miércoles, 6 de octubre de 2021

Las viudas o El Caso Gutenberg de Fernando Figueroa Saavedra

Las calles de Rabishpool, sus etnias, sus peculiaridades y sus agentes de policía vuelven a ser escenario de un cúmulo de acciones confusas, aceleradas, desordenadas y usualmente violentas.

Las casas de Rabishpool, en cambio, encierran relaciones sexuales que lejos de canalizarse en acciones convencionales se presentan inusualmente lujuriosas.

Y si en lo primero unos libros podrían tener su culpa en lo segundo es constatable que así es. El contenido de unas novelettes de origen francés sumadas a declaraciones científico-médicas de dudosa veracidad propician acciones de indudable y notorio efecto relajante aunque aún no se haya verificado su proclamado efecto sanador.

Harold Harry Maesnow, el afamado agente de policía, sufrirá en sus propias carnes, incluso en las más íntimas, las consecuencias y efectos tanto de las tropelías cometidas por hordas callejeras como las que le proporciona su amada Molly bajo una supuesta prescripción facultativa.

Y es que Rabishpool está a punto de incendiarse, figuradamente ante la creciente rivalidad de las distintas nacionalidades que lo habitan y que ansían ampliar territorio y eliminar rivales.

Y también materialmente, pues son varios los incendios que sin razón aparente surgen en pomposas llamaradas que encienden aún más ánimos ya bastante caldeados.

Y a todo ese revuelo hay que sumarle unas muertes aparentemente inconexas pero no por ello menos curiosas y de difícil acercamiento policial.

Y la guinda la proporciona una supuesta conspiración política que podría poner en jaque la mismísima cabeza coronada de la nación.

En Las viudas o El Caso Gutenberg hay viudas, o lo parecen, y hay novelas, o lo parecen, salidas de imprentas que deben a Gutenberg su industrialización. Y de cómo interactúan es algo solo al alcance de quienes lean esta novela.

Fernando Figueroa Saavedra retoma los hilos de su primera entrega, manteniendo ese tono culto de escritor capaz de transmitir toda la incultura en el saber y en el hablar de una época de transición como es 1892.

De nuevo no estamos ante una obra solo escrita sino una obra creada, algo que no está al alcance de cualquiera que escriba.

Y en ella vuelve a salpicarnos de la inmundicia, el barro y la insalubridad pisando, y cayendo, en un barrio que parece haber reunido lo peor de cada casa. Un crisol de nacionalidades y razas que lejos de buscar la convivencia se empeñan en potenciar sus diferencias y favorecer las disputas.

Y cuanto más serio es el asunto más ridículas suelen parecer, por contrapunto, las situaciones que se van sucediendo a lo largo del avance del argumento. Algo que se encarga de subrayar el autor con su fina ironía y su dominio del lenguaje.

Ya solo faltaría que los zulúes, esos feroces guerreros defensores de sus tierras y sus gentes, instalados en la mente enferma de recuerdos del inspector Seafield y verbalizados en medio de efluvios etílicos en sus momentos de expansión socializadora, se instalaran en el barrio.

¿Zulúes en Rabishpool? No den ideas al autor.

Pueden empezar por la primera entrega Los pistoleros o el caso Hamster o directamente por esta, pero háganme caso y atrévanse con algo distinto dentro del género policiaco, más folletinesco, propio a su ambientación de época, original y arriesgado.


 

domingo, 3 de octubre de 2021

La trilogía de la culpa por Empar Fernández

La mujer que no bajó del avión, La última llamada y Maldita verdad, conforman la llamada trilogía de la culpa. Tres novelas donde el noir propio del género de novela negra se muestra de color gris asfalto. Asfalto urbano, pisado, agrietado, apedazado y anónimo.

No son lecturas correlativas, no continúan, no hay personajes comunes; son individuales y auto conclusivas pero hay un nexo y es la desesperación por el sentimiento de culpa; de ahí que conformen trilogía: todas absolutamente distintas pero todas hijas de ese sentimiento que carcome por dentro y no deja vivir hacia fuera.

La vida es lo que transcurre entre decisión y decisión. Somos lo que decidimos y si lo que sucede es satisfactorio nos alegramos por la decisión tomada; si por el contrario es ingrato, nos lamentamos y nos culpabilizamos tanto y por tanto tiempo según sea la magnitud y trascendencia de las consecuencias.

El sentimiento de culpa, ancestral y ligado a la religión, a la educación y a las normas sociales, es la respuesta a la creencia de que merecemos ser castigados por algún acto, por acción u omisión, al asumir la responsabilidad de los hechos desafortunados que se hayan derivado.

La culpa actúa minando la vida, suprimiendo los sentimientos de alegría y felicidad por inmerecidos, acentuando la displicencia hacia uno mismo, sembrando dudas perpetuas sobre nuevas acciones, medidas con el miedo a volver a repetir aquellos errores que la instalaron en nuestra mente. Hay quien la mal lleva como puede y hay quien renuncia a luchar.

La vida es una sucesión de ¿y si? Y si no hubiera ido ese día, y si no hubiera dicho aquello y si hubiera hecho lo otro, y si, y si y si… Creemos que el libre albedrio nos hace libres y en cambio estamos secuestrados por él.

Empar Fernández escribe sobre las personas y los hechos, sobre las situaciones y los comportamientos que llevan a los personajes a ser receptáculos pasivos de ese sentimiento de culpa y, en consecuencia, andar por la vida buscando respuestas, aunque nos las haya, para entender lo que tal vez sea incomprensible.

La escritora trasciende los procesos cognitivos de la mente, aun interpretativos, para bucear en los ignotos del alma que carecen de toda explicación racional y que por ese motivo son intratables. No hay médicos del alma. No hay cura para esa enfermedad.


Empar Fernández escribe desde la proximidad. Sus personajes son vecinos de rellano, del barrio, y su cotidianidad sembrada de problemas e ilusiones son los de otros muchos sino de todos. La empatía con los protagonistas se establece de inmediato, sin condiciones, sin recelos.

