La Noche de Fin de Año se ha vestido siempre como si de una distinta se tratara; dándole un significado hinchado de importancia y trascendencia.
Es la necesidad que tiene el ser humano de querer ser
dominador del azar, de creer que puede gobernar el ingobernable destino. De
creer que se puede llegar a controlar las fuerzas y que el año que viene será
seguro, seguro, mejor que el anterior. Y espera que nadie le quite la ilusión.
La Noche de Fin de Año es noche de fiesta, de excesos, de libertad, de deseos;
es noche de estreno: se estrena un nuevo año.
A lo máximo que se está dispuesto a aceptar a la mañana
siguiente es un ligero dolor de cabeza, fácilmente controlable con un
analgésico. Pero si lo que se sufre es la pérdida de una hija no hay medicamento que lo remedie.
Y de eso va esta novela que sobrecoge el corazón, el órgano
más sensible a los sentimientos, de una hija que va de fiesta de fin de año en
casa de una amiga y no regresa. Y no se sabe su paradero, ni si está viva o
muerta.
Feliz Año Nuevo es un angustioso thriller noir que escoge familias de las de estar por casa para ponerlas en un brete, enfrentándolas a sus medias verdades, que agrieta relaciones de parejas dejando que secretos ocultos se filtren y provoquen que el año nuevo no sea un principio sino un final.
Malin Stehn va relatando a ritmo lento y pausado, centrándose en la psicología de cada personaje, pinchando donde más duele a cada cual, para conseguir que la desdicha y los reproches vayan calando hasta el punto de no retorno. Va complicando la vida de cada protagonista hasta que sus decisiones no responden a la razón sino al instinto de supervivencia.
Lo que evidencia que la amistad y la solidaridad forjada a
lo largo de años puede ser solo una farsa, tal vez bien intencionada, pero que
no resiste un trauma de gran calado.
Una lectura, que de leerla ahora, coincide en fechas. Lo
que da un repelús a la celebración.
Una lectura que incita a preguntarse ¿cuánto sabemos de
nuestras amistades? ¿Cuánto sabemos de nuestra pareja? ¿Cuánto sabemos de nuestras
hijas y nuestros hijos?
Cuando levanten la copa para brindar por un Feliz Año Nuevo miren a los ojos de quienes les rodeen y no se hagan esas preguntas sino quieren tener por única compañía la soledad.