domingo, 20 de noviembre de 2016

Happy Valley temporada 2

Happy Valley donde la felicidad consiste
simplemente en no ser infeliz
La serie de televisión Happy Valley mantiene, en su 2ª temporada, su tono oscuro de drama policial tragicómico acreditado en la 1ª temporada y por el que sorprendió y agradó por igual a un sector de la audiencia televisiva desencantada de series, autoproclamadas policiales, más cercanas a chirigota que a realidades punzantes.

Y eso que la serie Happy Valley tiene su punto doméstico, lo que no significa que el hogar sea un refugio para estar a salvo de nada ni de nadie sino solo que en él la maldad habita bajo techo.

Sarah Lancashire en su papel de la sargento Catherine Cawood vuelve a estar impresionante. Su fortaleza se sustenta por la debilidad de quienes le rodean y dependen de ella: su familia, sus vecinos e incluso sus subordinados.

Si ella cede, todo se viene abajo; no puede permitirse ser débil y aún así por momentos se ve desbordada, aparece frágil y su aspecto más humano aflora en lágrimas y gritos. Sus gestos cariñosos son mínimos pero intensos, no puede ir con sutilezas ni puede aceptarlas; la rueda de la vida sigue girando y si se ella se detiene morirá aplastada.

Para entender y disfrutar plenamente de esta temporada es preciso haber visto la primera ya que lo que en ella sucedió es el punto de partida de esta segunda, más tenso si cabe ya que ahora la violencia física mostrada entonces se vuelve psicológica: la fascinante capacidad del psicópata para mostrarse lo suficientemente amable, indefenso e incomprendido como para hipnotizar a los débiles y arrastrarlos al lado oscuro para convertirlos en cómplices o víctimas.

Secundarios de la segunda temporada, todos de primer nivel

Una segunda temporada que pone a la sargento Catherine Cawood, un alarde de matices y registros interpretativos, como sospechosa de una serie de asesinatos en serie; que altera la vida de una vecina ante el temor de una venganza mafiosa; que intenta provocar un cisma en la especial relación con su nieto; que le obliga a ser amablemente inflexible con su hermana Clare; indulgente y tolerante con su hijo; solidaria con prostitutas y desfavorecidos; protectora y comprensiva con la nueva agente y a mantenerse dura y demostrarlo, a pesar de quienes dudan o de lo que sugieran las apariencias sobre la calidad inhumana de Tommy Lee Royce.

Calder Valley en el West Yorkshire sufre una vez la dicotomía que supone enfrentar el significado de su nombre en la serie, Happy Valley y sus verdes prados y calles ordenadas con los terribles asesinatos, trata de blancas y rencillas menores habituales. Una magnifica realización de Sally Wairwright que trabaja ya en la tercera temporada.

Si la serie es de culto para los amantes de las series policiales es porqué no renuncia a ser negra aunque resulte incomoda y su credibilidad se debe a la sencillez con la que extrae del alma de los seres humanos lo bueno y lo malo para exponerlo sin pudor renunciando a dar lecciones morales.

Catherine Cawood y la oveja:
una secuencia para la historia
Olvida la grandilocuencia de los efectos especiales y de las acciones a ritmo de thriller apostando por la cotidianeidad con diálogos y situaciones delirantes que, por momentos, siguen evocando a los Coen y a Tarantino (la secuencia de la oveja: como Catherine la cuenta a su hermana y el desenlace final son de antología).

Los seis episodios de la serie dan la medida justa para poder desarrollar en su plenitud cualquier trama y facilitan el compromiso de la audiencia de serle fiel ya que no se le exige devoción a lo largo de veintitantas semanas más los parones. La calidad de la BBC, con sus producciones que cuidan los detalles al milímetro: guión, dirección, escenarios, protagonistas principales, secundarios recurrentes y los secundarios protagonistas de esta segunda temporada, absolutamente creíbles y perfectamente adaptados… resulta una vez más incontestable y el mejor ejemplo a seguir.

lunes, 14 de noviembre de 2016

El jardín de cartón de Santiago Álvarez

Cada uno tiene su particular
Jardín de Cartón donde
arden cuentas pendientes.
Las fallas son la ventana por donde el mundo mira a Valencia y para los valencianos son la noche de reyes de los niños: algo mágico, algo esperado, algo deseado y algo efímero.

Cada barrio de Valencia tiene su particular jardín de cartón habitado por figuras construidas con material inflamable listas para arder en cuanto se dé la señal. Pero cuando se disipe el humo los problemas seguirán existiendo y los que más tienen seguirán acumulando y los que menos tienen pueden llegar a perderlo todo.