Describe las situaciones y las relaciones desde el interior; no se limita a ser relatora sino que consigue que el lector experimente y viva lo que describe. Ya sea tomando nota de un pedido y sirviendo mesas en un restaurante italiano, como participante de una concentración para evitar un desahucio, como espectador en un programa de televisión o mojando papel pintado para facilitar su extracción de la pared en la que lleva adherido tanto tiempo que forma parte del armazón estructural.

Transmite tanta veracidad, desplaza la verosimilitud, que la realidad no está ahí fuera sino que está dentro de las páginas de su ficción.

Su proceso de documentación parece no limitarse al estudio sino a algo más profundo, una suerte de interiorización que solo puede provenir de la experiencia personal. El método Stanislavski entendido y aplicado a la perfección.

Las tres novelas empiezan con una muerte consumada y a quienes quedan les importa menos el cómo o acaso el quién, que el porqué. Y por qué no vimos las señales? por qué no estuvimos atentos a los avisos, a la luz roja?... De ahí la culpa: podríamos (deberíamos) haberlo evitado. La vida es lo que transcurre entre decisión errónea y decisión errónea, y el pasado, pisado.

Las muertes por suicidio, si así se acaban confirmando, Sin causa aparente, son el resultado de forzar un avance hasta que no hay suelo bajo los pies ni asidero donde agarrarse.

Razones ocultas que para quien queda en vida entiende pero no comprende y no puede o no quiere aceptar.

Empar Fernández elige la culpa como redención de sus protagonistas; que lo asumen aunque el precio sea renunciar a seguir vivos, a aceptar que van a ser muertos en vida en lo que reste de ella.

En su obra existe la muerte, el delito, hay culpables e investigación policial y resolución y cierre del caso, pero para nada guarda parecido con esa novela negra convencional y tópica, ni de modas pasadas ni presentes. Pero es novela negra que transcurre en vía paralela y busca dejar huella incitando a la reflexión y no solo al entretenimiento. Otra acepción igual de valida. Igual de negra, que no deben dejar pasar. Tienen que leerla para entender.

miércoles, 29 de septiembre de 2021

El asesino del tarot de Victor Ham

Primero es la flor, luego la polinización y el resultado es un fruto chiquitito que se irá haciendo mayor hasta alcanzar, según su variedad, el tamaño y punto de madurez adecuado para ser degustado y saboreado.

El asesino del tarot es una incipiente flor.

Debería dejar la reseña aquí; cualquier cosa a añadir sería no solo redundante sino pernicioso. Pero para quien quiera sacar sus propias conclusiones, diré que El asesino del tarot es una novela que narra un caso de posible asesino en serie ya que deja unas señas de identidad en los cadáveres muy peculiares.

La trama avanza de forma previsible no solo en los sucesivos asesinatos sino en su final y no acaba de profundizar en aquellos aspectos que se supone pretende denunciar como son el machismo y la corrupción. Incluso el comportamiento en la comisaría resulta cuando menos desconcertante por impropio y carente de la rigurosidad que entrañaría.

Pero la obra resulta inmadura. Poco o nada reposada; no ha gozado del privilegio de pasar por unas manos que corrijan, adecúen el tono, normalicen el redactado, pulan las expresiones, supriman las reiteraciones y regulen su tempo.

La revisión de los párrafos fruto del conocimiento personal o extraídos de material de consulta con la finalidad de integrarlos en el contexto narrativo sin que denoten su condición, es algo que también se echa en falta.

No desesperen, por suerte todo es mejorable. Y mientras tanto, hay más lecturas.

domingo, 26 de septiembre de 2021

Hotaru de Martín Sancia Kawamichi

La novela se ubica en uno de los períodos más negros de la historia argentina, encadenando dictaduras viscosas y asesinas, y lo muestra para ser visto a través de las entretelas de unos kimonos japoneses. Lo que la hace más llevadera aunque no evite el escalofrío que antecede a la previsible reacción virulenta de todo autoritarismo.

Y es que en una dictadura el idealismo contrario es un acceso preferente, vip, a la muerte.

Y en una dictadura los crímenes políticos siempre se disfrazan de atracos, robos, asaltos, atentados, violaciones… delitos que aúnan la ciudadanía a apoyar el empleo de la fuerza máxima por parte de las fuerzas del orden en pos de la paz social y en preservación del bien común.

Hotaru parte de una relación amorosa a distancia y la entrelaza con un secuestro político y una causa revolucionaria. A partir de ese momento ya nada podrá deshacer el tejido que tanto puede acabar sirviendo para traje de boda como para mortaja.

Hotaru, aunque no de esa impresión, es una novela negra profunda, subversiva, revolucionaria y metafísica. Como no puede ser de otra manera cuando en un argumento se mezclan dictadura militar, montoneros, geishas, amor, idealismo, abusos sexuales y luciérnagas.

Como se puede ver, en Hotaru se dan cita diversas situaciones y enfoques que si bien pueden parecer incongruentes, por dispares, a primera vista, encierran un todo simbólico y nada caprichoso.

En Hotaru prima la denuncia social a los estragos causados por los regímenes totalitarios y es también una historia de poliamor. Amor heterosexual, amor homosexual y amor incestuoso. Y es que el amor no entiende de etiquetas y aparece cuando menos nadie se lo espera y por él se pierde el norte y lo que sea, incluso la vida.

Como sucede con el idealismo y el exceso de confianza cuando se trata con quien tiene el poder como ideal y desconfía hasta de su sombra. Nunca negocies con quien siempre quiere ganar porqué, de un modo o de otro, vas a perder.

Hotaru trata sobre el miedo y la duda. Sobre el conflicto de quien se es y quien se quiere ser, sobre la perturbadora búsqueda de la identidad.

Martín Sancia Kawamichi nos ofrece un argumento de gran belleza plástica, que tiene en los silencios grandes revelaciones y en las contemplaciones la explicación de los sentimientos que hacen que la trama avance y llegue un momento en que no importe su destino y que lo único importante sea seguir avanzando.

Una novela negra cargada de violencia mostrada a la tenue luz de las luciérnagas; contada de forma reposada a modo oriental, lejos de la verborrea criolla, y con un final en la misma línea: rotundo, definitivo y rápido.

