atraco a un banco y un anciano encontrado muerto en una habitación cerrada conforman dos ejes sobre los que evoluciona esta novela que ofrece un registro humorístico y un claro y crítico análisis social del comportamiento humano en la sociedad sueca como en ninguna otra anterior se había tratado.

09 - Muerte de un policía (Polismördaren) 1974
La desaparición de una joven lleva a Beck al sur del país para encargarse de la investigación, mientras tanto en la capital se sigue a un atracador con la esperanza de recuperar su botín; las tramas sirven para otra crítica feroz hacia el sistema que refleja sus miserias en la estratificación del tejido social cada vez más deteriorado.

10 - Los terroristas (Terroristema) 1975
La visita oficial de un senador norteamericano y la sospecha de un posible atentado obliga a preparar un dispositivo capaz de neutralizar a los terroristas y minimizar el impacto mediático de las previstas manifestaciones pacifistas que cuentan con activistas venidos de países vecinos. La novela es el colofón perfecto a la serie como si se supiera de antemano que iba a ser la última.

Afortunadamente están todas reeditadas y disponibles, incluso facilmente localizables en librerías de viejo o en tiendas de segunda mano y por supuesto en bibliotecas.

La revisión de esta serie tiene su origen en la picadura del mosquito Sangre en los estantes de Paco Camarasa, que no solo hace leer sino también releer, que le dedica un apartado en la letra S que titula: ‘Maj Sjöwall y Per Wahlöö, esos suecos imprescindibles de nombre impronunciable’ páginas de 376 a 381.

domingo, 2 de abril de 2017

Castle 8 temporada y última

Una de las más destacadas series familiares
de entretenimiento policial.
La 8 temporada y última de la serie televisiva Castle empieza con una trama principal que se asoma como compleja, interesante y a buen ritmo y que obliga a Kate a ser expeditiva con su vida familiar para minimizar riesgos. Una trama de fuerte componente, que no contenido, político que supera la línea policial clásica habitual para relanzarla como thriller.

Fascina la capacidad que tienen los guionistas de esta serie para reinventarse después de tantos episodios dotándola de nuevas líneas argumentales que le dan vigor.

Pero como si la muerte anunciada de la serie rebajara la tensión o redujera la imaginación a lo mínimo (guardándose ideas para mejor ocasión) la expectante trama pronto queda en un segundo plano y se van encadenando capítulos donde este hilo principal ni tan solo se menciona y se ve, una vez decidida la no continuidad de la serie, como, forzada, se retoma hacia el final para resolverse de forma precipitada y poco convincente por falta de episodios donde poder desarrollarla con holgura e incrementar la tensión.

En estos últimos episodios abunda la ñoñería y el relleno para aparentar algo que se tenía y que se ha perdido: esa magia, esa ironía, esa complicidad…que surgía con facilidad ahora se viste de artificio carente de espontaneidad. Será cierto lo que se apuntaba como motivo para echar el cierre y es que entre Stana Katic (Kate) y Nathan Fillion (Castle) hay más odio que amor.

Hate? or Love?
Volviendo a la serie, Kate no sabe actuar como Capitán, el traje le viene grande, por lo que nadie entiende como sigue funcionando la comisaría ya que la anteriormente inspectora se dedica más a patear la calle que al trabajo de gestión y organización, como hicieran todos los que la precedieron en el cargo. Cargo que es lo que tiene: despachos, diplomacia y relaciones públicas sin ensuciarse las manos salvo si rebosa el bolígrafo o la pluma o se atasca un papel en la impresora.

Claro que la acción y el lucimiento del actor están en la calle, en persecuciones, dando o recibiendo tiros, interrogando sospechosos y habiendo de cambiar de vestuario según la ocasión y poco o nada atractivo resulta la vida de despacho sin otras curvas que las del mobiliario.

En cambio, es como si el despacho equipado de gadgets de detective privado de Rick Castle, con más minutos en pantalla que su domicilio y que casi la comisaría, preparase una salida tangencial, un spin-off que siga contando con la familia, Alexis y Martha Rodgers, y la colaboración de Hayley Vargas (interpretada por Toks Olagundoye) una exagente que trabaja en Seguridad, para seguir resolviendo casos delictivos.

Pero también es cierto que el final emitido da carpetazo total a una serie que ha tenido de todo a lo largo de su emisión pero que pesa más el haber que el debe, siempre valorándola como serie familiar de entretenimiento noir: guiones inteligentes y con múltiples referencias a clásicos policiales, mucha referencia también a literatura y a mitos de fantasía, muchos guiños a películas y a personajes famosos del mundo Friki, chistes y bromas de humor, eso si, blanco y escenas de sexo de tono aún más blanco que no dejan resquicio ni a la imaginación.