La corrupción y los intereses económicos no son cosa del presente, vienen del pasado pero es ahora cuando los medios airean su origen, se conoce su alcance y se vituperan. Y es que toda acción no es sino una consecuencia de un hecho como las hojas lo son de una raíz.

El Jardín de Cartón es una novela multigénero, negra, policiaca y thriller, donde una pasión del pasado que ardió con tanto o más ahínco que los ninots falleros dejó los rescoldos donde hoy se asan venganzas, envidias y odios.

Laphroaig Scotch whisky
Mejías, detective privado a imagen y semejanza de los del cine americano en blanco y negro, a imagen por su sempiterna gabardina y su trasiego de whisky, eso si Laphroaig que no bourbon, y semejanza por su desasosiego existencial y diálogos con su conciencia, regresa con un nuevo caso que rememora ecos de su primero en La ciudad de la memoria.

La situación económica de su agencia, a punto de ser embargada por Hacienda, le impele a aceptar un caso que su ética rechaza y a venderse, en cuerpo y alma, aunque no se le pueda comprar.

Y así con la colaboración de su ayudante Berta, emprende dos investigaciones tan dispares como son desbaratar un intento de sabotaje a una de las fallas de mayor presupuesto y localizar una botella de un excepcional, por bueno y por desubicado, whisky autóctono llamado Ullal Blau, elaborado hace tanto tiempo, la primera mitad del siglo XIX, que nadie parece recordar su existencia.

Santiago Álvarez se acoge a la licencia de autor para hacer de Valencia un gran escenario icónico donde plantar su propia falla que no es otra que esta novela.

La falla, la novela, la construye con alegorías, críticas, denuncias y caricaturescos personajes que representan esos intereses privados sin escrúpulos que apisonan más que andan y le sirve para pasar cuentas con ese poder corrupto henchido de soberbia que desde la altura de su condición de ninot más grande se burla de las miserias que el mismo fomenta y que pisotea con desdén.

Pero a toda falla, por importante que sea, le llega su San José.

Santiago Álvarez
Las páginas de la novela le sirven a Santiago Álvarez de combustible acelerante para quemar su falla. Una falla que en su exterior es el atractivo argumento de la propia novela sustentado por una deliciosa e intrincada trama que es la estructura que sustenta la falla. Todo un oximorón en una Valencia que luce las fallas como un escaparate donde no todos los valencianos se reflejan.

Una novela que, como la cocina que con los mismos ingredientes reinventa sus platos, partiendo de los clásicos rejuvenece el género con una enorme carga de simbolismo para disfrutar en primera y segunda lectura a partir de los créditos que subtitulan cada capítulo..

Despidámonos con la música del agrado de Mejías


Chick Webb & his Orchestra Ella Fitzgerald - When I GetLow I Get High 1936

Lean la reseña de la primera novela de esta serie La ciudad de la memoria

miércoles, 9 de noviembre de 2016

Las pequeñas mentiras de Laura Balagué

Las pequeñas mentiras:
una novela policíaca de corte
clásico rabiosamente moderna.
Las pequeñas mentiras son eso que saben los conocidos de una víctima y que omiten explicar en los interrogatorios policiales por considerar que no tienen relación con el caso o simplemente porque quieren ocultar para no dañar la imagen o la reputación de quien yace cadáver pero deja familia. Sean omisiones voluntarias o por descuido son pequeñas mentiras.

Son esos secretos que todos ocultamos y que en una situación extrema pueden evidenciarse, por sorpresa y sin avisar, como objetos traídos por el mar y que resultan visibles cuando se retira la marea.

En Donostia con clima lluvioso y episodios de nieve en vísperas de Navidad se descubre el cuerpo de Cristina Sasiain, la co-propietaria de la peletería Astrakan, que yace muerta de un disparo en el suelo de su establecimiento con caros abrigos pintarrajeados de tinta a su alrededor.

Las pistas iniciales abren diversos frentes, desde un atraco que saliera mal a un renacimiento del impuesto terrorista hasta un exceso por parte de los ecologistas y defensores de los animales materia prima de la industria peletera.

La inspectora de la Ertzaintza Carmen Arregui, felizmente casada y con dos hijos, tiene hasta el mismo día de Navidad, el 25, para solucionar el caso sino pasará a otras manos.

Así, conciliando relación conyugal con su marido Mikel, ejerciendo de madre de sus hijos Ander y Gorka y de hija de su anciana madre, sin olvidar hermana y cuñado, va avanzando en el caso con igual lentitud y desesperación, por culpa de las pequeñas mentiras que le van contando, que se circula en coche por las calles de una ciudad atestada de gente ultimando compras para regalos y para comidas y cenas.