Esta novela fue premiada en el festival BAN! (Buenos Aires Negro) de 2014.

lunes, 20 de septiembre de 2021

Ulls maragda de Marta Alòs

Ulls maragda és una novel·la que de moment no te traducció al castellà. Poques novel·les negres primerenques tenen tanta literatura com aquesta, ni una trama tan ben lligada ni tanta desimboltura alhora de tractar les pautes tradicionals del gènere.

La Mariona Costa, la jove d’ulls maragda, ha estat assassinada a la Universitat de Lleida on fa de becaria. La detenció d’un sospitós sembla posar fi al cas però la seva millor amiga, la Nuria Lamolla, que creu que el detingut no te la suficient empenta com per haver-ho fet, empaita a l’agent Roure perquè segueixi burxant per trobar incongruències i continuar la investigació.

La Nuria es una professora universitària associada que aspirar a millorar la seva condició i en Joan Serradell, el seu gran amic, es un periodista del diari local El Segre al que la cuqueta de la noticia el porta a no conformar-se mai amb respostes generalistes. Ambdós tenen llargues xerrades sobre la seva condició actual i perspectives de futur. Ambdós son ànimes solitàries que cerquen una estabilitat que no sembla estar al seu abast.

En la novel·la hi ha més personatges i més situacions; l’autora fa us de la ciutat per mostrar que una capital de província també te comportaments de poble. On les enraonies tenen tan pes com les veritats, les aparences més credibilitat que la sinceritat i on un retrat pintat a l’oli pot mostrar més i millor que si fos una fotografia.

I tot això aporta els nutrients a la novel·la per fer-la créixer de manera que, mantenint el traç de la novel·la policíaca, pugui desenvolupar subtrames paral·leles per llegir-se com una novel·la costumista on l’entrellat de passions, enveges, odis i egocentrisme retraten uns personatges reflex d’una societat.

Com també hi ha una mostra de la idiosincràsia cultural i en la parla de la comarca del Pallars Sobirà que encara enriqueix més el conjunt. Un conjunt on present i passat viatgen per acabar passejant pels carrers d’una ciutat on la boira pixanera ho desdibuixa tot.

Com deia al començament, Marta Alòs es primerenca en novel·la negra però no en escriure i això no només es nota sinó que s’agraeix. Les pinzellades del funcionament universitari, del món artístic i cultural donen consistència a la trama i la seva manera de relatar, gens afectada, es fresca, molt polida i no embafa.

Us recomano que la llegiu i de ben segur que la gaudireu.

martes, 14 de septiembre de 2021

El futuro que no fue de Daniel Torres

Daniel Torres es ese futuro que aún puede ser. Tuvo un presente que hizo presagiar enormes hazañas que nunca tuvieron lugar; no salió de su zona de confort. Creó un espectacular universo, lo edificó, lo pobló, le puso planetas y estrellas y se refugió en él, demostrando una agorafobia que ha limitado su obra.

Su obra es esplendida, los personajes, su dibujo de línea clara, el color, los argumentos y diálogos, pero al replegarse en sí misma no nos permite averiguar hasta que galaxia hubiéramos podido viajar montados en sus portentosas naves espaciales.

Roco Vargas fue su personaje estrella, un puesto que Rubén Plata nunca llegó a disputarle. Roco Vargas fue un pionero, un insigne con todas sus acepciones y con mayúsculas. Podía haber sido más famoso que Armstrong y convertirse en una suerte de Tintín hispano.

La serie inicial de cuatro álbumes: Tritón, El Misterio de Susurro, Saxxon y La Estrella Lejana, no deja lugar a dudas sobre la calidad y la imaginación de una ingeniería de composición gráfica y ritmo narrativo.

Pero su obra no se quedó ahí sino que los 4 álbumes se convirtieron en un arco argumental de un todo más ambicioso, cuyas continuaciones no han tenido la fuerza del original en la capacidad de sorprender y en el detalle dibujado

El futuro que no fue, su última obra y motivo de esta reseña, no deja de parecer, pese a su innegable pertenencia al olimpo de las obras de cómic nacionales, un déjà vu.

Daniel Torres, con ese magnífico dominio del dibujo, cuenta una historia que aunque es nueva, suena a melodía conocida. El ritmo lo marcan las descripciones, sometiendo el argumento al dibujo cuando debería ser al revés.

Estamos ante un gran comic pero para quienes conocimos los orígenes sabe a poco. Estamos ante un argumento de temática policial que nos acerca a la novela negra americana de la décadas de 1930 a 1950 que transcurre a modo de spin-off de las historias protagonizadas por Roco Vargas.


Estamos ante una temática pulp en toda regla, esa mezcolanza de géneros: ciencia ficción, detectivesco, aventura y romance. Ese formato que remeda revista, periódico, comic, tira diaria y página dominical. Que pudo ser y no fue, como ese futuro que anuncia el título.

Lean este cómic y sumérjanse en ese universo, recorran las calles de Montebahía, interpreten las críticas hacia el consumismo y la manipulación informativa, acompañen a Archi Cuper en una investigación plagada de sorpresas y peligros.

Y cuando acaben, como querrán más, busquen Tritón, la primera entrega de la serie, y devórenla, una y otra y otra vez. Las otras entregas caerán por si solas.

 

domingo, 12 de septiembre de 2021

No me busques / No em busquis de Sara Medina

Por amor se mueve el mundo. Hay amores sin los que no se puede vivir. Por amor se pueden hacer locuras, disparates, necedades y excentricidades tan peligrosas como jugarse la propia vida sin importar nada más que la razón que mueve a ello. Una razón que, llegados a ese punto tan extremo, es total y absolutamente irracional. Pero si es el caso de amor de madre ¿acaso necesita justificación?

Pero el amor tiene razones que la razón no entiende y de eso va esta novela, de amores y desencuentros. De reproches y remordimientos y también de desesperación y angustia y frustración.

Pero como el amor no entiende de colores sino de sentimientos, esta no es una novela rosa sino negra.

Un domestic noir urbano, marginal, arrabalero, totalmente barcelonés con boyas de salvamento en tres puntos marinos, de ahí que sean boyas, que remiten al encuentro con uno mismo, a la búsqueda de la paz interior y a la felicidad.