Personajes de papel
Desde junio de 2009 hasta junio 2016 han sido 173 los episodios emitidos en 8 temporadas manteniendo ratios de audiencia exitosos , consiguiendo legión de fans, elogios de crítica y espectadores y suculentos beneficios económicos. El sueño de todo productor, realizador, guionista y actor.

Después de Jessica Fletcher, vino Richard Castle para mantener el cupo de escritores de novela negra con aptitudes de detective ¿quién tomará el relevo?

Recuerden la evolución a través de los diversos post publicados en este blog de una serie que probablemente no será recordada como una de las grandes pero si entre las más destacadas de las series familiares de entretenimiento policial de televisión: 

Para temporadas de 1ª a 4ª pinchen aquí.
Para la 5ª y ver las fotos del loft de Castle pinchen aquí.
Para la reseña de la 6ª temporada aquí.
Para la 7ª aquí.

Y si quieren leer sobre sus primeras novelas y cómics es aquí.

miércoles, 29 de marzo de 2017

Habana réquiem de Vladimir Hernández

Novelaza de procedimiento policial
Habana réquiem es una novela negra de sentimientos confundidos. La facción más cerrada de la ideología revolucionaria se ve sacudida por los vientos del aperturismo político y económico y sus militantes, ya fueren por devoción u obligación, se sienten confundidos ante la incertidumbre de cómo comportarse. Sentimientos ambivalentes.

El aperturismo es un sarampión inevitable contra el que no hay vacunas; los gobiernos, las fuerzas sociales y los ciudadanos deben sobrellevarlo como se pueda; aferrarse a principios de solidaria convivencia y buena vecindad suele dar buen resultado; cualquier gesto es bueno para que la enfermedad no degenere en pandemia y en lugar de infectar a unos pocos devaste como una plaga.

La novela transcurre por las calles de La Habana Vieja; el pulso de sus calles, los latidos de sus habitantes marcan el ritmo de una particular forma de entender la vida y algunas de esas calles ocultan marginalidad y criminalidad a partes iguales; es lo que tiene el aperturismo, que cuando se abren puertas entran tornados y a nadie se le instruye sobre lo que va a pasar y cada cual arrambla con lo que puede. Incluida la policía. Incluidos mandatarios.

Los delitos son los daños colaterales y se presentan a ojos de la policía como platos de un self-service del crimen: ligeros, indigestos, amargos y ácidos.

Y los platos que se encuentran en la novela se han cocinado con persecución con resultado de muerte fortuita, suicidio, violaciones, asesinato, trapicheo de droga y corrupción policial.

Habana vieja, donde trascurre Habana réquiem

Eddy, Puyol, Batista, Ana Rosa, Manolito… tenientes y agentes cada cual con su caso, cada cual con su plato de self-service que no ha elegido y que probablemente no resulte apetecible pero es lo que hay.

Habana réquiem es una novelaza de procedimiento policial. Por contextualizar que no por comparar, sería como evocar lejanamente al Distrito 87 de Ed McBain. El paisaje aquí es La Habana, concretamente el entorno conocido como La Habana Vieja, y a la comisaría se la conoce coloquialmente como la Mazmorra.

Vladimir Hernández
Vladimir Hernández muestra los estragos de ese aperturismo sin recrearse; los cubanos saben que la vida hay que tomársela con humor, aunque este roce el cinismo y el sentimiento de pertenecer a un colectivo sigue siendo un lazo muy fuerte entre los isleños.

La novela da voz a distintas sensibilidades policiales y distintos tipos de delitos y de víctimas para ofrecer un reflejo lo más amplio posible de todas las caras del poliedro. Recrea los sucesos desde una perspectiva coral narrada con ritmo ágil y con interés creciente en cada investigación que impide despegar el libro de los dedos.

Vladimir Hernández escribe con un discurso musicado por la sonoridad de palabras autóctonas que, sin caer en el cursilismo, conforman verdadera poesía social. No dejen de leerlo o se arrepentirán.

La novela, comprada en SomNegra vino con un bonus muy especial y es una narración mecanografiada de nueve páginas, que aún no forma parte de ningún libro, titulada Felatio de parca (Una historia de la serie Habana réquiem) y que es un apetitoso bombón para tomar como postre después de la lectura de la novela.

En ella se cuenta como al capitán Luís Enrique Almanza, de la Mazmorra, se le cuestiona su virilidad algo muy ligado al honor y que no puede soportar el deshonor.