Pequeñas mentiras que va descubriendo en los distintos interrogatorios que realiza y que le obligan a recorrer el mismo camino una y otra vez y avanzar muy poco a poco.

Laurá Balagué incorpora a la
inspectora Arregui al elenco
policial del género
Laura Balagué ha escrito una novela policiaca de corte clásico porque en la lectura se van descubriendo las pistas al mismo tiempo que lo hace la policía. Y de trama sencilla, que no hay que confundir con simple, por el modo tan cotidianamente normal en que se desarrollan los acontecimientos tanto familiares como policiales y muy natural por el modo tan racional como se lleva a cabo la investigación policíaca.

Presenta una redacción limpia, bien construida gramaticalmente, con suficientes ironías que demuestran inteligencia y cultura, tanto de la autora como de la protagonista. Párrafos cortos y mucho diálogo hacen que la lectura sea muy fácil y agradable a la que ayuda un ritmo sostenido que no decae en ningún momento.

Ha huido de los estereotipos que están tan de moda para ofrecer una obra con gran encanto localista; con un personaje central muy humano con sus dudas, berrinches, frustraciones, ilusiones y satisfacciones sin recurrir a complejidades psicológicas de manual; con unos secundarios convincentes y con un crimen perfectamente pausible.

La inspectora Carmen Arregui es una madre de familia cariñosa, sensible e inteligente que trabaja en la policía y que tiene la suerte de tener un marido tan comprensivo, capaz y solidario como lo era Joe, el marido de Allison Dubois de la serie de tv Médium. Arregui encarna la normalidad frente a los estereotipos torturados que suelen identificar a los protagonistas de género.

Tal vez el contrasentido más relevante que confiere identidad a la protagonista esté en que se relaja leyendo a Irving ¿quién puede relajarse con esas lecturas? Se me ocurren muchísimas mejores alternativas para relajarse. Incluso leyendo.

Como tiene aspecto de ser el inicio de una serie nos alegra saber que nos esperan horas placenteras siguiendo sus cuitas familiares y sus casos policiales deseando que el personaje se vaya soltando y tome más cuerpo y la trama más compromiso. Arregui se ha ganado a pulso formar parte del elenco policial del género.

Pueden leer aquí el primer capítulo. Pero no se sorprendan si luego tienen que ir corriendo a comprarla. Aunque si les da pereza salir siempre pueden encargarla por internet. Y leánlo escuchando la banda sonora de la novela. Ya sabrán porqué.

Mendian gora interpretada por  Imanol Larzabal


domingo, 6 de noviembre de 2016

Houdini & Doyle

Houdini & Doyle una serie que combina
lo sobrenatural con la lógica de la física
y la observación detectivesca.
Harry Houdini (interpretado por Michael Weston), americano de origen húngaro, es un soltero enfant terrible que vive de números de ilusionismo y escapismo que encandilan al público mientras les pone el corazón en un puño. Sus estudios y conocimientos de la magia de escenario le convierten en un escéptico sobre todo lo que desafíe la física y persigue con saña a los médiums y charlatanes que se aprovechan de la buena fe de las gentes para robarles o llevarlos a tomar decisiones contraproducentes.

Arthur Conan Doyle (Stephen Mangan), escocés residente en Londres, es un médico casado y padre de una pareja preadolescente, que está cosechando cierta fama por unas novelas en las que narra las investigaciones de un peculiar investigador privado llamado Sherlock Holmes. Cree en el espiritismo, las hadas y en el más allá y por ello ve en los fenómenos paranormales la manifestación de una realidad paralela a la que además, se aferra por razones personales.

Constable Adelaide Stratton (Rebecca Liddiard) es la primera mujer policía de Scotland Yard y a pesar de sus indudables aptitudes para la investigación, sus dotes de observación y su autonomía en la defensa personal, vive su profesión relegada en el sótano de las dependencias policiales encargándose del archivo y sufriendo la ignorancia, cuando no desprecio, de los mandos que la toleran pero no la soportan. Es feminista y no cree más que en las pruebas sin prejuicio alguno.

Constable Adelaide Stratton la primera mujer policía de Scotland Yard
Espíritismo, reencarnaciones, milagros, fantasmas, premoniciones, extraterrestres, posesiones infernales, vampirismo (con la agradable presencia de Bram Stoker), poltergeist y el poder mortal del maligno son los argumentos, por este orden, de los 10 capítulos que componen la serie que el atípico trío de protagonistas mencionado se encargará de investigar formando equipo en el Londres de 1901, con escapada a Estados Unidos y Canadá.