La felicidad ¿no es acaso lo que busca incesantemente el ser humano?

A Silvia, una ejecutiva de clase alta, luchadora de la vida que no ha dudado en tomar drásticas decisiones desde muy joven hasta el punto de distanciarse de su familia, se le ha ido su hijo Martí de casa. Martí estaba tratándose de una adicción con una terapia de desintoxicación de medidas extremas.

Hay quien cree que por eso se ha ido; ella opina lo contrario, sabe que tiene que haber algo más. Una razón más poderosa para que le haya mandado un escueto mensaje pidiéndole que no lo busque. Teme una recaída. Teme un secuestro. Teme una muerte.

Consigue el contacto de Moni, una dealer de cocaína, que le puede servir de llave para entrar en ese inframundo que solo conoce de las películas. La zona alta de Barcelona por la que se mueve Silvia nada tiene que ver con la zona baja que domina Moni y peor aún al descubrir que todavía hay un nivel inferior. Si existe el infierno, ese debe ser lo más parecido a él.

Y así ambas con la misma finalidad, encontrar a Martí, aunque por distintos motivos, se moverán por esa Barcelona que creció con las Olimpiadas pero que al hacerse mayor no pudo evitar caer en tentaciones de felicidad efímera proporcionada por mafias de traficantes internacionales instaladas en el imperio del terror sin temor a asesinar.

Un recorrido turístico por la Barcelona canalla. Una visita a una exposición de retratos de personajes marginales antepuesta a otra de gente que nunca tuvo que vérselas con la podredumbre. Y en medio, Martí un joven perdido que, aunque no quiera ser encontrado, desea ser salvado.

Una preciosa y elocuente cubierta, fíjense en el tatuaje, para una novela que al firmarla con nombre de mujer, Sara Medina, es ya una clara muestra de intenciones.

Sara Medina es le nom de plume de la asociación entre Carmen Fernández Villalba y David Cirici.

Un equipo experimentado en el arte de la escritura de guiones y novelas que ha creado una obra pensada para encajar en ese nicho del domestic noir que tan buen resultado está dando en el mayoritario mercado de lectoras, hasta ahora solo satisfecho con novelas traducidas.

Y con No me busques no solo han puesto el pie en el quicio sino que ya están dentro.

Una estructura más propia de guion de serie televisiva, con ritmo ágil, y entremezclando recelos familiares, clases sociales opuestas, mención de lugares conocidos e identificables, ubicaciones cercanas, personajes carismáticos… todos los ingredientes para que sea una obra resultona, fácil de leer y que permita al lector desear que nunca tenga que vivir esa pesadilla.

 

domingo, 5 de septiembre de 2021

Dostoievski en la hierba de Mar Aisa Poderoso

El título ya es un avance de que estamos ante una novela negra ilustrada. Y no me refiero a que contenga ilustraciones en su interior, sino a que es instruida.

Una trama criminal sembrada de cultura e historia y sin embargo sin pizca de afectación; los datos, como apuntes coadyuvantes del avance, se presentan de forma tan natural que si no estuvieran se echarían en falta.

La novela se articula a partir de la familia Cárdenas. Una familia con roles de corte tradicional, muy bien avenida, sin problemas económicos y con un nivel cultural determinante en el devenir de una historia que supone un viaje emocional.

Lucía, la hija mayor, traductora en su propia empresa, participante activa-pasiva de una investigación policial que lleva a cabo el subinspector Diego, su hermano menor.

Está muy bien determinada la participación de Lucia al tener presencia sin caer en la consabida protagonista marisabidilla y la de Javier que evita la imposible infalibilidad.

El cuerpo de una joven asesinada, a quien se ha desfigurado el rostro, cubierto con una máscara, y se ha torturado sádicamente, sorprende a una pequeña capital en sus fiestas patronales.

Diego y su equipo, a las desórdenes del inspector Sáenz, van a ir avanzando en las pesquisas policiales con puntuales aportes culturales de su familia.

El vino, principal habitante de la zona, la música y la literatura clásicas y el arte contemporáneo, maridan perfectamente en ese ensamblaje que la autora ha elaborado para deleite de quien se acerque a su lectura.

O acaso ¿no es deleite beber un buen rioja, oír a Tchaikovski, contemplar a Escher y leer Dostoievski simultáneamente?

Y este acierto no es el único de Mar Aísa Poderoso, la autora, ya que tal vez su mayor logro sea el de conseguir evolucionar las tramas personales de los protagonistas a la par que la trama policial sin que chirríen ninguna de las dos. Como en el aludido Dostoievski, destaca su capacidad para reflejar las contradicciones de la vida y sus complejidades morales.

Y lo hace con personajes normales, enfrentándolos a situaciones extraordinarias demostrando un talento especial para observar y captar los detalles más reveladores de su intimidad, sin emplear postizos en la trama e introduciendo los mínimos tópicos, algo que está bien siempre que se esté dispuesto a quebrarlos.

La novela Dostoievski en la hierba coloca a los personajes, en cantidad superior a lo habitual, otra muestra de valentía, en el epicentro y subordina el argumento a sus personalidades, lo que le permite construir la trama con solidez. Al revés hubiera sido tal vez más trepidante pero menos consistente y rápidamente olvidable.

Nadie diría que estamos ante una ópera prima. Mar Aisa Poderoso escribe con una sencillez coloquial, ilustra de forma amena y simplista (su alumnado no sabe la suerte que tiene) y emplea un discurso natural, ese que no se aprende, para conseguir un ritmo sin fisuras y de irresistible llamada. Y es que se nota que Mar ama escribir y ama lo escribe. 

Una novela policiaca en su justa medida que recomiendo por su lectura complaciente y que indica un futuro prometedor para la serie que con ella empieza y para su autora.

Yo ya estoy a punto de leer la segunda, otro título francamente atractivo y que necesito saber que esconde, ¿Quién ha visto una sirena?