Una narración negra cargada de humor negro que estaría increíble dibujada como cómic. Yo lo veo. Ahí lo dejo.

La anterior novela de Vladimir Hernández, Indómito, ya se reseñó aquí en este mismo blog y fue merecida ganadora del Premio de Novela Negra L’H Confidencial 2016.






domingo, 26 de marzo de 2017

Los amigos del crimen perfecto de Andrés Trapiello

La novela ganó el Premio Nadal 2003.
Un escritor de bolsilibros policíacos, un grupo de aficionados al género que alrededor de una mesa de bar en un café de Madrid postulan sobre el crimen perfecto, un intento de golpe de estado fallido (23 de febrero de 1981) y una apología de la venganza es de lo que trata esta novela.

Paco Cortés, recién separado y con una hija, vive solo aunque intenta reconquistar a su esposa y sobrevive escribiendo novelas policíacas de kiosco para una editorial que lo explota y ningunea. Su suegro, Luís Álvarez, es un comisario de policía que añora el antiguo régimen y al que el intento del golpe de estado le hace soñar con un nuevo amanecer; ambos se detestan.

Sus amigos, tertulianos de método y crítica literaria y aspirantes a vivir en un libro encuadernado de negro y con páginas por escribir con sangre de ficción se recluyen en su mundo de fantasía empleando seudónimos al uso: Spade, Maigret, Simenon, Marple… que les permita evadirse por unos instantes de su realidad en la que ejercen de abogado, bancario, relojero, policía…

La novela Los amigos del crimen perfecto es un río de varios brazos por donde las corrientes avanzan en paralelo: la vida de Cortés es uno, su relación con Dora, su mujer, es otro, la relación con su suegro otro, la relación entre los tertulianos otro y el crimen es otro.

Un crimen que despierta temores, sospechas y separación entre los tertulianos: el asesino podría ser uno de ellos. Una cosa es leer sobre crímenes y otra departir con un asesino; aunque para algunos sea la ocasión de poner a prueba sus teorías y constatar si existe el crimen perfecto o es todo inoperancia policial.

La novela tiene un antes y un después del crimen; el antes es vivir en la fantasía literaria especulando sobre que motiva al criminal a matar y el después desarrolla lo que hoy se conoce como memoria histórica de la Guerra Civil y que por aquel entonces era todavía pasado más o menos cercano y heridas abiertas.

Andrés Trapiello
Andrés Trapiello pinta un retrato tópico de esa España madre de una democracia recién nacida y lo envuelve en novela policíaca (sin llegar a quajar) porqué al crimen le gusta cualquier época y se encuentra a sus anchas en cualquier contexto.

Andrés Trapiello me ha hecho consultar el diccionario como nadie hasta ahora lo había hecho y se lo agradezco; he disfrutado con sus neologismos y he conocido un montón de palabras de las que no tenía ni idea de su existencia (como tantas y tantas debe haber) y que lamento no poder retener en la memoria como él, aunque si las usara la pedantería me traicionaría.

Al disfrute final le queda el regusto de pensar que la trama hubiera podido ser aún más apasionante, razón de más para cuestionar el premio. Claro que los premios son otra historia.

miércoles, 22 de marzo de 2017

El beso de la sirena negra de Jesús Ferrero

Eros y Thanatos. Atracción y
repulsión. La fuerza y el reverso
tenebroso.
Desde la publicación de las lejanas Bélver Yin y Opium nada había vuelto a saber de este autor hasta ahora que me he encontrado con El beso de la sirena negra, una interpretación de la novela negra muy en su estilo y en la que resuenan ecos de las dos citadas.

Esa búsqueda del yo existencial, esa sublimación de lo terrenal como medio para elevarse al plano espiritual, esa forma tan visceral de entender el deseo y el placer, la lujuria y la pasión, ese confundir contornos de ilusión con realidad. Esos personajes fieles a su propia ética y moral siempre a contracorriente.

Como los que se creen personas viendo el reflejo del espejo pero que en realidad son solo el animal, en su caso desatado, que todos llevamos dentro.

Novela breve de trama policial simple, trufada de provocaciones que pretenden escandalizar; algo que se podía lograr en 1981, pero que ahora solo pueden despertar alguna emoción a los nacidos después de esa fecha y aun con reticencia.

La calidad de su prosa se mantiene intacta pero si antes se exhibía como ariete de originalidad trasgresora ahora lo hace al servicio de otros intereses sino ¿qué necesidad había de enfocar sus disertaciones sobre la dualidad humana desde el punto de vista de novela negra? ¿Acaso la moda de la etiqueta tiene algo que ver?