La serie está muy bien ambientada y resulta correcta en la interpretación, los argumentos bien elegidos y trufados de sucesos, aparentemente, inexplicables por, aparentemente, paranormales, están diseñados a juego de las filias y fobias de cada miembro del equipo para que a lo largo de la trama cada uno pueda desarrollar sus aptitudes a pesar de los encontrados y manifiestos puntos de vista. Como subtrama líneal cada uno sufre, en su vida personal, un trágico suceso que confiere el contrapunto dramático al tono de comedia ligera que, lamentablemente, impregna la serie.

Doyle & Houdini amigos en la ficción y en la realidad
Y a pesar de que cada pieza aislada podría hacer presumir un mejor conjunto, algo no se ha hecho bien ya que en lugar de aprovechar el rico potencial que suponen las jugosas ideas argumentales y las tres personalidades reales (aunque la agente femenina no lo fuera hasta 1915 y tuviera otro nombre) con una vida rica en vivencias y anécdotas se cae en una suerte de rivalidad casi infantil que no solo no consigue generar química sino que tiende a la ñoñería al limitarse a extraer de los protagonistas solo su parte más superficial con lo que resultan unos perfiles tremendamente unidimensionales.

Y la culpa hay que repartirla entre todos: poco acierto en las tramas, ligeras respecto de la potencia de los argumentos; en los actores elegidos, buenos en su papel, aunque sin opción al lucimiento ni a hacerse mejores sinérgicamente; en el exceso de directores: hasta 5 distintos para 10 episodios y el exceso de guionistas: 7 acreditados. 

El punto de partida de la serie resulta goloso, unos protagonistas, Houdini, Holmes y Stratton, enormemente atractivos y con solo unos pequeños retoques y unas pequeñas correcciones resultaría brillante pero sea por el motivo que sea la productora ha decidido no hacer el esfuerzo de mejorarla y ha preferido proceder a su cancelación por lo que no habrá segunda temporada. Una lástima.

Este post se podrá leer también en el blog de magia Magicatessen con la intención de aunar géneros y favorecer la difusión del arte y la cultura.

miércoles, 2 de noviembre de 2016

La sang es més dolça que la mel de Josep Torrent


El texto en castellano a continuación del catalán


Un recorrido histórico,
artístico y criminal
La sang es més dolça que la mel es una novel·la negra empordanesa i no només perquè es en la comarca on passa l’acció sinó també perquè la novel·la te el blau del seu cel, la lluentor de la seva llum i la temperatura que marca el seu vent i que tothom que hi ha estat sap que son diferents als d’altres indrets.

L’Empordà com a filosofia de vida, transcendint la demarcació geogràfica, pren cos en els personatges, molt ben aconseguits, que es mouen per la novel·la desenvolupant una trama que es va lligant de mica en mica i que va conformant un quadre molt complert com d’en Salvador Dalí, d’aquelles obres embromades on de prop intueixes un sentit però es quan t’allunyes que tens la visió que el pintor et reservava per donar-te una sorpresa.

I això es la novel·la La sang es més dolça que la mel, un recorregut per una investigació criminal que sorprèn a cada nou descobriment, un recorregut geogràfic pels indrets on hi ha l’empremta del pintor i un recorregut històric i artístic de la seva admirada obra.

La novel·la te paisatge i sobre tot te nivell cultural (es culte que no pedant) i dona realisme a l’argument ja que fa palès que la novel·la, com la vida. està composta de diversos aspectes i que la novel·la negra no ha de ser només sòrdida i urbana.

I ja que hi som, més que una novel·la negra es policíaca, de les que se’n diuen de procediment ja que tota la trama està dinamitzada per les reunions, investigacions i resultats de l’equip policial que te al seu càrrec el cas del guàrdia jurat mort a les portes del Museu Dalí de Figueres mentre feia el seu torn de vigilància.

El autor Josep Torrent
L’autor JosepTorrent fa una concessió cap al lector i es atorgar-li un pic més d’informació què el que coneix en Damià Surrell, caporal al cap de la investigació, i el seu equip i aquest privilegi determina que la lectura permeti comprovar que fàcil es caure en el parany d’embolicar fets i teories i com a tot se li pot donar sentit i explicació que encaixi tot i que es vagi ben errat.