Por cierto, para amantes de Escher, para gozarlo, o para quienes no lo conozcan para acercarse a su sublime arte: en Barcelona, este año 2021, está teniendo lugar una gran exposición de su obra hasta el 26 de septiembre. Una visita más que recomendable. Aquí el enlace a la web https://www.escherbcn.com/


lunes, 23 de agosto de 2021

La instantánea de Andy Diggle y Jock

Vivir las aventuras de un comic en un comic, leyéndolo, puede resultar excitante pero vivirlas fuera de él, en la vida real, puede ser además tan peligroso como mortal.

Jake Dobson, de camino al trabajo como encargado de una tienda de cómics, se acaba de encontrar un móvil en el suelo. No está dañado y parece de los caros así que igual puede aprovecharlo o sacar una pasta por él.

Ya en la tienda y hurgando en su interior descubre unas fotos que muestran un cadáver. Sorprendido y aterrorizado comprueba además que el móvil está vibrando y de forma automática responde a la llamada.

Ya nada volverá a ser como antes y se va a ver envuelto en una trama criminal que a cada paso que da parece complicarse cada vez más.

La instantánea es un thriller criminal de mucha acción, un guion de Andy Diggle que originariamente era para película noir y que acabó, cosas de la vida, adaptado para cómic, y probablemente la primera hubiera sido mejor decisión ya que los giros en la trama responderían mejor representados en animación que en estático.

Un thriller de manual, de acción incesante y ritmo sostenido que toma una deriva difícil de creer, y a la que le falta consistencia, a tenor de su inicio que presentaba unas posibilidades más interesantes para explorar.

Las persecuciones llegan a colapsar por momentos el ritmo y ciertas escenas no siguen el trazado lógico así como el desenlace, a todas luces precipitado e inadecuado por cómo ha evolucionado la trama.

Una trama a la que cada vez le cuesta más el avance y abusa desesperadamente de golpes de efecto como buscando descolocar a cada momento al lector, algo que el celuloide probablemente hubiera aguantado mejor que el papel.

Jock a los lápices y tinta, tal vez el negro en algunas viñetas pese en exceso, realiza trazos esquivos, líneas inclinadas, ángulos muy marcados, para no dejar que ni la vista ni la mente del lector tenga un minuto de reposo y cumple así la función que el guion le demanda. El resultado grafico acaba siendo mejor que el guion.

Pueden entretenerse con su lectura o pueden buscar otras alternativas; seguro que cualquiera de las dos opciones resulta satisfactoria. 

miércoles, 18 de agosto de 2021

La Rapsodia de la Gata Holmes de Jiro Akagawa

Toda disciplina artística requiere entrega, paciencia y canalización de sentimientos. Importantísimos estos últimos ya que sin ellos el arte se limita a ser un producto manufacturado carente de vida.

En el mundo de la música se aprecia en el modo de tañer las notas ya que puede haber precisión y técnica pero sin pasión las interpretaciones llegan a sonar prácticamente igual.

La rivalidad entre artistas es notoria, aireada por los medios de comunicación que se relamen ante noticias que demuestran que incluso los divinos son humanos. Y un concurso para escoger al mejor violinista entre unos pocos finalistas es un foco de atención brillantemente iluminado y si median amenazas de muerte aún más.

Y si el detective Yoshitarō Katayama es el elegido para compartir el aislamiento al que están sometidos los concursantes y asegurar su protección, en especial de Mari Sakurai, es inevitable pensar que un asesinato, como mínimo, va a tener lugar.

La rapsodia de la gata Holmes es una obra compuesta para violines y no escrita para enamorar sino para asesinar.

Asesinato, sexo y torpezas de comedia vodevilesca son las señas de identidad que acompañan al tímido Katayama, al que la visión de la sangre provoca pavor cuando no desmayo ¿hay mejor plan?

Así pues y con acorde de violines empieza esta emocionante nueva entrega, la tercera traducida y la cuarta secuencial, de la serie protagonizada por el detective Katayama y la gata Holmes con la inestimable ayuda de su hermana Harumi y el novio de ésta, y también detective de policía, Ishidzu.

Quienes hayan leído alguna entrega ya conocen el carácter distendido con el que el autor Jiro Akagawa trata sus argumentos y sus personajes y como es capaz de generar intrigantes misterios criminales que atrapan al lector por su sencillez de exposición y sus hilarantes diálogos.

Verdadero ejemplo de whodunit a la japonesa.

Quienes aún no hayan leído ninguna entrega deberían hacerlo ya y empezar por la primera para conocer el origen de los principales personajes:

1. Los Misterios de la Gata Holmes

2. La Mansión de los Gatos

 

domingo, 15 de agosto de 2021

Mare of Easttwon

Mare of Easttwon es una miniserie policiaca de alto contenido dramático donde las pulsiones emocionales sobrepasan al sentido común con consecuencias devastadoras para propios y ajenos.

Una acción individual acaba convirtiéndose en un torbellino incontrolado que no duda en destrozar las vidas de quienes halla a su paso.

Una serie de profundo calado social, donde las miserias humanas de los habitantes de un pueblo de tamaña mediano, del estado americano de Pensilvania, quedan al descubierto como intestinos salidos de su cavidad abdominal, y nada podrá volver a ocupar su sitio como antes.

Una serie de estructura policiaca con casos simultáneos que resolver.

Todos los protagonistas tienen en su debe acciones o pensamientos censurables que esconder y en eso se apoya la trama, en la gran capacidad que tiene el ser humano para moverse entre apariencias y mentir.

Mare Sheehan es la detective, conocida por todos, que lleva a cabo las investigaciones. Mare resiste por tesón y prurito ya que la vida le está dando duro, por todos lados y por donde más duele.

Vive con su madre con la que no se entiende, con su hija adolescente sumida en un momento de confusión amorosa y pendiente de decidir su carrera estudiantil, con su nieto bajo la espada de Damocles de que su madre, en rehabilitación, pida la custodia y se lo lleve, con la incomprensión por el suicidio de su hijo mayor y casi con su ex-marido, a punto de casarse de nuevo, por ser vecino de patio.

Vive con el rechazo de vecinos que creen que no ha hecho suficiente para localizar a una chica desaparecida, hija de una de sus amigas, y ahora tiene el asesinato de una adolescente que solivianta los ánimos ya de por si encendidos.