Jesús Ferrero
En las novelas de Jesús Ferrero brilla la estética, omnipresente, y se antepone como vestido de gala a las disertaciones filosóficas frente a las morales que pretenden contextualizar la existencia de la virtud para poder diseccionarla psicológicamente y convenir cuanto de ella es goce y disfrute y cuanto es censurable y pecaminoso.

Eros y Thanatos. Atracción y repulsión. La fuerza y el reverso tenebroso.

Ágatha Blanc es la detective a la que Lucía Valmorant, madre de Alize, contrata para conocer el paradero de su hija y saber que clase de vida lleva.

Una investigación fácil hasta para un aprendiz que Ágatha resuelve con celeridad; argumento endeble y pueril, excusa para revisitar los límites de la seducción y la tentación, de la sumisión y el dominio, de la permisividad y el prejuicio a un nivel de mucho envoltorio y poco contenido y la sombra de Freud tamizando la luz.

Es una novela de la que no se sale indemne y que abre interrogantes pero etiquetarla como novela negra es innecesario. El autor no debería necesitar ese reclamo.

Si no han leído nunca a Ferrero es una buena ocasión para conocerlo, la novela es un compendio del manifiesto literario del autor.

domingo, 19 de marzo de 2017

The night of, serie de tv

The night of es una serie adusta pero
convincente y un deleite como pocas.
Nasir Khan, un joven universitario americano de raíces pakistaníes, ve como una sucesión de acontecimientos acaecidos en unas pocas horas en la noche de su vida, voltean su convivencia organizada y racional y la de su honrada y humilde familia.

Es lo que tiene el sueño americano que nunca sabes cuándo se va a convertir en pesadilla. Desde lo sucedido el 11-M los musulmanes en New York andan con pies de plomo ya que ostentan el número 1 en el ranquing de rechazo. Son denostados a la más mínima ocasión, son culpables a la más mínima sospecha.

Así pues cuando Nasir Khan se ve envuelto en un asesinato ya tiene todo y a todos en su contra y solo un abogado de tres al cuarto, John Stone, pero gran conocedor y hábil empleador del razonamiento casuístico, le permitirá albergar alguna esperanza de librarse de la condena a cadena perpetua.

El abogado John Stone es un personaje atormentado pero absolutamente pragmático; una interpretación muy documentada, otra más en su larga carrera, de Oscar para John Turturro que es el actor que lo encarna. Como lo es también brillante y llevada al límite la actuación de Riz Ahmed en el papel de Nasir Khan: vemos cómo cambia su físico y su personalidad; así su rostro, su mirada, su musculación, sus gestos, sus actitudes y su comportamiento se van endureciendo por las circunstancias carcelarias.

Sin olvidar los dos secundarios principales: Michael K. Williams en el papel del preso Freddy Knignt y Amara Karan en el de la abogada Chandra Kapoor.

Chandra Kapoor, Nasir Khan y John Stone en la sala del tribunal

Una serie que utiliza un asesinato para poner el énfasis en la interpretación de castigar al culpable y proteger a los vivos. Una actuación que, siendo humana, puede estar sujeta a errores y negligencias, pero no debería estar sujeta a intereses de raza, de sexo o de religión, pero por encima de todo nunca debería estar sujeta a los intereses particulares de cada uno y vinculados a sus aspiraciones profesionales y políticas.

Una vez más entendemos porque a la justicia se la representa con una venda en los ojos: no es para ser imparcial es por no ver lo que se hace en su nombre.

The nigth of es una serie por la nos movemos arrastrando los pies deteniéndonos cada pocos pasos, como buscando confirmación de que vamos en buena dirección.

La serie ofrece una riqueza interpretativa como pocas, con personajes memorables y casi tanto lenguaje corporal como oral; unos interiores y unos exteriores absolutamente reales y cuando no, absolutamente veraces y una técnica narrativa que puede parecer adusta pero que simplemente busca ser convincente mientras se aleja del tontismo comercial.

Largos planos estáticos encuadrados desde ángulos poco comunes buscando una composición plástica nada habitual en las series televisivas convierten a esta en una realización más fotográfica que de telefilme.

El guión muy bien resuelto por Steven Zaillian y Richard Price es en realidad el de una gran película, su estructura es propia de un film, solo que el exceso de metraje la ha encapsulado en episodios para hacerla digerible. Este planteamiento lineal y no secuencial es lo que le da fuerza al conjunto y lo distingue de las series convencionales con corte cliffhanger, propiciando una serie de visionado indispensable.