Es una novel·la fàcil i amable pel que fa a l’argument àdhuc força interessant en la trama i en com descriu el dia a dia d’una investigació; fins i tot el final te poc de ficció i resulta una mica deslluït en aquest aspecte però probablement sigui el peatge que cal assumir per ser més proper a la realitat que no pas ens pensem.

Novel·la encertada guanyadora del primer Premi Memorial Agustí Vehí (encara hi ha temps per presentar-se a la 4a edició) i que aquest a ben segur hagués aplaudit.

De l’Agustí Vehí aquest blog ha ressenyat Quan la nit mata el dia



Post en  castellano


La sang es més dolça que la mel (La sangre es más dulce que la miel) es una novela negra empordanesa y no solo porque sea en la comarca donde se desarrolla la acción sino además porqué tiene el azul de su cielo, el brillo de su luz y la temperatura que marca su viento y que quien la conoce sabe que son distintos a las de otros lugares.

L’Empordà como filosofía de vida, más allá de una demarcación geográfica, se encarna en unos personajes, muy bien escogidos, que se mueven por la novela al compás de una trama que va entretejiéndose poco a poco y que acaba tomando forma en un cuadro muy completo como de Salvador Dalí, una de esas obras trampantojo en las que de cerca se identifica una intención pero es al alejarse que se tiene la visión que el pintor se reservaba para dar la sorpresa.

Y esto es la novela La sang es més dolça que la mel, un recorrido por una investigación criminal que sorprende a cada nuevo descubrimiento, un recorrido geográfico por los lugares donde dejara huella el pintor y un recorrido histórico y artístico de su admirada obra.

La novela tiene paisaje y sobre todo tiene nivel cultural (es culta que no pedante) lo que proporciona realismo al argumento ya que evidencia que la novela, como la vida, está compuesta de múltiples aspectos y que en la novela negra no ha de predominar la sordidez urbana.

Y ya que estamos en eso, concretar que más que una novela negra estamos ante una novela policíaca de esas que se catalogan como procedurales o procedimentales ya que toda la trama está dinamizada a partir de las reuniones, investigaciones y resultados del equipo policial que tiene a su cargo el caso del guardia jurado muerto a las puertas del Museo Dalí de Figueres en su turno de vigilancia.

La mel es més dolça que la sang obra de Salvador Dalí

El autor Josep Torrent otorga una pequeña ventaja al lector al facilitarle más información que la que dispone Damià Surrell, cabo al frente de la investigación, y su equipo y este privilegio determina que la lectura permita comprobar lo fácil que es caer en las trampas mentales que se apresuran en dar sentido y explicación a hechos y teorías aunque sean totalmente erróneas.

Es una novela fácil y amable en lo que a argumento se refiere y muy interesante en la trama y en como induce a participar en el día a día de una investigación; tanto realismo alcanza hasta el mismo final que tiene poco de ficción y parecería como deslucido por ese motivo.

Novela digna ganadora del primer Premio Memorial Agustí Vehí (aún están a tiempo de presentarse a su 4ª edición) y que seguro que él hubiera aplaudido.

De Agustí Vehí en este blog se ha reseñado Quan la nit mata el dia




domingo, 30 de octubre de 2016

Presas fáciles de Miguelanxo Prado

El corrupto, el depredador, la hiena,
siempre busca presas fáciles.
Cuando la crisis, si, esa crisis provocada por la ambición desmesurada de algunos, deja de cobrarse bienes y pasa a cobrarse vidas es que la situación es terriblemente desesperada. Y ahí está la Trilogía de la Crisis (Con el agua al cuello (2011), Liquidación final (2012) y Pan, Educación y Libertad (2013) de Petros Márkaris para recordarlo.

Mientras tanto aquí, érase una vez un país imaginario donde gobernaban  militares golpistas que cedieron su poder por ordeno y mando, menos mal que la obediencia es en ellos una virtud, a los políticos que empezaron a endeudarse hasta el punto de que ponían la cara pero quienes en realidad gobernaban eran los empresarios asociados con la banca, el dinero es el mejor aliado del poder cuando no lo sustituye y ya si eso llegaron los corruptos, que es un híbrido entre la clase política y la clase empresarial y bancaria, que es la hidra que sobrevive y que hoy por hoy gobierna de verdad en ese país imaginario.

Lo que tiene la corrupción es que los que se enriquecen lo hacen a costa de empobrecer a otros ya sea directamente, comiéndose sus ahorros, o indirectamente mermando la cantidad y la calidad de los servicios públicos a los que tienen derecho los ciudadanos (y que a ellos, los corruptos, les trae al pairo ya que solo usan servicios privados): sanidad, enseñanza, transportes, condiciones laborales…

El corrupto, el depredador, la hiena, siempre busca Presas fáciles.