Siete episodios para desarrollar esos caracteres y para mostrar sus miserias humanas como intestinos al aire. Sin pudor, sin paños calientes, mostrando un absoluto respeto por la madurez de la audiencia.

Por eso es una serie con mucha personalidad, muy en el estilo de las miniseries de la BBC, Happy Valley por ejemplo, donde los personajes son la trama.

Kate Winslet es la actriz motor, esplendida en ese papel de vulnerabilidad ambivalente, que mueve el resto de engranajes. Su papel como Mare es brutalmente sincero y no esconde ni sus inseguridades, ni sus fallos ni sus dudas, como policía y como mujer. Y como madre y abuela y ex y amiga y pareja. Un personaje realista hasta más allá de la realidad.

La serie es un ejemplo de calidad conjunta: imágenes, montaje, interpretación, diálogos, de los mejores oídos en mucho tiempo, y dirección.

No duden a disfrutarla y no se avergüencen si sueltan lágrimas: va con el lote.


lunes, 9 de agosto de 2021

Los crímenes de Saint-Malo de Jean-Luc Bannalec

Cuando las postales dominaban la correspondencia veraniega, los puestos de venta rebosaban de dispensadores giratorios que ofrecían una amplia selección de imágenes a todo color. Para coleccionistas de souvenirs se vendían unos packs que enlazaban a modo de acordeón una selección de ellas que pretendía agrupar los aspectos más relevante: edificios, calles, esculturas, platos de típica gastronomía, vestuario particular...

Si las novelas de la serie del comisario Dupin que transcurren en la Bretaña son de ya de por si postales, la presente, Los crímenes de Saint-Malo, es uno de esos acordeones.

El comisario Dupin se encuentra en un seminario de temática policial en Saint Malo cuando paseando, y comprando quesos en un mercado callejero, se encuentra persiguiendo a quien acaba de cometer un asesinato.

El seminario queda en segundo plano ante la identidad de la víctima y los asistentes se agrupan para participar de la investigación, aunando esfuerzos, tácticas y conocimientos en un reto propuesto por sus superiores para materializar la intención del encuentro que no es otra que buscar la colaboración interdepartamental dentro de la misma región.

Y trabajo van a tener ya que no solo habrá un crimen a investigar como claramente indica el título de la novela: Los crímenes de Saint-Malo.

Dupin, acostumbrado a trabajar a su aire, consigue adaptarse a este nuevo método aunque eche en falta a su equipo que colabora como puede desde la distancia.

La trama criminal es de las más flojitas de las hasta ahora publicadas en la serie, sin embargo en la parte pintoresca y turística tal vez sea probablemente la más completa y estimulante. Especialmente por lo que a gastronomía se refiere: no la lean en ayunas ya que pueden desfallecer.

Las novelas de Dupin son un viaje de placer por esa región francesa que, a tenor de lo leído, rebosa en todo lo que precisa el mejor destino turístico posible: paisajes, playas, rincones, cielos, luz, colores, bebida, especialmente comida, leyendas…

Dupin es todo pasión, aunque su comportamiento poco social no lo sugiera, y su hedonismo ha encontrado en esa esquina noroeste de Francia el lugar donde vivirlo expansivamente.

Una novela de corte policiaco al estilo polar francés donde el costumbrismo tiene casi tanto peso como la trama criminal y que Jean-Luc Bannalec consigue reflejar a la perfección.

Ahora en verano es el momento óptimo para leer esta novela, y a la que el COVID permita los desplazamientos seguros y sosegados, la Bretaña es sin duda uno de los lugares a visitar. Sin prisas, para saborear cada rincón y cada bocado.

Las novelas del comisario Dupin se han ido reseñando en este blog:

El misterio de Pont-Aven

Muerte en las islas

Un crimen bretón

Un cadáver en Port duBélon

Desaparición en Trégastel

El Caso del Castillo de Comper

Asesinato en Concarneau


lunes, 2 de agosto de 2021

Siempre hay alguien a quien matar de Guillermo Orsi

Celia, la hermana de Tamara, avisa a Francisco, quien fuera una circunstancial pero más que especial pareja de Tamara, de que ésta ha muerto. Francisco se desplaza hasta un lugar lejano y recóndito para manifestar su duelo sin saber muy bien si la decisión responde a una necesidad vivencial o a una obligación moral.

Una deuda con ella o consigo mismo. La búsqueda de un reencuentro aunque sea con un cuerpo sin vida.

A su llegada se encuentra una población, con unas cabezas visibles, que parece ser carne de obra de teatro. Y su condición de escritor le hace formular preguntas de las que no solo no obtiene respuestas sino que generan dudas y más preguntas que confunden la trama como si Kafka estuviera moviendo los hilos detrás de la tramoya.

Poco a poco se irá involucrando en un asunto turbio y complejo donde se irán descubriendo aspectos que, ligados a nuevas muertes, van a ir fijando los tablones para que el lector avance pisando firme y no caiga, desorientado, al vacío.

No, no es de esas novelas negras donde todo se da hecho y solo hay que seguir las miguitas de pan. Es negra si, pero absolutamente desquiciante. Muy crítica con el poder, lo ejerza quien lo ejerza, y con sus circunstancias y consecuencias.

Quien se vale de él queda preso en su influencia gravitatoria lo que le impide alejarse. Los favores recibidos son favores debidos. Y el poder devora a sus mandatarios como Saturno a sus hijos.

El autor ha empleado la figura del hombre solo, Francisco, Paco, turista obligacional, extranjero en su tierra y desconocido en el lugar, para vertebrar una historia de desesperanza a nivel nacional donde la corrupción campa como la mala hierba; y de afianzamiento individual, donde el desconcierto aúpa las malas decisiones condicionando el futuro. Aunque como el gato de Schrödinger hasta el final no se sabe si se está con vida o no.

La obra de Guillermo Orsi está impregnada de la historia reciente de esa Argentina que siempre asemeja ser un barco a la deriva y a cada envite con la tormenta pierde parte de su carcasa pero mantiene intacta su fe en superar el siguiente y acabar navegando en aguas tranquilas y con destino bien trazado.