Algunos de los afectados en negativo se hunden en su desesperación. El suicidio aparece como una alternativa al descredito (irónica esta palabra que encaja a la perfección con la situación económica y bancaria), a la ruina, al desahucio. El suicidio por impotencia. Mientras los ricos enjuagan sus lágrimas, de risa por salir bien parados, con billetes de cincuenta euros porque es lo más pequeño que llevan encima.

Pero la crisis también se cobra otras vidas y estas no son suicidio sino asesinato, que es la otra forma que tienen los desahuciados de ver la desesperación: que paguen los que la provocaron; que no se vayan de rositas.

Y en estas estamos cuando arranca el cómic: unas muertes se suceden con tal rapidez que el azar queda rápidamente descartado. Las muertes no parecen ser accidentes y las víctimas parecen seguir un patrón.

Página interior de Presas fáciles
La inspectora Olga Tabares y su equipo policial son los encargados de investigarlas y aunque todos parecen tener clara su finalidad les cuesta ver la relación entre ellas que les permita identificar al culpable.

Miguelanxo Prado ha tomado de la realidad perpetuada en las hemerotecas el pulso de la situación en la calle y en las familias y ha engarzado titulares y episodios sueltos para terminar hilvanando una historia de novela negra que ha dibujado para conseguir un comic noir.

El acabado es a lápiz empleando, pues, negros, grises, blancos ensuciados y blancos por ausencia de grafito. Oscuro y deprimente, el color ha huido, hastiado, de la realidad, como la situación de los muchos que sin quererlo ni saberlo les hicieron firmar ventajosas perspectivas económicas y les han arrebatado el futuro y otros a los que les llenaron la cabeza y el bolsillo de liquidez, en la cabeza para no pensar y en el bolsillo para gastar, sin considerar que la deuda contraída era transgeneracional.

Hay quien recuerda que por unos instantes el bienestar estaba en sus manos, y al cabo de poco, como un puñado de arena de la playa, desaparecía entre sus dedos para dejar solo la humedad de las lágrimas ante una mano vacía tendida al aire.

Mano tendida que nadie estrecha, nadie llena y todos rechazan. Mano que se cierra crispada y amenaza al aire. Mano que golpea. Mano vengadora. Mano justiciera. Justicia poética.

domingo, 23 de octubre de 2016

Aguacero de Luis Roso


Aguacero: ambientación perfecta en un
noir rural de la España.
Aguacero es un intenso y magnífico noir rural donde el barro y la lluvia son tan protagonistas como las personas y supone el brillante debut en novela negra de Luis Roso.

Un debut pasado por agua porque esta no ceja en su empeño de ser protagonista a lo largo de toda la trama, y esta persistencia es tan vivida que cada vez que se levanta la cabeza de la lectura y se ve la placidez de una tarde de sol otoñal parece que se haya vuelto de un viaje intertemporal.

Debut pasado por agua pero para nada aguado, habida cuenta de la calidad que se reconoce en cada línea de escritura donde todo está medido para que ajuste sin apretar.

Estamos en1955: demasiado poco tiempo desde el final oficial de la guerra civil española. Insuficiente como para olvidar, no hablemos ya de perdonar desmanes, afrentas y peores. Había que cuidar muy bien que se decía y a quien por estar en terreno abonado de rencores expectantes de recolectar venganzas.

Aguacero es una novela negra de la España negra que crecía inaugurando pantanos en el No-Do. En una época en la que el Movimiento no dejaba mover a nadie.

Ernesto Trevejo, de treinta y tantos, inspector de la Brigada de Investigación Criminal en Madrid es enviado a dar soporte a la Guardia Civil de Las Angustias, un recóndito lugar de la sierra madrileña elegido como enclave para construir un pantano. Un cuádruple asesinato, dos guardias civiles y el alcalde y su esposa, especialmente truculento conmociona a las altas esferas del gobierno que quieren una pronta solución.

El inspector cuenta con la ayuda logística del joven agente Aparecido, un acierto de personaje, y con él va progresando en una investigación entorpecida por la lluvia y por el hermetismo que suele ser el habitante destacado en las zonas rurales.

Su presencia, una piedra en el zapato, es acogida por el capitán de la guardia civil con fría profesionalidad y sin pizca de entusiasmo y por el resto de la población con expectación y suspicacias: el alcalde, el cura, el juez, el médico, el rojo, la maestra, la prostituta, el hostalero, un noble venido a menos, el encargado de las obras de la presa y su capataz. Estamos claramente ante una novela de protagonistas.