Por eso en Siempre hay alguien en quien matar se palpa, en cada párrafo, esa sensación de angustiosa desesperanza pero sin llegar a lanzar la toalla, luchando mientras queden fuerzas. Se perderá por puntos pero no por KO, aunque sea cabeza de turco.

lunes, 26 de julio de 2021

Sangre turbia de Robert Galbraith

A estas alturas de realidad todo el mundo sabe que bajo el seudónimo de Robert Galbraith, escritor de novela policíaca, se encarna J. K. Rowling, la creadora del universo Harry Potter.

Pero todavía hay quien no quiere reconocer, y es que la envida es muy mala consejera, que estamos ante una gran escritora capaz de lidiar con dos géneros bien distintos y triunfar en igual medida.

Sangre turbia es la quinta entrega de la serie policiaca protagonizada por la sociedad formada por Cormoran Strike y Robin Ellacott.

Quienes siguieran la saga de Harry Potter coincidirán en que cada entrega superaba en páginas la anterior. Esta de Cormoran Strike totaliza más de mil, lo que la convierte sin duda en la novela del verano e implícitamente en un casi definitivo guion para su adaptación a serie.

En Cornwall empieza todo, para un argumento que tiene de todo, a Cormoran Strike un caso le sale al paso en plena calle encarnado en dos mujeres. Un caso que sucedió 40 años atrás y cuyo desenlace aún se desconoce. La doctora Margot Bamborough salió de trabajar para encontrarse con su mejor amiga en un pub, y no solo no llegó a la cita sino que nunca más se supo nada de ella.

Ahora su hija contrata a Cormoran para que aporte luz a esa desaparición. Para Cormoran el caso es más que un ingreso en cuenta, es un misterio y eso es algo a lo que no puede resistirse, aunque sabe que el tiempo transcurrido es una losa de gran peso que va a ser muy difícil levantar y también que actuar contrarreloj, el contrato es por un año, no es un estímulo sino una enorme presión.

La situación en la agencia es boyante pero en la vida personal, tanto Cormoran como Robin tienen bastantes problemas por lo que el caso, de difícil enfoque, no va a ayudar en mejorar su estado de ánimo, más bien al contrario y a complicar su existencia con más adversidades de las que ya padecen, lo que paradójicamente va a fortalecer su amistad al trabar mayor conocimiento el uno de la otra y viceversa.  

J. K. Rowling es una escritora concienzuda hasta el mínimo detalle capaz de crear un universo entero donde ubicar sus personajes y desarrollar sus relaciones y mostrar el trabajo desde el interior de la agencia de investigación que trabaja simultáneamente en diversos casos, además del Bamborough, bautizados imaginativamente: Déjà Vu, Danzarín, Postalitas y el Perla, repartiéndoselos como buenamente pueden y con más horas extra de las que una saludable higiene mental puede soportar.

Ir describiendo el avance en cada caso, las rutinas y protocolos de la agencia, las relaciones entre los investigadores, sus vidas fuera de la oficina y a su vez las vidas de las personas investigadas resulta de una densidad próxima a la de una enciclopedia, pero la habilidad de Galbraith para narrarlo hace que se convierta en algo asequible y deseable.

La autora presenta un escenario a modo de libro pop up en el que los despliegues parece no tener fin i gestiona el tiempo narrativo de cada caso para ir mostrando los nuevos elementos de forma que el lector pueda asimilar sin problema la nueva información e integrarla en el mapa mental que ha ido construyendo para identificar en todo momento quien es quien.

Su estilo, claramente distanciado de la novela negra y claramente emparentado al de la policiaca clásica, al estilo inglés, no sorprende al lector con giros inesperados sino que lo consigue con sucesivas nuevas dosis de información que resuelven preguntas y generan otras; las sumas de misterio más misterio van aupando la tensión y cuando se mira abajo solo se ven nubes de lo peligrosamente alto que aquella ha subido.

Es probable que con menos páginas la lectura habría mejorado la experiencia lectora pero también es cierto que no sobran y que estamos ante una escritora que ha creado su propio estilo y quien a él se acerca ya sabe dónde se mete.

No es la mejor de la serie, aunque tal vez sea la más personal i la más neovictoriana, pero a estas alturas sus lectores ya estamos rendidos a su estilo y quien se acerque por primera vez no solo no saldrá defraudado sino que pedirá más.

 

miércoles, 21 de julio de 2021

Esclavos del deseo de Donna Leon

Leer a Donna Leon permite volver una y otra vez a Venecia; esa Venecia inalterable que siempre es igual y nunca es la misma. La que mira desde su inmovilidad, y la solemnidad que conforma su edad, a transeúntes locales y turistas siempre en movimiento efímero.

Donna Leon solo necesita dar cuerda a Brunetti, su comisario, y él solo lo hace todo. Los argumentos se mueven bebiendo del noir costumbrista y la denuncia social más exacerbada. Aquí se nota la militancia en la defensa de los derechos humanos y en la salvación del planeta que la autora practica y canaliza, nunca mejor dicho tratándose de Venecia, en las reflexiones de Brunetti y en las conversaciones familiares que este mantiene en la mesa con su esposa y sus hijos.

Brunetti y su familia son nuestra familia. Con ellos andamos, tomamos vaporetti, comemos y debatimps sobre temas diversos y con distintos puntos de vista. Hay enfados pero menos que visitas del fenómeno de l’acqua alta cada vez más proclive a aparecer por culpa de factores climáticos, esos contra los que lucha la autora.

Esta obra, la número 30 del comisario Guido Brunetti, tiene un inicio y desarrollo atípico en el marco habitual de la novela negra y policiaca actual, pero acorde a la búsqueda incesante de nuevas fórmulas que no aburran a un público fiel y atrapen a recién llegados a las que siempre ha sido proclive la autora.

No hay asesinato que investigar, aparentemente solo una posible agresión o un accidente de dos chicas jóvenes que han sido encontradas, con heridas, en las cercanías del hospital, lo que desencadena una trama de avance parsimonioso con mucho trabajo de campo para ir hilvanando pequeños detalles.