Luis Roso debuta en la
novela negra con Aguacero
Luis Roso parece recrear un episodio de Crónicas de un pueblo, serie de TVE de los ‘70, pero lejos de ofrecer la imagen idílica forzada por la censura, ofrece una imagen real con todas las miserias del régimen, físicas y morales, al descubierto y con una trama que por su probabilidad y posibilidad destila veracidad en todos sus párrafos.

Hay autores que para recrear una época pasada abusan de las descripciones buscando facilitar la comunión del lector con el escenario y solo consiguen que se vea el entramado que se oculta detrás del proscenio; Luis Roso ha escrito sobre esa época como si estuviera en esa época, incluidos el léxico, los chascarrillos y las expresiones habituales que componen brillantes diálogos, por lo que no ha precisado de ningún artificio para lograr que la ambientación sea natural y real y además rural.

El argumento refleja el contexto histórico de un franquismo que, lobo con piel de cordero, quiere hacer creer que la guerra es agua pasada y que ahora lo que importa es que España mire hacia delante y así abrir puertas al mundo, que el aislamiento no lo prescribe ningún médico.

La novela resulta una hábil mezcla de, por un lado, costumbrismo histórico, social y político, que sorprende agradablemente por su realismo y crítica ironía y por el otro de intriga policial que presenta suficientes giros en la investigación como para evitar que esta se cierre antes de tiempo alargándola hasta el final. Un final heterodoxo y valiente, digno del desarrollo de la trama y de un suspense narrativo que lo demandaba a voces.

Luis Roso hace un guiño al lector homenajeando a Lorenzo Silva y a la pareja protagonista de sus novelas: Bevilaqua y Chamorro, al ponerles nombre a dos de los guardia civiles: Ramón Belagua Silva y Víctor Chaparro Lorenzo.

Si no la conocían, ahora ya no tienen excusa y se la recomiendo como agua de mayo, aunque que estemos en otoño.

lunes, 17 de octubre de 2016

Crimen en el paraíso temporada 5

Crimen en el paraíso:
un whodunit británico en el Caribe
Cada vez resulta más difícil sobrevivir a una estancia en Saint Marie (Guadalupe en la realidad) y si no vean los cuarenta capítulos que ya emitido esta serie de Crimen en el paraíso a lo largo de sus cinco temporadas y comprobaran como el ratio de asesinatos por habitante no tiene igual en ningún otro lugar, por suerte para los televidentes.

Los guiones de Crimen en el paraíso por lo que se refieren al acertijo que supone el asesinato, lo más destacado de la serie, son elaboradas narraciones cortas dignas de figurar en cualquier recopilación homenaje a la edad de oro del policial británico de principios del siglo XX.

Los asesinatos a resolver siguen ese patrón que va desde la habitación cerrada al lugar imposible, siempre como un intrigante acertijo que hay que desentrañar y que aun teniendo las claves para hacerlo no siempre resulta fácil pero el inspector Humphrey Gordon lo logra con una mezcla de capacidad analítica e inspiración súbita derivada de cualquier situación tendiente a la jocosidad que hace trivializar la parte policiaca para convertirla en un entretenimiento familiar.

Esa mezcla de novela policiaca británica clásica en ambiente caribeño y el buen humor siempre reinante entre los miembros de la comisaria de Honoré, junto a un inspector cuya indefensión le hace parecer un peluche necesitado de amor y cariño conforma esa serie blanca como la leche de coco. Eso es la serie: una piña colada, sin alcohol, con una sombrillita de color.

Superada la transición que supuso ir descabezando la serie de sus protagonistas principales, esta temporada ha servido para reafirmar los nuevos caracteres y se ha optado por incidir más en el aspecto humorístico en sus relaciones, más ligeras y sin componente dramático y sobre todo en encontrar una solución amorosa para Humphrey Goodman, derivado de los roles asignados a los interpretes, perfiles más planos, que llegaron para sustituir a los ausentes y que no solo no han conseguido que los olvidemos sino que cada vez los echemos más en falta.

Asiduo protagonista desde el inicio
El humor de la serie con Richard Poole era más inteligente que el desarrollado con Humphrey Gordon, las excentricidades de Poole son ahora meteduras de pata d’un Humprey tan patoso que se supone debería provocar risas, todo es más fácil y por tanto más asequible a mayor cantidad y diversidad de público; la presencia de Camille era la de una policía capaz mientras que la de su sustituta Florence es la de una perfecta secretaria; la quimica entre Dwayne (por cierto el único presente en los 40 episodios) y Fidel de compañeros y rivales no se logra entre Dwayne y J.P. más parecida a padre e hijo y por último la siempre interesante presencia de Catherine, madre de Camille, se ha visto reducida a mera comparsa casi sin diálogos desde que se fue su hija.

Lo cierto es que mientras los argumentos, enigmas con diálogos, siguen acaparando la atención, los papeles asignados a los protagonistas han bajado de nivel y en esta temporada son de una banalidad que raya en la tontería.

Hecha esta comparación, por demás necesaria, la serie sigue y ya se prepara
la sexta temporada. Recuerden una serie sin más pretensión que entretener sin trascender en reflexiones morales o denuncias sociales al más puro estilo whodunit.

El tema musical es una versión del reggae ‘You’re wondering Now’ escrita por Coxsone Dodd y que en su momento hicieran famosa The Specials.


You're Wondering Now (Opening Theme - Extended)

Lean aquí las reseñas de las anteriores temporadas:

1ª Temporada (con Richard Poole y Camille Bordey)
2ª Temporada (con Richard Poole y Camille Bordey)
3ª Temporada (con Humphrey Goodman y Camille Bordey)
4ª Temporada (con Humphrey Goodman, Camille Bordey y Florence Cassel)









jueves, 13 de octubre de 2016

El enigma de la calle Arcos de Sauli Lostal

Ante todo precisar que con El enigma de la calle Arcos nos encontramos ante la que está considerada primera gran novela de género policial en Argentina; lo segundo que no está clara su paternidad ya que el nombre de su autor parece ser claramente un seudónimo y lo tercero es saber que se publicó seriada por el diario Crítica a finales de 1932 y como volumen en 1933.

Es curioso como la novela ha acaparado más páginas de opinión y discusión centradas en su paternidad (entre las distintas posibilidades la que tiene más encendido debate es si fue escrita o no por Jorge Luis Borges) que no por su estructura narrativa y su argumento que en eso hay mayor coincidencia entre lectores y crítica en considerarla, incomprensiblemente, mediocre.

Y ni tanto ni tan calvo. En contexto la novela presenta los mismos tics para lo bueno que para lo malo que muchas otras obras europeas de su mismo estilo folletinesco de aquella época y no se debe juzgar con exigencia docta lo que solo es un entretenimiento. Y en eso cumple a la perfección.

El enigma de la calle Arcos lo constituye el descubrimiento del cuerpo muerto de Elsa Avilés, esposa de Juan Carlos Galván, en su habitación cerrada por dentro con un cerrojo y el autor no solo no esconde su pasión por la novela El misterio del cuarto amarillo de Gaston Leroux sino que emulándola (en ambas el protagonismo se lo lleva un periodista) pretende superarla y de ahí que el título conlleve directamente la palabra enigma como la otra llevaba misterio para que nadie se llame a engaño de lo que contiene en su interior.

Remite también, buscando paralelismos cercanos a su contemporaneidad a El doble asesinato de la Rue Morgue de Edgar Allan Poe con Auguste Dupin y a La cinta moteada de Arthur Conan Doyle con Sherlock Holmes.

El joven periodista Horacio Suárez Lerna del diario Ahora ejerce de investigador apasionado buscando colmar la necesidad de saber de todo periodista que se precie y sosteniendo que no ha sido suicidio sino asesinato se lanzará a una carrera detectivesca paralela a la del inspector César Bramajo a quien se le ha asignado el caso.

Una intriga que mantiene en suspense hasta el final y que entremezcla amores, amantes, juego clandestino, fidelidad perruna, rivalidad periodística y lucimiento policial. Que interesa tanto como novela de costumbres sociales y de comportamiento de los medios de comunicación como por el detalle de su investigación policial.

No estamos pues ante una obra que pretenda reconocimiento literario (el hecho de haber sido escrita con seudónimo no parece un intento de aumentar el interés sino que da una idea más encaminada, aunque cueste entender, de querer pasar desapercibida) sino ante un acertijo estructurado en forma de novela.

Sauli Lostal, sea quien sea, ha escrito la novela en ese formato popular de quien tiene una charla coloquial en un café y se refiere a una historia que le sucedió a alguien y que así se la contaron y lo combina con el redactado propio de una entusiasta crónica periodística.

Tan popular es el tono empleado que requiere que cada tanto se vuelva a llenar el vaso mientras el rapsoda va avanzando en el esclarecimiento de los hechos ante una concurrencia con la boca abierta.

¿Dónde estaría hoy la novela policiaca y la novela negra sin estos magníficos y atrevidos folletines?