La paciencia de Guido Brunetti y el acertado contrapunto de las y los colegas con quien investiga llevan el caso a buen puerto, y de nuevo, disculpen el chascarrillo, nunca mejor dicho cuando entra en juego la Laguna.

Y es que la trama tiene en el agua de sus canales, de la Laguna y la Giudecca donde fluir y la investigación policial con la ayuda de la Guardia Costiera hace el resto incidiendo en un tema que va más allá del delito y que la autora ya denunciara en una novela bastante anterior, Muerte y Juicio, de la serie.

La prosa siempre elegante, como Donna, como Venecia, resalta el placer de la lectura y propicia que el lector disfrute desde la primera página. Los casos criminales del inspector Brunetti permiten conocer esa Venecia que, despojada de la máscara del carnaval perpetuo al que parece asociarse, solo resulta accesible a sus habitantes.

En esta ocasión además se permite una interesante disputa nacionalista con un dueto napolitano que confunde notablemente a un veneciano. Una agradable nota de humor del que nunca, afortunadamente, es exenta la autora.

Poco que añadir a la obra de esta autora consagrada, quien se diera a conocer, pronto hará 30 años, con su primera obra Muerte en La Fenice. Una carrera literaria que empezó como una broma y que se ha vuelto muy seria.

Este verano dense un paseo por Venecia, aunque sea con la imaginación, y léanla. Esclavos del deseo, una novela negra que se puede acompañar con qualquier vino italiano, aunque no coincida con los gustos de Brunetti.

Donna Leon es de las autoras de novela negra y policiaca que come en el comedor principal y siempre es un placer poder sentarse a su mesa a través de sus novelas. Y estamos de suerte ya la número 31 de esta serie está al caer.

domingo, 18 de julio de 2021

Las sombras del sótano de Tania Santana Ventura

Se suele escuchar que el cielo está arriba y que el infierno está bajo tierra; tal vez por eso los sótanos suscitan temor. Son el escenario ideal donde realizar actos deleznables u ocultar secretos inconfesables.

Lo sorprendente es que una hermosa y apacible casa puede contener un ominoso sótano; de igual modo que una persona omnívora puede llevar el calificativo al extremo e incluir carne humana en su dieta. Por fuera nadie lo diría. Por dentro muchos esconden un sótano.

En Inglaterra y en tiempo presente, los Baker, Robert y Gillian, matrimonio, y sus hijos Eliza y Luke se dirigen hasta Castle Combe, uno de esos pueblos que parecen salidos de un cuento, para pasar las vacaciones de Navidad.

Los adultos pretenden una ansiada desconexión de las rutinas que mejore su deteriorada relación mientras que sus hijos, desplazados a regañadientes, se entretienen observando pájaros, Eliza, y jugando, Luke, hasta que unos sucesos luctuosos van a voltear la vida del pueblo y la de los recién llegados, generando un desasosiego que parece no tener fin.

La novela parte de lo cotidiano, lo familiar, lo conocido, para ir elevando el tono y pasar de la luz a la oscuridad hasta conseguir un clímax final sorprendente, inesperado y más ominoso si cabe que todo lo narrado con anterioridad.

La autora, Tania Santana Ventura, conocedora de que el verdadero terror no se viste de monstruo sino que pasa desapercibido, desarrolla, en esta novela negra, unos personajes que cuando acaba el relato no son, no pueden ser, los mismos que empezaron.

Para ello trabaja a fondo su aspecto psicológico de modo que nos permita conocer que uno no es como nace sino como se hace. El avance en la trama va mostrando como son en realidad y no como aparentan ser y lo consigue empleando dos voces, en primera persona, una narrativa y la otra epistolar, para que alternativamente tomen el control del relato.

Emplear la voz de Eliza como narradora permite un tono de lenguaje juvenil y coloquial, muy creíble, sin complejidades lingüísticas ni frases rebuscadas lo que se traduce en una lectura ligera pasa páginas.

El ritmo está acompasado para avanzar presentando hechos sin dar pistas de lo que está por venir, lo que permite gozar de la incertidumbre que debe ofrecer toda novela de suspense que se precie.

Tania Santana está iniciando un camino que tiene mucho recorrido y amplio horizonte.

Pongan un sótano en su vida si quieren vivir sus inclinaciones noir en plenitud; y mientras no lo tengan lean esta novela que les acercará a vivir esa sensación. Y si cenan filete, que sea poco hecho, pasado sería un crimen.

domingo, 11 de julio de 2021

Miradas de humo: la detective, de Pilar González Álvarez

Julia Soler es una detective privada que logra ser aceptada como colaboradora de la policía para investigar la muerte de una querida amiga, una pintora con proyección.

Su cuerpo ha sido hallado en la zona ajardinada del Museo del Prado en un estado lamentable. Si todo lo que muestra fue realizado pre-mortem, el sufrimiento debió ser atroz. Una creación artística del tenebrismo para el Museo oportuno.

Diego Jiménez, el inspector encargado del caso, no ve con entusiasmo la participación de alguien de fuera, pero debe acatar órdenes aunque no pueda evitar mostrar a cada momento su disconformidad.

Sin dar tiempo a respiro, sin casi organizar las pesquisas, la aparición de un segundo cadáver sume a los investigadores en el desconcierto y marca el inicio de una carrera contrarreloj por si hubiere otros.

El resultado es un thriller noir que bebe de obras de arte y elementos históricos, para forjar una conspiración criminal con sectas y órdenes religiosas en una trama en la que intercala elementos sobrenaturales que desconciertan a protagonistas y a lectores

Como toda obra primeriza de género, los diálogos suenan como una obra de teatro poco ensayada; y la investigación emboca sospechosamente a la primera lo que reduce desafortunadamente la complejidad de la trama, que agradecería giros inesperados y más tensión.

Nada que no se pueda conseguir y a Pilar González Álvarez, que ha osado salir de su zona de confort para adentrarse en el relato criminal, aún alejado de la esencia de la novela negra o policiaca y más cercano al de misterio, se le agradece su aportación al género.

La novela ha sido finalista del Premio Ateneo de Sevilla 2019